Cine y TV

Las referencias culturales de Seven

Imagen: New Line Cinema.
Imagen: New Line Cinema.

En una ciudad lluviosa y hostil una pareja de detectives, uno de ellos a punto de jubilarse hastiado de tanta crueldad sin sentido y el otro joven y aún rebosante de idealismo, investigan una serie de crímenes cometidos por un misterioso personaje extraordinariamente meticuloso, calculador y sádico. Una trama en principio no muy original que logró rescatar a David Fincher para el cine, un director de anuncios y videoclips que se había prometido a sí mismo no dirigir nunca más una película tras su mala experiencia con Alien 3. ¿Qué es lo que vio en el guión de lo que podía parecer un thriller más en torno a un asesino psicópata de inteligencia excepcional en la estela de El silencio de los corderos?

La historia comienza un lunes, cuando es encontrado el cadáver de un hombre obeso al que han obligado a comer hasta reventar. El detective David Mills, interpretado por Brad Pitt, pregunta a un agente que ha acordonado la zona si está seguro de que esté muerto, una sutil «pistola de Chejov» para que más adelante demos por muerta a la víctima de la pereza y así propinarnos un buen susto. El del gordo no será el primer crimen, intuye el personaje de Morgan Freeman, William Somerset. Así llamado en honor a William Somerset Maugham, uno de los autores favoritos del guionista Andrew Kevin Walker, que hará mencionar más adelante a ese personaje el título de su libro más celebrado: La esclavitud humana.

Somerset está en lo cierto, pues al siguiente día aparece una nueva víctima. Se trata de un célebre abogado que ha sido encontrado desangrado en su despacho, junto a la palabra «avaricia» escrita con su propia sangre en el suelo. Su forma de morir alude a El mercader de Venecia, de Shakespeare, cuando el judío usurero Shylock reclama una libra de carne del cuerpo del acreedor que no pudo saldar a tiempo su deuda. Pero lo relevante es que la avaricia es uno de los siete pecados capitales. En la siguiente escena Somerset descubre en una pared de la casa de la primera víctima la palabra que designa otro pecado capital, gula, junto a una nota en la que se puede leer «largo y escabroso es el camino que del Infierno conduce a la luz». Una frase que corresponde a El paraíso perdido de Milton, todo un clásico de la literatura inglesa (del que ya hablamos aquí) que realmente merece la pena leer y que narra la rebelión de Lucifer y sus seguidores contra Dios y su expulsión del paraíso, dando lugar así al infierno. Una cita culta que nos da a entender que el criminal será un psicópata despiadado pero al menos tiene buen gusto literario. Así que Somerset acude esa noche a la biblioteca a documentarse intentando comprender la mente del asesino, sus referencias, tal vez su próximo paso.

Imagen: New Line Cinema.
Imagen: New Line Cinema.

Mientras suena la «Suite Número 3» de Bach en una hermosa escena, nuestro detective recorre las estanterías buscando aquellas obras que pudieran proporcionarle alguna pista, como los Cuentos de Canterbury de Chaucer o La divina comedia de Dante. Es este último libro el que le resultará de mayor interés y que posteriormente comentará con Mills. Por cierto, la cámara enfoca algunas ilustraciones de Gustave Doré, un magnífico dibujante francés del siglo XIX que dotó de imágenes a ediciones que se hicieron en su tiempo de clásicos como el mencionado Paraíso perdido o La divina comedia (aquí podemos verlas al completo). En dicha obra de Dante su autor comienza recorriendo los nueve círculos del infierno, a los que cada alma ha sido condenada en función de su falta en vida y posteriormente pasa al purgatorio, una montaña de siete niveles ordenados según la distinción de los siete pecados capitales realizada por santo Tomás de Aquino, entre otros. Esa será la clave por la que se guía el autor de los crímenes, que estructura la narración en siete días y que, en definitiva, da titulo a la película. El asesino, llamado John Doe —lo que en castellano se conoce como Juan Nadie— y que posteriormente descubriremos interpretado por Kevin Spacey (su nombre no aparecía en los títulos de crédito para poder sorprender al espectador), se considera un instrumento de Dios para redimir a la humanidad de sus pecados.

