Sociedad

¿Para qué sirve un periódico? Periodismo (también) para pasar el rato

Foto: Knight Foundation (CC)
Foto: Knight Foundation (CC)

¿Para qué servía un periódico de papel? Me lo preguntaba hace unos días, saliendo de ver Spotlight. La película cuenta la historia de una investigación periodística que ganó un premio Pulitzer. La cinta ha sido un éxito, y por unos minutos pareció que con ella se salvaba el periodismo. Pero al salir pensé que cuatro en toda la sala se habrán gastado en periódicos los nueve euros que cuesta una entrada al cine.

El periodismo importa, pero exagera. Esto le pasa a muchos oficios, que piensan que lo suyo hay que enseñarlo desde preescolar. Con el agravante de que la prensa tiene un altavoz. El periodismo se presenta como el contrapeso libre y valiente que enfrenta a los poderes económicos y políticos. Dice de sí mismo que es necesario, y en grandes cantidades, porque si falta no hay democracia. Y es verdad, pero exagera.

El viejo periódico no era algo tan noble ni tan trascendente.

A menudo el periódico solo era útil. Uno lo abría para ver la cartelera, certificar la victoria del Madrid, o averiguar quién se había muerto últimamente. Mi abuelo al jubilarse conservó una pequeña cartera de acciones y cada día consultaba en el periódico las cotizaciones de Telefónica y el Banco de Alicante. No tenía intención de comprar ni vender, pero era su rutina. Se entretenía copiando a lapiz los valores —o pidiéndonos que se los dictásemos cuando ya no veía bien—, y entonces actualizaba un Excel que le había hecho otro nieto. Mi abuelo compraba el periódico más por entretenerse que por salvar la democracia.

Esa es mi teoría: el periódico era (también) un entretenimiento. Servía para estar mejor informado, sí, pero también para matar el rato.

La crisis de la prensa se explica por eso. Internet no hizo que las personas tengamos menos necesidad de información. Tampoco trajo tantos sustitutos de los periódicos con los que informarnos. No creo que internet cambiase mucho el mercado de información. No. Lo que cambió absolutamente fue el mercado del entretenimiento. Internet y la tecnología han traido nuevos pasatiempos, y como el periódico vivía (también) de entretener, toda esa competencia lo ha puesto en crisis.

Si en 1995 estabáis leyendo este artículo y lo encontrabáis aburrido, podíais hacer dos cosas: pasar de página o mirar por la ventana. En 2016, podéis coger el móvil y cambiar este texto por cosas asombrosas: charlar con un amigo en Whatsapp, cerrar una cita en Tinder, leer el FT, mirar fotografías en Instagram, debatir en Twitter, cotillear en Facebook, ver los diez mejores paisajes del mundo, o haceros una selfi.

El mercado del ocio ha florecido. Existen los libros, el cine, la música y los periódicos. Pero también los videojuegos, las redes sociales, las paridas, los youtubers, las aplicaciones de hablar, ligar, cotillear.

Son todo cosas que rivalizan con el viejo periódico porque compiten por lo mismo: nuestra atención. Es un mercado jodido, este.

Pero no quiero sonar fatalista porque no lo soy.

No soy fatalista porque creo que en el futuro habrá periodismo de todo tipo. Quizás no tanto como querríamos quienes lo producimos, pero suficiente. Habrá personas metódicas investigando a los poderosos; y especialistas en informar de lo importante, aunque suceda lejos y afecta a otra gente.

Y sí, la prensa seguirá teniendo una parte entretenida.

Pero eso tampoco me preocupa: entretener está bien. Me parece un oficio bonito hacer que alguien pase un buen rato. Contarle una historia interesante o mostrarle lo cotidiano de otra manera. Que te expliquen el Big Bang y te parezca fácil. Que despierten tu interés por las aves del pacífico y la literatura del miedo nuclear. Lograr que un lector abra mucho los ojos, o se ría por dentro, o levante la voz en el metro y diga bajito: «qué fuerte». Que deslice dos dedos sobre su pantalla porque quiere compartir esa sensación de interés, alegría o asombro a través de Facebook, Twitter o Snapchat.

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6 Comentarios

  1. Pingback: ¿Para qué sirve un periódico? Periodismo (también) para pasar el rato | BARCAROLA COMUNICACION

  2. Bufff, me quito un peso de encima. Siempre me sentí un poco culpable por comprar el periódico (en un pasado ya remoto) solo los domingos porque venía cargado de contenidos más allá de los meramente noticiosos (incluyendo los abultados suplementos).
    Y ahora me sentía culpable leyendo en los periódicos online solo los titulares y pinchando solo en aquellos contenidos perfectamente identificados en el último párrafo de este excelente artículo que, otra vez, no es una noticia.
    Gracias por quitarme este pequeño sentimiento de culpa.

    • Pijus Magnificus

      Tranqui, muchacho. Yo hacía lo mismo, poco más o menos, bueno, sigo haciéndolo.
      Solo compro El Pais el domingo que sale JD en papel, y en algunos diarios me intereso menos por las noticias y más por otro tipo de reportajes mas «de fondo» ( viajes, salud, consumo, tecnología )
      O sea que, de culpa, nada. Hay que librarse de estos sentimientos, en su mayor parte generados por la religión.

  3. Barrabás el Asalvajado

    Yo me sentiría culpable si estuviese hackeando la versión online de los periódicos, pero si ellos mismos te la ofrecen gratis… ¿quién va a rechazarlo?
    Ahora sólo compro el Ahora, de vez en cuando. Agradezco mucho que sólo me ofrezcan un periódico y no cientos de obsequios no solicitados-separatas publicitarias y/o un especial Moda (de hombre, de mujer, de verano, de invierno) totalmente insustancial cada vez con más frecuencia. Me deprimía tener que ir directo del kiosko al contenedor para deshacerme de todo lo superfluo.

    • Barrabás el Asalvajado

      Aun así, hay domingos que me da un ataque de ansiedad y me compro dos o tres periódicos. Me gusta rodearme de cosas para leer.
      El NYT tiene un abono en papel sólo para fin de semana. ¿No creéis que a lo mejor el periódico acaba siendo exclusivamente digital y ofrecerá algún ejemplar en papel para leer en el sofá el domingo?

  4. Pingback: El periódico como entrenimiento - Iván Lasso

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