Política y Economía

El péndulo neopopulista

el péndulo neopopulista
Foto: John Morgan (CC)

1. La izquierda pierde pie y prepara y ejecuta su rearme

Atravesar la ola sin ahogarse

El cambio que se fue gestando en la izquierda clásica desde hace tres décadas y que tardaría algún tiempo en eclosionar arrancó del análisis posmarxista surgido en los años anteriores, en el pensamiento crítico adscrito a la extrema izquierda.

El estamento intelectual de esta última buscaba en la evolución más reciente de las ciencias sociales una fórmula para asegurar su supervivencia política, amenazada tras el estrepitoso fracaso planetario del marxismo-leninismo (después del hundimiento de la Unión Soviética y antes de que resultara visible el desarrollo económico acelerado que habría de experimentar la República Popular China).

El reto consistía en intentar hacer frente al «tsunami» prooccidental (1991-2007) de confianza en el capitalismo, desatado a partir de la caída del Muro de Berlín («el fin de la historia», incluido el lapsus de la crisis de las «punto com»), buscando una fórmula distinta para movilizar a las masas contra todo ello.

Fracaso de la antiglobalización

Las tendencias contestatarias más dispares coexistieron en la fundación del Movimiento Mundial Social (1996) desde el que se promovieron enfrentamientos violentos anti-Nuevo Orden Mundial Liberal y contra la globalización, en ocasión de reuniones de líderes occidentales, en Seattle (1999) y Génova (2001). Eran choques desnortados que no consiguieron entonces torcer la trayectoria del nuevo orden unipolar estadounidense. Había que trabajar, en cambio, dentro de cada país y buscar resultados en los ámbitos locales (desenlace de la vieja querella entre Trotski y Stalin).

La nueva fórmula de contestación debería basarse en darles un pronunciado giro a los planteamientos de denuncia de situaciones inadmisibles, concretas y localizadas, ya que la lucha de clases, como frente único, siquiera principal, de la contestación, era un campo de confrontación que se había ido desgastando a lo largo del dilatado periodo de la guerra fría, durante el cual además había florecido en Europa la defensiva «via di mezzo», consistente en el planteamiento socialdemócrata y en el desarrollo y difusión de Estados del bienestar.

Y a la vez se reconoció que, para resultar contundente, la nueva réplica al conservadurismo, al liberalismo y a la reacción, tendría que articularse mediante la integración de una variedad bien trenzada de reivindicaciones y de críticas sociales y ambientales concretas, dentro de cada país occidental, no a escala internacional (como antes, por ejemplo, contra la globalización).

«Cambio de variable»

Quizá, ante la imposibilidad de delinear un contorno de definición ideológica clara del nuevo planteamiento, para aunar voluntades sería necesario en cada caso lanzar además una marca y un logotipo con suficiente potencia semiótica, y además encontrar una denominación que reforzase la unidad, la compacidad y la firmeza de los nuevos grupos. 

Ello implicaría, a efectos de las acciones políticas nacionales, casi negar o esquivar la vigencia de las ideologías existentes.

Y, por otra parte, sería difícil —se reconoció entonces— que estos movimientos nacionales (y después posiblemente coordinables con otros) arrancaran sin esa fuerza de persuasión proto-hipnótica de la que disponen las cabezas destinadas a dirigir las nuevas epopeyas políticas o sus diversos y sucesivos intentos.

No había ya que abjurar totalmente de la plusvalía, ni de la acumulación de capital privado ni de la explotación de las masas. Convenía más bien ir retirando efectivamente poco a poco, del escenario de la vida política, la recurrente negación de ese derecho a existir del capital privado (cuya desaparición por otra parte no se podía prospectar para el corto plazo). 

Había que ir introduciendo progresivamente nuevos —y diversos— discursos específicos de insatisfacciones no atendidas por las instituciones existentes, cuanto más escandalosos mejor. Había que hacer frente a un nuevo mundo de capitalismo internacional desatado «a la Greenspan» (Reserva Federal 1987-2006), promiscuo y, a menos que ello se remediara a tiempo, probablemente triunfante. 

