Cine y TV

Todo lo que necesita saber sobre el monstruo de Alien…

El revientapechos. Imagen:  Twentieth Century-Fox.
El revientapechos. Imagen: Twentieth Century-Fox.

porque nunca se sabe tras qué puerta puede esconderse. Pero conocer los usos y costumbres, los hábitos alimenticios, ritos de apareamiento y en definitiva la interacción con el ecosistema de este incomprendido animalito tiene el problema de qué hacer entonces con Prometheus. Hay series que nunca debieron tener ese capítulo final, grupos musicales que jamás debieron volverse a reunir y sagas cinematográficas que pueden quedar arruinadas por nuevas trilogías o, en este caso, por un pastiche de referencias que pone patas arriba lo que hasta entonces era un universo coherente con sus reglas internas.

Si la memoria no nos falla y de acuerdo a este esquema, según esta última película tendríamos una especie alienígena conocida como los Ingenieros, que tras tomarse un bebedizo negro dan lugar a humanos, quienes expuestos de nuevo a dicho líquido se convertirían en zombis, que combinados genéticamente con humanos se transforman en un calamar, el cual al relacionarse con un ingeniero evoluciona finalmente en un alien o xenomorfo. Pues mire, no. Para eso mejor que nos digan que es lo que surgió cuando alguien bañó a un cerdo vietnamita en una pila de agua bendita y mientras cometía el sacrilegio invocaba el hechizo Riddikulus. U otra explicación sobre su origen más sencilla y efectiva: cuando llegamos ya estaban allí. A Homer Simpson le vale y a nosotros también. E incluso cabe una más, la menos verosímil pero también la más interesante. Que es una criatura surgida de la mente de un guionista al borde de la indigencia y desarrollada por un genial artista suizo que, como sabemos, hace poco más de un mes desgraciadamente dejó nuestro mundo. En esa nos detendremos.

A comienzos de los años setenta dos estudiantes de la Universidad de California, llamados Dan O’Bannon y John Carpenter, trabaron amistad mientras iban dando forma a la idea de rodar una película de ciencia ficción de muy bajo presupuesto, protagonizada por cuatro astronautas que se enfrentan a un extraterrestre que corretea por su nave. En 1974 el proyecto se hizo realidad bajo el nombre de Dark Star y en ella O’Bannon ejerció de guionista, actor (aquí podemos verlo en una trepidante escena luchando en el hueco de un ascensor contra el aterrador alienígena) e incluso de técnico de efectos especiales. Pero Carpenter no quiso compartir la autoría con él en los títulos de crédito, así que O’Bannon salió de la experiencia muy descontento y con ganas de desquitarse haciendo algo que fuera mucho mejor. Una película con un argumento parecido pero en la que el alienígena no fuera un balón de playa sino algo realmente aterrador.

A continuación participó en La guerra de las galaxias y en una adaptación del libro de ciencia ficción Dune que intentaría llevar a cabo Alejandro Jodorowsky reclutando a los mejores artistas del momento, como Moebius, Dalí y un extraño amigo de este último que retrataba en sus obras unas fascinantes criaturas biomecánicas de tonos verdes y grisáceos. La película finalmente no se realizó, dejando completamente arruinado a O’Bannon, aunque le permitió conocer a H. R. Giger, cuya obra le impactó profundamente y ya no pudo quitársela de la mente. Así que mientras estuvo viviendo en casa de un amigo que le ofreció su sofá para dormir, comenzó a reescribir una antigua idea sobre unos gremlins que se metían en un bombardero B-17 durante la Segunda Guerra Mundial y traían de cabeza a su tripulación. Pero ahora transcurriría en el espacio, se titularía Star Beast y el monstruo protagonista podría ser algo parecido a las criaturas que pintó el artista suizo en su obra Necronomicon.

