Arte y Letras Cómics

Ponga un fanzine en su vida

Usted“Hágalo usted mismo”. Esta debe ser la vía de escape mental de un historietista —novato o consagrado— cuando, con una idea en la cabeza o una obra ya terminada, se planta delante de un editor y se topa con las consignas de mercado, las tendencias de moda o las limitaciones de turno en general. Entonces uno recuerda que para hacer cómic basta con agarrar lápiz y papel, y que desde el modesto formato del fanzine se puede empezar a dar salida a aquello que a uno le barrunta en las neuronas y quiere contar con las mínimas interferencias ajenas.

Antes de empezar el mapa representativo —difícilmente exhaustivo— de la fanzinería que intenta ser este artículo, les propongo repasar dos casos célebres. El primero se sitúa por el 1993, cuando Max ve rechazada por La Cúpula una comprometida historia llamada Nosotros somos los muertos, sobre la pasividad de la sociedad respecto del conflicto de los Balcanes. Se decide a autoeditarla como fanzine y distribuirla por su cuenta. Max hace muchos contactos en el proceso. Y dos años después, junto con Pere Joan, crea una de las revistas más importantes sobre cómic alternativo que hemos visto por aquí —con el nombre de aquel fanzine— y que se publica durante doce años dando a conocer las vanguardias historietísticas del momento. El otro caso es el de Las aventuras del Capitán Torrezno de Santiago Valenzuela. El protagonista era un achaparrado y castizo parroquiano de cualquier bar de barrio —o de todos ellos—, nacido en el fanzine Jarabe, donde se contaban delirantes sátiras de corte underground, que daba el salto ambicioso a la obra larga y serializada, a la aventura épica y al viaje al mundo extraño. El volumen que iniciaba el segundo ciclo de sus aventuras, Plaza Elíptica, recibía este año pasado el galardón del Premio Nacional de Cómic.

La fanzinería, a día de hoy, con sus camaraderías y endogamias, con sus proyectos y sus búsqueda del darse a conocer —potenciadas estos últimos años por la oportunidad expositiva de la web— sigue viva y dando guerra, hablando con su propia voz, recorriéndo salones y festivales del tebeo por toda nuestra geografía, experimentando por el camino, y en muchos casos convirtiéndose en un fin mismo. Y para que den un descanso a sus compras de autores que venden miles de copias, les proponemos que —si en su librería habitual disponen— adopten un fanzine.

Usted y los universos personales

Coordinado por Esteban Hernández, en el fanzine Usted —premiado este año en el salón del cómic de Barcelona— han participado autores ya conocidos como Paco Alcázar, Albert Monteys, Fermín Solís y David Rubín entre otros, además de contener trabajos de su fundador. La publicación, como las buenas revistas de historieta, se mueve de alguna forma a caballo de un estilo de hacer cómic bastante contemporáneo. Digámoslo de otra forma haciendo una brevísima historia de las revistas de cómic : CIMOC o Zona 84 recogían en su día lo mejor de lo que se llamaba el “cómic para adultos”; El Víbora reunía a los autores underground del momento contando historias sobre las inquietudes de estos mismos; y revistas más recientes en el tiempo —y añoradas— como Dos veces breve o la mencionada Nosotros somos los muertos abarcaban el estilo independiente o alternativo de sus días. Usted —siendo aún un producto modesto— se podría emplazar fácilmente en la corriente actual de la ficción cotidiana o la historieta autobiográfica de carácter “íntimo y personal”, dejando a la vez espacio para que los autores invitados se desarrollen en el estilo que más gusten con apuntes de humor, fantasía o género negro, casi siempre con algún elemento delirante. Especialmente genial me ha parecido Diario de David López Lam en el quinto número.

Las historias del propio Esteban Hernández, autor de Suéter y El duelo, se cuentan perfectamente como historieta corta. Nos coloca en las rutinas de sus personajes —que pueden ser perfectamente las de cada uno de nosotros y quizá de ahí el “usted” con el que se nos señala en el nombre del fanzine— para exponer pensamientos normalmente no verbalizados, con un estilo gráfico de estilizada caricatura y algún aspecto de diseño no reñida con la pragmática de la narración. El autor construye sus microrrelatos a partir de inquietudes individuales que vistas desde fuera pudieran aventurarse nimias, pero que para quien las vive bien pueden ir al trote hacia el horizonte infinito de la obsesión : malestares que pueden ocupar la mente del ser humano durante cinco minutos, una mañana de sábado, una noche en vela, toda una vida o lo que dura una canción. Cuestiones que a veces podemos comunicar a otros y otras no, y que aquí se nos cuentan en el trasunto de unas pocas y bien estructuradas páginas.

