Música

La reaparición de Paul Van Haver

Paul Van Haver, Stromae. Foto Cordon Press.
Paul Van Haver, Stromae. Foto: Cordon Press.

Es 2022 en Bruselas. El público jalea mientras en una gran pantalla sobre el escenario se puede ver un paisaje que recuerda a películas como 2001: una odisea en el espacio: un desierto con una suerte de monolito por cuya rendija el espectador se cuela. El paisaje se parece más ahora al cañón del Colorado, pero sigue siendo desértico. Salvamos una construcción, que se asemeja a unas viviendas y la cámara (desde un punto de vista subjetivo) sube con nosotros hasta lo alto de un desfiladero. Una sombra alargada y fina aparece, el público grita. Esta persona de plastilina marca el código de una puerta y accede a un laboratorio. No se le ve la cara, lleva una máscara. El protagonista de esta animación va creando, probando, adiestrando robots para hacer música. Por fin se quita la máscara que le cubre el rostro, los allí reunidos se vuelven locos una vez más, se apaga la luz y comienza a sonar la música. 

Los acordes de «Invaincu» llenan la sala, en la que no cabe ni un alfiler. Gritos, aplausos, pitos, silbidos; la muchedumbre está incontrolable. Surge una sombra por entre la oscuridad. La pantalla vuelve a iluminarse lentamente mostrando un ensangrentado eclipse. «Mientras esté vivo seré invencible, siempre invicto», termina la letra de la canción. 

El cantante recula, deja que le aplaudan y vitoreen. Se acerca el micrófono a los labios y dice: «Estoy muy muy feliz de estar aquí, de verdad. Espero que vosotros también». Y en su cara se ve que está en casa y que realmente está encantado de verse en ese escenario en ese momento para presentar un nuevo álbum. El anterior, que vio la luz en 2013, aún resuena en ecos en esta segunda década del milenio. De esta forma, cuando pocos lo esperaban ya, cuando algunas esperanzas se había difuminado, diluido en un pastiche de olvido y nostalgia, reapareció: Stromae había vuelto. 

La reaparición de Paul Van Haver 

El 15 de octubre de 2021 la vida transcurría sin mucho sobresalto: la covid-19 seguía molestando en la rutina de todos con sus subidas y bajadas, se desvelaba que Carmen Mola, ganadora del Premio Planeta, eran en realidad tres hombres y el volcán de La Palma continuaba chisporroteando sin intención de apagarse. 

En medio de eso, sin que muchos esperasen nada, apareció una canción. Stromae sacaba «Santé», un tema festivo, bailable y, lo más importante, inédito. Esto suscitó preguntas. El artista ya había hecho una colaboración en 2019 con Coldplay para su canción «Arabesque», había sacado un tema de nueve minutos de duración en 2018, llamado «Défiler» y que servía de banda sonora para un desfile de moda unisex de Mosaert. Esto llevaba a pensar que «Santé» quizá solo era una pista aislada. No sería raro, pues en los últimos tiempos los artistas van soltando canciones como pildoritas en lugar de montar álbumes enteros como norma. Había un hecho diferencial, no obstante: ese mismo día no solo aparecía el single, sino también el videoclip oficial. 

Muchos fans escondidos, recelosos, descorazonados, seguramente fueran escépticos a que detrás de este lanzamiento sorpresivo hubiera un disco enterito, con todas sus canciones ordenadas y prestas a ser escuchadas. Las dudas se despejaron unos meses después. El 8 de diciembre, a través de un vídeo de unos segundos en Instagram, usando un filtro que le multiplicaba, Paul anunciaba que el 4 de marzo vería la luz su nuevo álbum, Multitude, y que esto vendría acompañado, además, de una nueva gira. En el corto extracto el artista acababa diciendo: «Estoy muy contento de anunciar esto. Ha pasado mucho tiempo. ¡Hasta pronto!». Habían pasado nueve años desde que el belga lanzase Racine carrée, su segundo trabajo de estudio en el que había temas como «Papaoutai», «Formidable», «Ta fête» o «Tous les mêmes». Hay que recordar que Paul, en el cénit de su carrera, cuando cosechaba éxitos por doquier, desapareció

El ritmo de trabajo frenético le pasó factura a su salud mental y física e hizo que se esfumara de la esfera pública casi por completo, centrándose en el trabajo a través de su marca Mosaert, focalizada en moda y producción (es la encargada de levantar el proyecto Stromae). 

