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Djokovic, Muguruza y veinticinco cosas que aprendimos de este último Roland Garros

Fotos: Cordon.
Garbiñe Muguruza / Novak Djokovic. Fotos: Cordon.

Novak Djokovic le robó el protagonismo a Garbiñe Muguruza. La hazaña de la española, primera en dieciocho años en ganar un torneo del Grand Slam, aguantó apenas veinticuatro horas en las portadas de todo el mundo, superada por la barbaridad del serbio. En este momento, Nole es el campeón vigente de los cuatro torneos del Grand Slam, de la Masters Cup y de cinco Masters 1000. Obviamente, nadie había conseguido nada igual en la historia y para encontrar algo que se le parezca tenemos que irnos a los años sesenta y a la figura mítica de Rod Laver.

La cosa puede ir a más: el año no ha acabado —de hecho apenas llevamos cinco meses— y Djokovic ya suma más de 7000 puntos ATP. Aún quedan por delante Wimbledon, el US Open y, sobre todo, los Juegos Olímpicos de Río y el torneo de Cincinnati, los únicos trofeos de prestigio que le faltan al serbio en su palmarés. Lo dicho, una barbaridad que le lleva a su 202ª semana como número uno y le hace batir su propio récord de puntos, llegando a los 16 950, casi el doble que su inmediato perseguidor, Andy Murray.

Djokovic y Muguruza son los nombres propios de este Roland Garros 2016, pero también muchas otras cosas en un torneo en el que pareció que las cosas empezaban a moverse un poco después de varios años de estancamiento generacional. Sé que es complicado afirmar algo así cuando la final masculina enfrentó a dos tíos de veintinueve años y catorce Grand Slams entre los dos mientras que Serena Williams volvía a jugar la final femenina a sus casi treinta y cinco años, pero conviene hacer un análisis pormenorizado de algunas cuestiones:

1. El «Novak Slam». Es la gran noticia de los últimos cuarenta y ocho años. Federer se quedó a un partido en 2006 y 2007 mientras que Nadal se quedó a tres en 2011. Los demás, ni se acercaron. Como no se puede decir que haya logrado el «Grand Slam», porque eso requiere que los cuatro títulos lleguen en un mismo año natural, vamos a bautizar lo de Djokovic como un «Novak Slam», término con el que probablemente pase a la historia.

2. No solo sorprende la cantidad de títulos sino la facilidad con la que los ha conseguido. En París apenas encontró resistencia. Hubo un par de momentos de zozobra en la final, pero no fueron a más. Hablamos de ese primer set que perdió después de anotarse el primer juego en blanco y al resto, y por supuesto del ataque brutal de pánico que vivió con 5-2 y saque en la última manga, cuando Murray le llevó al 5-4 y deuce. Sobrevivió. Lo contrario hubiera sido demasiado cruel.

3. Por cierto, pocos deportistas que hagan menos ruido que Murray. A sus veintinueve años, ya no parece que vaya a poder salir de su condición de cuarto espada dentro del top 4, pero hablamos de un tipo que ha ganado Wimbledon y el US Open, ha sido finalista de Roland Garros y Australia (cinco veces), ganó una Copa Davis él solo y fue campeón de los Juegos Olímpicos en 2012. Siempre le acompaña una cierta sensación de «pecho frío», pero los resultados están ahí.

4. De hecho, quizá la final habría sido otra cosa si Murray hubiera llegado más fresco. Se pasó las primeras rondas caminando por el alambre y llegó al último domingo agotado. En cuanto se le pasó la adrenalina se acabó el partido. Siete juegos en los últimos tres sets, contando el ataque de ansiedad de Djokovic en el último, hablan poco de su competitividad a este nivel.

5. Garbiñe Muguruza. Otra historia prodigiosa. No solo por el hecho de ser la primera española en dieciocho años en ganar un torneo de Grand Slam, que no deja de ser una anécdota nacional, sino por la manera de conseguirlo. Después de su magnífico Wimbledon del año pasado, todo el mundo la señaló como la gran promesa del tenis femenino. Su reacción fue de pánico absoluto, varios partidos comportándose de manera casi infantil y una falta de concentración impropia a menudo de una profesional. Y, sin embargo, la campeona, como el boxeador de Paul Simon, seguía ahí. Reponerse de esos altibajos y hacerlo en la cita más importante del año es casi milagroso.