El acierto del guionista y del director, uno de los muchos que tuvieron, fue dotar a la historia de un tono tremendamente oscuro para que, en cierta manera, comprendiéramos al autor de los siete crímenes. La ciudad es gris, desabrida y eternamente lluviosa (reflejo de la mala experiencia del guionista en Nueva York) pero sus habitantes nos resultan aún más deshumanizados y crueles que el entorno. Cada uno de los pequeños detalles que nos van revelando a lo largo de la trama muestran una sociedad profundamente deshumanizada: la anécdota sobre un ladrón que además de robar la cartera pincha los ojos de su víctima para dejarlo ciego en un acto de crueldad gratuita, aquello de gritar fuego ante un intento de violación porque si pides ayuda nadie acudiría a socorrerte, el comentario sobre que la víctima de la pereza era el inquilino ideal para cualquier casero, la decisión de abortar tanto de Somerset tiempo atrás como de la novia de Mills porque no merece la pena traer a nadie a este mundo, el portero del antro que ante la pregunta de si alguno de sus clientes son raros señala que en realidad todos los son pero que «así es la vida»… A lo largo del tiempo he coincidido con varias personas al recordar que la primera vez que vimos cada uno esta película, tras salir del cine, sentimos al menos inicialmente cierta desconfianza hacia los demás. Yo recuerdo mirar receloso las caras largas de otros pasajeros del autobús —en un día en el que en Bilbao, para variar, llovía— y especular con qué clase de vidas sórdidas y vacías llevarían, si acaso alguno sería capaz de vomitarme encima si osaba dirigirle la palabra. Así que se trataba de un film que no solo lograba transmitir un estado de ánimo, sino incluso una manera de ver y juzgar a los demás. Muy pocos consiguen tal cosa.

Imagen: New Line Cinema.
Imagen: New Line Cinema.

John Doe era un perturbado que intentaba aliviar su soledad escribiendo miles de páginas en cuadernos que nadie leía. Pero sus captores no parecían tener vidas mucho mejores: Somerset no tenía más compañía que un metrónomo —aparato que tampoco es que proporcione grandes alegrías— mientras que Mills era un recién llegado a la ciudad que vivía en una casa con pésimas condiciones de habitabilidad, aunque eso sí, felizmente acompañado. La relación con su pareja proporciona los únicos momentos de calidez humana a una película que, como no da puntada sin hilo, precisamente tendrá su desenlace dando fin a esa relación. El único clavo al que el espectador puede agarrarse en medio de una retahíla interminable de horrores, será eliminado de una manera brutal: abandonad toda esperanza, como decía Dante a la entrada del infierno. Estamos ante uno de los mejores finales de la historia del cine, tan bueno que como no podía ser de otra manera los productores intentaron impedirlo. Fue la presión de los dos actores protagonistas la que consiguió que viera la luz. Mientras Doe es trasladado en el coche policial y suelta sus disquisiciones sobre una sociedad decadente que necesita un mazazo para hacerla despertar, el espectador que ve por primera vez la película —y a tenor de lo ingeniosamente macabro de los crímenes anteriores— espera un desenlace poco menos que sobrenatural. Algo que sea apocalíptico y que incluya montañas de cadáveres. Sin embargo lo único que vemos es a un repartidor que entrega una caja. Y no hace falta más. Una solución brillante y sencilla que nos deja atónitos, que supone la muerte de Doe y, paradójicamente, también su victoria definitiva.

