Desmontes y voladuras Opinión

José Antonio Montano: La gran novela de Arcadi Espada

En nombre de FrancoArcadi Espada es desde hace tiempo nuestro mejor columnista, el maestro del columnismo más difícil de todos: el de ideas. Mientras que los demás columnistas (¡ahora tengo que incluirme!) tomamos con mucha suerte una idea y la mareamos hasta llenar el espacio requerido, Espada suele dispensar unas cuantas en cada columna. Por lo general, originales. Y encarnadas en lo que importa en último término, porque es su materia: la escritura. No se oponen, porque a esta la beneficia la idea: le quita grasa. La escritura de Espada es una escritura con tics, pero sin grasa. Suavemente amanerada, ágil y punzante. Para mí es también hoy nuestro mejor escritor. (Estas pontificaciones, naturalmente, las determina el gusto; así que pueden cambiar “mejor” por “el que más me gusta”).

El lector que no lea solo El País, que lo ignora (pobre destino el del periódico que, en menos de diez años, ha prescindido de Félix Bayón, Enric González o el propio Espada, y ha dejado escapar a Jabois), sabe que nuestro autor ha publicado un buen libro: En nombre de Franco. Para los arcadianos es un festín, y para mí, que soy un arcadiano con ciertas ganas, es un festín doble. Luego se verá. Se trata, por resumir, de un libro magnífico; ejemplar en varios aspectos, el primero de los cuales es la conciencia del carácter marginal de su asunto. Esto le resta melodrama y le otorga tragedia. Espada advierte desde el principio de que, aunque el diplomático Ángel Sanz Briz y sus colaboradores de la legación española en Budapest en 1944 salvaron a unos 3000 judíos, los exterminados en aquellos años fueron seis millones: “El periodismo trabaja siempre en la cruz que forman lo importante y lo interesante. La historia de Sanz Briz, como la de otros héroes del invierno de Europa, es interesante. Pero mucho menos importante que la de las masas enormes y mudas de cadáveres que nadie pudo salvar”. Solo en Hungría las cifras abruman: medio millón de judíos asesinados en tres semanas; 700.000 en total durante los pocos meses en que dominaron los nazis, hasta la llegada de los bolcheviques. Espada no permite que se evapore este trasfondo y sobre él va elaborando su relato.

Este está compuesto por un viaje, una investigación, una reconstrucción de los hechos y una corrección de falsedades. La elección del título que lo empaqueta, En nombre de Franco, es un caramelo para el aficionado a Espada: porque supone una consignación ajustada del contenido y al mismo tiempo un desafío, un ponerse deliberadamente en la picota, dado nuestro panorama sectario y bobo. Epatar con la verdad: he aquí la especialidad de la casa. A mí me fascina el modo en que Espada logra ser artista y dandi por medio de una renuncia explícita al arte y al dandismo. Como contaba Luis Antonio de Villena en Corsarios de guante amarillo, que es nuestro manual de esto último, el dandi se viste no para atraer sino para repeler. Crea así un vacío en torno, entre ascético y aristocrático, que le reafirma en su singularidad. El título de este libro repele, y Espada ha venido soplándolo como un matasuegras en todas las entrevistas, como cuando Oscar Wilde exhibía su traje estético. El juego de Espada está en hacerse fuerte en las limitaciones del periodismo: en escandalizar no con la imaginación sino con la realidad. En este caso, fue una realidad que los héroes de Budapest actuaron en nombre de Franco. El espíritu dandi de Espada se manifiesta, pues, en escoger la realidad adecuada en el armario de las realidades.

Aquí se trataba de deshacer dos engaños: el de que Sanz Briz y sus ayudantes actuasen por su cuenta y no de acuerdo con el gobierno franquista; y el de que el italiano Giorgio Perlasca, que continuó con la labor de Sanz Briz una vez que este se hubo marchado de Budapest, fuese el gran protagonista de la historia. Espada aporta documentación que desmiente lo primero; y señala que no existe documentación que suscriba lo segundo. El efecto de ambas desvelaciones resulta irritante. La primera porque nos obliga a admitir huecos de bondad (aunque fuese, como recalca Espada, por interés) en la maldad del franquismo; la segunda porque desmonta una historia brillante en favor de otra más gris. Es este eje enjundioso el que le da potencia al libro. El que lo convierte en una obra arriesgada, valerosa y compleja: con la hermosura seca y contradictoria, incómoda y en el fondo impasible, de la verdad.

