#FuturoImperfecto

Futuro Imperfecto #17: Pioneras en todo

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Obrera de la fábrica de Lockheed Vega en Burbank (California), junio de 1942. Fotografía: Library of Congress (DP).

Mañana es 8 de marzo, Día de la Mujer. Así que esta semana hemos decidido dedicar este newsletter a algunas de las pioneras que han abierto camino en campos muy diferentes. Elegir entre tantas no era fácil. Las históricas, desde luego, pero también las que hoy siguen abriendo espacios nuevos en la ciencia, el deporte, las artes, y prácticamente todas las disciplinas. Demostrando el gran valor de la diversidad cuando se permite que mujeres y hombres compitan en condiciones de igualdad. Lo hacemos en uno de los medios con más lectores de nuestro país y dirigido por una mujer, algo que algunas estadísticas se han olvidado de comentar. Y esta semana los anfitriones somos Martín y Loreto, Loreto y Martín, tanto monta, monta tanto. ¡Viajemos!

Tecnología al servicio de la humanidad

La profesora española Ángela Ruiz Robles inventó un libro electrónico que hubiera dejado con la boca abierta a Steve Jobs… de haber estado vivo en 1949. Ideado para solventar el problema de hacer llegar los libros impresos a todas las escuelas, contaba con bobinas intercambiables con diferentes contenidos. Su pantalla se iluminaba, tenía una lente de aumento y puntos que al pulsarlos abrían informaciones adicionales, como un moderno enlace. El objetivo era hacer la enseñanza más intuitiva y amena, incluyendo las tecnologías más modernas del momento, electricidad y plásticos, en la docencia. Nunca llegó a fabricarse en serie, por falta de financiación e infraestructuras, y porque Ángela rechazó conceder la patente a Estados Unidos. 

Esta coincidencia en no ceder a una gran firma fue también la decisión que tomó la investigadora española Luz Rello, quien contaba en «Mujeres Con Ciencia» cómo le ofrecieron una exorbitante cantidad por su herramienta DytectiveU. Pero lo importante para ella fue siempre que quienes no tienen acceso a un test de detección de la dislexia científicamente probado, puedan saberlo gratuitamente. ¿Por qué? Porque la propia Luz fue diagnosticada con esta condición en la adolescencia, gracias a lo cual pasó de ser una alumna con pobres resultados a una brillante. Como ella misma subraya, «descubrí que las personas con dislexia somos igual de inteligentes que las que no la tienen». Hoy sigue trabajando para facilitar la vida a gente con dislexia de todo el mundo. 

Buen momento para recordar que existe un sesgo en la aceptación del registro de patentes, como comentó este estudio, según el cual una mujer tiene más posibilidades de ser rechazada. Y que en nuestro país las solicitantes son un 24,4% del total, lo que nos sitúa en la tercera posición mundial. O en la selección de mujeres para ciertos puestos científicos, como demostró el experimento de enviar el mismo currículo para puestos de lab manager, cambiando solo el nombre: unos eran de John, otros de Jennifer. 

Fallecía recientemente Katherine Johnson a los ciento un años. Margaret era conocida como «la calculadora humana», y abrió la puerta a muchas otras mujeres en su momento. Fue la matemática que llevó el Apolo a la Luna en 1969. Literalmente. Su historia fue conocida para el gran público gracias a la película Hidden Figures (Figuras Ocultas), cuando por talento y relevancia su vida debería conocerse en todas las escuelas. Como la de Margaret Hamilton, programadora del software de navegación del programa Apollo, y quien acuñó el término «ingeniería de software». 

Guerrilleras contra la enfermedad

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María Blasco. Fotografía: Lupe de la Vallina.