6. Al hilo de lo anterior, convendría no disparar las expectativas sobre Garbiñe. Se ve que no le sienta demasiado bien y decir alegremente que es «la heredera al trono de Serena Williams» cuando Serena Williams lleva unos veinte años reinando es quizá demasiado. Ganará muchas más cosas, o esa pinta tiene, pero es importante dejarla respirar.

7. Por cierto, Serena Williams. El circuito WTA en los dos últimos años consiste en una sucesión de sorpresas en cada torneo, subidas y bajadas increíbles en el ranking, finalistas inesperadas, jóvenes promesas… y la misma mujer en el número uno. Tiene casi treinta y cinco años, ganó su primer grande a los diecisiete y en medio ha sumado veintiún Grand Slams y otras seis finales. Sumen a eso trece títulos de dobles junto a su hermana Venus y otros dos de mixtos más cuatro medallas de oro olímpicas en distintas categorías. Igual va siendo hora de tomarse en serio la comparación con las grandes: Navratilova, Graf, Evert, Margaret Court

8. La juventud dio un paso adelante. Tibio, pero algo es algo. Entre las chicas, de nuevo, Muguruza. Entre los chicos, Thiem, semifinalista con apenas veintidós años. Hacía mucho tiempo que no veíamos nada así. A poco que el austriaco ordene un poco sus prioridades en el calendario y se dé cuenta de que la cantidad no puede primar sobre la calidad será claro candidato a ganar grandes. De momento, ya se ha colado en el top ten.

9. Thiem es la gran esperanza de los nacidos en los noventa. Estamos en 2016 y todavía ninguno de ellos ha sido capaz de jugar siquiera una final de un torneo de Grand Slam. Kei Nishikori llegó a la del US Open en 2014 pero es del 25 de diciembre de 1989, así que no cuenta por apenas una semana. Puede que Raonic rompa la maldición en Wimbledon, su crecimiento este año al lado de Carlos Moyà apunta a ello. En Roland Garros se mostró demasiado conservador.

10. El otro «top ten» noventero es David Goffin, el belga siempre correcto y siempre limitado. Es difícil verle aspirar a cotas más altas. Quizá habrá que esperar a la irrupción definitiva de Alexander Zverev: el alemán, recién salido de la adolescencia, tiene una pinta descomunal. Desde aquellos 2005-2006 en los que despuntaron casi a la vez Nadal, Djokovic y Murray no había vuelto a ver a nadie jugar con tanta confianza y tanta variedad técnica. Solo la mala cabeza le puede apartar del éxito. De entrada, su amistad con Nick Kyrgios no apunta a nada bueno en ese sentido, aunque nunca se sabe.

11. ¿Nick Kyrgios? Otro Grand Slam sin que sepamos demasiado de él. Tiene la actitud y tiene los golpes —sobre todo dos: el saque y la derecha—, pero parece instalado en una queja constante. Desde que eliminara a Nadal en Wimbledon 2014, el australiano apunta pero no termina de dar. De acuerdo que la tierra batida no es su superficie favorita pero quizá se le podría pedir algo más de ganas.

12. A menudo se achaca el dominio de Djokovic a la ausencia de rivales. Los jóvenes, como vemos, no llegan, y los «viejos» no pasan por su mejor momento o simplemente están varios niveles por debajo. Algo de cierto hay pero como generalización sería injusto: de los doce grandes que ha ganado el serbio, los últimos once han sido ante Nadal, Federer o Murray. Hablamos de nombres que pasarán a la historia del tenis, así que tampoco andemos quitándole méritos.

13. Hablando de Nadal y Federer, la verdad es que la cosa pinta mal. Empecemos por el suizo, que ni se presentó a la cita, faltando a su primer torneo del Grand Slam en dieciséis años. Mucho le tiene que doler la espalda para eso. Su temporada casi ni ha empezado o se reduce a un mes: enero, donde consiguió la final de Brisbane y las semifinales del Open de Australia. Desde entonces: lesión de menisco, operación, virus en Miami, lesión de espalda en Montecarlo y Madrid, vuelta a regañadientes en Roma y un par de entrenamientos en París. Está a dos meses de cumplir treinta y cinco años y él sigue insistiendo en que «el próximo año estaré ahí de nuevo». Le esperamos como agua de mayo.

