Entrevistas Política y Economía

Francisco de la Torre: «La moderación es compatible con la ambición»

Francisco de la Torre para Jot Down

Esta entrevista está disponible en la revista Jot Down Places.

No cabe duda de que Málaga ha escalado puestos durante los últimos años hasta convertirse en una ciudad de referencia en el sur de España. Está experimentando un aumento de población sin precedentes y su tejido empresarial en sectores punteros, como las nuevas tecnologías, no hace más que crecer. En los medios se habla abiertamente de éxito, pero esta coyuntura es tan difícil de gestionar como una situación menos favorable. El problema más acuciante que afronta Málaga con su creciente dinamismo y desarrollo es el encarecimiento de la vivienda. Francisco de la Torre (Málaga, 1942), alcalde de la localidad desde el año 2000, no solo es consciente, sino que él mismo es quien señala este fenómeno. Para hacerle frente defiende la eficacia de la colaboración público-privada. Málaga no es la única ciudad europea en esta situación, de modo que de lo que ocurra aquí en la próxima década se podrán extraer valiosas lecciones. 

¿Qué explica el ascenso que ha experimentado Málaga en los últimos años?

Málaga tiene unas cualidades naturales muy buenas. Está en el Mediterráneo, orientada al sur y esto le aporta unas condiciones especiales de belleza, debido a la luz del sol al amanecer y al anochecer y a que la luna sigue el mismo recorrido, del este al oeste. Esto hay que verlo para entenderlo. El clima es bueno, el paisaje es hermoso. Las colinas que rodean Málaga son una preciosidad. Todos estos factores naturales son estupendos. 

Además, el tamaño es adecuado y la gente es magnífica, muy amable y muy acogedora. A todo esto hay que sumarle que es una ciudad asequible, con los mejores servicios públicos posibles, dentro de lo que es la capacidad municipal de España, que es débil en presupuesto y competencias en comparación con los países europeos. 

También cuenta una oferta cultural potente, con museos, un festival de cine de gran éxito, un teatro muy vivo y mucha oferta musical. Además, hay buenas instalaciones deportivas. Estas circunstancias junto con las condiciones naturales que he citado hacen que la ciudad sea muy atractiva para atraer talento. 

En lo que se hace más hincapié es en la modernidad

Ponemos el acento en la innovación, la ciudad está muy comprometida con las nuevas tecnologías. Hay un gran parque tecnológico, que directamente se llama Málaga TechPark, porque la marca Málaga se ha fortalecido claramente. También contamos con un Polo Nacional de Contenidos Digitales, un sistema de incubadoras y desarrolladoras. Todo esto facilita la atracción de startups, tanto locales como de fuera, que pueden traer especialistas de cualquier parte del mundo porque la ciudad les atrae. Un fenómeno que sobre todo se ha visto ahora que el teletrabajo se ha puesto de actualidad con la pandemia y ha surgido el concepto de nómada digital.

La evolución en los últimos años ha venido marcada por las ventajas naturales de la ciudad complementadas con todo lo que he descrito y una buena colaboración institucional en todos los planos. Especialmente, público-privada, como la Fundación Innova-Instituto Ricardo Valle. Si se reúnen estas condiciones, el éxito está más que asegurado. 

En cuanto a los nómadas digitales, un veintisiete por ciento de las personas que buscan vivienda en Málaga son extranjeros. ¿En qué proporción son nómadas digitales? Porque sabemos que muchos de los que llegan son jubilados que se retiran aquí o turistas que adquieren su segunda residencia.

No tengo datos, la estadística es muy reciente y no tenemos un perfeccionamiento del dato en esa materia. Fundamentalmente, detectamos que el fenómeno se está consolidando por las notarías. Siempre ha habido un fenómeno de compra de vivienda junto al mar, pero ahora el nómada digital alquila más que compra. Esto ha supuesto una tensión en el mercado inmobiliario local. Hay más demanda que oferta en venta y alquiler. Por eso, tenemos que hacer un esfuerzo para que una y otra se igualen, además de reforzar las políticas de vivienda pública. Siento no poder contestar con el número exacto a esa pregunta, pero creo que son bastantes. 