Sobre la temática concreta del libro, en cualquier caso, ya se está hablando mucho. Yo quiero darle una vuelta insidiosa, porque mi admiración por Espada también lleva su pique. A mí me interesa menos el periodismo que la literatura. Y si Espada me gusta tanto es por su literatura. Yo acepto la moral periodística que se autoimpone, pero como si fuese (desde mi percepción) un requisito estético. Acepto igualmente como un valor la renuncia a la ficción: pero por los efectos literarios de tal renuncia. Como lector de literatura aprecio que lo que haya en la página sea un reflejo, una manifestación en palabras, de lo que ha ocurrido fuera. Pero lo aprecio porque refuerza la página: porque le da, por así decir, una sombra de vida. Volvemos al principio: la verdad, como la idea, le quita grasa a la escritura. La renuncia a la ficción es una excelente medida higiénica. Siempre que se sea consciente, como lo es Espada, de la primera realidad de la página, que es la escritura misma.

El juego que mantengo por mi cuenta, aunque parece que se trata ya de un juego andaluz, es el de alabar las cualidades novelísticas de En nombre de Franco. Una subtrama, o una trama latente, de este libro es el combate de Espada con la novela, a la que llama “la Deplorable”. Aunque es un combate que tiene su lado de cortejo. Su fijación no puede ser gratuita: tiene todas las trazas de constituir la defensa contra una tentación. Defensa justificada, porque los momentos en que Espada roza el género, cuando incurre en debilidades como la de usar la segunda persona para dirigirse a Perlasca, son los menos logrados (en realidad, los únicos menos logrados) del libro. Más allá de que en realidad no sea un combate contra la novela sino contra un tipo muy específico de novelas (por más que Espada use el término para referirse a todas: del mismo modo que usa equivocadamente la palabra faction, que significa en inglés justo la mezcla de fact y fiction), se trata de un combate precioso. El objetivo es restituir al personaje menos novelesco, Sanz Briz, el “héroe diplomático”, y desinflar al novelesco, Perlasca. Para lo cual Arcadi Espada se convierte pasajeramente en Arcadi Perlasca. Pero hay una suerte de venganza, no menos preciosa. La única cualidad novelesca de Sanz Briz, la de su supuesto adulterio (de hecho, la cualidad más novelesca posible: en ella se funda casi toda la novelística del siglo XIX), es la que más problemas ha terminado acarreándole a Espada. Sobre el final del libro además, como quien no quiere la cosa, Espada anota una confesión que lo asimila a El malogrado de Thomas Bernhard. A propósito del novelista Stephen Vizinczey escribe: “mi gran húngaro , el hombre que me enseñó tanto sobre la literatura que no tuve más remedio que dejarla”.

En nombre de Franco puede leerse, pues, como una novela: es también una gran novela. Una novela que parte de un gesto de raigambre vanguardista: la negación de la novela. Con un personaje principal, que es el que habla en primera persona, el que anota sus impresiones y sus pensamientos, e investiga; y otros personajes, deliberadamente no inventados (incluido “el inverosímil Campos”, ese Watson que, al mencionar sus calcetines, se convierte en el Pilar Urbano de sí mismo), a los que solo podemos acceder por medio de su rastro objetivo, los documentos y los recuerdos de otros a los que sí se accede. La intimidad, higiénicamente, permanece velada. No hay fantaseo ni imaginación (más allá de la minuciosa imaginación de cada construcción verbal), sino un acople a la vida. Esta decide, en último extremo, el argumento: fragmentario y confuso, inconveniente en ocasiones, frustrante, insatisfactorio. En comparación con estas premisas, qué blandos me parecen casi todos nuestros novelistas declarados, con sus historias flojas y sus aburridos mundos propios. Mi convicción es que no habrá una novela fuerte que no se tome en serio los reparos de Arcadi Espada. La realidad es el gran ariete contra la retórica.

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73 Comentarios

  1. «Arcadi Espada es desde hace tiempo nuestro mejor columnista» muy posiblemente de los peores que tenéis con diferencia. No os confundáis: que alguien sea famoso por hacer declaraciones controvertidas no implica que sea bueno.