El underground que alimenta

migasNo deja de ser curioso que dos fanzines que ya llevan un tiempo en marcha hayan elegido nombres de yantares de la gastronomía popular para su cabecera. Uno de ellos es Adobo, fanzine sevillano del que ya hicimos una reseña anteriormente y que ya va por su octavo número. Cargadito de sus habituales dosis de cachondeo oscuro con voluntad de epatamiento, difícilmente deja al público con el culo en su sitio. Por sus páginas ha pasado gente como Nestor F. Y Molg H., que este año estrenaban la editorial Entrecómics con la edición en papel de su webcomic Moowiloo/Woomiloo. Como apunte anecdótico, reseñar que esta última entrega del cuadrangular Adobo viene en edición especial con el borde romo, una antivanguardia decorativa esculpida en las calles de Triana. Vamos, que se les cayó una caja.

El otro fanzine a reseñar con contenidos similares es el madrileño Migas, que va por su quinta —o séptima, según la numeración— entrega, algo más heterogéneo que el anterior y más cercano a un estilo de revista de contenido diverso, pero indiscutiblemente dentro de los callejones de la incorrección política. No te puedes emplazar en otro sitio con secciones como OGT Exquisite y OGT Cósmico, e historietas con mascotas televisivas de fantasía saltando a la comba con falos de dos metros. El fanzine trae algún que otro trabajo de ilustración y una microentrevista al dibujante Pedro Vera, autor de Ortega y Pacheco, que en Migas anda estupendamente en su salsa.

También géneros

Los géneros más clásicos del cómic tienen también un lugar por aquí. Y el caso barcelonés es amplio. Del grupo Nuevo Epicentro de jóvenes autores destacamos dos publicaciones. Por un lado, de Studio Kat llega la octava entrega de Katz, mangazine dedicado en esta entrega a los mechas, los robots japoneses tripulados, con mucha parodia y algún saque de mala leche. Por otro, estrenan Sextories, primera entrega de un recopilatorio de historias porno-eróticas para todas las orientaciones.

Otro estreno barcelonés llega este año con El Montacargas Sideral, fanzine publicado en colaboración con la Escola Joso y dedicado al cómic de ciencia-ficción. Prácticamente como una revista ya cercana al trabajo profesional, además de historietas autoconclusivas contiene páginas de ilustración a color, artículos y reseñas de cómic.

Y no podríamos dejar fuera al popular Rantifuso grupo-fanzine veterano en el mundillo que ha cumplido su décima entrega con un proyecto que además de dar buenas historias cortas en varios géneros ha tenido iniciativas que combinan historieta y acciones de sensibilización en escuelas.

Un par de propuestas diferentes

La libertad de la autoedición también ha dado pie a algunos elementos interesantes. ¿Recuerdan los viejos cuadernos apaisados de aventura de los cuarenta y cincuenta como El Capitán Trueno o El Jabato? Pues ahora imaginen un fanzine que homenajee aquel estilo de tebeo, pero con historias que jamás se hubieran podido publicar en aquellos años. Es el caso de Astaroth y Bernadette, la genial serie de “porno renacentista”. En un pequeño libreto —9 x 6,5 cms— sus autores nos cuentan las desventuras que sufre una joven y lozana molinera por culpa de un travieso imp con toda suerte de detalles. Su adaptación de la narración al formato horizontal no tiene nada que envidiar a los trabajos del maestro Iranzo en El Cachorro. Incluye además secciones como clubs de fans ficticios, anuncios y pasatiempos en su contraportada, que convierten el producto final en una pequeña joya que bien puede devenir objeto de culto para los amantes del cómic erótico, fetichistas del bdsm y nostálgicos de las biblias de Tijuana.

Astaroth y Bernadette

Por otra parte, los tiempos de crisis han azuzado la originalidad de algunos en cuanto al empleo del soporte en papel. Probablemente cuando a los artífices de Flascinder se les ocurrió la idea, alguien gritó “¡caramba!” y Manuel Bartual donde quiera que estuviese tuvo un ataque grave de otitis. Bautizado técnicamente como “prozine gráfico” —sea lo que sea eso— el fanzine de bajo coste —y bajo precio— consiste en una sola hoja tres veces desplegable que contiene historias diversas de humor, además de un uso extensivo del código QR, que este año otros tantos fanzines han incorporado también como novedad.