Así se veían las cosas desde la vanguardia izquierdista a inicios del tercer milenio.

La anestesia de los cataclismos

El atentado del 11 de septiembre de 2001 fue un anestésico ultrapotente administrado sin piedad a las luchas de clases, porque pretendidos opresores y oprimidos quedaron cada uno de ellos sorprendidos por un emergente enemigo común que les amenazaba a ambos simultánea e indiscriminadamente: la jihad.

Además la urgencia de aplicar estos nuevos enfoques de ingeniería sociopolítica desde la izquierda, se relajó adicionalmente a partir de 2008, cuando estalló la gran crisis (de los activos tóxicos) que se originó en el mercado financiero principal y desde EE. UU. produjo al transmitirse, en el conjunto del mundo occidental, la pérdida de cincuenta millones de empleos, evidenciando así peligrosas debilidades internas del sistema capitalista (y así lo debieron ver también desde China).

La «mayéutica» neopopulista

Todo se había retrasado casi diez años, pero la máquina de las nuevas ideas para la protesta no se había parado y se pensó que en la formación de las identidades colectivas que habría que desarrollar, de los grupos políticos que habría que crear (o capturar y redirigir), se tendría que articular, para levantar a las masas, cada reivindicación o «demanda» en forma de un subgrupo específicamente dedicado y —a ese nivel sí— bien definido (con su formulación tanto de primera instancia en cuanto a las «peticiones» iniciales concretas como, llegado el momento de la casación, a «exigencias» sociales beligerantes).

Las raíces intelectuales en las que se apoyaban estas nuevas ideas fueron, en el campo de la psicosociología, las obras y conceptos del propio S. Freud y después, de J. Lacan (psicólogos filósofos), y de filósofos postmodernos como J. Foucault y J. Derrida (filósofos psicólogos), el primero de estos últimos sobre el concepto de «conflicto» y el segundo sobre el de «diálogo», así como la penetrante síntesis pragmática elaborada por E. Laclau.

Las demandas latentes, pero siempre insatisfechas, que habría que denunciar (y utilizar) en el nuevo enfrentamiento antigrupos dominantes estaban a mano, algunas de ellas referentes a indiscutibles injusticias históricas (agudizadas en el sur de Europa durante la crisis 2010-2011), que era necesario abordar (y, de nuevo, utilizar), procurando que su reconocimiento conjunto y simultáneo provocara la efectiva germinación del movimiento (la génesis de una conciencia colectiva: «el pueblo»).

Generalmente la esencia de estas reivindicaciones estaba relacionada con el concepto de protección de una minoría, tanto si se refería a un subgrupo social numéricamente menor (p.e.: determinadas etnias) como si correspondían al injusto tratamiento de un grupo no tan reducido proporcionalmente (p.e.: la condición social de la mujer).

Así se transitó desde las diferencias socioeconómicas de clase hacia las discriminaciones efectivas de una serie delimitada de grupos y minorías perjudicadas, que una vez reconocidas como tales solidariamente por las masas, estas exigirían inaplazablemente su resarcimiento a las élites reaccionarias opresoras convenientemente caracterizadas y denominadas «ad hoc» (p.e.: «La casta», esgrimida por P. Iglesias en España 2013-2014). 

Pero para conseguir todo esto no existía una receta sistemática e infalible, al tratarse de fenómenos heurísticos. Se necesitaba buena preparación y además buena suerte. 

Es decir, hacía falta que se diera una alineación astral como, por ejemplo, aquella con la que se encontró L. Wałęsa cuando promovió, en los astilleros «Lenin» de Gdańsk, una lista de demandas laborales, las cuales al desplegarse en conjunto simbolizaron súbitamente (sin querer o queriéndolo) y provocaron, una desbordante pulsión popular anti-sistema, anti-gobiernos y anti-regímenes comunistas (Polonia 1989), que los derribó todos de un solo golpe.