No obstante, antes de ponerse en contacto con él, O’Bannon consultó a Ron Cobb, un amigo con el que trabajó en Dark Star y La guerra de las galaxias (el diseñador de los marcianos del bar, concretamente) y sus bocetos sobre cómo debía ser la criatura alienígena, al fin y al cabo la auténtica protagonista de la película, digamos que habrían hecho que Alien fuera… algo distinta, como podemos ver aquí o aquí. Así que únicamente le encargaron que fuera el responsable de diseñar la nave espacial Nostromo. También se barajaron otras opciones, que incluían monstruos con aspecto de dinosaurio, de niño deforme, de pulpo y en general lo que se conoce como Bug-eyed monster o BEM, es decir, ese tipo de marcianos de los cómics antiguos y de las películas de serie B de los años cincuenta que lo que provocan no llega a ser exactamente miedo. Pero los años setenta habían sido tomados por una nueva generación de cineastas que por los temas que abordaban y la manera en que lo hacían (Alguien voló sobre el nido del cuco, El expreso de medianoche, El cazador…) querían dirigirse a un público adulto. No adormeciéndolo con agradables fantasías sino dándole dos tortas. La vida ya no era para reír y el cine iba a abrirnos los ojos —y hasta sacárnoslos, si nos descuidábamos— ante un mundo cruel y oscuro. Nuestro marciano debía dar la talla y O’Bannon, que en ningún momento se había olvidado del artista suizo, le mostró al que iba ser el director, Ridley Scott, el Necronomicon de Giger, y más concretamente las láminas Necronom IV  y V , que provocaron el entusiasmo del cineasta. Giger fue contratado de inmediato para diseñar la criatura protagonista, pero también otros elementos, como veremos.

Sonría, por favor. Imagen: Twentieth Century-Fox.
Sonría, por favor. Imagen: Twentieth Century-Fox.

Siguiendo la estela de Tiburón, que en aquel entonces había causado sensación, el xenomorfo aparecería muy poco tiempo en pantalla para causar más desasosiego en el espectador, para que nuestra imaginación ocupase todo aquello que no se nos mostraba. Pero aun así debía contar con algunos primeros planos, qué mejor que un ser con aspecto de lagarto, babeante, con muchos dientes incluso en una lengua-mandíbula retráctil y con un gran hallazgo: carece de ojos. Los ojos humanizan a cualquier criatura, y la dirección a la que se enfoquen nos indica muchos acerca de sus intenciones (según algunos biólogos por eso evolucionó en el ser humano la esclerótica o parte blanca del ojo) y por eso llevar gafas de sol se asocia a menudo a una pose de dureza u hostilidad. El alien no los tiene —puesto que su frente es semitransparente y le proporciona una visión periférica— y eso nos desconcierta y contribuye a darle un aspecto aterrador. Luego está su característico cráneo tan alargado, del que Sigourney Weaver decía que tenía forma de pene gigante, aunque eso quizá sea un indicio de la mente turbia de esta actriz más que de otra cosa. Respecto a su tronco, destacan esas toberas traseras que le dan ese aspecto biomecánico y una larga cola de punta afilada que emplea como arma, aunque el conjunto del cuerpo con sus brazos y piernas tal vez sea aún demasiado antropomórfico. Al menos en la primera película de la saga. Se nota que había una persona dentro, aunque fuera una un tanto peculiar. Concretamente un estudiante nigeriano de 2,10 metros de estatura.

Su piel es definida como un «exoesqueleto de polisacárido mutado de silicón polarizado», que no sabemos qué cojones significa pero hay que reconocer que queda muy bien, dan ganas de estudiar una carrera de ciencias solo para poder decir esas palabras raras con rostro muy serio. Respecto a su sangre, se trata de otra de las características más originales y genuinas del xenomorfo, pues está compuesta por un «ácido molecular» extraordinariamente corrosivo que dificulta mucho la tarea de enfrentarse a él. En Alien 3 veremos además que es capaz de escupirlo sobre sus presas. Respecto a sus rasgos psíquicos, es destacable su aguda inteligencia para valerse de su entorno a la hora de refugiarse o atacar a sus presas, algo que más adelante rescataría Spielberg para hacer más amenazantes a sus velociraptors. Pero el guión también incidió en su carácter despiadado, tanto al mostrarnos cómo va cazando un humano tras otro, como en la sugerente descripción del robot asesor científico Ash: «Aún no habéis comprendido con lo que os enfrentáis. Un perfecto organismo. Su perfección estructural solo es igualada por su hostilidad. Admiro su pureza, es un superviviente al que no afectan la conciencia, los remordimientos, ni las fantasías de moralidad». Toda esta serie de detalles nos muestran a un antagonista extraordinariamente elaborado, muy diferente de todo lo que hasta entonces se había visto en una pantalla.