    La comparativa de Arcadi Espada con Thomas Bernhard, por otra parte, es insultante para el alemán, o directamente para cualquiera con un mínimo de inteligencia que esté leyendo este articulo de opinión disfrazado de crítica literaria. Por favor, no nos toméis a los lectores de JotDown por estúpidos.

    • J. Brausen

      Estimada Sedda: Bernhard no era alemán, sino austríaco. Por lo demás, su opinión es tan respetable como falta de argumento.

    • El Abominable Hombre Sin Nick

      No es un artículo de opinión disfrazado, es un artículo de opinión sin disfrazar. Si te fijas justo sobre el título lo pone claramente en las categorías: columna, opinión.

    • ¿Por qué hablas en plural? Si crees que te toman por estúpido no intentes camuflarte en algo tan impersonal como «los lectores de JotDown».

      Por otra parte, el que apela a la inteligencia por una mera discrepancia de opinión, efectivamente merece que lo tomen por estúpido, porque lo es.

  2. Sedda: Thomas Bernhard no es alemán, aunque escriba en alemán. Es austriaco. De nada.

  3. PD. Ah, veo que ya lo había corregido Brausen. Gracias!

  4. Por otra parte, Sedda, si no aprecia la analogía es que no ha leído «El malogrado».

  5. Jeremías

    Espada no escribe artículos, sino que dicta sentencias. Sufre la desgracia de estar poseído por la Verdad.

  6. St. Andreas

    Arcadi Espada es el periodista más inteligente que hay en España. Cosa que tampoco es que sea un gran mérito.

  7. Juan José Martínez Jambrina

    Buen trabajo Montano.

    Me viene a las mientes el inicio de la famosa recensión de Sánchez Ferlosio sobre el RAVAL de Espada:

    Lo peor que podría decirse de ella es Se lee como una novela. Esa es precisamente la actitud de lectura con que NO hay que leerla. Tiene que ser tomada completamente en serio, porque es, en máximo grado, de interés público, y en un sentido mucho más general que el del caso particular que documenta.

    Yo sigo estando con Ferlosio y me da que Arcadi lo está con más fuerza que entonces. La ficción, la literatura, las novelitas hace tiempo que sobran. No es ninguna broma.

    • A mí estas afirmaciones tan categóricas sobre la inutilidad de la ficción me dan un poco la risa. ¿Qué hacemos con «Carácter y destino», por ejemplo? En el fondo creo que la línea de la vergüenza no está entre ficción y no ficción, sino en algún otro lado.

  8. Yo soy fan de Montano y de Espada.

  9. Toda narración, y el libro de Espada lo es, se construye a base de ideas y emociones (o “acople a la vida”, como usted prefiere llamarlas), sumadas y aun entrelazadas. Que los hechos narrados sean reales o ficticios es, desde este punto de vista, completamente irrelevante. La imaginación o el fantaseo no son, como me parece entender que sus líneas finales sugieren, obstáculos para que la vida se asome a las páginas, en absoluto. Supongo que comparte la opinión de que en las novelas de, qué sé yo, Marías, Houellebecq, Roth o Murakami, en las que todo es ficción (aunque, dicho sea de paso, quizá no tan anecdóticamente los dos primeros se autoinsertaron como personajes en algunas de sus obras) fluye la vida, de un modo tan fragmentario, confuso, inconveniente, frustraste o insatisfactorio como en el libro de Espada.

    El carácter marginal del asunto tratado, la ubicación de lo que se cuenta en la intersección entre lo interesante y lo importante o la utilización del trasfondo histórico para desarrollar el relato están presentes (y de hecho son rasgos esenciales) en cualquier buena narración desde, por lo menos, el siglo XIX. Entendería por tanto que a usted estos valores le parezcan ejemplares u originales en una obra cuya naturaleza es específicamente periodística, pero tiene que convenir en que no tienen nada de singular cuando el libro, como usted hace en ese juego que mantiene por su cuenta, se convierte “también” en una novela.

    Partiendo de su propia reflexión, de su propio juego, no entiendo, pues, qué aporta el libro de Espada a la novela, a la buena novela, que ésta no hubiese inventado ya por sí misma. Magnífica escritura, investigación rigurosa, reconstrucción minuciosa de los hechos, contundente corrección de falsedades, escandalizar restregando la verdad a bobos y sectarios: todo eso no es poco, desde luego, sino mucho y muy bueno. Pero yo diría que es sólo periodismo.

