Música

Le Parolier: «When Will We Be Paid?», de Randall Stewart

Mavis Staples, intérprete de «When Will We Be Paid?» Imagen: Film First Co.
Mavis Staples, intérprete de «When Will We Be Paid?» Imagen: Film First Co.

Mavis Staples se ríe cuando le preguntan por Bob Dylan. «No sé qué hubiera pasado si nos hubiéramos casado». El Bardo de Minnesota y la joven cantante y activista de Chicago se conocieron en Nueva York en un plató de televisión. Eran los primeros años 60, época de cambios musicales y sociales. «Nos escribíamos cartas porque solo nos veíamos si coincidíamos en un festival», añade. «¡Y nos besábamos!». Dylan llegó a proponerle matrimonio y, mucho más convencional de lo que nos querríamos imaginar, habló antes con Roebuck, el padre de Mavis, pero ella le rechazó por considerarse demasiado joven. Tiempo después, en 1979, Dylan le pidió que participara en su disco religioso Slow Train Coming acompañándolo en el tema «Gonna Change My Way of Thinking». Posteriormente, una Mavis Staples de casi ochenta años fue telonera suya en el segmento de su Never Ending Tour correspondiente al año 2017.

¿Controlar a los demás? ¿Consolarnos de nuestras desdichas con las ajenas? ¿Compensar la envidia que tenemos a los famosos? Los psicólogos y sociólogos han estudiado y siguen estudiando por qué nos interesan los cotilleos y chismorreos. Una búsqueda en internet nos dará una ristra de explicaciones más o menos convincentes. En este caso, además de humanizar un poquito a ese personaje mítico que es Dylan, podemos deducir que el activismo de Mavis pudo tener una influencia positiva en el Bardo. En su autobiografía1, Joan Baez, otra de sus célebres parejas, cuenta cómo se estuvo resistiendo a cantar en la marcha sobre Washington de Martin Luther King. Y es que Dylan no estaba tan comprometido con la política como nos ha dado a entender la leyenda. En cambio, Mavis y los Staple Singers, su grupo familiar, que concebían su música como un instrumento de activismo y compromiso, siguieron al Dr. King en infinidad de eventos y manifestaciones. 

El mes de febrero es el Black History Month, pero hay disidentes que exigen que la historia negra se recuerde todos los meses. Como hacemos cada vez que escuchamos temas como «When Will We Be Paid?», que es literalmente una reclamación laboral.

Con acompañamiento de Steve Cropper, ‘Duck’ Dunn y Al Jackson, Jr., los MGs de Booker T. Jones, y la poderosísima voz de Mavis Staples dirigiendo la reivindicación, «When Will We Be Paid?» de los Staple Singers es una pregunta retórica que no necesita respuesta. Una frase que resume la historia afroamericana y, en realidad, también la de la clase trabajadora que genera tanta riqueza a cambio de sueldos muchas veces ridículos. No hay dinero en el mundo que pueda compensar el trabajo y el sufrimiento del esclavo. «When will we be paid for the work we’ve done?», «¿Cuándo nos pagarán por todo el trabajo que hemos hecho?», fue editado en single por Stax, el nuevo sello de los Staples, en octubre de 1969. Mavis y sus hermanos, Cleotha y Pervis, dirigidos por la serena guitarra de Roebuck, incluyeron la versión original de «When Will We Be Paid?» en su álbum We’ll Get Over. 

El autor de «When Will We Be Paid?» es RandallRandyStewart, uno de los compositores de base de Stax. Randy había sido miembro de The Fiestas, grupo vocal originario de Newark (Nueva Jersey) que en 1959 convirtió en clásico el tema «So Fine» que había sido compuesto y producido cuatro años antes por Johnny Otis2 e interpretado por The Sheiks. Con raíces en el gospel y el folk y adentrándose en aquel 1969 en los dominios del soul y el funk, En 2000, Prince, otro duendecillo musical de Minnesota, editó su versión de la canción con el título «When Will We B Paid?». La versión más emblemática, sin embargo, es la de los mismos Staples en el festival conmemorativo de la independencia de Ghana en 1971, recogida en el film Soul to Soul (de Denis Sanders).