También hay que tener en cuenta el espacio metropolitano de Málaga, que no existe como concepto administrativo, pero que es una realidad territorial. Hay una serie de municipios cuya población crece más que la de Málaga. Cabe pensar que ahí hay población de Málaga que se desplaza, pero también gente que llega de fuera para instalarse. 

El desarrollo económico exitoso lleva asociado siempre un aumento de la desigualdad. El acceso a la vivienda es uno de los factores que más lo acentúan. Ahora mismo, el índice de compraventa de Málaga es el mayor de España. Málaga es el lugar en el que menos tiempo pasa desde que un inmueble sale a la venta hasta que se vende. ¿Qué herramientas tiene el Ayuntamiento para modular los efectos no deseados de este fenómeno?

En general, en España, la capacidad de acción pública en vivienda es escasa, pues no se ha creado una cultura de parque público de vivienda potente. Quizá este tema debería haber pasado del campo autonómico al ámbito local desde el comienzo del Estado de las autonomías, ya que es un nivel más cercano a los ciudadanos y conoce sus necesidades. Por tanto, puede reaccionar con más rapidez. Nosotros hemos hecho cinco mil trescientas viviendas en veinte años, y la autonomía en ese tiempo, el Gobierno anterior, hizo muy pocas. 

La vivienda social no debe plantearse únicamente en términos de poner ladrillos, sino de una integración social plena, de mejora de las condiciones de la vivienda, además de fomentar la inclusión laborar a través de una mejora de la formación. Es un tema complejo que requiere acción permanente, desde luego, no consiste solo en entregar viviendas, y en España no se ha sabido enfocar adecuadamente. Aquí, nuestro objetivo es que no crezca la demanda sin que lo haga también la oferta con rapidez. La clave está en la agilidad. El mercado, si funciona bien, puede jugar un papel de freno.

Nosotros hemos dedicado un año a elaborar un Plan Municipal de Vivienda en colaboración con Espacio Común, una cooperativa de arquitectos y especialistas que ha trabajado también en los planes de Córdoba y de Sevilla. La conclusión es que en cinco años tenemos que poner en el mercado del orden de ocho mil novecientas viviendas entre públicas y privadas. A esto habría que sumar luego un programa de apoyo al alquiler que, aunque aquí la Junta tiene un papel más relevante, está pensado para que trece mil familias puedan beneficiarse de este aspecto social. 

Por ejemplo, en el programa que tenemos de suelo para la Expo 2027 se cuenta con mil cuatrocientas viviendas de protección oficial. Además, para que ese suelo se ponga en oferta, la condición que se ha puesto a los promotores privados que lo adquieran es que construyan vivienda destinada al alquiler. Ahora, con los fondos Next Generation, hay una garantía de cincuenta mil euros de fondos europeos para permitir que los promotores privados obtengan cierta rentabilidad a pesar de poner un alquiler barato, en torno a los quinientos euros. Por otro lado, el propio Ayuntamiento también lanza vivienda en el suelo municipal. La colaboración público-privada sirve para dar agilidad en la respuesta a la tensión inmobiliaria. 

En España no hay mucha cultura del alquiler, por eso muchos promotores no se lanzan a ese modelo. No obstante, en Málaga en los últimos años sí hay promotores dispuestos a invertir en vivienda para alquilar. No se trata de un alquiler barato, sino de mercado, pero creemos que, cuanta más oferta haya, menos tensión habrá. 

Francisco de la Torre para Jot Down

Veo que confía en que el mercado y el equilibrio de la oferta y la demanda ofrezcan una solución al aumento de los precios. ¿Qué opina de otras medidas que se han tratado de poner en marcha en otros lugares como la limitación de precios?

Yo no creo que el mercado vaya a bajar, pero sí puede dejar de subir tanto o mantenerse, y ahí creo que las limitaciones de precios no son eficaces. La bajada de precios creo que solo coincide con momentos de regresión económica y no son positivos. Lo que tenemos que conseguir es que no haya una excesiva tensión. 

España es un país atractivo para vivir. El telón de fondo es que europeos con más fuerza económica que nosotros vienen, ya sea como nómadas digitales o como futuros jubilados, y compran vivienda. El mercado recibe compradores que son capaces de pagar un precio que ellos mismos están elevando. Sin embargo, creo que el mercado se debe distender aumentando la oferta más que limitando los precios, porque esto frenaría la oferta de alquiler. Parece que donde se han puesto en marcha esas limitaciones la experiencia no ha funcionado bien. 