14. Nadal jugó dos partidos muy solventes y se retiró antes de disputar el tercero con una lesión en la muñeca. Cuando logró su decimocuarto torneo de Grand Slam en junio de 2014 era complicado no verle sobrepasando los diecisiete de Federer, pero desde entonces no ha pasado de cuartos de final de ningún grande. De hecho, su mejor participación en los últimos doce meses llegó en el US Open, cuando perdió en tercera ronda ante el italiano Fabio Fognini.

15. Precisamente por eso, el sambenito de que Djokovic ha ganado «porque Nadal no jugaba» resulta ridículo. Djokovic le ha ganado a Nadal sus últimos siete partidos y sin ceder ni un set. Eso incluye el partido de cuartos de final del año pasado en París. Rafa sigue siendo uno de los mejores jugadores del mundo, un claro top 5, probablemente, incluso, top 3, pero cuesta mucho verle compitiendo con Murray o Djokovic en las grandes citas.

16. Tomen el anterior punto con precaución. Con los grandes campeones nunca se sabe. Ahora bien, treinta años en tenis suelen ser muchos. Es la edad a la que Federer ganó su último Grand Slam y a partir de esa edad pocos rinden al más alto nivel. Quizá Andre Agassi sea la única excepción en los últimos años de manera regular y no en plan «último baile» como Sampras en el US Open de 2002.

17. Llovió mucho y todo el mundo se enfadó. Los jugadores, los periodistas y sobre todo los aficionados a los que ni les devolvieron el precio de las entradas. Por momentos, recordó aquel Wimbledon 2007 en el que casi todo el torneo se jugó en la segunda semana. El desastre sirvió para que por fin empezaran a construir un techo retráctil, al menos sobre la central. Obviamente, en París tendrán que hacer lo mismo a no tardar mucho.

18. La lluvia y sus parones cambian mucho los partidos, eso está claro, pero nada parecido a lo de Agniesza Radwanska contra la semidesconocida Tsvetana Pironkova. La número dos del mundo y principal rival de Muguruza en su lado del cuadro dominaba el encuentro 6-3 y 3-0 cuando se suspendió. A la vuelta del diluvio perdió diez juegos seguidos hasta colocarse 0-4 en contra en el tercer set. Acabó perdiéndolo, por supuesto, y con el set el partido… y con el partido una nueva opción de hacerse por fin con su anhelado primer torneo de Grand Slam.

19. Aparte de Muguruza, fue un torneo pésimo para los españoles. En el cuadro femenino, Carla Suárez llegó a octavos de final, que no es ningún desastre, pero nadie se esperaba una derrota ante Yulia Putintseva en solo dos sets. Es cierto que luego Putintseva también se las puso en chino a Serena Williams en cuartos, pero parece que las limitaciones de Carla son las que son y es una pena en una luchadora como ella.

20. En el cuadro masculino la cosa fue bien durante una semana. La segunda, mejor la olvidamos: todo empezó un poco antes, con la retirada de Nadal, y continuó con las derrotas de David Ferrer, Marcel Granollers y Roberto Bautista en octavos. Albert Ramos llegó a cuartos, un resultado de mucho mérito, pero una vez ahí cayó estrepitosamente ante el campeón de 2015, Stan Wawrinka.

21. Todos los mencionados en el anterior punto han cumplido ya los veintiocho años, alguno con creces. No hay relevo. Las chicas se han pasado dieciocho años esperando otra campeona y puede que, cuando los días de Nadal se acaben definitivamente, los chicos pasen por una sequía similar. La única buena noticia en ese sentido fue la actuación de Nicola Kuhn en el cuadro junior. A sus dieciséis años, este alemán nacido en Austria y con nacionalidad española es de lo poco a lo que el tenis patrio puede agarrarse.

22. Quizá haya sido injusto postergar hasta aquí el triunfo de Marc López y Feliciano López en la categoría de dobles. Marc es un luchador que llegó a ganar el Masters junto a Marcel Granollers y lo de Feli, también al borde de los treinta y cinco, tiene un mérito espectacular. Lo ha tenido todo en la vida para desentenderse del tenis y dedicarse a las mujeres, las fiestas y la noche… pero ahí sigue, casi veinte años después, recorriéndose mundo y con buenos resultados. Justo premio a su carrera.