Después de repetir dos veces el título de la canción, Stewart y los Staples comienzan con una primera estrofa prácticamente descriptiva, un primer verso que nos informa de qué nos van a hablar: «Hemos trabajado esta tierra de costa a costa», continúa. El detalle de su extensión geográfica nos brinda una primera idea de lo titánico de ese trabajo no remunerado. Trabajos, como la alimentación y la limpieza, que además son imprescindibles para la supervivencia: «Nuestras mujeres os han cocinado la comida y os han lavado la ropa». Un verso más adelante y en un viraje de lo agrario a lo técnico pasaremos del entorno doméstico a actividades clave de la economía norteamericana: «Os hemos recogido el algodón y os hemos instalado las vías del ferrocarril». La primera referencia al maltrato, el sufrimiento y la explotación aparece en seguida: «Nos hemos dejado la piel en vuestros aserraderos». Y repite: «When will we be paid for the work we’ve done?».

Tras esa primera estrofa dedicada a tareas de construcción y cuidados, entramos en la segunda dedicada a la guerra y su mistificación: «Hemos luchado en vuestras guerras en todos los países para mantener este país libre para mujeres, niños y hombres». El retorcido patriotismo norteamericano de disfrazar su imperialismo militar como defensa de la libertad y la democracia se convierte, para Stewart, en otra muestra de la generosidad de los antiguos esclavos negros y su voluntad universal. La de «When Will We Be Paid?» es una letra densa, una letanía que acumula información y reproches en cada compás. Así, el siguiente verso nos hace ver que el precio de esa lucha es, una vez más, la esclavitud: «Parece que todo se tuerce cada vez que pedimos la paga».

Sintético y claro, el lenguaje de «When Will We Be Paid?» no utiliza aderezos ni subterfugios para denunciar y lamentar los abusos y el maltrato físico y sicológico: «Nos han apaleado, insultado, disparado y apedreado», dice y denuncia que cada vez que un negro hace algo bien, alguien dice «mal» («every time we do right, someone say we wrong»): para el racista el esclavo no es humano, es una mera bestia de carga y se sobreentiende su incapacidad de hacer bien las cosas. «Os hemos entregado nuestro sudor y nuestras lágrimas» y continúa lamentando los trescientos años de tropiezos y dificultades sufridos por la población afroamericana alejados de su tierra de origen y despojados de su cultura en evidente referencia a la diáspora africana, a los secuestros forzosos y la deshumanización de la trata de esclavos: «Llevamos más de trescientos años separados de la tierra que conocímos», y añade: «despojados de nuestra cultura». Entretanto, el estribillo va interfiriendo el recitado de reclamaciones y lamentos como un mantra obsesivo: «When will we be paid for the work we’ve done?».

La canción terminará con un ad libitum de Mavis repitiendo y deconstruyendo los eslogans estereotipados del patriotismo: «¿Podemos sentirnos alguna vez orgullosos de este país vuestro? ¿Podremos cantar alguna vez «Sweet Land of Liberty a plena voz»?». Son frases cargadas de intención, nada casuales, que resumen lo que ha estado contándonos la canción: los antiguos esclavos fueron privados de los bienes materiales y del salario justo, pero también se les robó la identidad y se les negó la sensación de pertenencia, ese «wrong» de la segunda estrofa que les imposibilita reconocerse en la tierra y en la sociedad en la que viven por la que se esfuerzan y trabajan. Se trata de un lamento por la compensación merecida y nunca recibida, y sobre todo de una reclamación que exige a través de esos eslogans y que, cuando Mavis nos descubre que no incluyen a todos los pueblos y razas, nos resultan absolutamente mudos. Seguimos con el estribillo final en el que la cantante se va a encarar con el oyente: «Tell me now», exige a pesar del desfallecimiento y cansancio de los tres siglos de trabajo.

En la última repetición, la cantante, ahora convertida en coautora, se enfrenta al destino y a la historia lanzando una desiderata idealista: «Will we ever have peace and harmony?», directa constatación de que el odio es lo que construyó el régimen esclavista. Aumentando el tono y la exigencia termina preguntando: «Lo que quiero saber es ¿se nos pagará algún día?».


Notas

(1) Joan Baez, And A Voice To Sing With. Summit Books, 1987.

(2) Johnny Otis era hijo de emigrantes griegos y destacó como productor, compositor, intérprete pero sobre todo como cazatalentos. Fue llamado el padrino del rhythm & blues por su gran labor en la difusión de esta música desde los años 40 del siglo XX.

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Un comentario

  1. Tito B. Diagonal

    Comprendo tan bien a Dylan con su falta de entusiasmo para las reivindicaciones colectivas… ¡Pero Mavis Staples, hay que ver cómo interpreta! ¡¡Respect Yourself!!

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