  10. Otro Rector

    No conozco personalmente a Espada y admiro su indudable inteligencia. Pero tiene un defecto irritante: este hombre agriado emplea su cerebro, principalmente, como arma arrojadiza (lo cual estaría bien si no fuera «principalmente» eso). Como si su principal intención fuera subrayar siempre la estupidez de la especie.

    Quienes lo conocen y aprecian siempre se refieren a él con una mueca de tristeza. Como si se tratara, efetivamente, de un talento malogrado. Como un personaje de Bernhard.

    Por otro lado, Arcadi puede tener abundantes ideas, pero también incurrir en sonoras estupideces. Como cuando declaró hace unos días que Sampedro no fue un hombre lúcido porque no tuvo ideas originales. Como si la lucidez tuviera que ser original. Yo he conocido a mentecatos muy originales. Y, a la inversa, a lúcidas luminarias en quienes la originalidad resulta un adorno accesorio, si es que está presente.

    Quiero decir que Espada tiene perfecto derecho a pensar que Sampedro no fue un tipo lúcido. Faltaría más. Pero no de forma arbitraria. Para decir lo que dijo pudo haber añadido que no fue lúcido porque llevaba dentadura postiza. O porque nació en Barcelona. Etc.

    Pasó lo de siempre. Como en ese momento todo el mundo hablaba bien de Sampedro, Espada prefirió soltar esa «boutade». Esto es lo que define, al fin, a Espada.

    Dicho esto, añado que «Raval: del amor a los niños» de Arcadi es uno de los libros que más hondamente me ha conmovido. Así como «De nens», la película que después del libro dirigió Joaquín Jordá. Dos obras maestras.

    • liberty valance

      ¿Y le parece a usted poco, lo de subrayar la estupidez de la especie? En una época en que nadie piensa por si mismo, en una época en que veo a personas con carreras universitarias que son incapaces del más mínimo análisis critico de la realidad,pegados como rémoras al discurso de su columnista favorito.
      Es imprescindible que alguien vaya repartiendo descargas eléctricas.
      Puede que el Sr. Espada se le fuera la mano con el difunto Sr Sampedro .Pero no me diga usted que leyendo todo lo que se escribió sobre él a raíz de su fallecimiento, cualquiera que no supiera de que iba la cosa, podría pensar que estamos hablando de un master del universo de la literatura y de la vida en general.

      • «En una época en que nadie piensa por si mismo, en una época en que veo a personas con carreras universitarias que son incapaces del más mínimo análisis critico de la realidad,pegados como rémoras al discurso de su columnista favorito.
        Es imprescindible que alguien vaya repartiendo descargas eléctricas».
        Creo que no hace falta añadir mucho más. Son las eternas contradicciones del ser humano…

      • Otro Rector

        Liberty, usted me malinterpreta. Me parece magnífico señalar la común estupidez humana. Lo que me aburre es cuando ese afán se antepone a cualquier otro (es decir, cuando solo es el PRINCIPAL afán como ya subrayé antes) y además parece practicado para señalar la superioridad de quien suscribe la denuncia. Yo siempre tengo ese sentimiento con Espada. Y eso en mi opinión proyecta una enorme sombra sobre cada uno de sus artículos.

        En fin, es como si a Espada le preocupara más poner al prójimo en ridículo (cosa que está muy bien) que contar la verdad (cosa que es todavía más importante). Es una cuestión de prioridades.

        • liberty valance

          Le tengo que dar la razón en alguna de sus observaciones, pero hay totalitarismos (es un hablar) como «cuando solo es el PRINCIPAL» o «. Yo SIEMPRE tengo ese…» que no me quedan claros en su exposición .
          En su conclusión tengo que ponerle peros. Poner al prójimo en ridículo y contar la verdad no tienen porqué estar en el mismo plano de comparación, si no es que Vd. afirma que AE miente para ridiculizar a alguien aunque me extrañaría mucho.
          Otra cosa es hacer un uso perverso de los adjetivos para, efectivamente ridiculizar a algunos, cosa que no me parece mal.

          • Otro Rector

            Tiene usted razón. Poner en ridículo al prójimo o contar la verdad no son objetivos incompatibles en un texto. Pero si el autor da prioridad al primer afán sobre el segundo normalmente la verosimilitud del texto se resiente. Esto era lo que quería decir. Y no es una opinión: le cuento lo que me pasa a mí SIEMPRE que leo a Espada. Puedo ser injusto o no, por supuesto, solo trato de explicar lo que me desagrada de Espada (que es algo subjetivo, por supuesto).