Pero había otro detalle que dotaba a esta película de una personalidad única. Se trataba de su minuciosa descripción del ciclo vital del monstruo, como si de un documental de animales se tratase. Lo más parecido que se había mostrado en los cines hasta entonces en cuanto a ese detallismo biológico estaba en La invasión de los ladrones de cuerpos. Otra obra maestra del cine de terror y ciencia ficción, que precisamente por enseñarnos ese proceso de crianza y desarrollo de los alienígenas en vainas era capaz de provocar tanto desasosiego. Así parecía una amenaza más real, semejante a cualquiera de esos bichos que vemos habitualmente en el campo. Ya no era solo aterrador, sino también asqueroso. Pasaba a ser algo tan viscosamente orgánico que daba grima. Pues bien, en Alien se iba un paso más allá, al mostrarnos la fecundación, el parto y la transformación en un ser adulto.

El abrazacaras siendo diseccionado. Imagen: Twentieth Century-Fox.
El abrazacaras siendo diseccionado. Imagen: Twentieth Century-Fox.

Así que en primer lugar estaban los huevos, de un significado especial pues el propio cartel de la película lo muestra, eso nos da una idea clara desde el comienzo de quién es el verdadero protagonista del film. Se crearon más de un centenar para la escena de la nave abandonada que contiene el criadero bajo un haz láser (que por cierto, fue prestado por el grupo de rock The Who, que lo usaba para sus conciertos), aunque solo uno estaba realmente completo. Giger inicialmente le puso una abertura superior con aspecto de vagina, aunque finalmente tenía forma de cruz, abriéndose como una flor cuando alguien se aproxima. Respecto a su contenido, según unos estaba compuesto de tripas cocidas de oveja, aunque en otro lugar leemos que contenía doce metros de intestinos de cerdo. De acuerdo al guion lo que guardaba era el llamado «agarracaras», un bicho con aspecto de araña con una larga cola, que utiliza para propulsarse hacia la cara de su víctima, cuya cabeza atrapa entre esos largos dedos con nudillos (que evocan las manos de una vieja bruja) mientras la cola se enrosca alrededor del cuello. Dificulta así su respiración pero sin matarlo, en un coma inducido que permitirá alojar al parásito que introducirá por su boca. El agarracaras también fue un diseño de Giger, que encaja perfectamente en su mundo artístico por lo repulsivo de su aspecto. Aunque, eso sí, debía de estar bastante rico, dado que para la escena de la disección que vemos sobre estas líneas lo rellenaron de ostras, almejas y otros productos de pescadería.

Una vez ha inseminado el parásito, el agarracaras se despega y la víctima podrá hacer vida normal durante un breve periodo de tiempo… o permanecer inmovilizada en una especie de tela de araña. En una de las escenas rodadas en Alien, Dallas, el capitán que se metió en los conductos de aire con un lanzallamas, aparecía posteriormente pegado a una pared agonizante, a la manera en que veríamos posteriormente a varios habitantes de la colonia en Aliens, el regreso. Pero finalmente cuando el parásito ya ha crecido sale al exterior, convirtiéndose así en un «revientapechos». Una criaturita que resulta simpática, hasta que crece, muda de piel y termina convirtiéndose en un xenomorfo adulto. Según el cuerpo en el que se haya criado su aspecto variará levemente, pues se supone que combina su ADN con el de su huésped, de ahí que en Alien 3 tenga un aire canino. Su esperanza de vida según Ridley Scott era de apenas cuatro días, por ello se habría introducido en la nave de evacuación junto a Ripley. Era un retiro donde morir, lo que explicaría ese comportamiento algo apagado y manso de las escenas finales, con lo que él había sido. Aunque quizá cuando el cineasta dijo eso estaba ya pensando en los replicantes de su próxima película y no convenga hacer mucho caso a las interpretaciones que dan los directores de sus obras.