Como compensación a los productores, Fincher añadió una escena final en la que Somerset decía aquello de «el mundo es un buen lugar por el que merece la pena luchar. Estoy de acuerdo con la segunda parte de la frase». Esta vez la concesión sí mejoró la película. La cita corresponde a Por quién doblan las campanas, la novela que Ernest Hemingway ambientó en la Guerra Civil española. Así que a la manera de un Quijote con los papeles invertidos el escudero inicialmente optimista y lleno de entusiasmo termina completamente destruido, mientras que el protagonista que comenzaba mostrándose cínico y apático al final adquiere cierto ánimo y espíritu combativo. No se hace ilusiones y continúa viendo el mundo tal y como es realmente, pero ahora lo acepta. En eso consiste madurar. Un gran final.

Imagen: New Line Cinema.
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38 Comentarios

  1. José Naveira Barbeito

    Buf, menudo finalazo. Me recuerda más o menos al momento cumbre de Minority Report en el último tramo de la cinta.

  2. Yo también recuerdo el día que fui a verla con amigos. Jose María Aznar daba su último mítin de campaña en el estadio Mestalla de Valencia, y yo al día siguiente me sacaba el carnet de la biblioteca pública de mi ciudad.

    Por cierto, de la película molan hasta los títulos de crédito.

  3. José Naveira Barbeito

    Muy de acuerdo con el anterior comentario. Los títulos de crédito también fueron muy celebrados.

  4. Lo único que echo de menos es una forma de poder marcar / guardar algunos artículos, para poder releer. Quizás con algún tipo de suscripción on line. ¡Porque me niego a amontonar más papel en casa: no sabéis cómo son las mudanzas con revistas, libros y cómics de los que NO puedes deshacerte!

    Grandísimo artículo, como siempre, vaya.

    • Fulgencio Barrado

      Sombréalos, cópialos y pégalos en word.

    • tirititrantran

      La combinación Ctrl+D creo que en cualquier navegador lo mete en «Marcadores» precisamente. Y en móvil/tablet alguna manera hay también.

    • ¡¡Usa Pocket!! o cualquier otra de ese estilo.

    • Reverendo

      Siempre tienes la opción de imprimirlos en PDF

    • Hay una aplicacion que se llama Readability que ademas sincroniza con una sola cuenta en la tableta y el telefono y te permite guardar todo lo que quieras para leer luego y utilizando tus propias etiquetas… en el navegador lo puedes instalar como un add-on y te da un boton que cuando veas el articulo que quieres guardar, automaticamente te lo añade a tu lista con las etiquetas que tu quieras. Por supuesto, es gratuito y funciona de maravilla… (no tengo nada que ver con ellos pero creo que es una herramienta realmente util).

  5. Javier, buen artículo pero… es un spoiler todo él ¿no? Jaja.

  6. aureserrano

    Discrepo con respecto a la concesión final a los productores. Sin ella y con la película acabando con el ruido del disparo y un fundido en negro (y la culminación por tanto de la obra de Doe con la Ira), no hablaríamos de un gran final sino de algo absolutamente formidable. De esos con los que tardas 5 minutos en reaccionar en la butaca. Ahí sí estaríamos ante uno de los tres o cuatro mejores finales de la historia. Una película que busca incidir tanto en la parte psicológica del espectador tendría que haber acabado en ese clímax mental y no desinflarlo con la escena final, que es lo único para lo que sirve.

    • Lo que los productores querían (comentarios de Fincher y Pitt en el dvd) era que fuera Somerset el que disparara a Doe y no Mills, para salvar a este y acabar con un ¡Me jubilo! o algo así. Vamos un final más convencional y mucho peor.

  7. Fantástico artículo. Coincido con lo hermosa que es la escena de la biblioteca y con la idea sobre el final y el cambio de ánimo de Freeman, cómo lo importante es seguir luchando poco a poco y SPOILER también creo que esa escena final influyó en la final de True Detective ( aparte del cómic de Moore que se dice mucho)

  8. Siempre recordaré el silencio que había en el cine al finalizar la película. La gente desfilaba por los pasillos hacia la salida sin oírse un sólo murmullo, mezcla de sorpresa, terror y asombro por lo que se acababa de ver. Fenomenal película.