Las cosas hay que hacerlas con normalidad, no forzándolas. Yo, antes de fijar precios, prefiero crear más vivienda de alquiler barato, porque, en la demanda de alquiler más barato, las Administraciones públicas tenemos una responsabilidad directa. 

Aparte, otra responsabilidad que tenemos es la educativa. Establecer un sistema de educación con la calidad suficiente para que nuestra gente tenga una formación adecuada y gane mejores salarios en una economía más productiva. Hay que empezar por los cimientos. Recuerdo que en mis primeros años como alcalde había un abandono escolar en Andalucía en torno al cuarenta por ciento. Un fenómeno que coincidió con una etapa de brillantez económica y oportunidades de trabajo rápido. Faltaba una cultura que subrayase la importancia de la educación, y dignificara y fomentara la Formación Profesional dual, que se tenía que haber hecho hace muchos años en España y en el sur más todavía. 

Los estudios del Banco de España demuestran que la educación es la clave de la diferencia económica. La diferencia entre el sur y el norte, entre España y el centro de Europa, está en los niveles educativos de hace un siglo. Nos tenemos que imponer la tarea de que las nuevas generaciones no hereden esa desigualdad económica porque hemos logrado igualar al norte en el terreno educativo. 

Los niveles de abandono escolar ya no son iguales, pero tenemos que aumentar la calidad de la Formación Profesional y conseguir que el nivel general de la educación, como muestra el informe PISA, un buen indicador, mejore. Tendría que ser un objetivo nacional del que sentirnos orgullosos. Si hay que poner los mejores profesores que produzca nuestra Universidad para nutrir la enseñanza Primaria, Secundaria y la Formación Profesional hagamos el esfuerzo, económico y de mentalización. Estos cambios fueron los que hicieron, por ejemplo, que Finlandia superase a Suecia en este ámbito. 

En Málaga, la suma de los efectos de un pujante sector tecnológico y un turístico que siempre ha estado en auge ¿le hace temer que pueda darse un problema de vivienda tan grave como el de Baleares?

No, pero hay que estar atentos. La gran ventaja de Málaga frente a Baleares es que no es una isla. Tenemos más territorio en el que poder esponjarnos. Por eso insisto en que hay que tener una visión más global. Empezar por facilitar la movilidad metropolitana, que en Málaga es fácil por el tamaño de la ciudad, pero también mejorar los cercanías para poder llegar a más velocidad a Fuengirola y hasta Estepona o Marbella. Tenemos que fomentar un plan litoral de autobuses interurbanos que, con carriles VAO e incluso soterrados, accedan a intercambiadores modales que faciliten la interconectividad del transporte interurbano con el urbano. Todo esto mientras se fomenta que se pueda llegar a estos intercambiadores con vehículos sostenibles, como bicicletas eléctricas.

Lo que sí tenemos en común con Baleares es un espacio que hay que proteger, no podemos irnos a un desarrollismo brutal. No tendría ningún sentido. Eso también tensiona el mercado porque los espacios que pueden comprarse son menores. 

Usted llevó a cabo la peatonalización de la calle Larios, una de las arterias de la ciudad. En aquel momento, el proyecto no fue muy bien comprendido, pero ahora se aprecia que es una de las calles más codiciadas de España. Desde su experiencia ¿tendría algo que decirles a los alcaldes de Madrid y de Barcelona, ciudades en las que el debate de la peatonalización es permanente con, por ejemplo, la Gran Vía o Las Ramblas?

Cada ciudad es cada ciudad y tiene su espacio y los efectos serían diferentes. Yo creo que la peatonalización de espacios es positiva. No solo en la calle Larios, también se ha hecho en todo el entorno y otras, como la calle Nueva, ya eran peatonales anteriormente. Ahora creo que el centro histórico es un espacio más amable, aunque hay que cuidar que siga siendo amable en todo, es decir, que las consecuencias del éxito, como la llegada de turistas, no acarreen aspectos negativos. 

Nosotros avanzamos consensuando y el éxito crea consensos. Con la calle Larios al principio hubo resistencia de algunos comerciantes, pero recuerdo que ya la inauguración fue una fiesta para todos. Ahora queremos ampliar esa área.