El «Eurogrupo» propulsa el proyecto («Il Duce ha sempre ragione»)

El cambio experimentado por los panoramas políticos, por ejemplo, como antes se indicaba, en el sur de Europa, después de las implacables medidas procíclicas europeas de austeridad erróneamente prescritas (W. Schäuble) para defender el Euro (2010-2011), habría de resultar espectacular (p.e.: en España en 2014) al haber esa terapéutica fomentado un nivel de desempleo muy difícilmente sostenible y políticamente inaceptable. 

A esta dinámica contribuyeron también decisivamente las redes sociales, cuya conectividad había ya crecido considerablemente (desde 2007).

Las «demandas»

Las sensibilidades y conceptos fueron generalmente importados de EE. UU., incluido alguno que no era de tan automática aplicación en Europa (p.e.: Black Lives Matter, 2014). 

Las «demandas» fueron por ejemplo en el caso español, entre otras, del tipo siguiente:

  • Sobre la mujer
    • Reivindicación igualitaria de derechos de la mujer
    • Cuotas de membresía para la mujer
    • Represión de los crímenes de género
    • Consentimiento expreso de la mujer en las relaciones sexuales
    • Estructuras administrativas para promover la igualdad
  • Sobre los géneros y preferencias sexuales
    • Autodefinición de género
    • Protección de las preferencias sexuales LGTBIQ+
    • Educación sexual
  • Sobre la inmigración
    • Extensión de prestación de servicios públicos a la inmigración de hecho
    • No discriminación, por el motivo que sea, en la concesión de autorizaciones de residencia
  • Sobre cuestiones sociales
    • Actualizaciones del salario mínimo y las pensiones
    • Homologación del régimen laboral del Servicio Doméstico
  • Sobre la vivienda
    • Derecho a la vivienda y protección ante el desahucio
  • Sobre el medioambiente
    • Regulación relacionada con las emisiones de CO2
  • Sobre la historia
    • Establecimiento de una memoria histórica oficial

Y los partidos socialdemócratas o socialistas clásicos europeos se sintieron en general arrastrados por la nueva corriente, asumieron sus flamantes planteamientos e imitaron efectivamente a los grupos avanzados que propulsaban el nuevo discurso crítico desde sus respectivos márgenes más a la izquierda.

Y la Agenda 2030, sugerida por Naciones Unidas, apoyó (2015) desde su generalidad y su inconcreción, varias de estas demandas (o envolventes de las mismas) de las nuevas fuerzas progresistas nacionales.

Los movimientos (en general nacionales) y los grupos que los protagonizaban respondieron al patrón sociopolítico anteriormente detectado y analizado e históricamente denominado «populismo» (p.e.: K. Ataturk y J. Perón).

Sin embargo, estos planteamientos sistematizados, aparte de tomar en consideración mecanismos extraídos del análisis de la psicología individual (instinto básico, subconsciente, hipnosis, sugestión, desinhibición, contagio), habrían de aceptar más tarde que la psicosociología admite también analogías biológicas como las de tipo reactivo (p.e.: producción de defensas) (ver Capítulo 3 siguiente).

Se trataba del «boomerang» de cualquier innovación social, que puede utilizarse también, de contrario.

2. Agenda 2030

La carta a los Reyes Magos de Oriente (versión 2015)

La mencionada Agenda 2030 ha sido una operación de marketing político internacional, promovida (2015) desde Naciones Unidas en NYC, por las fuerzas políticas de perfil progresista que se encontraban entonces al frente de gobiernos nacionales occidentales. 

Abordando desideratas evidentes, tiende a subrayar nominalmente los principales desajustes sociales y ambientales del mundo.

El aspecto retórico de las manifestaciones formales de la Agenda es declaradamente infantil. Recuerda los textos de nuestras cartas, en el siglo pasado, con peticiones esperanzadas a los Reyes Magos de Oriente. En el caso de esta Agenda, de momento, los Reyes han traído —nunca mejor dicho — solamente carbón.