Tras tanto tiempo parecía casi impensable que volviera a los escenarios, si bien es cierto que en una entrevista en el periódico francés Libération, en la que participaron Paul, su hermano Luc y su mujer Coralie Barbier, dice abiertamente que un disco llegará en algún momento, aunque para esa fecha, noviembre de 2020, aún no sabía cuándo. Al tiempo, también decía en la misma conversación que le sentaba bien no centrarse en el proyecto Stromae. Siendo así, podía pasar de todo y una servidora no tenía esperanza en que el regreso fuese real. 

Multitude: un álbum inesperado

Equivocarse, en ocasiones, es maravilloso. Llegó el 4 de marzo y apareció Multitude. La espera había tocado a su fin y todo el mundo tenía entre sus manos el nuevo disco de Stromae. Doce canciones y treinta y cinco minutos de duración no parece mucho después de nueve años. Existía además una duda: en el espacio de una década cambian muchas cosas, da para una transformación personal y para otra de la industria musical: ¿estaría Stromae a la altura? ¿volvería a regalar al público éxitos como «Alors on danse» o «Carmen»? La respuesta es sí y no. 

Desde el punto de vista más personal posible por mi parte, Racine carrée es el mejor trabajo de Stromae hasta la fecha. Ahora bien, ¿desmerece eso a Multitude? ¿quiere decir que este tercer álbum se queda corto? En absoluto. La obra se abre con «Invaincu», mismo tema con el que el cantante comienzan sus conciertos de esta nueva gira. Él mismo ha dicho en alguna entrevista que esta canción es una buena introducción, un himno que dice «eh, he vuelto, nada me ha vencido». Curiosamente la compuso en el proceso de creación de Racine carré, allá por el inicio de la anterior década. Eso sí, para su presentación oficial dentro de este nuevo proyecto se le añadió un coro búlgaro. 

Y es que el título, Multitude, no es casual, como nada lo es en el trabajo de Stromae. El álbum es un crisol de culturas en el que el artista ha tratado de representar el folclore alrededor del mundo. Por ello, además de un coro búlgaro, en Multitude se encuentran sonidos árabes, africanos, latinos o asiáticos. No en vano, en una de las pistas, «La solassitude», se oye un erhu chino, que le da un aire exótico a la canción, pero que encaja perfectamente. El propio Stromae describe Multitude como el ensamblaje de la «música folclórica y tradicional de casi todo el mundo que se mezcla con el pop». 

Pese al carácter experimental que ha tenido la creación de este disco, Paul afirma que no le gusta experimentar, ya que prefiere no encontrar sonidos muy complejos que le confundan el oído. Multitude es la medida justa, es un sonido nuevo al tiempo que sigue recordando al Stromae de 2013 y tiene temas potentes como son «Fils de joie» (que habla sobre, literalmente y perdonen, un hijo de puta), «Pas vraiment» (donde se usa una flauta turca) o «Riez» (inspirada en el afropop y para cuyos arreglos se trabajó con la Orquesta Nacional de Bélgica). 

Por supuesto, Stromae no sería Stromae si no crease ese contraste entre músicas alegres y bailables y letras profundas o, directamente, deprimentes. Sirviéndose casi de un humor ácido «La solassitude» parece una evolución de su tema «Te quiero», de su primer trabajo, en el que se habla de que nadie está bien estando soltero, pero tampoco con la vida en pareja; en «Santé» hace un brindis por todos aquellos trabajadores que están al pie del cañón mientras que el resto está de fiesta celebrando; en «Fils de joie» pone en jaque a la prostitución y a los consumidores de la misma; pero quizá las más interesantes, por ir de la mano y por los temas que tratan, son las que cierran el disco y, para ello, hay que mencionar también cómo son los directos de Stromae en esta nueva gira. 

