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Mujeres que leen, mujeres que duermen

mujeres que leen

«La vida no vale nada si no tienes una obsesión», dijo John Waters. Yo tengo varias, pero dedicaré este artículo a dos de ellas: las mujeres que leen y las mujeres que duermen.

Las mujeres que leen son sexis. Empiezo con esta frase lapidaria para poner enseguida las cartas sobre la mesa: la inteligencia es erótica. Es ejemplar a este respecto la repetición del mantra brain is the new sexy por parte de Irene Adler en la reciente serie Sherlock: para amar y desear a alguien hay que admirarlo, y uno de los caminos más directos hacia la admiración es la chispa de la inteligencia .

Echadle un vistazo a esta fotografía de origen desconocido. Su protagonista es indudablemente atractiva, pero recibe un plus de belleza por su expresión ausente y concentrada en la lectura. A la hermosura juvenil, natural y distraída, se une el ensimismamiento de la belleza encerrada en sí misma, inaccesible y por tanto más deseable, como una diosa griega distante y carnal al mismo tiempo. La lectora puede estar completamente absorta o puede levantar de repente la mirada hacia el observador, sonriente o soñadora , relajada o nerviosa . En cualquier caso el arquetipo está claro: me encanta mirar (admirar, contemplar, estudiar) mujeres atractivas mientras leen. Ni siquiera es necesario que la lectura sea su afición principal: mi pareja es más amiga de la música que de la literatura, pero cada vez que le regalo libros de Romain Slocombe  disfruto del placer vicario de contemplarla mientras lee.

Por supuesto, tengo que incluir el inevitable disclaimer: ¿por qué sólo hablaré de la belleza femenina y no de lo sexy que resulta ver hombres leyendo? Fácil: a pesar de que disfrutaría mucho más siendo bisexual (como decía Woody Allen, duplican sus posibilidades de pasarlo bien un sábado por la noche), a lo más que llego es a heteroflexible, por lo que tengo mucho más fácil identificar y admirar la belleza femenina que la masculina.

En cualquier caso, para comprobar si estoy en buena compañía en mi particular erotomanía literaria, intercambio opiniones con algún vecino de revista y, sobre todo, publico en Pinterest y Twitter fotos de mujeres guapas enfrascadas en la lectura, bajo el apropiado hashtag #readingissexy. No es difícil encontrar buenas imágenes: un buen punto de partida para convertirse en cazador de erotismo letrado es cierta famosísima actriz rubia.

Leer es sexy

Tenemos que hacer que los libros vuelvan a molar. Si vas a casa de alguien y no tiene libros, no te lo folles. John Waters

Es fácil encontrar imágenes de Marilyn Monroe (o, mejor dicho, Norma Jeane ) leyendo. No posando para cámara con un libro abierto por cualquier página a modo de atrezzo, sino concentrada en la lectura con ese particular abandono que los fetichistas del reading is sexy sabemos identificar. Es bien conocido que a pesar de que cultivaba con esmero la pose de rubia ingenua y poco espabilada, Marilyn no tenía un pelo de tonta y disfrutaba mucho de la lectura. Es interesante por ejemplo la historia de esta famosa fotografía tomada por Eve Arnold en 1954, que no fue un posado sino un momento de pausa durante una sesión fotográfica que Marilyn aprovechó para relajarse repasando las últimas páginas del libro que había traído: el Ulises de James Joyce . En otras fotografías aparece con un ejemplar de Un enemigo del pueblo de Ibsen (en adaptación de su entonces marido Arthur Miller), o las Hojas de Hierba de Walt Whitman en más de una imagen, o un libro sobre Goya, o (nadie es perfecto) How to improve your thinking ability .

mujeres que leen 2 Uno tiene la impresión de que Marilyn se sentía más cómoda siendo fotografiada con un libro en la mano (he aquí otro uso del libro: el escudo protector) que en sus habituales poses de pin-up. Y aunque haya quien dude de la inquietud intelectual de Marilyn, como Esther Tusquets en el prólogo de un libro que enseguida comentaremos, tan cercana resulta esta imagen al núcleo de su personaje que una de las más famosas imágenes promocionales de Michelle Williams caracterizada como Norma Jeane en la película Mi semana con Marilyn fue esta. Aunque probablemente mi imagen favorita de Marilyn sea ésta, en la que su sonrisa pícara resulta especialmente natural.

El campo del #readingissexy es inagotable: tenemos bromas visuales como ésta de Natalie Wood, mujeres que leen junto a su gato, lectoras de cuarto de baño, fans de Kurt Vonnegut con look rockabilly, doncellas que fingen leer y fingen quitar el polvo, lectoras contorsionistas , universitarias que estudian en el césped del campus y gafapastas que hojean libros de pin-ups llevando cinturón de castidad en fotos de Eric Kroll .

El propio libro puede convertirse en objeto erótico, como en este momento de intimidad con un tomo de Mario Testino : cuando me preguntan si en el futuro el libro electrónico sustituirá al de papel siempre pienso en esta fotografía, que difícilmente funcionaría con un Kindle… Es más fácil acariciarse con papel que con silicio. Hablando de caricias: es bien sabido que hay libros pensados para ser leídos con una sola mano, y puede averiguarse mucho de una mujer sabiendo con qué lecturas se excita .