Pero ha cumplido, eso sí, la finalidad de que una letanía de insatisfacciones reales resuene machaconamente en los climas políticos nacionales, en los que las iniciativas populistas (tanto de acción como de reacción) precisan de la difusión de sentimientos generalizados de anhelo y frustración. 

Diecisiete son los capítulos de la Agenda 2030. En cada uno de ellos antecede una forma de tratar cada problema, con términos voluntaristas como «garantizar» o «asegurar», o bien «lograr» o «promover», o bien «erradicar» o «reducir». 

Son verbos introductorios de una anhelada y generosa «caída desde los cielos de un maná» universal salvador. En efecto:

(a) Garantizar:
  • Salud y bienestar
  • Educación de calidad
  • Energía asequible y no contaminante
  • Viviendas y servicios básicos adecuados
  • Sistemas de producción y consumo responsables
(b) Lograr:
  • Igualdad de género
  • Agua limpia y saneamiento
  • Trabajo decente
  • Industria sostenible, Infraestructuras resistentes e Innovación
  • Paz, Justicia e instituciones sólidas
(c) Erradicar:
  • Pobreza
  • Hambre
(d) Reducir:
  • Desigualdades
(e) No se sabe qué (¿proteger?):
  • Acción por el clima
  • Vida submarina
  • Vida en el ecosistema terrestre
  • Alianza necesaria para conseguir estos objetivos

    Inútil pero no infructuosa

    Por ingenuo que pueda parecer el enunciado de sus diecisiete elementos, esta agenda de deseos ha tenido un efecto práctico principal. 

    Ha conseguido sembrar en las clases dirigentes, sobre todo políticas, la idea de que los cánticos y las jaculatorias sobre aquello que en este mundo está pendiente de soluciones (las cuales —se debería suponer— se conseguirían por arte de «birli-birloque»), favorezcan el florecimiento de pulsiones populistas transversales. ¡No en vano el vicepresidente segundo del Gobierno español (en 2020) resultaba ser además textualmente «ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030»!

    En los ambientes de la reacción se le ha atribuido a la Agenda 2030 poderes de persuasión masiva extraordinarios, que no le corresponden más allá de constituir una etiqueta subliminal de convalidación (como puede, de la misma forma, considerarse por ejemplo una denominación de origen en un producto alimentario).

    En definitiva, la Agenda se ha convertido en un instrumento para el afianzamiento del nuevo modelo político oscilatorio neopopulista simétrico que satisface tanto a progresistas como a reaccionarios, que impera en Occidente (fracturando y polarizando el bloque, en general para satisfacción de los observadores no occidentales, sobre todo los más poderosos). 

    Así pues, mar de popa y … viento también.

    el péndulo neopopulista

    3. (Reacción)2: (reacción de la «reacción»)

    La génesis de la contestación (a la contestación)

    Y por esas vías de las respuestas alérgicas comentadas en capítulo 1, la intensificación de los ademanes y los excesos relacionados con la protección de las minorías y otros rasgos problemáticos del comportamiento efectivo de la Administración Biden acabaría provocando la correspondiente reacción biosocial radical (p.e.: en EE. UU. en 2024), tradicionalmente nutrida de una mezcla de sentimientos, nacionalistas, aislacionistas, proteccionistas «neocons», etc., bajo el lema de «America First».

    En 1978 G. Germani había publicado (Transaction Books. New Brunswick, New Jersey) el libro Autoritarismo, fascismo y populismo nacionalista en el que figura lo siguiente:

    El populismo por sí mismo tiende a negar cualquier identificación con, o clasificación dentro de, la dicotomía izquierda/derecha. Es un movimiento multiclasista, aunque no todos los movimientos multiclasistas pueden considerarse populistas. El populismo probablemente desafía cualquier definición exhaustiva. Dejando de lado este problema por el momento, el populismo generalmente incluye componentes opuestos, como ser el reclamo por la igualdad de derechos políticos y la participación universal de la gente común, pero unido a cierta forma de autoritarismo a menudo bajo un liderazgo carismático. También incluye demandas socialistas (o al menos la demanda de justicia social), una defensa vigorosa de la pequeña propiedad, fuertes componentes nacionalistas, y la negación de la importancia de la clase. Esto va acompañado de la afirmación de los derechos de la gente común como enfrentados a los grupos de interés privilegiados, generalmente considerados contrarios al pueblo y a la nación.