Y es que algunos trabajos han estado vedados para las mujeres en muchos sitios y en muchas épocas. Por ello Margaret Ann Bulky no pudo estudiar medicina a principios del siglo XIX en su Irlanda natal. Quien sí pudo hacerlo fue James Barry, terminando los estudios a los veintidós años para alistarse en el ejército. Destinado en Sudáfrica, practicó las primeras cesáreas modernas con éxito, manteniendo con vida a madre y recién nacidos. Fue trasladado a Isla Mauricio y luego Jamaica, por su rebeldía tratando a pobres y esclavos. Llegó a inspector general, a cargo de los hospitales; cambió los hábitos de higiene, impuso la limpieza de manos en médicos y enfermeras pero también cambiar sábanas y otras medidas, hoy básicas pero entonces novedosas; trató a leprosos y prisioneros; incidió en la importancia de la alimentación, y falleció en 1865 de disentería. El día de su muerte se descubrió que era una mujer, que había sido madre, y que James Barry era el nombre del tío de Margaret Ann Bulky, la joven inteligente y con carácter que quería ser médico para hacer un mundo mejor.

No mejoró mucho la cosa con el tiempo. En 1896 la científica y médica ginecóloga Concepción Aleixandre era apedreada por sus compañeros de estudios al salir de la Facultad de Medicina de Valencia. Las piedras no fueron suficientes para impedir que esta innovadora desarrollara nuevo instrumental, registrando la patente de un aparato que ayudaba al descenso de la matriz. Fue pionera en educar sobre la necesidad de higiene en las relaciones sexuales y además una activista que defendía la importancia de educar en igualdad a hombres y mujeres. Como feminista presidió el Consejo Español de Abolicionismo de la prostitución, en un momento en que el empleo femenino crecía por encima del 50% en algunas regiones y el gobierno promulgaba la Ley de Protección del Trabajo de Mujeres (1900), que las definía como «seres débiles y necesitados de protección».

En la actualidad María Blasco Marhuenda, bióloga molecular, dirige el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, y es referente mundial en el estudio de los telómeros. Gracias a ella se ha popularizado la idea de que esos extremos de nuestros cromosomas tienen una relación directa con el envejecimiento y el cáncer. Discípula de la gran pionera Margarita Salas, considera que se debe facilitar un mayor número de mujeres en puestos directivos, y las cuotas pueden ser una buena medida.

España ocupa el puesto 12 en número de mujeres investigadoras, por detrás de la mayoría de países iberoamericanos. Aunque por primera vez desde su creación en 1937, el Centro Superior de Investigaciones Científicas está presidido por una mujer, Rosa Menéndez. Rosa nos recuerda que acumulamos treinta años en la investigación de coronavirus como el COVID-19, y que podríamos ver un Nobel español de ciencia en cinco años… quizá el primero a una mujer española, aunque tampoco mejora la proporción mundial histórica.

En el cine antes, durante y después del #MeToo

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Kathryn Bigelow. Fotografía: Todd Wawrychuk / Cordon.

La creadora de la mítica máscara para la criatura del pantano se llamaba Milicent Patrick, pero nunca se la reconoció como autora. Hasta que en el libro de 2019 The Lady From the Black Lagoon se desveló que el entonces jefe de maquillaje de la Universal, Bud Westmore, había sentido tales celos de su trabajo que se atribuyó el mérito. No solo eso, consiguió que Patrick fuera despedida y que jamás volviera a trabajar como maquilladora en Hollywood, acabando con su carrera. ¿La maldición del talento o la maldición de verse inferior a una mujer? 

Que el cine y la producción audiovisual ha sido un mundo de hombres no solo lo ha dejado en evidencia el movimiento #MeToo, sino el número de mujeres a las que se ha dedicado, en agradecimiento, un Óscar. En diecisiete ocasiones ese recuerdo ha sido para Sheila Nevins —a solo dos puestos de Dios—. Esta pionera en la incorporación de nuevas tecnologías y formas narrativas despojó de la clásica narración teatral «para siesta de La 2» al género documental. En la última década ha documentado grandes temas, como la caza a Bin Laden, los abusos sexuales de la Iglesia en Estados Unidos, o la enfermedad rara de la progeria a través de La vida según Sam