  9. Disculpa, mi intención no es generar barullo.
    Considero esta película una desgracia.
    Que en su momento fue muy polémica, pues sí.
    Pero más allá de sus virtudes como una joya de la cinematografía (discutible), el final me pareció estereotipado, copypaste de muchas más, incluso, creo que Sylvester Stallone era muy asiduo a terminar así sus filmes.

    Eso sí, muchas películas posteriores se nutrieron todavía más de este horror. Supongo que uno de sus méritos fue haber sido la «primera» en su tipo, y la «originalidad» del guión.

    Bueno, en gustos…

    • Cavestany (Cavestañ)

      Hay algo mesiánico en usted… ¿Es un monje de clausura quizá, un sacerdote, misionero…? ¿Es un angelito caído del cielo? ¡Es San José!

    • De acuerdo contigo. Lo malo de esta película es el final; de hecho es como si la borrase, siendo la peor decisión llevarlo al desierto, cuando lo que más me gustaba era esa «ciudad lluviosa y hostil».

      • Precisamente por eso me parece adecuada esa conclusión: Doe ha despellejado completamente la ciudad, dejando algo tosco y vacío.

    • a gustos como dices, pero desgracia es algo k te perturba mucho yk ha pasado en realidad, la pelicula no es una desgracia ya k es ficcion, asi k si la kieres definir d manera negativa buscate un adjetivo concorde. nadie antes habia puesto guiones asi entre los protagonista, y una fotografia fielmente decadente mucho mas profunda y dolorosa k 12 monos o cualkier pelicula apocaliptica. esa es la gracia…es apocaliptica pero sin mostrartelo directamete..obra maestra

  10. Hay muchas referencias literarias, sí. Me gusta una en la que vemos al personaje de Brad Pitt leyendo en el coche, a escondidas, adaptaciones simplificadas de los clásicos porque no los acaba de entender. Detalle con el que todos podemos identificarnos y empatizar. Claro que sí.

    No había caído en la evolución inversa que sufren los personajes. Muy bien visto!

    Saludos.

  11. Jamás olvidaré cuando la vi en el cine con mi hermana (yo 23 y ella 18). También, maldita casualidad, salimos del cine en silencio y pasado un rato nos miramos como conmocionados. Magnífica película, magnífico final y la prueba, junto a ZODIAC, de que Fincher, cuando le dejan, es un director con mayúsculas.

  12. No sé las veces que habré visto la película. Y últimamente cuando la ponen creo que la veo hasta la escena de la biblioteca, mi preferida. Me fascina ver a Somerset, con Bach de fondo, buscando información sobre el caso en esa biblioteca monumental, mientras los vigilantes, que le respetan y le aprecian, le animan a sumarse a su partida de cartas.
    Y por cierto. Los detectives llegan hasta el asesino, gracias a la información ilegal que el gobierno guarda de los registros de lectura de las bibliotecas púbicas de los ciudadanos. El Gran Hermano que vigila a la sociedad. La peli tiene casi 20 años, la red todavía estaba en mantillas, así que ya nos podemos hacer una idea del control que puede haber ahora.

  13. Me parece necesario uno de esos mastodonticos artículos sobre la obra de Fincher que tanta solera dan ha esta revista.

  14. Increíble artículo que me acabo de gozar escuchando la Suite 3 de Bach. Seven es la expresión perfecta de la realidad de muchas vidas, sombrías y rodeadas de ciudades difíciles de entender. Coincido con el compañero que comentó sobre un final más radical: un disparo, a negro y fin.

  15. Fernando

    El final es tramposo aunque nadie lo comenta. Todos los crímenes están previamente y meticulosamente planificados. En realidad todos los crímenes deberían ser planificados anteriormente a la llegada de MIlls sin embargo el último, el del golpe de efecto, no lo es y parece improvisado precisamente para dejar este poso amargo y dotar al final de cierta épica. En este caso el argumentario de la peli se cae por su propio pié. Una película excelente con un final tramposo y, porqué no decirlo, comercial

    • Pues a mí ese final me parece la antítesis de lo comercial, el final que querían los productores, con Somerset disparando en vez de Mills, ese sí que era comercial.
      Sobre lo primero que comentas, nunca sabemos lo que Doe tenía planificado en un primer momento. Si vuelves a verla, cuando llama a su propia casa y habla con Mills, le dice algo así que su intromisión le lleva a cambiar el plan.