            Por otro lado, no veo el problema en emitir juicios sobre un autor que empleen términos como «principal» y «siempre». Que pueden ser muchas cosas, pero no «totalitarios». Al diccionario me remito.

  11. SrFloppy5

    Poca gente hay del nivel de España. Poca gente en general, no española.

  12. Juan José Martínez Jambrina

    Otro Rector. De Sampedro no hablaba bien todo el mundo. Espada hizo un comentario leve al respecto. Savater fue mas duro. Despidió a Sampedro con un columna tan dura y fría como duras y frías fueron las palabras de Sampedro para muchos vascos que se sienten tan españoles como el que más.

  13. Solo decir que no me sorprende que Arcadi Espada defienda a Franco. Que el franquismo no era antisemita y pro-nazi es una mentira propagada por el propio régimen después de que los nazis perdieran la guerra. Y Espada (y la extrema derecha española) continúa esa mentira. Si lo que dice en su libro es cierto ¿cómo se entiende esto?:
    http://www.lavanguardia.com/magazine/20120921/54350575139/franco-y-el-exterminio-nazi.html
    ¿o esto?: http://elpais.com/diario/2010/06/20/domingo/1277005953_850215.html

    • Ciertamente, diga lo que diga Espada y la extrema derecha, «eso» no se entiende, pues es contradictorio. En un lado (La Vanguardia) dice que los alemanes están como locos por enviar judíos a España y en el otro que están deseosos de recibir judíos de España (El País).

      Por otro lado, tampoco sé cómo cuadra lo de que el franquismo intentaba mentir haciendo ver no era antisemita mientras propalaba lo del contubernio judeo-masónico y la tradicional amistad con los pueblos árabes.

      En fin, Serafín.

  14. Arcimboldo

    A mí Espada me parece como Iván de la Peña: mucho talento que nunca llegó a nada.

  15. liberty valance

    Soy seguidor de Arcadi Espada y si me apuran, un poco forofo; solo un poco.
    Por Sant Jordi la idea era comprar este su último libro, pero al final no lo vi, llevaba prisa y compré «El diablo a todas horas » de Donald Ray Pollock , lo que son las cosas…
    Lo que más me gusta del libro es su título «En el nombre de Franco».
    Es aquello que nos gusta tanto; confirmar una teoria de la que estamos convencidos,como demuestra el «Stone» arriba firmante.
    En esas conversaciones de bar,cuando nos juntamos,de tanto en cuanto, los correligionarios, en las que nos ponemos las botas diseccionando la hipocresia y la ignorancia de la mayoría de los que se consideran izquierdistas, un tema con el que hemos pasado buenos ratos, ha sido la absoluta convicción de algunos de que todo lo que se hizo durante el franquismo fue malísimo, y que los republicanos eran todos unos trozos de pan.Así de simple es el pensamiento único.
    Solemos poner como ejemplo los pantanos; como los había hecho Franco aquello era de fascistas . Así que inaugurar pantanos es sinónimo de fascismo.Aunque ese pantano haya dado vida a miles de familias que seguramente estaban abocadas a la miseria.
    Otro ejemplo: la unidad de España. Como era una idea que defendía Franco , pues fascismo.Da igual si la idea también la defendían los Republicanos o, si en definitiva es un idea como cualquier otra con sus pros y contras.
    La cuestión es que esta gente no piensa, van de idea fija en idea fija.
    Después viene Arcadi Espada y escribe este libro, y le pone este título.
    Es aquello que nos gusta tanto…

  16. michelle

    El artículo más triste que jamás he leido en jot down. Una cosa es comparar el nivel del protagónista con cualquiera que exceda la media literaria, una auténtica broma…y otra bien diferente es realizar una solapada apología de un regimen asesino!!!!!

  17. Jeremías

    Hombre, sí, si consideramos que firma al lado de Salvador Sostres, Espada es Pla y Camba todo en uno.

  18. Bueno, el señor Espada será muchas cosas que dice el señor Montano y otras que se calla, como un mentiroso (él mismo reconoció haber recomendado como «el mejor libro de ciencia» uno que ni siquiera había leído.
    Y me encantó eso de este libro, el recoger dentro de la bibliografía archivos «visitados» como si fuese turismo o algo así, sin diferenciar entre consultados y «visitados».
    Un maestro del cinismo.