Curiosamente no fue siempre así. La primera mujer directora de cine fue Alice Guy, comenzando en 1896 y creando años después estudios en Nueva York. Sin embargo la primera y única mujer ganadora del Óscar hasta el momento ha sido Kathryn Bigelow, en el año 2010. Si quieren asustarse un poco más aquí van los resultados de analizar dos mil guiones de Hollywood por género. ¿«Get woke, go broke»? Otra muestra de que hacen falta más oportunidades. Hitchcock decía que, «con un buen guion se puede hacer una mala película, con un mal guion es imposible hacer una buena película», y Stephen King que las primeras siete novelas que uno escribe son siempre malas, así que mejor escribirlas cuanto antes. 

Como hizo J. K. Rowling, conocida creadora de Harry Potter, desconocida autora en sus inicios porque para poder publicar tuvo que ocultar su nombre. No es un caso aislado, le pasó lo mismo a E. L. James, creadora de la saga de Cincuenta sombras de Grey. Y es que a veces no avanzamos. 

De ahí la necesidad de igualdad de oportunidades para poder convertir a las mujeres en parte integrante de la industria y no en exploradoras a la aventurera.

Aventureras mundiales

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Nellie Bly, ca. 1880. DP.

Nellie Bly no solo fue la primera mujer en internarse en un manicomio para hacer periodismo de investigación, sino una aventurera que consiguió dar la vuelta al mundo en setenta y dos días, ocho menos que Phyleas Fog. Incluso el propio Julio Verne expresó su admiración. Pero sobre todo demostrando ya en 1889 que una mujer podía hacer lo mismo, o más, que un hombre.

En 2005 Ellen MacArthur fue la primera en circunnavegar el globo terrestre en solitario y a bordo de un velero. Tardó setenta y un días y catorce horas pero, más que el récord, valoró la lección aprendida después de todo ese tiempo sola en el mar, y limitada a sobrevivir con los recursos de su barco. Montó su propia fundación para impartir esa lección, y hoy se la considera la principal impulsora del concepto economía circular. 

Dentro de nuestras fronteras el deporte femenino sigue siendo difícil. Basta recordar lo que costó a las futbolistas españolas conseguir un convenio colectivo… para obtener un sueldo mínimo de dieciséis mil euros. ¿Falta de audiencia o falta de oportunidades? Mientras, en el tenis ya hay competiciones de Grand Slam que pagan lo mismo al ganador, sea hombre o mujer.

Por un futuro mejor

El listado es innegable, tanto como la importancia de no olvidar. No porque nazcamos víctimas, sino para evitar volver a serlo y para que mejore en otros lugares del mundo. ¿Sería el mundo igual en España si Ana Orantes no hubiera roto la ley del silencio? Es necesario poder hablar sin miedo.

Para evitar comprobarlo, recordemos. Crecimos disfrutando de la teniente Ripley, reconociendo las armas de mujer de Melanie Griffith, o replicando la independencia rebelde de la princesa Carrie. Hoy la muerte de Ulay nos recuerda que era conocido como el compañero de Marina Abramovic. Fueron Marina y Ulay durante mucho tiempo, lo dejaron en la Gran Muralla y se reencontraron en The Artist is Present en el MoMA, en «un minuto de silencio». Tina Fey y Amy Poehler presentaban en la gala de los Globos de Oro a Amal Alamuddin, activista por los derechos humanos internacionales, asesora legal de la ONU y referente en combatir crímenes de guerra. Lo hacían con motivo del premio a una carrera de éxitos de su marido, un tal George Clooney.

Así que esta fecha es importante para recordar. Los datos dicen que vivimos en uno de los países más seguros para ser mujer. Uno con grandes avances. Pero no cometamos el error de olvidar por ello que hay trabajo por hacer. Que mucho de lo que todavía necesitamos, lo tuvimos ya. Que debemos trabajar juntos para conseguir una igualdad de oportunidades que en ciertos ámbitos todavía está lejana. Y que debemos hacerlo con información fiable y rigurosa sobre los temas importantes. Con enfoques científicos y consenso, sin conflictos que no aportan valor. Combatiendo sesgos y prejuicios. Y por supuesto, buscando evitar revivir el pasado. Para que esta fecha deje de ser necesaria algún día, día en el que cuando hablemos de pioneras, no sea porque son mujeres.