23. Siguiendo con Feliciano, el siempre sagaz Alejandro Arroyo comentaba en Twitter que su futuro podía estar en la disciplina de dobles una vez se retire de la de individuales, donde sigue rozando el top 20. Sí, el futuro. Sí, con treinta y cuatro años. Lo peor es que es verdad: sus rivales en la final, los hermanos Bryan, van por los treinta y ocho. Leander Paes, campeón junto a Martina Hingis, en dobles mixtos, cumplirá cuarenta y tres en diez días y luce una barriguita de escándalo. De hecho, entre los treinta primeros de la clasificación mundial, solo cuatro tienen menos de treinta años y hasta ocho superan los treinta y cinco, con mención especial para el canadiense Nestor, unos meses mayor que el propio Paes.

24. Dejamos para casi el final la pregunta que se hace todo el mundo: ¿superará Djokovic los catorce Grand Slams de Nadal? ¿Llegará a los diecisiete de Federer? ¿Conseguirá el Grand Slam o incluso el Golden Slam (con el oro olímpico) en un solo año? Me parece muy complicado. La edad juega en su contra y tarde o temprano aparecerá alguien que le plante cara. Puede llegar a catorce pero una vez ahí tendrá que ganar otros tres para igualar a Roger. Por supuesto, puede ganar Wimbledon y US Open este año, al fin y al cabo defiende título, pero no lo regalan. De tener que apostar, solo lo haría por los catorce Grand Slams… y tampoco estaría tan seguro de que para cuando llegue a esa cifra Rafa no haya ganado ninguno más.

25. Y en las chicas, ¿qué será de Muguruza?, ¿qué podemos esperar de ella a corto y medio plazo? Bueno, lo hemos dicho antes. El circuito WTA es una moneda al aire en el que uno de los lados es siempre Serena Williams. Para hacerse una idea, entre las jugadoras en activo, la estadounidense lidera con los citados veintiún Grand Slams, le sigue su hermana Venus con siete, la sancionada (o no) Sharapova con cinco y ya viene un grupo con dos —Azarenka, Kuznetsova, Kvitova— y otras cinco con una sola victoria, entre ellas Garbiñe. Conclusión: ganar una vez es complicado, ganar dos lo es aún más y pasar de ahí es una heroicidad. La española tiene tenis de sobra, pero exigirle resultados inmediatos en un circuito donde nadie los está consiguiendo sería una locura. En Wimbledon puede ganar, volver a llegar a la final… o perder desesperada en primera ronda mientras le grita a su entrenador. Tiene veintidós años. Conviene esperar un poco.

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13 Comentarios

  1. Una pregunta, no sé si es un error mío, que no entiendo bien el texto, que ha bailado una letra: sobre Kyrgios, » Tiene la actitud y tiene los golpes —sobre todo dos: el saque y la derecha—, pero parece instalado en una queja constante». ¿Lo mismo lo que tiene es la aptitud y no la actitud? Vivir en una queja constante (Guillermo, qué generoso eres con este tipo, sólo queja? Es más bien un show cutre de la MTV lo que monta este tío cada 4 días) no es tener la actitud. Un abrazo

    • Guillermo Ortiz López

      Pues tienes toda la razón, Paco, ha bailado una letra pero por culpa del coreógrafo. Obviamente, es «aptitud» y no «actitud», ahora digo que lo cambien, gracias!

      • Guillermo Ortiz López

        De hecho, estoy dándole vueltas y creo que lo que he hecho es pasar al español el término inglés «attitude» en el sentido del «morro». Es un término equivocado, pero ya no sé cómo dejarlo, jajaja. Sirvan estos comentarios como nota al pie! Gracias de nuevo.

        • Ahora me siento mal por haber sacado eso a colación. Encima que aprendo de lo que escribes y me divierto… Gracias a ti por leer los comentarios y por escribir. Un abrazo

  2. Creo que ya lo he dicho en JD, pero agradezco enormemente artículos sobre tenis, y más bien documentados y entendidos, como éste.
    Coincido en tus apreciaciones sobre A. Zverev, la primera vez que le ví quedé alucinado, y me pareció un adolescente. Esperemos tenga mejor suerte que su hermano Misha.
    Sobre Garbiñe, creo que tiene lo que otras españolas no han tenido: físico.
    Ojalá sepa sacarle partido. Como bien dices, aún es pronto para saber dónde llegará.