  19. Alexandre Serrano

    Sólo hay una cosa en España más fatua, afectada y cansina que Arcadi Espada: el arcadiespadismo. A Jot Down sí que le sobra esa grasa.

  20. Espada es genial, sobre todo como filósofo de la ciencia.

  21. Estoy con Montano. Espada es el mejor columnista que hay en Espańa. Lo mismo la prosa que la inteligencia son deslumbrantes. También estoy de acuerdo con algunos comentaristas en subrayar su tendencia a soltar boutades. Su positivismo a veces me parece pueril a fuer de radical. Pero son pequeñas externalides de su talento. Pienso, también, que esa aspereza, antipatía incluso, que gasta, puede que sea su manera de sobrevivir en un ambiente intelectualmente hostil y paleto, como es la Cataluńa nacionalista. Es su coraza. Montano le ha calado bien. Es un novelista que lucha contra sí mismo, al igual que Flaubert era un romántico que se empeña en suprimir su romanticismo. El resultado es una antiliteratura muy literaria, en una tensión muy atractiva.

    • Otro Rector

      Pickwick, denota usted una indudable inteligencia, como Espada, y concuerdo con usted en que el nacionalismo catalán es un yermo intelectual, por decirlo finamente (el concepto de estado que gasta CiU no pasa de la imagen de Oriol Pujol repartiendo ITVs). Pero permítame disentir en un punto: el problema de Arcadi no es Barcelona. Traslade usted a Espada a Madrid y gastará la misma mala baba. Es más, rodéelo de las más preclaras inteligencias que la humanidad ha dado, póngalo a departir con luminarias imbatibles, y seguirá igual. Me apuesto una cena.

      • Jeremías

        Coincido. Espada es de los que escriben con lápiz «Sí, muy cierto» en el margen de algún libro de Kant.

      • Pickwick

        De acuerdo Otro Rector. Lo de Espada tiene mucho de temperamental. Además a él este diagnóstico, mas biologico que cultural, le gustaría. Pero insisto: su combate a brazo partido contra el nacionalismo catalán ha debido de ayudar a endurecer sus maneras. Estar todos los días a mandobles contra los plastas de la identidad tiene que dejar marca. Oiga, y yo le admiro tambien por eso. No se arruga lo más mínimo y el solito va a por todos. Pero no lo haría sin una arrogancia de partida, de acuerdo.

        • Otro Rector

          Claro, Señor Pickwick. En el fondo es un problema de ponderación. Quiero decir que estamos de acuerdo salvo que usted le da más importancia o peso al arrojo de Espada. Y yo a su arrogancia. Y tiene usted razón: lo del nacionalismo es una pesadez. Yo mismo, según el contexto, he sido calificado de fascista opresor (se supone que español) o independentista radical (cuando siento un desdén casi físico por CiU). Así que figúrese.

          • Entre arrojo y arrogancia anda la clave, en resumen

          • Otro Rector

            Eso mismo quería decir, Señor Pickwick. Lo cierto es que da gusto discrepar, ni que sea en el matiz, con gente como usted, educada y con la cabeza bien amueblada.

  22. Si la conclusión final de la novela, a partir del empeño de SAnz Briz y Perlasca en salvar de la muerte a miles de sares humanos, judíos por más señas, es que el franquismo no era tan malo (da igual que haya montones de testimonios de que el gobierno se puiso de perfil en este asunto, y que se falsificaron imiles de salvoconductos cuando se agotaron los cupos concedidos, o que se pagaron los pisos francos con fondos privados, etc, etc), apaga y vámonos.

  23. Excelente crítica literaria, más que invitar obliga a la compra del libro de Arcadi Espada. No suelo leer novelas, pero como ésta no es una novela al uso por ser una realidad contrastada científicamente (documentada), entra dentro en el género de los libros históricos. Y la verdad es la verdad aunque nos duela, y tenemos derecho a saberla (y el deber como españoles). Gracias José Antonio. Gracias Arcadi.

  24. Juan Gómez

    Arcadi Espada, básicamente, es un fantasma. Amigo personal de Sostres y de Albert Boadella. Los tres conforman el trío de provocadores más sobrevalorados que hay en España.