A la vista de todo este ciclo vital la pregunta salta como un muelle. Si los aliens crecen a partir de los rompepechos, estos han sido inseminados por los abrazacaras, que provienen a su vez de grandes huevos ¿quién pone estos últimos? Una cuestión que en la primera película quedó sin responder y que en 1986 la secuela dirigida por James Cameron resolvería de una forma tan espectacular como elegante: hay una gran reina que los pone, por algo tienen cierta apariencia insectoide. Todo encaja con lógica y no hay líquidos negros mágicos que sirvan al guionista para resolver cualquier hilo que se le quede suelto, como si de un ungüento de teletienda se tratase. Así da gusto. Giger se encargó en la primera del diseño del alien, el huevo y el agarracaras como dijimos, pero también de la superficie del planeta, de la nave alienígena abandonada en él y del extraterrestre fosilizado llamado Space Jockey o «El paciente gigante del dentista», así como también de una pirámide que finalmente no apareció. La estética que distingue al film, ese mundo imaginario con sus propias reglas, ya estaba creado. Por ello en la continuación, salvo la aportación original de la gran reina, no fue necesaria la participación de Giger, ante el que Cameron se disculpó en esta carta. Esta secuela evidentemente resultó menos original que la primera, pero lo compensó al convertirse en una trepidante película de acción. Una muy digna sucesora. Porque desde entonces nuestro entrañable alien se ha convertido en toda una franquicia con secuelas, precuelas, spin-offs, videojuegos, cómics, universos expandidos… todo ello con un resultado desigual. Pero bueno, en el peor de los casos siempre es llamativo verlo dando patadas voladoras, como en esta producción de Ghana de hace unos años. Hagan lo que hagan con él siempre seguirá asustando como ninguna otra criatura cinematográfica; servidor la vio de pequeño y pasó una buena temporada con cierto recelo a entrar en una habitación a oscuras, creyendo que podría estar agazapado detrás de cualquier puerta, y me consta que hubo otros muchos casos parecidos. Ni lobos feroces, ni brujas, ni hombres del saco, esto es un miedo como Dios manda.

La reina alien. Imagen: Twentieth Century-Fox.
La reina alien. Imagen: Twentieth Century-Fox.

Bibliografía:

The book of Alien, Paul Scanlon, Michael Gross

Alien: El octavo pasajero, Ian Nathan

El mundo de H. R. Giger, tesis doctoral de Carlos Arenas Orient

Making of Aliens 1986 (documental)

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35 Comentarios

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  2. Tragaldabas

    El bicho este sí que daba miedo de cojones…
    …Pero las braguitas de la Teniente Ripley en el final de la peli… Eso sí que te ponía los pelos de punta… y otras cosas también…

    • Con el corte de digestión de Kane, las braguitas una talla más pequeñas de lo debido de Sigourney son lo más recordado de la peli.

  3. HermanoBraown

    La cabeza de Alien es un falo. Es una idea recurrente en toda la obra de Giger.

  4. Una vez, hace años, lei que el ciclo de vida del alien lo habia pensado Giger.
    Cerca del final, cuando Rypley se está escapando por los pasillos y ve al alien de pie, está particularmente lleno de baba todo el cuerpo, porque en teoria estaba empazando el proceso para crear una crisalida para poder poner huevos. En teoria era un ciclo completo, sin Reina.

    • Buenas, aporto un dato. En la escena eliminada de Alien, el octavo pasajero que se menciona en el artículo se aprecia como Dallas y Brett están mutando en huevos. Por lo que el ciclo que ideó Ridley Scott sería huevo-agarracaras-rompepechos-alien captura a víctima-víctima se transforma en huevo.

      Helo aquí: https://www.youtube.com/watch?v=dS5MtzrW1vU

      • El ciclo que ideó Dan O’Bannon, creador de Alien, tal como explica el artículo.

        ¿Por qué razón en las series la gran estrella es su creador y guionista, con el director como artesano intercambiable, mientras que en el cine se atribuye la autoría al director, y al guionista que le den?