No sólo en la fotografía podemos encontrar bellas imágenes de mujeres leyendo: hay muchísimos artistas que han sabido retratar ese hermoso momento de belleza ensimismada. Traigo algunos ejemplos a vuelapluma: este cuadro de Sir Frederic Leighton, o este de Balthus, o esta hermosa ilustración de Alberto Vargas. Si queréis tener en las manos un libro entero dedicado a las mujeres lectoras, os recomiendo el de Stefan Bollmann, publicado por Ediciones Maeva con prólogo de Esther Tusquets y llamado Las mujeres, que leen, son peligrosas .

No me gusta la inclusión de esas dos comas en el título. Dan a entender que todas las mujeres leen, lo que es rotundamente falso: las hay que no cogen jamás un libro, del mismo modo que hay hombres que sólo los usan para calzar mesas. Esas puñeteras comas eliminan precisamente la distinción que individualiza a las mujeres a las que está dedicado el libro: las que son capaces de abstraerse en la lectura.

El recorrido empieza con La Anunciación de Simone Martini, retablo en que la Virgen María aparece más bien molesta de haber sido interrumpida en su lectura por el ángel. Sin ningún orden particular, continúa a través de imágenes de mujeres enfrascadas en la lectura tan hermosas como la ingenua Joven leyendo de Franz Eybl (una muchacha en arrebato cuasi-religioso), el Interior con muchacha leyendo de Peter Ilsted, la sensual Muchacha leyendo de Jean-Jacques Henner o el fascinante Retrato de Katie Lewis de Edward Burne-Jones.

mujeres que leen 3Las pinceladas históricas sobre femineidad y lectura que acompañan al libro repasan las restricciones impuestas a las mujeres para acceder a la lectura y a determinados libros. En el siglo XVI el humanista Juan Luis Vives (sí, el del instituto valenciano combativo) aconsejaba a los maridos que evitaran por todos los medios que sus esposas e hijas leyeran: “las mujeres no deberían seguir su propio juicio, dado que tienen tan poco”. Tres siglos más tarde, el revolucionario francés Sylvain Maréchal escribió un largo panfleto llamado Projet de loi portant défense d’apprendre à lire aux femmes («Proyecto de ley para prevenir la enseñanza de la lectura a las mujeres”), cuyo texto original puede consultarse aquí. Con su característico estilo entre satírico y mortalmente serio, pasa revista a las grandes mujeres de la Antigüedad que no necesitaron saber leer (desde Elena de Troya hasta Juana de Arco), advierte de los peligros para la convivencia de que las esposas sean más sabias que sus maridos, y deja caer reflexiones tan antipáticas para el erotómano de la lectura como “ las mujeres que se ufanan de saber leer y de escribir bien no son las que mejor saben amar”. Qué sabrás tú, cenizo Maréchal.

Este tipo de objeción resulta sorprendentemente frecuente: la intelectualidad, el genio y la inteligencia se reservan para la lectura y el hombre, mientras que a la mujer se le asignan sólo los sentimientos del corazón… Una argumentación pobre incluso dejando de lado los aburridos tópicos de Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus: no todos los libros son áridas enciclopedias, sino que pueden rebosar de locura y sentimiento. Los libros, exactamente igual que las personas, son una mezcla de razón y sentimiento, de impulso y razón, de tripas y lógica.

De un modo u otro , es innegable que el acceso a la lectura constituye el acceso al mundo de la cultura (sea la popular o la erudita), y por tanto resultó un arma en manos de las mujeres. Leer no sólo culturiza: también hace ganar autonomía, seguridad personal, horizontes nuevos a investigar. El libro se convierte en un objeto de empoderamiento social femenino .

En este sentido, es interesante echarle un vistazo a La conspiración de las lectoras , de José Antonio Marina y María Teresa Rodríguez de Castro, un entretenido ensayo en que se examina el caso del Lyceum Club Femenino, una asociación de mujeres que nació en el Madrid de los años veinte y contó con intelectuales como María de Maeztu, Victoria Kent, Clara Campoamor, Zenobia Camprubí… Hasta 115 mujeres que durante la dictadura de Primo de Rivera colaboraron en la alfabetización, defendieron la igualdad femenina y la incorporación de la mujer al mundo del trabajo y la educación. Especialmente importantes fueron los seminarios de derecho impartidos por abogadas como la propia Campoamor: gracias a ellos muchas mujeres descubrieron cómo organizarse y exigir reformas legales, como la de sustituir el artículo 57 del Código Civil (“el marido debe proteger a la mujer y ésta obedecer al marido”) por el más razonable “marido y mujer se deben protección y consideraciones mutuas”. El Liceo continuó activo hasta el estallido de la Guerra Civil, a pesar de enfrentarse a una fuerte oposición social que tildaba a sus socias de locas o maníacas. Nada nuevo bajo el Sol: la mujer intelectual vista como amenaza.

Y así, entre reflexiones sobre feminismo y pinturas magníficas van pasando las páginas, hasta que al llegar a un cuadro como éste de Carl Holsoe se despierta otra de mis erotomanías favoritas. ¿Qué ocurre cuando una mujer se queda dormida leyendo un libro? ¿Cómo cambia su belleza al pasar de la concentración activa y ensimismada al relax absoluto del sueño?