Las restricciones de vehículos muchas veces afectan a quienes más lo necesitan. ¿Cuándo llegará el metro al centro de Málaga?

Está muy cerca. La Junta ha hecho un esprint en la obra. Ahora mismo ya solo se está trabajando en la seguridad del último tramo, pero entiendo que la Junta no quiera dar fechas para no pillarse los dedos. 

En cuanto el AVE Sevilla-Málaga ¿Qué impacto tendría?

Andalucía es muy grande y, por eso, todo lo que se haga para acercarnos es muy bueno. El AVE ya lo hizo en España, redujo el tamaño de la península. Eso es muy positivo en todos los sentidos, económico, social…, significa cohesión, que es una palabra muy hermosa. En Andalucía sería igual. Ahora mismo, lo que se está haciendo es un baipás a la altura de Almodóvar de Río, municipio de Córdoba, para unir Sevilla y Málaga en menos tiempo y sin necesidad de pasar por la estación Córdoba. Esto ya se lo ofreció el Gobierno del PP, primero, y el de PSOE, después, a la Junta y habría acortado de dos horas a una hora y diez minutos lo que se tarda en ir de Sevilla a Málaga. 

Luego hay otro plan que consistiría en la prolongación de la línea Antequera-Granada, que en el futuro también permitirá llegar a Almería, que no debería quedar desconectada. Lo mismo que, en el otro lado, Huelva y Cádiz. Así estaría todo articulado sin olvidar a Jaén, que también tiene que conectarse de alguna manera. Sin embargo, todo esto depende de las capacidades económicas del país. Ya se invirtió un dinero, pero se paró por el contexto económico en el que se estaba.  

Durante muchos años se ha oído hablar de la competencia entre Barcelona y Valencia, en las ampliaciones del puerto, por ejemplo. Ahora que Málaga es tan pujante, ¿tiene algún tipo de rivalidad con otras capitales del litoral mediterráneo?

No, yo siempre he visto el Mediterráneo como un espacio muy singular y de mucho futuro para España porque puede jugar un papel de dinamización hacia el interior. Por otro lado, Málaga no puede aspirar a ser un puerto como Valencia o Barcelona, que reciben tráfico de Asia y pueden intentar competir con Róterdam a la hora de situar mercancías en el corazón industrial de Europa. Aquí está el gran puerto de Algeciras, el primero de España, y nosotros tratamos de jugar un papel complementario, sobre todo porque no tenemos tamaño para competir. 

Nuestro puerto está situado al este del río Guadalmedina. Al oeste tiene la pequeña plataforma de San Andrés, de dimensión más bien escasa. En su momento, en los años setenta, hubo alguna reflexión sobre si debería seguir creciendo. En ese caso, se habría eliminado la playa de poniente de Málaga y creado un espacio portuario comercial-industrial que habría impedido que Málaga tenga su actual fachada marítima. En Barcelona, sin embargo, el puerto creció hacia el Llobregat desde el Montjuic. Nosotros no hemos tenido la posibilidad de realizar un desarrollo que no hubiera afectado visualmente a la ciudad. Quizá se podría haber hecho un puerto alternativo al de Málaga, uno turístico y deportivo, de cruceros, y otro comercial-industrial, entre la central térmica y el río Guadalhorce, pero eso tendría que haberse hecho en los años ochenta, no más tarde, y el plan de esa época no iba en esa dirección. 

Pero creo que nuestro puerto está bien, no hay que obsesionarse con ello. Tiene que dar servicio a nuestro hinterland, conectar con el puerto seco de Antequera, pero no se trata de competir, sino de complementar. El objetivo es que haya un espacio como el Mediterráneo andaluz en el que nos sumemos. En nuestra zona se puede crear un espacio muy dinámico, pero que complemente, no que compita con el del Guadalquivir. 

Una cuestión de agravios comparativos es la de los rascacielos con hoteles en la primera línea de la costa. Se decía que por qué Barcelona había podido construir el suyo, el Hotel W, y a Málaga se le ponían trabas. Sin embargo, ahora mismo, solo el Grupo Popular de su ayuntamiento defiende la construcción de este edificio. 