Más de veinte años de El Naufraguito

Cerramos este artículo saliéndonos un poco del mundo de la viñeta, pero con broche de oro. Es el caso del veterano barcelonés El Naufraguito, una publicación completamente artesanal que viene apareciendo en librerías de la ciudad condal —y alguna madrileña— desde el 1987 con una historia que nos habla de su origen como suplemento de otro boletín. Creado por Ceferino Galán, El Naufraguito afronta desde el texto, las ilustraciones de Nacho Casanova y los diseños de Raúl García la dura tarea de indagar y desgranar todo aquello que puede provocar el naufragio del ser humano. El amor, el desamor, la muerte, la verdad, la mentira, la religión, las utopías, el placer, los turistas, la lucha libre o el pene. A veces las encara en bruto, otras vestidas de metáfora. Y siempre las aborda desde una multiplicidad de perspectivas, las de sus colaboradores —ficticios o no, vaya usted a saber—. Ya se nos advierte: sus reflexiones pueden confundir o desorientar tanto o más que el tema tratado en cuestión. Pero en cualquier caso nos demuestra que no estamos solos frente a los grandes dilemas de ayer, hoy y siempre.

Este es además un fanzine que se toca, se abre, se despliega. Número a número nos sorprende con mecanismos internos elaborados a base de grapa, pegamento, papel y otros elementos agregados en collage para tratar de absorbernos en la cuestión de cada número. A través del espejo (no.41) trae la gran mayoría de sus textos escritos al revés. ¿Para que sirve la religión? (no.72) incluye una página cubierta y lacrada con el mensaje en alto “Debajo no hay nada” que pone a prueba nuestra fe. ¡Maldita sea, el arte! (no.91) nos regala un falso original. Por si fuera poco y como si de una muñeca rusa se tratara, desde el séptimo número incluía El Mininaufraguito, el suplemento del que fue suplemento en su día, un mini fanzine de apenas dos pulgadas arropado en un marsupial bolsillo de cartulina, al final de cada número.

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14 Comentarios

  1. ¡Saludos! Aquí uno de la plantilla de Adobo. La magia del Facebook ha hecho que descubramos este artículo nada más publicarlo. Moltes grasies por la cita. ¡Nos han alegrado el Domingo! (y toda la semana que queda por delante).

  2. Oh! El Migas está en el internet! Gracias por la reseña y la foto!

  3. ¡Muchísimas gracias por haber mencionado a Sextories! Desde aquí os agradecemos que os acordéis de los nuevos fanzines que tratamos de salir adelante. ;) un abrazo!

  4. Gracias por la parte que me toca. ¡El bueno de Ensis, que me avisa de estas cosas! ¡Qué ilusión! :-)

  5. Pingback: Ponga un fanzine en su vida

  6. Muchas gracias por la mención de nuestro humilde tebeo y por las palabras tan elogiosas.
    8-)

  7. Infamelector

    Que tristeza me da ver que todos los comentarios de este artículo, son por parte de los aludidos y no por parte de las hordas consumidoras de grapas.

    PD: Oh, sí, fanzines ¡Que gostosso descubrimiento! Corro raudo a mi kiosko favorito a comprarlos.

  8. Infamelector

    Oye, que me dice el kioskero que nada. Que no hay tu tía. Que el tiene un mortadelo con la portada azulada de tanto darle el sol y ya. Pero también tienen chicles. Y los chicles están guays. ¿Seguís diciendo guays? Tener aficiones es muy bonito chicos. ¡Seguid así!

  9. Uno de Cuenca

    Acaban de empezar, y tienen muy poca tirada, pero yo recomiendo el manchego «están vivos!», visualmente muy interesante aunque escaso de texto. El «creatura» (de Illescas) es en cambio un fanzine de largo recorrido y con muchos colaboradores que dan mucha importancia a los artículos escritos con tinta ácida. Tambien estan el «Ojete» y el «Sobras!» (de difusión sumergida y casi inexistente), y un buen numero de publicaciones marginales que me dejo en el tintero. Y es que incluso en las cloacas la gente teme salirse del camino y perderse.
    Animo para todos los que nos traen esas publicaciones gloriosas que mencionáis, y a las que no también.
    En fin, gran artículo como siempre, y perdón por el chaparrón.

  10. Pingback: 10/09/12 – Ponga un fanzine en su vida « La revista digital de las Bibliotecas de Vila-real

  11. Pues el viernes estuve en un evento/concierto muy guay de Guts, un fanzine de madrid, tiene bastantes fans en fb eso ya me dice algo… aunque sea solo de ilustraciones y no tenga texto me parece bastante recomendable

    Os dejo lo que parece ser la pagina oficial http://gutszine.com

  12. Pingback: GRAF BCN 2016 – paraisodelaspuertas

  13. Los fanzines serán eternos, no tengo la menor duda. ¡Fanzine power!

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