      • Anoche vi la película de nuevo. En efecto, el guionista hace ahí una trampa y Doe en un momento dice que tiene que cambiar de planes. ¿Cuál era el Plan A? Pues seguramente matar a una esposa delante de su marido y darle a este la pistola para que peque de ira y mate a Doe. Pero siendo Mills e asesino da una vuelta de tuerca. Tra posa si se quiere pero mejor.

  16. Y hay una referencia muy bonita a Philip Marlowe en el personaje de Freeman: el tablero de ajedrez con su partida contra sí mismo, indicando lo individualista que es, y lo sólo que está ( a Marlowe también le gustaba jugar sólo) Una de las miles que tiene a Chandler y para mi, un gran detalle…

  17. Me rio yo de True Detective…

    • en serio?? no es lo mismo el backround de una asesino a lo kevin spacey k a lo grupo de desalmados en mitad de la albufera del missisipi k pasa por new orleans….las cosas ocurridads en tiera de nadie medio francesas, criollas, sureñas…..la mezcla creo k es mas indigesta k la presentada en la peli rodad en nuevayork donde ya presumimos el tipo de mala gente k hay no? new orleans is miles away..

  18. Muy buen artículo, aunque se «sobrevalora» en mi opinión el final (coincido con @aureserrano en que un simple disparo y fundido en negro hubieran resultado más incisivos).
    @Ripley: Creo que justamente había que salir del gris y de la lluvia para que se «haga la luz». Un poli bien encuadrado en sus funciones, «por encima del bien y del mal» – y que disimulan su ira – se encuentra de golpe extraído de su terreno-coartada para enfrentarse a lo que le asemeja a la postre a todo el mundo: Su pertenencia al círculo de los pecadores, al del común de los mortales. Como si acceder al entendimiento de si mismo condujese inevitablemente a la muerte.
    Entre las pelis y refrencias de Seven no puedo dejar de incluír Blade Runner y no sólo por el leit-motiv de la lluvia (en la peli de Scott, un claro homenaje al Bradbury de «El hombre ilustrado»): En ambos finales (en BR, el del director’s cut, claro) lo filmes se resuelven cuando ambos policías acceden a sus respectivas dimensiones identitarias, es decir, su pertenencia intrínseca a aquello que se supone que combaten. En el fondo, lo que atrapa al espectador como una mano al cuello es que, en ambas cintas, nuestros «héroes»,polis icónicos, brillantes y excepcionales, acaban integrados, «dimitidos» de su propia excepcionalidad: Definitivamente instrumentales en un diseño del que no pueden sustraerse y que evidencia que ambos, en el fondo, son dos John Does.

    • Se le dieron palos en su día por copiar el ambiente lluvioso de «Blade runner», pero también coge prestado mucho del ambiente sórdido de la película de Alan Parker «El corazón del ángel»(1987). El propio Parker lo comenta en el dvd. Solamente tenéis que ver la escena en la que Harrry Angel, el detective interpretado por Mickey Rourke entra a registrar la casa del Doctor Fowler y comaprarla con el registro de la casa de primera víctima de Doe en «Seven», el gordo de la gula.

  19. Reverendo

    Gran artículo de una película magistral. Encuentro lógico que ocultaran de inicio la presencia de Kevin Spacey en el reparto, ya que, por aquella época, había aparecido en «sospechosos habituales», otra gran película con un final memorable. La sorpresa final lo hubiera sido menos.

  20. Gran artículo, Javier. Cuando yo la vi en el cine ya sabía el final, pero aún así la película me impactó. El final es soberbio y los efectos de sonido y planos desde el helicóptero le dan una tensión extra.

  21. Deudor, no acreedor…(3er parrafo)….Cojonudo el artículo.

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