Las bellas durmientes

Carrie, solo te gusta La Bella Durmiente porque duerme durante cien años y no envejece ni un día. Stanford en Sexo en Nueva York

En una de sus mejores novelas, el premio Nobel japonés Yasunari Kawabata describe un burdel muy particular, habitado por prostitutas vírgenes que lo siguen siendo después de pasar la noche con sus clientes. El coito está prohibido en La casa de las bellas durmientes: los clientes, ancianos en su mayoría, pagan enormes cantidades de dinero por pasar la noche en compañía de hermosísimas jóvenes narcotizadas. Profundamente dormidas desde antes de su llegada hasta después de que se marchen, lo único que deben hacer las jóvenes es lucir pasivamente su belleza ante la mirada ávida de los ancianos.

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¿Qué obtienen los clientes de ese extraño burdel si no es satisfacción sexual? Algo probablemente m ás importante para quien tiene más pasado que futuro: recordar las sensaciones eróticas de su juventud, disfrutar de la contemplación de la belleza, dormir abrazado a un cuerpo joven, cálido y suave… Los viejos miran, admiran y acarician sin miedo a que nadie juzgue la decrepitud de su propio cuerpo, y pasan la noche en un simulacro de compañía. Algunos sienten un fervor incluso religioso, convirtiendo a la bella durmiente en una diosa capaz de concederles la redención:

“Mientras yacían contra la carne de muchachas desnudas que dormían un sueño provocado, en sus corazones habría algo más que temor a la muerte cercana y nostalgia de su juventud perdida. Podría haber también remordimiento, y la inquietud tan común en las familias de los prósperos. No tendrían ningún Buda ante quien arrodillarse. La muchacha desnuda no sabría nada, no abriría los ojos si uno de los ancianos la tomaba con fuerza en sus brazos, no derramaría lágrimas, no sollozaría ni siquiera gemiría. El anciano no necesitaría sentir vergüenza, los remordimientos y la tristeza podrían fluir libremente. ¿Y acaso no podría ser la propia «bella durmiente» una especie de Buda? Era de carne y hueso, y su piel joven y su fragancia podían significar el perdón para los tristes ancianos”.

Kawabata rescató un tropo grabado a fuego en el inconsciente colectivo y los cuentos de la tradición oral: el de la bellísima mujer profundamente dormida, ausente, desvalida y a la vez carnalmente presente. En esa línea, varios autores japoneses han utilizado “prostitutas del sueño” en sus historias, como mi admirada Banana Yoshimoto en Sueño Profundo o Haruki Murakami en su mejor novela, la Crónica del pájaro que da cuerda al mundo.

Aunque tal vez el fan más famoso de Kawabata sea Gabriel García Márquez, que ha homenajeado a La Casa de las Bellas Durmientes en el gran cuento corto El avión de la bella durmiente y en la lamentable novela Memoria de mis putas tristes. El cuento es sencillo y emotivo, un bonito alegato a favor de la belleza dormida. En cambio, Márquez se podría haber ahorrado el segundo homenaje: lo que en la historia original era sutilmente cruel, hermoso y sórdido, se convierte en Memoria de mis putas tristes en una improbable historia de amor bien escrita pero finalmente hueca y autocomplaciente.

Como referencia contemporánea al arquetipo de la “joven desnuda y profundamente dormida”, hay que mencionar la reciente película Sleeping beauty, escrita y dirigida por Julia Leigh como adaptación modernizada de La casa de las bellas durmientes. Extraña y desasosegante, capta muy bien el espíritu de la novela de Kawabata y su ambiente progresivamente denso y enrarecido (“como un submarino en el que se fuera acabando el aire” en palabras de Yukio Mishima en el prólogo de la novela).

¿En qué se diferencia la belleza abstraída de las lectoras y la de las dormilonas? No todas las mujeres leen, pero todas duermen: la lectura tiene un plus de exclusividad y elección consciente que no tiene el sueño. Hay más diferencias: la mujer que lee tiene una belleza tensa, activa, concentrada; la belleza de la que duerme es lánguida, pasiva, relajada… Y mucho más indefensa.

Existe toda una poética de la indefensión, como descubre el protagonista de La llave, libro cruelísimo de Junichiro Tanizaki, al recuperar la pasión con su esposa gracias a las fotografías que le saca mientras está inconsciente y desnuda en la cama. Si a una persona dormida la encontramos hermosa sentimos el impulso de acunarla, protegerla, abrazarla… Por otra parte, los rostros dormidos tienen algo fascinante, una cierta autenticidad hipnótica y desconcertante. Al dormir nos despojamos de todas las máscaras con que nos protegemos durante la vigilia; al perder el control consciente de nuestra expresión facial, nos mostramos tal como somos. Y es que una cara dormida nunca es completamente neutra. En la cara de una lectora se refleja el libro que está leyendo: si en el capítulo se narra una tormenta habrá truenos en su mirada; si se describe un incendio, las llamas iluminarán su expresión. Pero si esos reflejos los vemos en la cara de una mujer dormida, sabremos que el incendio está en su interior, en su narración interna, su propio libro autobiográfico. Cada ceño fruncido o sonrisa inesperada en el rostro de una mujer dormida es una línea en el mapa de su alma.

Eso sí, no me pidáis una poética de los ronquidos.

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Cadáveres exquisitos

Los dormidos y los muertos no son más que imágenes. Macbeth, William Shakespeare

Por mucho que Shakespeare compare a los dormidos y a los muertos, por mucho que a la muerte le llamen «el sueño eterno», por mucho que pueda parecer indistinguible a simple vista una persona profundamente dormida de una muerta… No es lo mismo dormir que morirse, aunque Sueño sea el hermano menor de Muerte. Una cara muerta ya no es un mapa de nada, ya no refleja nada, y la belleza que le pueda quedar a su expresión es desesperada y definitivamente ausente. Como aprendimos los que vimos la tremenda serie A dos metros bajo tierra, los cadáveres ya no tienen más expresividad que la que le otorgue el maquillador.