  25. Gustav Pilchard

    Franco como salvador de los judíos? Una ironia mas?

    Brillante…claro, también lo era Stalin en algún momento, si mal no recuerdo…

    De Franco sabemos que era un oportunista sin igual, un mentiroso y un psicópata que utilizaba ametralladoras contra cabras en sus excursiones de caza.

    Que firmaba todas las condenas de muerte dictados durante su tiempo en el poder con su puño y letra.

    Que era un asesino a la par con los mayores criminales de guerra del siglo XX.

    Que estaba obsesionado con la muerte, la violencia y el poder.

    En Europa, sobre todo la Europa que luchaba contra el fascismo, estamos bien hartos ya de los intentos de gran parte de la derecha española de insertar Franco en un discurso que desemboca en la democracia, como ruta natural, como si la historia de Europa del siglo XX, que es la historia de la lucha contra el fascismo y el comunismo, no iba con ustedes.

    Y tan hartos también de una izquierda tan ineficaz, débil y tonta que no supo nunca recurrir a franceses, británicos y alemanes cuando pudo para desmantelar todo el infausto estructura del estado franquista, que sigue pagando la tumba de un criminal de guerra y construyendo otros, como es el Museo del Ejercito de Toledo, todo un hito en el revisionismo histórica, pagado con dinero del contribuyente, con su cuarto de Moscardo recreado para que el despistado guiri que llega sin saber nada de la historia de España.

    La historia de España y los judíos es otra, y pasa por dar una vuelta por Toledo, la ciudad de tres culturas, de las cuales queda una sola intacta, victoriosa y bastante idiota: de los otrs dos, poco la verdad: un templo, dos pastelerías y un museo si no me equivoco…y nada de nada sobre los crimenes contra judios que se hizo tambien a nombre de Espana hace tantos anyos….en efecto, Brenan en eso tambien tenia razon, que Toledo es la ciudad mas siniestra de Espanya…

  26. David Fdez

    «Franco era un psicópata que disparaba a las cabras con ametralladoras cuando iba de caza». Nos lo dice un señor que afirma que estuvo en Europa luchando contra el fascismo (debe de andar cerca del siglo), y que Toledo es la ciudad más «siniestra» de España.

    «Bien está».

  27. michelle

    Hombre pickwick, que un español califique de sociedad paleta a la catalana demuestra como minimo, o desconocimiento de su propio idioma, o una ironia indescifrable….. lo primero se da a menudo, pero lo segundo no tanto. Vamos, que o no eres español, o no viajas por españa, porque a paletismo…….

  28. The Pinker Panther

    Arcadi es el primus inter pares de los hipsters españoles.

  29. Pero cómo no iba a tener algo bueno Franco si les dio duro a estos cabrones de separatistas catalanes y vascos. ¿Verdad señores Espada y Montano?

  30. michelle

    PICKWICK, es que tu sistema democrático indica que es la sociedad catalana la que marca el nacionalismo. Donde ves la cataluña españolista???? no existe. Y te lo vuelvo a repetir, a ver si me aclaras mi duda, o desconoces españa, cumbre insuperable del paletismo caciquil, o definitivamente tu problema es comunicativo.

  31. Nosferatu

    Espada justificó el documental de José Luis Guerin «Recuerdos de una mañana» diciendo que «no está mal que alguien de vez en cuando abra una lápida». Para justificar una barbaridad, no está mal. Nuestro mejor periodista.

    • Tutankamon

      Tras ver el documental escribió en su blog: «No veo el daño». Si fuese buen periodista, se habría pasado por la casa de los familiares a ver los destrozos. Ni se tomó la molestia.

  32. Mire Michelle, cualquiera que califique de paletos a los catalanistas (que cuentan entre sus filas a catedráticos de prestigiosas universidades norteamericanas, escritores de éxito y reconocimiento internacional, destacados profesionales en todos los campos y a la inmensa mayoría de la población catalana) es que él mismo es un paleto. Pero es que además hay algo más grave. Aunque hay independentismo castellanohablante (cada vez más), como es natural, el catalanismo es propio de los catalanohablantes, es decir, la población autóctona de Cataluña. Ello implica llamar «paletos» (y otras lindezas) a una determinada etnia. Y eso como se llama ¿racismo? ¿xenofobia?