El hotel del puerto lo defendió el PSOE en su momento como una gran oportunidad histórica. Para mí es una oportunidad para consolidar el turismo de calidad. Supondría un hotel de gran lujo, con trescientas ochenta habitaciones y con espacio de convenciones para mil personas. Málaga no tiene esas instalaciones en otros hoteles y, para mí, refuerza nuestra apuesta por el turismo de calidad para evitar la masificación turística. 

Yo apuesto por que vengan más hoteles de cinco estrellas. Generan un empleo de más calidad y es un sector que tiraría de otros, como la restauración, el comercio, etc., lo que redundaría en una economía de más calidad también. Le veo más ventajas que inconvenientes, sinceramente. 

El proyectado no sería alto en exceso, solo unos ciento diez y ciento dieciséis metros. Crea algún impacto visual, pero su impacto global es mayor. Además, de noche, iluminado con cierto gusto puede quedar bien. Yo comparé los espacios que hay en Barcelona entre sus hoteles del puerto olímpico y el centro y me salía que nosotros tenemos más distancia, es decir, que afectaría menos al centro histórico. Las ciudades conviven con este tipo de elementos arquitectónicos que, además, suponen una mayor sostenibilidad, porque el equivalente a eso, si no lo haces en altura, se extendería por el territorio y provocaría problemas de movilidad. Aquí, a los huéspedes de una convención a su habitación les separa un ascensor. Eso en cuanto a la movilidad interna, para la externa llegar al centro supondría un paseo andando de unos diez o quince minutos. 

Usted fue consejero de Hacienda en los albores de la comunidad autónoma. Recientemente, un grupo de empresarios catalanes ha solicitado un concierto como el vasco para Cataluña. ¿Usted cómo valoraría que se extendiera este modelo?

Creo que es necesario fomentar y cuidar la cohesión en España y no prosperará si vamos a más conciertos económicos. El vasco tiene sus raíces en la propia Constitución para preservar derechos históricos que ya existían en el siglo xix. Quizá la clave esté en que la negociación de los cupos con el Gobierno central deba realizarse con más transparencia. Ahora mismo, los municipios del País Vasco y de Navarra tienen como un sesenta por ciento más de presupuesto que los del resto de España. Esa desigualdad debería modularse siguiendo una línea de cohesión. El Gobierno central debe profundizar en esa dirección. 

Es importante que al País Vasco se le traslade el mensaje de que tiene que ser solidario y colaborar de verdad con el resto de España. Muchas veces esa colaboración reside en compartir experiencias positivas. Siguiendo con todo lo que he mencionado sobre la educación, estoy convencido de que la experiencia del País Vasco en Formación Profesional es muy buena. 

Sin embargo, no creo que la economía española tenga capacidad para soportar que se exporte la fórmula del concierto a otros territorios como Cataluña. Lo que hay que procurar es que la financiación autonómica y también local sea transparente y eficaz y lo más justa posible. Hay territorios más desarrollados que otros y es normal que los que estén mejor aporten, como pasa en toda Europa, a mecanismos comunes para que el resto avance. Ya hay muchos impuestos que se han transferido a las comunidades para que estas gestionen lo que se produce en ellas. Eso ha afectado a la caja global y, según mi criterio, no podemos afectar más. 

Francisco de la Torre para Jot Down

Usted fue protagonista y testigo de la Transición. Tuvo cargos en el régimen anterior, luego pasó a la familia socialdemócrata de la UCD y ahora está en el PP. De aquella época se destaca el entendimiento. ¿Cómo vive la polarización actual?

Para mí, la Transición fue una etapa muy positiva, en la que se hizo un gran esfuerzo de consenso para elaborar una Constitución válida para todos. También se supo resolver la inflación, que era un problema brutal, con los Pactos de La Moncloa. El cambio de España en muy pocos años fue modélico. La pena es que no hayamos seguido incrementando esos éxitos a lo largo de los años y que se haya minado un poco la convivencia. 

Quizá debería haber habido un consenso posconstitucional para trazar las líneas de la España de estos años, en la educación, en la Administración local, etc. Muchas competencias se han transferido a las comunidades autónomas, pero no se ha pensado en la posibilidad de trasladar algunas de estas competencias al ámbito local, desde el que se pueden desarrollar con más eficacia, menor coste, más cercanía, más rapidez y fortaleciendo la democracia. En el ámbito local se entiende mejor qué se hace con el dinero, es un diálogo más cercano. Otro tema importantísimo del que no se habló en la Transición fue el de la financiación de los partidos…

El balance global es positivo. Somos un ejemplo de democracia sobre todo para Hispanoamérica, pero las sombras que ha habido durante este tiempo (el no haber desarrollado la cuestión educativa y, en consecuencia, un aumento de la desigualdad) han posibilitado que una serie de partidos hayan encontrado cierto apoyo. 