  3. He sido jugador a nivel medio durante muchos años, sigo jugando muy a menudo y veo mucho tenis, por lo que puedo hablar con conocimiento de causa. El tenis masculino vive una regresión fruto de la eclosión de las nuevas tecnologías. Sí, si nos remontamos veremos que siempre se ha producido relevo entre los de arriba. Antes de los Nadal, Djokovic, Murray y Federer estuvieron Hewitt, Ferrero , Safin, ,Moyà, Kafelnikov, Costa, Corretja, Moya, Sampras, Agassi,Rafter, Bruguera, Edberg, Becker, Wilander, Lendl, McEnroe….Desde hace 10 años el top ten es idéntico salvo Nishikori, y todos salvo el nipón frisan o superan los 30 años. ¿Por qué aludo a las nuevas tecnologías? Evidentemente las generaciones nacidas en los 90 se han criado con la explosión de Internet, y valores clave en el tenis como la disciplina y el esfuerzo se han ido por el sumidero. Cuando se retiren Djokovic y demás coetáneos veremos una ATP parecida a la WTA, donde el problema se agudiza y viene de más lejos desde que parece más una pasarela de moda que un deporte. Ganarán los Grand Slam distintos jugadores y no habrá un dominador claro. Cuando Serena se retire, espero equivocarme en favor de Garbiñe, quien tiene todo el potencial para sustituirla, pero el tenis femenino está más pendiente de la moda e Instagram que del deporte en particular.

  4. No estoy nada de acuerdo en el punto 15. Nadal lleva una racha muy negativa contra Djokovic, pero hace apenas unas semanas en Roma se vió un encuentro tremendamente igualado (Rafa tuvo bolas de set al servicio), y en Montecarlo Nadal ganó a Andy. Desde el inicio del torneo se decía que el único rival serio de Djokovic sería Nadal (a Murray le tiene comida la moral) y en mi opinión lo hubiera tenido muy complicado para vencerle en una hipotética semifinal a 5 sets. Tampoco hay que quitarle merito al serbio claro, ya llevaba quedándose a las puertas muchos años y al fin y al cabo va camino de convertirse en el mejor tenista de siempre.

    • Será el mejor de siempre. Está en plena madurez y le quedan 6 grandes por ganar, con 4 años de plenitud física. Apostaría que lo conseguirá, no solo porque es un fenómeno, sino también porque no se atisba nadie en el horizonte.

  5. blunsburibarton

    Me pregunto si el autor se planteó tratar la cuestión de Novak como GOAT a la luz de la conquista del que le faltaba. Estamos hablando de un dominio incontestable como no se había visto desde la creación de la Grand Slam Era, teniendo en cuenta los rivales, la duración de su reinado y la forma de conseguir sus victorias. Su cara a cara con todos los jugadores del circuito es positivo, con creces en la mayoría de los casos. Su capacidad de ganar en todas las superficies es un signo de la evolución de su juego. Y lo que le queda. Pocas dudas tengo de que no vaya a llegar a los 17 GS de Federer.

  6. Dices que cuesta imaginarse a Nadal compitiendo con Murray y Djokovic en las grandes citas y discrepo. Al escocés ya le ganó en Montecarlo y a Djokovic pudo haberle ganado en dos sets en Roma estando tocado de la muñeca.

  7. Pues si bien es cierto que Novak es una bestia jugando, no lo es menos que tan bien sus mayores éxitos los está logrando sin rivales a su altura. Y no vale decir Federer o Nadal, porque estos no son ni una sombra de lo que fueron.
    Puede ser un «Sambenito» injusto dada la calidad del serbio pero es lo que hay. Nadal le ganaba la mayoría de los títulos al mejor Federer y a un Nole que ya apuntaba claramente a lo que es hoy.
    La calidad de los rivales a los que vences te engrandece. Sobre el papel y por números, Mayweather es el mejor boxeador de la historia, pero a nadie que entienda un poco de boxeo se le pasa ni tan siquiera un poco por la cabeza que lo sea realmente.

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