En 1852 el pintor británico John Everett Millais terminó su obra maestra Ofelia, el retrato de la pobre enamorada de Hamlet que se suicida ahogándose en un río. El cuadro es extrañamente hermoso, fascinante y terrible, y su composición ha sido imitada en muchas ocasiones por artistas como Steven Graber, Rineke Dijkstra o Hellen van Meene. En la famosísima murder ballad de Nick Cave llamada Where the wild roses grow, una espectral y bellísima Kylie Minogue asesinada adopta la postura post-mortem del cuatro de Millais, mientras que en la Melancholia de Lars Von Trier aparece una Ofelia con los rasgos de Kirsten Dunst . En los primeros años del siglo XX el respetado escritor Natsume Soseki describió el cuadro como «una imagen de considerable belleza», convirtiéndolo en muy popular en Japón. Es fácil suponer que Kawabata se vio influido por esta corriente de fascinación por el destino de Ofelia, o al menos eso ayuda a explicar la aparición de la muerte en las últimas páginas de La casa de las bellas durmientes.

Queda como ejercicio para el lector encontrar equivalentes masculinos para la fascinación con el hermoso cadáver de Ofelia. Palabras clave: Pietà, Che Guevara, Heathcliff.

El sex appeal de Ray Bradbury

Siempre imaginé que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca. Jorge Luis Borges

Pero no quisiera acabar este artículo hablando de cadáveres, por exquisitos que sean: volvamos a la alegre erotomanía de la lectura y el brain is the new sexy con dos comentarios-tontería de despedida. En primer lugar quiero hablaros de un concurso literario estadounidense un tanto peculiar, el Annual Naked Girls Reading, cuyas bases podéis consultar aquí. Ficción breve de tema libre (sólo se pide que sea “visceral”), quinientos dólares de recompensa y la particularidad de que en la entrega de premios los relatos ganadores son leídos por cinco miembros del jurado: jóvenes guapísimas completamente desnudas. Sin duda será algo digno de verse, al menos si las lectoras son como estas bibliotecarias suecas. Y por último, me despido con un vídeo-parodia homenaje a las mujeres lectoras, especialmente a las fans de la ciencia ficción… Una divertidísima chorrada geek de Rachel Bloom llamada Fuck me, Ray Bradbury!

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82 Comentarios

  1. Bellísima reflexión sobre la belleza femenina. ¡Qué gozada de lectura! El final, la referencia a los cadáveres y las bibliotecarias suecas me dejan más frío, pero quedo completamento compensado con el resto del artículo. Qué maravilla, así da gusto. Felicidades al autor.

    Dani.

    • ¡Muchas gracias por las felicitaciones!

      La referencia a los cadáveres es inevitable teniendo en cuenta la culminación de «La casa de las bellas durmientes» y las estrechas relaciones entre el sueño y la muerte… Y lo de las bibliotecarias suecas ha sido un impulso irresistible, jaja. Por lo demás, me alegra que compartamos ideales sobre la belleza femenina! :-)

  2. Nikkisaku

    Durante la década de los 90, yo trabajaba en un despacho y, los mediodías, me acercaba a comer a casa de mis padres. Tenía un trayecto de metro de una media hora. A mi aburrida tarea de oficina siempre me acompañaba algún libro de la biblioteca, que hacía mis continuos viajes un poco más amenos. Muchos días me encontraba, de vuelta a casa, con un vecino que me parecía muy guapetón, encantador, educado… y muchas veces íbamos hablando hasta nuestra parada, hasta el ascensor que nos dejaba en diferentes pisos.

    Pero para siempre ha quedado grabada en mi memoria la vez en que él no se acercó a mi hasta que ya salíamos del metro. Me comentó, entre risas, que no había podido interrumpirme, viendo lo absorta que estaba en mi lectura, pues en mi cara se reflejaba todo lo que iba leyendo y que no había podido dejar de mirarme. Me sentí muy transparente, algo avergonzada.

    El libro era » I, Tina «, la biografía de Tina Turner….

    Por cierto, que yo también tengo un fetiche con la gente que duerme, creo que tengo fotos de todas mis parejas y de algunos amigos en ese dulce estado…. ;)

    Algún día tienes que recomendarme por dónde debería empezar a leer cómics de Sandman, que me gustaría mucho….

    Genial como siempre, Josep!

    Un besoteeeee!!!

    • Jajaja, qué bonita la historia de tu vecino de vagón. Le entiendo perfectamente, como habrás adivinado al leer el artículo: cuando no estoy yo mismo leyendo en el metro o el bus, me dedico a mirar a mi alrededor para cotillear (quiero decir, investigar con espíritu antropológico) las lecturas de la gente que me acompaña y cómo afectan a la expresión de su cara.

      Me ha encantado lo de tu colección de fotos de amigos y parejas durmiendo: con menos que eso te monta Paul Auster un bestseller.

      De Sandman habla (y muy bien) mi vecino de revista Ramón Flores en este artículo, que es un buen punto de partida:

      http://www.jotdown.es/2012/03/sandman-esperanza-en-el-infierno/

      En cuanto a por dónde empezar… Yo diría que por el principio, jeje. Es una serie más o menos autoconclusiva, 75 números que cuentan una historia que, si bien no estaba cerrada al principio, sí queda cerrada al final. Conseguir los números sueltos es complicado, pero hay varios recopilatorios… Igual puedo llevar alguno al club del libro.