Tampoco es mucho, porque España, dentro de lo que es Europa, tiende a la moderación, a pesar de que el Gobierno actual se apoye en partidos extremistas de izquierdas y extremistas en lo territorial. Quizá, si algo ha faltado durante todos estos años, ha sido que los dos partidos centrales, por responsabilidad histórica y política, hubieran alcanzado pactos o acuerdos de gobierno, o encontrado otras fórmulas, para no tener que apoyarse en los partidos nacionalistas. Por supuesto, estos partidos son legítimos, pero, si se convierten en la llave para el gobierno, pueden llegar a desestabilizar un poco. 

Aplicado a la actualidad, el PP pudo entonces apoyar un Gobierno de Pedro Sánchez en solitario.

A mí me dio la impresión de que, en las últimas elecciones, el PSOE ya tenía pensando qué hacer y, aunque había dicho una cosa, hizo la contraria. No hubo tiempo para esa reflexión que estoy planteando. Luego, con todo lo que ha venido después, la pandemia y demás, con un Gobierno de alto espectro hubiera sido todo más fácil de gestionar. Mi impresión es que el PSOE ya había mirado hacia la izquierda claramente y hacia los partidos nacionalistas. Pese a todo, creo que hay que rebajar la tensión y plantearlo todo de la forma más constructiva posible tanto desde el Gobierno como desde la oposición. 

Usted colaboró con Roca en el Partido Reformista Democrático, una iniciativa para ocupar el centro político tras la caída de la UCD. La estrategia no fructificó y ahora ha vuelto a fracasar con Ciudadanos ¿Por qué es tan difícil ocupar ese espacio?

Creo que UCD no debería haberse disuelto. Estuve en la etapa buena y también en la dura. Luego apoyé al PRD, porque también habría supuesto una mayor integración de Cataluña en España. Tengo muy buena opinión de Roca, de su capacidad intelectual y política. Creo que fue un intento hermoso, pero no salió. Entre otras cosas, porque TVE sacaba a Roca hablando en catalán en sus mítines. La cuestión es que, aunque hoy sea difícil recrear las condiciones en las que surgió UCD, la orientación hacia el centro siempre es bueno que se tenga. Si los dos grandes partidos intentan que sus planteamientos sean moderados, eso será bueno para España. La moderación es compatible con la ambición. 

Un último detalle, cuando usted fue diputado nacional, en el 23F tuvo un papel dentro del hemiciclo. Llevaba una radio con la que informó al resto de diputados de lo que ocurría en el exterior. 

La radio no era mía. En el hemiciclo, estaba al lado de Ignacio Huelín, número dos por Málaga, y yo era el cabeza de lista. Al otro lado, tenía a Julen Guimón, diputado de UCD por Vizcaya, que llevaba siempre un pequeño transistor y yo lo sabía. Cuando entró Tejero, al que reconocí enseguida porque había estado destinado en Málaga y no había duda de que lo que ocurría era un golpe, le pregunté a Guimón por su transistor. Al principio, parecía que no merecía la pena escuchar la radio, pero, conforme pasaba el tiempo, veíamos que fuera no pasaba nada. 

En un momento en el que salí al baño, alguien del CNI que había conseguido hablar con su mujer por una línea telefónica del Congreso me comentó que ella le había dicho que solo quedaban Valencia y el Congreso. Entonces, al volver al escaño, le pedí la radio a Guimón y, tumbado como si estuviera durmiendo, me puse a escucharla. Tenía sintonizada la SER, donde se dijo que venían los paracaidistas a liberarnos cuando, en realidad, eran las tropas de Pardo Zancada que se unían al golpe. Eso le transmití a Pérez-Llorca, que me contestó: «Pues, si estos son los libertadores, que no vengan más», cuando los vio confraternizando con la Guardia Civil. Luego, cuando ya vi que se iba solucionando todo, le di el transistor a Abril Martorell. Esa es mi anécdota de aquel episodio: la radio era de Guimón y yo la manejé durante unas tres horas más o menos. Aunque luego se convirtió en «el transistor de Abril», la historia es como la acabo de contar. 