  5. Gran artículo, pero no habría estado de más destacar que el amigo en cuyo sofá durmió O’Bannon era Ron Shusett, coguionista de «Alien»

  6. El artículo es muy bueno, y esta criatura siempre será de lo más fascinante que ha dado el arte, pero me parece que el objetivo del editor era poco más que enfatizar lo mala que era Prometheus

  7. Cristóbal

    Muy buen artículo. Como dice el autor, yo también fui de aquellos que vieron la película de niño; estaba obsesionado con la estética y me fascinaba tanto como me aterrorizaba. Incluso soñaba con ese mundo rocoso, polvoriento y siempre tormentoso.

    Llegué a tener un póster de ‘Alien’, en el que aparecía el xenomorfo destrozando una puerta prácticamente a escala. Pude aguantar una semana con él, porque por la noche entreverlo en la oscuridad fue demasiado.

    Un detalle: en el primer párrafo, cuarta línea, falta una tilde (capitulo –> capítulo). No he podido resistirme, está muy bien escrito.

  8. En las escenas eliminadas de 1979 ya se especulaba con el posible origen de los huevos cuando aparecen Dallas y Brett en el habitáculo aquel pegados a la pared y envueltos en lo que parecen ser capullos con formas sospechosamente parecidas a los huevos.

    http://31.media.tumblr.com/ec5bb25097cdfb85493271d68dee2f2c/tumblr_mi3du0C3LO1rjhsa7o1_400.jpg

    Esto explicaría por qué no mata a ninguno de los dos cuando los captura, al margen de su comportamiento instintivo. Y permitió que James Cameron especulara con su reina alien. Una solución mucho más espectacular, en cualquier caso.

    • pacomotorhead

      En el universo expandido a través de los comics se explico este fenómeno achacándolo a que el alien, cuando se encuentra aislado y no precibe cerca la presencia de una reina, es capaz de segregar una sustancia a la que denominan «jalea real» y que puede usar para convertir a sus victimas en huevos o incluso transformarse en una reina llegado el caso. La verdad es que a mi me gusto la idea, y asi se explicaría la posible incongruencia entre la primera película y la segunda en cuanto al tema del ciclo reproductor del a criaturita.

      • Realmente yo creo que no hubo tanta incongruencia. Al fin y al cabo, el alien actúa instintivamente al nacer y desarrollarse, sin ser realmente consciente de si hay más huevos o no. Él tiene que capturar humanos vivos, porque es su naturaleza. Con las escenas eliminadas la lectura obviamente es otra, pero así son las cosas de las versiones. Como lo de Blade Runner, donde en una versión Deckard es un replicante y en otra no.

        Gracias por el dato, he leído algunos cómics de Alien (bastante buenos, además), pero no conocía ese dato «oficial».

  9. Muy buen artículo, mis felicitaciones.

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  11. De pequeño (hace mucho, mucho, mucho tiempo) vi en una tarde de sábado por televisión «Planeta Sangriento» (Queen of Blood, 1966, Curtis Harrington), aunque estoy casi seguro de que en ese pase la titularon «El Embajador». Cuando, años después, vi «Alien», no me cupo la menor duda de que era un magnífico remake de la primera, y para demostrarlo aquí tenéis la sinopsis: ‘En el año 1990 llega al planeta Tierra una llamada de auxilio de una misión alienígena estrellada en la superficie de Marte. Un científico viaja con su equipo para rescatar a la tripulación de la nave. La única superviviente es una mujer, que con sus ojos luminosos y su aspecto inhumano (que incluye un peinado en forma de huevo), es una vampira espacial que tiene un desaforado apetito de sangre, pulsión propia de su especie que la ha dejado a ella como última representante viva de su planeta. El resto del metraje se ocupa de cómo va chupando la sangre uno a uno a los miembros de la tripulación que la rescató, hasta que uno de los últimos supervivientes (Dennis Hopper en uno de sus primeros papeles) descubre que es hemofílica y con un pequeño corte en la piel consigue acabar con ella. Pero lo mejor llega al final: una vez en la Tierra se revela que antes de morir la vampira ha dejado descendencia, siendo la última imagen un científico sacando del cohete una bandeja repleta de huevos’. Como se ve, casi toda la historia de ‘Alien’, incluso su ordenamiento temporal, están copiados del argumento de la primera, por no hablar del calco iconográfico de la mayoría de sus imágenes. Por ello, me llama mucho la atención que nunca se haya mencionado el filme original, bastante aburridillo y torpe, por cierto, pero no por ello menos digno del crédito que le corresponde.