      ¡Un abrazo!

  3. Mandelman

    Yo a veces veo en el metro a alguna hermosa chica absorta en la lectura de algún libro y me quedo absorto con ella, me ensimismo mirándola como ella se ensimisma en las páginas, se crea entonces un trío de subyugación concéntrica entre el libro, ella y yo.

    Entonces, cuando mi hilillo de baba ya está alcanzando el suelo… ella en algún leve y sensual gesto femenino mueve el libro y al asomar la portada veo que está leyendo «La sombra del viento» o las memorias de Antonio Gala. Y la conexión mágica se va a tomar por culo.

    No obstante, en una ocasión una chica -muy joven y muy guapa, por cierto- me sorprendió al mostrar que estaba leyendo «El Estado y la revolución» de Lenin. Dudo que entendiera gran cosa del libro, y que aunque lo entendiera pudiera sacar alguna lección valiosa de semejante mamarracho comunista y calvo. Pero me la puso dura, he de admitirlo.

    • ¿Y porqué tienes q dudar que entendiera gran cosa? JotDown es un hormiguero de snobs…

    • A mí una chica que lee un libro de Lenin me pone. Y hasta según qué chico también, según me pille.

      Por otro lado, en el artículo casi no he entrado en el contenido de los libros leídos por las bellezas lectoras, porque en realidad para producir el efecto de concentración que tanto me gusta observar da un poco igual si está leyendo el Ulises o el Marca. La importancia del contenido viene luego, cuando se entabla el diálogo: hay más probabilidades de que me caiga bien una lectora de Bolaño que una de Coelho.

      • Genial lo que dices. Me ocurre algo similar cuando voy por primera vez a la casa de una chica que estoy conociendo.
        Me ocurrió hace dos días que entré al piso de una que me gustaba y vi en su biblioteca dos libros: ¡UNO DE COELHO Y LA BIBLIA!
        No lo pasé mal, pero no me quedé a dormir…

    • Los libros se carcterizan por reveltarte un mensaje ya sea subliminal o directo, te aseguro que el libro «ESTADO Y REVOLCUON» tiene mucho mas contenido explicativo de nuestras vidas como mortales y animales politicos por excelencia, que un libro (que no es para desacreditarlo) que simplemente te refleja un estado animico filisofico, LA DOCTRINA SOCIALISTA NO ES UN FIN PARA SI MISMO (como dogma), mi estimado amigo, ES UNA GUIA PARA LA ACCION.
      Por lo otro al calificar de una manera peyorativa hasta el punto d ela jocosidad, a un gran intelectual, economista y politico ruso como fue Vladimir Lenin, solamente estas exteriorizando tu bajo nivel ideologico y falta de cultura

  4. A Pala Bra Dos

    Coincido en la crítica a la novela de García Márquez, ‘Memoria de mis putas tristes’ es poco creíble y sorprendentemente roma.

    Gabo, tú antes molabas.

  5. Campoamor

    Humbert ve por primera vez a Lolita leyendo un libro en el jardín…Estaba perdido. Ninfúla ninfúla…

  6. Valeris Diederichs

    Me encanto, no somos un peligro por leer, realmete la lectura es una verdadera arma de poder para nostras las mujes.

  7. De los mejores artículos que he tenido el placer de leer. Frases tan ingeniosas que resultan fascinantes a los ojos que cualquier lector. Las referencias son exquisitamente impresionantes.
    Mis felicitaciones al escritor.

  8. Belleza lectora, belleza durmiente… son grandes bellezas, si… pero la indiscutible reina de la belleza es el rostro de un orgasmo puro y sincero. Ese y no otro, es el reflejo más sincero de nuestro alma. El instante exacto en el que el universo propio se detiene y explota. Y no, no todo el mundo se corre con el mismo estilo y dignidad.

    • Muy cierto: bien visto.

      ¿No había un artista que había recopilado miles de fotografías de expresiones faciales durante el orgasmo? O lo he visto en algún lado, o lo he soñado: no estoy muy seguro de qué sería más preocupante.

  9. Pingback: Culture Club » Libros para llevar

  10. Exquisito.

    El tema en si, es fabuloso. De contexto los libros y en primer plano, la mujer. Leer te deja excitado, extasiado.

    La lectura de estas líneas tienen el poder de transportarte, de llevarte a un lugar como el que imaginó Borgues en el cielo.

    Las fotos por si solas son muy buenas, pero si las añadimos al contexto, son maravillosas.

    Belleza, Mujeres (perdón la redundancia), Libros, Fotos… ¿Habrá un mejor placer que esto? Sí, tal vez leer todo esto.

  11. Increíble artículo, Joshep. Las mujeres son hermosas (y lo digo a pesar de ser mujer heterosexual, pero eso no me impide ver la belleza) y más si leen.
    Te recomiendo este otro artículo (la primera parte especialmente), a ver qué te parece! A tono de «mujeres y libros».
    http://elmalpensante.com/index.php?doc=display_contenido&id=1904

    • Es muy chulo el artículo, sí, ¡gracias por recomendarlo! Me gusta mucho su tono entre romántico y melancólico. Y por mi parte, la decisión esta clara: siempre mejor mujeres que lean. :)

  12. Y aun cuando lee, el valor de la mujer se encuentra en lo que despierta en el hombre.

    Qué triste.