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2 Comentarios

  1. The Lady of Shalott

    Dan ganas de llorar, de rabia y de ilusión a partes iguales. Gracias por este Futuro Imperfecto. Las reivindicaciones son más necesarias que nunca.

  2. Con la premisa de que, a diferencia de la mujer, nosotros no tenemos un día conmemorativo por nuestras virtudes intrínsecas (coraje, fuerza física, iniciativa, hábiles para crear filosofías, religiones, poesía, patriotismos caseros y nacionales, etc. etc) igualmente las saludo, esperando que con sus peculiares habilidades dejen un mundo mejor del que hallaron. Pero yo las veo negra para mi género, como si El ocaso de los dioses hubiese comenzado. Parto de mi convicción archiconocida de que, dentro de la evolución, fuimos un accidente inevitable, ya no necesario visto que le dejaremos un sustituto por la falta de vigor físico femenino, el resultado de nuestra inteligencia; la tecnología. Y no es justo que, si queremos desandar el camino hacia atrás nos tengamos que detener siempre en nuestras madres mientras que ellas llegan sin sobresaltos hasta nuestra Eva. No poder parir es una ofensa que solo el velo masculino no nos deja ver. Será baladí esta reflexión, pero ¿a quién no le gustaría saber nuestros orígenes lineares? Y dejemos de lado esas preguntas de gusto sofista que continuo a escuchar: de dónde venimos, a dónde vamos, cuál es nuestro destino. Vamos al olvido del cual procedemos y nuestro destino es gozar con decoro, sobriedad y parsimonia de la existencia. Considero odiosa esa falta de imparcialidad evolutiva que no merezco. Sin embargo, pienso que sería la primera revolución incruenta, sin muertos, juicios sumarios, exilios, en paz y en silencio como suelen ser ellas. Cuando me dejo llevar por el tremendismo, no puedo no fantasear sobre esa idea que ya Homero tuvo: que las guerras y cataclismos eran el castigo divino por la cantidad exagerada y dañina de nuestra presencia. Esta pandemia que no respeta fronteras y el surgir de apoco del feminismo me llevar a pensar que nuestro planeta tiene una especie de inteligencia que le advierte que estamos en peligro, él, no nosotros, y echa mano a soluciones drásticas para liberarse de nosotros, con pestes y la posibilidad de poner las cosas en su justo cauce con un nuevo protagonista que ya había elegido cuando “las tinieblas flotaban sobre la tierra”. ¿Se imagina usted los parlamentos de todas las democracias con mayoría femenina? Estoy seguro de que lo primero que harían es detener esta estúpida carrera de los armamentos y cerrar filas para defender los por venir. Habrá que “farsi una ragione” como dicen los italianos y a mal tiempo buena cara.
    Sin embargo, las he amado como solo pueden hacerlo los desgraciados, los sedientos, los condenados a una maravilla incomprensible como castigo y pendientes de ellas, todas las mujeres de mi vida que amé, un mundo alieno que jamás comprendí, con otros perfumes, otras cortesías, otro lenguaje, otro mentir. Cosas sublimes, cosas de humano, pero qué haré con mi clítoris sobredimensionado y obsceno y mis ovarios externos que no juzgo y amo, ¿una fatiga inútil del devenir? Me parece difícil, porque hubo y los hay santos varones que me absuelven por mi existir.
    PD: Consciente de haber roto un pacto tácito con Guillermo de no ser alarmista o pesimista, declaro que todo lo anterior tiene la misma validez fáctica e intelectual de aquellos que profetizaban el apocalipsis. Dicho esto, una excelente lectura reivindicativa.

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