Un maestro de la performance

Quizá algunos consideren la aseveración de a continuación algo desmesurada, pero sin casi atisbo de duda, se puede decir que el directo de Stromae es una de las mejores performances que alguien que vaya a un concierto se va a encontrar en su vida. 

Una parte importante del trabajo de este artista se ha centrado desde el inicio de su carrera en lo visual, en emplear los medios de comunicación a su alcance de forma original. Algo que, hoy en día, es más común (puede verse en lo que hizo C. Tangana en la radio estadounidense NPR o en el falso directo de TikTok de Rosalía para presentar Motomami). Solo que Stromae empezó a hacer esto ya en 2013 a raíz de su segundo álbum cuando rodó aquel famoso y genial videoclip de «Formidable»

De todas las actuaciones que han surgido a raíz de Multitude, la que más sobresale es la de «L’enfer». Una canción, la más triste seguramente de todo el disco, que habla de la depresión, de tener pensamientos suicidas, de estar solo. No es el vídeo oficial lo que más destaca (siendo una pieza que desde luego merece la pena ver), sino una entrevista que a principios de enero de 2022, concedió el artista en el canal francés TF1. 

La intervención de Stromae en este programa se hizo viral. Una periodista le entrevista, se hace un breve repaso en un reportaje por su carrera, se habla de sus problemas de salud y de su vuelta inesperada. Hacia el final de la conversación, Anne-Claire Coudray le pregunta: «En tus canciones hablas mucho de soledad, ¿la música te ha ayudado a liberarte de esa carga?». La respuesta de Stromae es cantar «L’enfer» en directo dejando a los espectadores boquiabiertos.  

Los directos de Stromae, como ya pasase con aquel de 2015 en el Centre Bell de Montreal (uno de sus lugares más especiales para actuar, según reconoce el mismo Paul), son de otro mundo. La calidad del sonido, la performance que organiza, cómo su voz se escucha como si estuviera haciendo playback, es sencillamente brutal. No solo te ofrece un espectáculo en el que canta las canciones favoritas de los que van a verlo, él actúa. En cada tema encarna un papel y lo vive hasta el final transmitiendo su fabulosa energía. 

La nueva gira comenzó el 22 de febrero de 2022 en Bruselas, cuando solo se conocían un par de canciones de Multitude. El concierto puede verse, grabado seguramente con un móvil, en YouTube. Stromae te mete en su universo y, siendo sinceros, pocas veces se ve que además de una actuación ejemplar un concierto tenga créditos, como en el cine, al finalizar. 

Retomando el hilo, se hace preciso hacer mención especial a esas dos canciones que cierran Multitude, «Mauvaise journée» y «Bonne journée». No pueden entenderse por separado. En la primera se nos narra un día de mierda, uno de esos en los que reclamas tu derecho a quedarte toda la jornada en el sofá. En la segunda se esgrime una suerte de contestación a esa depresión fugaz con lo contrario, un día en el que te sientes con derecho a todo, todo va bien y es maravilloso. 

En los directos siempre canta estas canciones juntas una detrás de la otra. El belga sube a un sillón que se desplaza por el escenario y con el que juega continuamente. Nos muestra, de este modo, la cara y la cruz, lo bueno y lo malo, alcanzando cotas altas de realismo con una letra que va a hacer que la mayoría de personas se sientan identificadas. 

Desde ese 22 de febrero Stromae está danzando por el mundo yendo a festivales como Coachella, Nos Alive de Lisboa y el BBK de Bilbao, entre muchos muchos otros. Su tournée finalizará en el verano de 2023 en París (no busquen entradas porque ya no quedan). Es apabullante ver la cantidad de trabajo, esfuerzo, implicación y calidad que tiene Multitude y los conciertos que en torno a esta nueva música han preparado Paul y su equipo. Era casi impensable que volviera y la respuesta de los que le siguen alrededor del mundo ha sido total, agotando entradas y encumbrándole, tras siete años de desaparición, como el artista francófono más importante de nuestro tiempo. Mi consejo: escuchen a Stromae y, si tienen la oportunidad, vayan a verlo en directo antes de que, Dios no lo quiera, se vuelva a esfumar.   

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