    • O lo que despierta en la mujer. ¿He comentado aquí alguna vez que mi pareja es bisexual? :P

      No, en serio: el principio básico de que la concentración en la lectura vuelve al lector más atractivo es universal, tanto masculino como femenino. Hablo en el artículo de lo que conozco mejor, pero no es complicado extrapolar.

      • Pues no sé si lo habías comentado, pero ya que estamos: No sé si os he dicho que mi primo es celíaco. Y mi tío Manolo asturiano.

        • Pues salúdalos de mi parte. :)

          Es cierto que una mujer no necesita ser bisexual o lesbiana para apreciar la belleza en la imagen de una mujer lectora=concentrada y abstraída. Pero también es cierto que la lectura (a mi entender) errónea de que el artículo está enfocado a la excitación que despierta esa imagen EN UN HOMBRE exluye a bisexuales y lesbianas.

  13. Un artículo sobre mujeres que leen, y lo que más importancia recibe es el cuerpo y la belleza de estas mujeres. En fin, no avanzamos.

    • ¿No encuentras tú más atractivo a un hombre si le miras cuando está concentrado en la lectura que si le observas mientras le cae la babilla mirando los deportes en la tele?

      El artículo no trata de que el cuerpo y la belleza tengan más importancia que la mente y la inteligencia, sino más bien todo lo contrario. No he hablado de cómo son físicamente las mujeres que admiro (gordas o delgadas, altas o bajas, rubias o morenas), sólo de cómo cambia su expresión, para bien, en el momento en que se abstraen.

    • Que pesaditas (y previsibles) sois las feministas.

      Antes de hablar con una mujer, lo único que podemos apreciar de ella es su imagen. Esté leyendo, cocinando o calculando las cargas a las que esté sometido un puente de acero.

  14. Josep. Buenas tardes desde Venezuela (noches en España). Quería preguntarte. ¿Conoces «After Dark» de Haruki Murakami? Hoy estuve tentado a comprarla pero acá en Venezuela los libros son muy caros porque como no hay quien los edite todos se importan, y con dólares muy elevados, que el dolar oficial y regulado no es para la cultura.

    • «After Dark» es una novela quizás menor de Murakami, pero con bastantes puntos de interés. Es uno de sus libros «surrealistas», una novelita-jazz de final abrupto y desconcertante. Yo la compré en inglés vía Amazon, pero desgraciadamente no sé cómo podría conseguirse en Venezuela…

  15. Pingback: Serendipity: 21/04/2012 « la vida no trae instrucciones

  16. Colombine

    «Las mujeres que leen son sexis. Empiezo con esta frase lapidaria para poner enseguida las cartas sobre la mesa: la inteligencia es erótica. (…) Para amar y desear a alguien hay que admirarlo, y uno de los caminos más directos hacia la admiración es la chispa de la inteligencia .»

    Jimena, la única manera de transmitir la inteligencia que somos _erótica y no erótica_ es el cuerpo. Tanto que sin él, no existimos aquí, ahora, en presente. ¿Como no nos vamos a fijar en él si es la materialidad que hace posible que el otro se haga realidad y a la vez entrega?

    (:…)

  17. Pingback: Jot Down Cultural Magazine | Pies, ¿para qué os quiero?

  18. Pingback: Hay que joderse - Blog tentacular de Josep Lapidario

  19. enrique trujillo

    barbaro su articulo…verdad que hace la diferencia ….alguien dijo…somos lo que leemos….lastima que en mi cuba no tengan aceso a su pagina …hay un monton de cubanos cultos ….que se deleitarian con su pagina….y seguro…le tocarian el tema del escritor que nunca murio..lezama lima con paradiso….gracias

  20. Pingback: El placer de las lectoras | cosasmias

  21. Es precioso… y que pena no poder decir más al respecto. Pues mientras leía me he quedado prendada de la forma en que se manejan las palabras y lo bien que se dominó el tema…

    Temo no poder decir más. No sabía yo que hubiese hombres a los que les gusta observarnos mientras leemos. El mero hecho de saberlo me ha calentado las mejillas y me ha hecho suspirar medio aliviada, es una suerte la mía leer mientras estoy encerrada en mi cuarto, aislada del mundo y de los mirones.

    Y respecto al sueño… siempre me han dicho que resulta muy dificil despertarme, porque me veo tan… xD y nunca terminan la frase. Lo cual me deja con la duda colgando. Pero bueno, gracias por compartir tus palabras, fueron leídas y apreciadas.

  22. ¿Alguien puede decirme de dónde está sacada la primera foto que aparece en este artículo? Hacía tiempo que no veía una imagen tan sensual.

  23. Yo siempre he sido capaz de leer en cualquier sitio por muy bizarro o ruidoso que fuera.
    Lo que me da un buen libro, la paz mental que me regala es muy difícil de describir, no hay mejor descanso que una buena lectura y no hay mejor sueño que el que te provoca unas horas de letras.
    Me ha encantado el artículo.

  24. Pingback: 50 libros al año - Resumen 2012

  25. Desde que la búsqueda inversa es posible en Google, ya apenas hay imágenes de origen desconocido. La foto de la chica que mencionas es de alguien que se hace llamar Angélica X en Flickr: http://www.flickr.com/photos/angelicax/899730649/

  26. Pingback: Mujeres que leen, mujeres que duermen

  27. De un gusto exquisitamente más bello es el detalle de darse cuenta de la magnificencia erótica o no, pero belleza al fin y al cabo, de una mujer leyendo. Yo veo muchas en el metro todos los días, (aunque lo que se lee es un grado para que sea atractivo u ominoso).