    • Miren, Michelle y st, son ustedes entre cansinos y divertidos. Sigo sin entender buena parte de sus comentarios, pero de la parte que entiendo, les explico:

      Michelle: usted piensa en términos binarios: si no se es catalanista, se es españolista. Sólo un nacionalista piensa que todos tenemos que ser nacionalista de algo. Bien, es un método de inmunizarse frente a la crítica. Supongo que nadie les va a sacar de ese error así que no insistiré. De todas maneras, en Cataluña sí que hay españolistas. Son pocos, pero más de los que imaginan, e infravalorarlos es uno de los errores tácticos de los independentistas.

      En cuanto a usted, st, un nacionalista no lo tiene que ser todo el rato: se puede ser un catedrático talentoso y una persona instruida y amable, y tan sólo desbarrar en lo tocante a su manía, que en el caso que nos ocupa, es el nacionalismo, y convertirse en un sumo paleto. De todas maneras, se equivocan en otra cosa: yo no tengo una alta opinión del nivel intelectual del resto de España. Les voy a decir otra cosa: tengo para mí que Cataluña es la mayor concentración de talento que hay en España, o lo era hasta hace unos años, pero por las razones aducidas, también de paletismo. Además, el resto de España tiene la ventaja de que no hay un complejo político-mediático coaccionando para que todos piensen en una misma dirección. La lucha contra ese complejo ha contribuido sin duda a afilar los colmillos de Arcadi Espada. Siguen, por lo demás, sin comentarme este maravilloso link que les he dejado, que habla muy a las claras del nivel de lo que hay en Cataluña, tan bajito que me cuesta distinguirla del resto de España, la verdad. Se lo vuelvo a poner.

      http://www.vilaweb.cat/noticia/4042483/20120925/victus-lalbert-sanchez-pinol-ens-incomodat.html

      Otra cosa, si le dan ustedes a la esquinita de responder, podemos seguir hablando sin entorpecer el hilo general.

      • Nosferatu

        ¿Qué hilo general?

      • ‘Paleto’, como ‘mala hembra’, ‘chusma’ o ‘degenerado’ es un insulto de señoritos y pudientes. Da bastante asco y nunca ha calado entre el pueblo. Son de los que se lanzan desde arriba, ya saben.

  33. michelle

    Ja, ja, ja….. muy bueno JUAN, y que quieres que te diga, que nivel le pides a una nación pasada por las armas hace 50 años, aniquilada intelectualmente, y sometida durante decadas al borreguismo ibérico. Le pides milagros?????? yo no creo en los milagros.
    Te invito a que viajes por ESPAÑA y verás como SI las distingues.
    Salut

  34. michelle

    ST, pero si te estoy dando la razón. Releeme y te darás cuenta.
    Juan, yo no soy binario, es el nacionalista español,
    infinitamente más activo que cualquier nacionalismo que le rodea, el que eleva lo binario a cotidiano. La diferencia es que un nacionalista vasco o catalan conoc e cual es su nación, ergo puede ejercer sosegadamente su defensa; el paleto español carece de nación se aferra a un estado, que no nación, ergo reitera su paletismo una y otra vez.

  35. juan guillermo

    Arcadi usa su cabeza libremente…. por eso nos inquieta, nos entusiasma y nos agobia

  36. yo era fan de AS el postero-comentero. también creo que montano es un futuro gran literator.

    a espada le leo por la misma razón que sigo queriendo a mi mujer:porque no encuentro nada mejor…

  37. No nos olvidemos del Espada sociólogo (ni Amando de Miguel en sus mejores días):
    «Hay un momento magnífico en Los ilusos, de Jonás Trueba, cuando la muchacha dice que en España nadie se compromete, y que ésa es la razón de que tengamos la demografía más baja de Europa. Exactísimo.»
    Si, en Dinamarca tienen manta de hijos porque son intrínsicamente comprometidos. Lo mismo que ocurre, por otro lado, en Uganda.
    A ver si lo que va a ser el señor Espada al final es un arbitrista ibérico más, lo que pasa es que sus frases cortas, su sajona puntuación y su desprecio por los nexos nos despistan.

  38. «Arcadi Espada es desde hace tiempo nuestro mejor columnista»

    Eso es tanto como decir que Jiménez Losantos es nuestro mejor periodista o Pío Moa nuestro mejor historiador. En Españistán hay gente que piensa así.

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