Francisco de la Torre para Jot Down

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7 Comentarios

  1. Alberto Domínguez

    Málaga murió de éxito hace tiempo, la gentrificación es ostensible y a este Señor sólo le prima el narcisismo y mantenerse en el poder, con una edad demasiado avanzada ejemplo de la ineficiencia política de este país. Una ciudad que tiene más apartamentos turísticos que ciudadanos es un fracaso y la práctica inexistencia de vivienda pública, menos de un 2% frente a la media europea de un 30%, prueba de la mala gestión autonómica y municipal. Váyase Excmo Sr de la Torre

    • Va a ser que no. Mejor un señor de 80 años, ingeniero, funcionario del grupo A desde los 25, con mostrada vocación de servicio público y con un conocimiento impresinante de la ciudad que chichiribailas podemitas analfabetos. Mejor gentrificación que degradación del centro histórico. Mejor calles llenas de turistas que calles de yonkis y menas. Mejor que la vivienda suba de precio a que baje…

      • Alberto Domínguez

        Todo es mejorable, sobre todo su ortografía, sus comentarios son soeces y faltos de rigor, aún así le diré que respecto su opinión, los ingenieros no somos infalibles y si busca la hemeroteca del nombramiento de funcionario del Excmo. Sr. fue en una época donde lo único importante era pertenecer al movimiento, un régimen dictatorial de origen fascista, totalmente deplorable.

  2. Así como la entrevista al presidente de la Diputación de Málaga fue un espantajo esta me ha parecido más interesante, al fin y al cabo es alguien con poder político real.

    «Es importante que al País Vasco se le traslade el mensaje de que tiene que ser solidario y colaborar de verdad con el resto de España. Muchas veces esa colaboración reside en compartir experiencias positivas. Siguiendo con todo lo que he mencionado sobre la educación, estoy convencido de que la experiencia del País Vasco en Formación Profesional es muy buena.»

    Quizá lo que tengan que aprender otras administraciones del País Vasco es el rigor en la gestión de las cuentas públicas, ellos se lo guisan y ellos se lo comen, y no gastan más de lo que recaudan.

  3. Francisco Clavero Farré

    Ciertamente la administración vasca parece un poco más eficiente que otras españolas; pero los conciertos son un timo: El País Vasco y Navarra pagan menos de lo que reciben del estado, están subvencionados. El PNV y los navarros saben mercadear muy bien sus apoyos políticos a uno o a otro. Hay un desvío de fondos de comunidades pobres a dos de las más ricas. Claro, los catalanes, el pobre Mas, se quisieron apuntar al chollo y Rajoy con mayoría absoluta les dio nones. Así empezó el famoso procès. La relación del país vasco-navarro con el resto de España no es federal, es confederal privilegiada. Si se independizaran, lo notarían en el bolsillo: en Bruselas se les reirían de sus derechos históricos y conciertos económicos. En cuanto a Málaga, sigue existiendo; pero hay que cruzar el Guadalmedina para hallar malagueños.

  4. Zilikonbaleinmalagajaja

    Otro de esos politicos, que se dicen liberales y lo confunden con un líbero de futbol. Uno de los máximos exponentes de la politca corrupta del PP, como Baltar, Esperanza Aguirre, Camps, todo el ejecutivo de Aznar con él incluido, todo el ejecutivo de M. Rajoy con él incluido..
    El asunto es muy fácil y se resume rapido. No hacen politica hacen negocios aprovechando el cargo. Para obtener una licencia sea desde abrir un bar en cualquier ayuntamiento, hasta acudir a un concurso para obra pública, para todo hay que pagar un soborno. Estos señores como el alcalde de Malaga, Alfonso Rus etc no se mueven si no hay un fajo de billetes encima de la mesa previamente.
    Privatiza todo lo rentable y daselo a amiguetes que te devuelvan un % de los beneficios en cuentas offshore. Esa es la politica nacional.
    Y los periodistas a aplaudirla, blanquearla y taparla en la medida de lo posible.

  5. Pingback: Wanderlust podcast - Paula Martín

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