    • Dani Bonzo

      Tienes el mismo caso con «Terror en el Espacio» de Mario Bava, allá por los sesenta y algo. La historia es casi idéntica (en la base) con «Alien»; Nave que acude a un planeta desconocido siguiendo una señal, encuentran un esqueleto extraterrestre gigante y a la vuelta descubren que han traído un organismo que se aloja en el cuerpo de los tripulantes.

      Y seguro que te pones a buscar y sacas 200 pelis de serie B con la misma premisa porque, siendo sinceros, tampoco es el colmo de la originalidad. Y más aún cuando O’Bannon reconoce abiertamente que ha copiado todas las ideas que ha podido y querido.

      Para mi, si O’Bannon hubiera seguido por su cuenta ahora tendríamos 7 películas de Dark Star a cada cual más friki y absurda comiendo polvo en algún videoclub. Tuvo que ser el trato mucho más serio que quiso darle Ridley y, por supuesto, el trabajo de HR Giger lo que (bajo mi punto de vista, ojo) marco esa diferencia.

      • No, lo que marca la diferencia es un presupuesto de sesenta mil dólares o de sesenta millones de dólares. La historia de «Dark star» era buena, y John Carpenter le puede dar un par de lecciones de dirección a Ridley Scott y a quien le de la gana, por lo menos en cuanto a thrillers de terror se refiere. Pero claro, con cinco mil dólares ruedas «mal gusto» y con trescientos millones «el señor de los anillos».

        • A mi entender la diferencia es el talento (y quizás las ganas de hacerlo bien). ‘Bad Taste’ me gusta muchísimo, ‘The Lord of the Rings’, también, pero ‘The Hobbit’ me parece un truño del copón, así que, aún siendo útil en multitud de ocasiones, no consideraría el presupuesto como vara de medir.

  12. R. Maitland

    No tenéis ninguna posibilidad, pero contáis con mi simpatía.

  13. Que O’Bannon tiene un morro de hipopótamo salta a la vista con la escena del ascensor y el globo cosquillero. Luego va el notas y dice que no le robó la película a nadie «¡sino a todos!», mencionando ‘El enigma de otro mundo’, ‘Planeta prohibido’, y ‘Terror en el espacio’, pero obviando mención alguna de ‘Planeta Sangriento’. Así que he vuelto a ver esta última y me ha quedado clara que no quiera citarla: el guión está fusilado de principio a fin: la señal de auxilio alienígena, una tripulación que acude a la llamada, el encuentro de un piloto muerto en la nave extraterrestre, una tormenta de arena en el rescate, la metódica caza del tripulante, que sea la chica quien mata al monstruo, que éste reciba en los títulos de crédito el nombre de ‘Alien Queen’… Finalmente los huevos palpitantes y la reticencia a deshacerse de ellos que dará para toda la línea argumental del robot cabrón del año 82. Además, ni mi adorado H. R. Giger se libra de influencias: la forma y algunas decoraciones de la nave extraterrestre, más la puerta con aspecto de vagina por la que aparece la embajadora, son sólo algunos de los aspectos icónicos ‘homenajeados’. En fin, mi opinión es que ‘Alien’ es un remake en toda regla de ‘Planeta Sangriento’. Lo que no entiendo es que ni Scott ni O’Bannon, ni nadie de la producción, quiera reconocerlo; la original es una caca y ‘Alien’ les salió perfecta.

  14. Cuánta pedantería desbocada…

    ¡Todo el mundo sabe que el diseño del Alien está inspirado en una puñetera grapadora!

    http://www.ironicsans.com/images/alienstapler.jpg

    • Y mucho paleto satisfecho de sí mismo.

    • Carlos M.