  28. soy yo o todas están en actitud de follar…

  29. Me he leido todo el articulo, eso consta que si leo y mucho, amo los libros, y siempre estoy en busca de algo nuevo, sin embargo nunca lo habia visto de esta manera, y debo admitir que se siente bien. Por cierto, el cuento de Gabito es uno de mis favoritos.

  30. El Marqués

    Una rápida visita al blog de Luna Miguel desmonta este artículo en dos minutos.

  31. Pingback: La pornolectora | Koratai

  32. Hay muchos enlaces que no funcionan :(

  33. Oh, amé tu artículo, gracias por publicarlo. Y sí, los libros pueden ser amantes totales, incluso para masturbarse con ellos el cuerpo, no sólo la mente, me consta ;)

  34. Me dignifico e identifico con sus pasiones querido Josep, soy de las que lee mucho y duerme para soñar con lo leído, no obstante comparto una pasión más, que parece ser el centro de origen en sus obsesiones, las mujeres, esas que leen en el transporte publico y que gustan de dormir en el pasto bajo el sol resplandeciente, preferentemente con vestidos de tirantes.

  35. Fernando

    Gran artículo, lástima que la mayoría de las imágenes ya no están disponibles. Ojala las vuelvan a poner.

  36. Pingback: Literatura y empoderamiento de la mujer | Sir Verdoso

  37. Pingback: Sir Verdoso

  38. Fascinante artículo, nunca me había parecido tan atractivas las imágenes de esas mujeres, pero esta lectura inevitablemente las hizo hermosas, de seguro para más de uno de los lectores. También soy una admiradora de la belleza, femenina y masculina, aunque tuve ciertas resistencias con lo de la belleza de las muertas (aún no llego a ese nivel de apreciación jajaj), pero disfrute mucho del tema y la forma de desarrollarlo :)
    Creo que gustaría ser de esas que admiran, leyendo y/o durmiendo, aunque no sé si muerta jaja.
    Gracias!
    Saludos!

  39. P.D. olvidé dar los elogios al autor, quién con su escritura se tornó mas bello jaj

  40. Definitivamente observar a alguien mientras lee es muy placentero, sea hombre o mujer (sin importar la preferencia sexual, que no sé por qué se empeñan en marcar). La abstracción durante la lectura es muy especial.

  41. Ningun link funciona :(

    • Eduardo Marías

      Abre una cuenta de Pinterest y busca las fotos a través del hashtag #readingissexy o localizando la cuenta del autor. ¡Suerte!

  42. La mayoría de los links no funcionan, y es una pena…

  43. Eduardo Marías

    ¡Sencillamente delicioso! Te recomiendo este vídeo: Girl Who Reads http://www.youtube.com/watch?v=lmEbF2uhsZk.

  44. Edith Selene

    Creo que hoy en día se ha vuelto un atractivo que las personas porten un libro, lean en el parque o en el transporte público.Pero para la mayoría de las personas e incluso para mi es mas importante el contenido del libro, el autor que lee y el titulo del mismo.
    La lectura se disfruta de diferente manera y yo creo que debe verse a mas gente con un libro en el parque que llamando por telefono o mandando mensajes y publicando en sus redes sociales, es como dicen «el mejor amigo del hombre es un libro»

  45. Totalmente de acuerdo…pero los hombres que leen también son sexys. Muy sexys de hecho.

    Sobre esto escribí, «historias de voyeurismo lector».

    http://www.cosasqmepasan.com/2013/03/una-docena-de-historias-de-voyeurismo.html

  46. Raquel Campuzano

    Además de «bellas», leer nos deja sabias, poderosas y peligrosas. Esas son las fotografías que deberían acompañar este artículo. Es curioso que al final sigamos siendo «objetos de discurso» hasta en un texto en el que se nos supone sujetos activos de lectura, al menos en el título; a pesar de que esté lleno de nombres de autores masculinos. Les recomiendo a los autores que lean más a mujeres que escriben y así conocerán más a las mujeres que leen.

  47. En pocas palabras, ¿calladitas nos vemos más bonitas? ja ja

  48. Ey! Los links no (me) funcionan! Por favor, por favor, por favor, alguna solución?

  49. Enhorabuena por el artículo. Cualquier persona que está leyendo me produce atracción; la expresión de la cara, sumida en lo que imagina, me hace desear acercarme, mirar lo que lee, entrar en ese mundo. Ni siquiera me importa la edad, ni si es hombre o mujer. Voy a menudo en trenes en donde cada vez hay más gente que lee (me gustan hasta las expresiones que producen los apuntes de la universidad) y lo único que detesto de los libros digitales es que no puedo leer el título de la lectura. Esa afición por las expresiones del que lee creo que me alegra desde la niñez. Aburridos, cinco hermanos leíamos en verano durante la siesta de los mayores cualquier libro que hubiera en casa. A veces, uno miraba al otro, sólo por mirar. Creo que ellos también siguen haciéndolo. Me gustan los hombres leyendo, para empezar, vaya. Aunque también me gustan en otras posturas! Pero leyendo….. Mmmmmm.