      Es curioso que lo menciones, porque durante la carrera tenía una grapadora que era clavadita a una cabeza de Alien. He disfrutado con el post, como fascinado y aterrorizado fan de la saga. Y coincido en cuanto a Prometheus: una película decepcionante en todos los sentidos, excepto en el apartado visual. Un saludo!

  15. A principios de los 90 leí un cómic (Aliens Platinum) que era una recopilación de historias de diferentes autores sobre el tema que nos ocupa. En una de ellas se explicaba de forma bastante lógica y correcta la vida de los xenomorfos, como si fuese un documental de la vida de las abejas, y lanzaba una pregunta al aire: Como sería su entorno en su planeta de origen para haber evolucionado hasta ser lo que son (extremadamente agresivos y difíciles de matar, sangre acida, extrema adaptabilidad, etc)???

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  18. Alien, un parteaguas en el cine de terror y Sci-Fi. El bicho más horrible, nauseabundo, peligroso, violento y temible de la historia del cine, es que «Alien» en sí, con su apariencia fálica, su horrenda cabeza negra sin ojos, su doble con lengua dentada retráctil, su curioso ciclo de vida (de hecho, uno de los guionistas admitió que este ciclo era una apología de violación homosexual y un violento parto en un hombre) y su altura, sembró el terror de una generación. Una lástima la metida de pata BRUTAL que representó ASESINAR a Hicks y Newt en Alien 3, ya que ambos eran parte de la saga y eran muy queridos por los fanáticos.

    De hecho, el primer guión de Alien 3 incluía el secuestro de Ripley por parte de la compañía Weyland-Yutani, un Hicks y un Bishop desesperados por rescatarla de las garras de dicha corporación y también horrorizados ante la perspectiva que habían encontrado huevos de semejante abominación. Lo malo era que Ripley únicamente saldría como 15-20 minutos al final de la película, ya que el protagonismo recaería en Hicks y eso a la Fox no le pareció, pese a que ya había guión y Weaver estaba bastante de acuerdo en tener un rol menor (no por nada, se notaba su hastío en Alien: Resurrection). Al final, el pestiño mediocre que fue Alien 3 y la muerte sin dignidad de la franquicia con Alien: Resurrection.

  19. Todos morireis

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  21. Cinéfago

    Curioso que nadie (ni en el artículo original ni en los comentarios posteriores) haya mencionado al mejor y más «legítimo»de todos los «hijos bastardos» de Alien y, con el tiempo, la segunda más mítica criatura extraterrestre del cine sci-fi: el guerrero-cazador invisible de la saga «Depredador/Predator».

    Ésta tuvo una gloriosa primera parte en 1986 (ojo, el mismo año que «Aliens: el Regreso») con el supersoldado interpretado por Arnold Schwarzenegger como su antagonista, en un ambiente selvático de claras resonancias vietnamitas. Y, en 1990, la floja secuela, enfrentándose contra los duros polis Danny Glover y Gary Busey, por las calles de L.A. (debió haber sido contra el Arny de nuevo, interpretando al hermano gemelo de «Dutch»: una opción tan freaky que en seguida se desestimó, aunque sí hubo una miniserie en cómic que se exploraba esa probabilidad).

    Ya en «Predator 2» salía una cabeza de xenomorfo como uno de los trofeos de caza za del guerrero galáctico, por lo que ambas sagas estaban «condenadas» a encontrarse en un cross over. Y lo harían, primeramente, en tebeos:

    A principoos de los 90’s, la compañia Dark Horse editó la serie de cómics «Aliens contra Predator» (también hubo «Terminator contra Robocob» y mezclas aún más infumables). Y ya en este principio de siglo, llegarían dos entregas cinematográficas de este pastiche… ambas bastante deleznables y, sin embargo, muy superiores a la impresentable «Prometheus».

    Ésta última la considero un desafortunado, vacuo y fallido intento (al menos, en lo artístico) por seguir estrujando la teta alienígena otros 35 años más. Seguro que el Sr. Scott seguirá forrándose, pero a costa de dilapidar su talento y echar por tierra su prestigio (vamos: igual que hizo George Lucas con la saga de Star Wars, al no haberla dejado como estaba, sólo con la trilogía original).

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