  50. Las fotografías de James Dean y de Marlon Brando leyendo son el equivalente masculino que estás buscando.
    Gracias por todas las referencias literarias y por tu tablero Reading is Sexy.
    Pásate por mi web, que yo además de bella durmiente y lectora, también escribo, lo único capaz de ganar en sexy a las otras dos.

    http://showgirlpoet.com/

  51. Lectora compulsiva y obsesiva

    Crecí en un barrio donde una chica que leía era una empollona, una estrecha que no tenía de sexy absolutamente nada, una chica que no merecía ni un vistazo. Decían y, lo más lamentable, dicen en mi barrio que una chica que lee no te aportara nada bueno y además, seguro, que es un cardo.
    Y eso me permitió pasar mi adolescencia y gran parte de mi juventud libre de moscones, misóginos, machistas y sobre todo, de tíos que no han leído nada salvo los titulares del Marca y As.
    Reading is Sexy and Reading gives you freedom. A mí, al menos, me la dio.

  52. Mi estimado Josep, te felicito por tu publicacion, realmente increible tu concepto de mujer intelectual, me gusto.

    Mi pregunta es sobre la estrofa de tu articulo donde citas
    «Es más fácil acariciarse con papel que con silicio. Hablando de caricias: es bien sabido que hay libros pensados para ser leídos con una sola mano, y puede averiguarse mucho de una mujer sabiendo con qué lecturas se excita» . Esta cita es tuya mi buen Josep, o de alguin mas?

    Saludos desde Guatemala.

  53. luis alvarez

    El fallecido prematuramente Eloy Lozano, relaizón en el 2001 también una adaptación para el cne de lsa novea de las Bellas Durmintes.
    http://www.culturagalega.org/avg/produccion.php?Cod_prdccn=217&busca=Belas+dormentes

  54. Nicolás Rojas

    Qué gusto este artículo. Hoy, que volví a él para compartirlo, descubrí que los enlaces ya están rotos. Sería muy bueno renovarlos.

    Felicitaciones al autor por este ameno, documentado, interesante y atractivo aporte.

  55. Luis Glez

    Excelente artículo, te recomiendo estos libros, que te sorprenderán:
    «¿Cómo debería leerse un libro?» de Virginia Woolf. y

    «Si mi biblioteca ardiera esta noche» de Aldoux Huxley.

    Esto de la lectura, debería de leerse sobre como leer…
    ;)

  56. Me encanta, otra vez. Ultimamente he visto dos casas sin libros. No solo no me los follaria, sino que me produce cierta inquietud, como si la casa no fuera real sino solo un decorado o el escaparate de una tienda de muebles. Y me entran ganas de salir corriendo antes de que me persiga un maniquí

  57. Pingback: LEER DE LEER Y DE LECTURAS | 15 Gotas

  58. Pingback: 27 · 6 de febrero · Reading is sexy | 35paratustreintaycinco

  59. Pingback: Mujeres | montanamagicablog

  60. no he tenido suficiente tiempo para echarle un vistazo a todos los enlaces (acabo de descubrir tanto la página como el artículo, y está buenísimo!), pero recientemente encontré unas deliciosas sesiones de «lecturas histéricas» realizadas por mujeres de diferentes edades, muchas, me parece, son universitarias norteamericanas, pero hay alguna lectura en nuestro idiomoa… se las recomiendo…

  61. Estupendo artículo. Pero es una pena que casi el 90% de los enlaces a fotos no funcionen, porque parte del texto se basa en ellos. A ver si le dan un repasito y lo solucionan ;)
    Por lo demás, chapó.

  62. Me gusta que alguien haya reparado en ello y además que lo manifieste sin complejos,pero para que una mujer resulte sexy leyendo no es necesario que tenga postura sexy,ni piernas abiertas,ni que se esté tocando…A mi me apasiona la II Guerra Mundial ,no se si se me vería sexy leyendo algo de este tema…:-) El caso es que has acertado de pleno y encima mencionad uno de mis cuadros favoritos «Ophelia».
    Vuelvo a leer,vuelvo a recuperar una de mis pasiones perdidas por que anteponía lo urgente a lo importante y porque me acerca a mi AMOR,a el no sé si lo recuperaré algún día pero si alguna vez vuelve a verme que me pille leyendo y que me encuentre sexy!!
    Gracias Josep

  63. Pingback: La pornolectora según Francesca Serra | Koratai

  64. Tardíamente opino. En fin, por la parte que me toca, gracias por decir que las mujeres que leen son sexies (aunque, y ahí me las tendré que ver, no sólo se trata de leer, sino de ser leída, y ser sexy es algo más que reunir condiciones, viva dios). Me alegra leer que la inteligencia no es un antixclímax tipo tu madre mirando. Y respecto a las imágenes, diría que la primera no manifiesta placer ni expectativa: está controlando el cabreo para que no se a evidente que no le basta con hacer picadillo a su amante y a su esposa, o al cochino correveidile que la expuso a esa exasperada humillación, o quizá a sí misma por estúpida. O tal vez está siendo observada por alguien al que desprecia y es consciente de que puede mantenerlo en vilo o mandarlo al cuerno, pero no llega a decidirse. Marilyn quiere hurtarse al mundo, pero vigila con desconfianza la observación de la que es objeto, y las otras imágenes están encontrando el modo de dar rienda suelta a su propia literatura y por eso no reflejan su lectura, sino a sí mismas (¿mujeres durmientes, diría usted?). Dicho de otro modo (y muchas gracias por la hermosa descripción), cada uno ve lo que ve. Me ha encantado la lectura. Gracias otra vez.

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