    Esto, escrito hace casi medio siglo ¿tiene actualidad en el panorama político de hoy? Efectivamente así parece ser: Trump, Le Pen, Meloni, Weidel, Orban, Mazowiecki, etc.

    La única diferencia es que entonces, cuando se estaba analizando antecedentes de populismos (como los antes mencionados), la inmigración todavía no había entrado, con el vigor actual, en la escena del debate público.

    Hay que tener en cuenta que el resultado de victoria aplastante de D. Trump en las elecciones de noviembre de 2024 no se debió solamente a adhesiones al candidato o identificación con sus propuestas, sino que consistió, en buena medida, en una protesta y resentimiento de la masa contra la presidencia Biden, los abusos de su Administración y el propósito del presidente —una vez verificada manifiestamente su incapacidad— de seguir en el Despacho Oval.

    Buena parte de las «demandas» laclaudianas presentadas por el candidato republicano han sido reflejos voluntarios de estos errores y abusos, que —según la mayoría de la población— se produjeron aparatosamente en diversas vertientes de la actuación gubernamental, entre los cuales se invocaron:

    • El control autocrático de la información a disposición del público propiciando la censura informal temática en buena parte de los medios clásicos de comunicación, utilizando el presupuesto para apoyar intereses partidistas. Y coadyuvar en determinados movimientos de la sociedad civil no compartidos por el conjunto de la población.
    • Engrosar exageradamente (y —se le atribuye desde la oposición— con interés clientelar) el tamaño de la Administración Federal y del empleo público y descuidar la deuda pública.
    • Admitir un volumen de inmigrantes de hecho, excesivo, por razones no explicadas a la ciudadanía.
    • Impulsar una política exterior que ha implicado compromisos financieros y gasto público excesivos, en apoyo de países cuya defensa implica conflictos militares altamente destructivos y cruentos, además de ser ajena al interés de EE. UU..
    • Adoptar una posición pasiva ante un problema nacional principal: la difusión galopante de la distribución y consumo de drogas.

    En efecto, las eficaces enseñanzas metodológicas progresistas neopopulistas (propuestas para los nuevos movimientos de izquierdas en Europa y América)1 fueron adoptadas (más o menos conscientemente) también por esta reacción, que se produjo en EE. UU. (a partir de 2024).

    Y en primer lugar se asumió la pieza angular de la estrategia: la transversalidad, es decir la negación de la dicotomía histórica de clase opresora/clase oprimida y su sustitución por la nueva: de élite/masas (en el caso de EE. UU., sería «Deep State» o élite de Washington/masas).

    Para ello se hizo necesario articular un discurso en el que el combinado de demandas sociales de defensa de minorías y del afloramiento de retro-culpas (p.e.: el colonialismo y la esclavitud), pudiera quedar ridiculizado (particularmente a la vista de sus manifiestos excesos icono-clásticos plasmados en plena vía pública).

    Y (de forma más clara en EE. UU. en 2024 de lo que había sido en 2016), se presentó una contra-propuesta también populista, también transversal, pero con perfume de derechas y encarnada por líderes suficientemente intransigentes y vigorosos (fueran estos varones o féminas), en este caso en EE. UU. D. Trump (2017 y 2025) (y en otros países p.e.: G. Meloni en Italia [2022] y J. Milei en Argentina [2023]). Y en Francia, donde sintomáticamente se había producido en su día el estallido de los «chalecos amarillos» (2018), se dibuja actualmente el acercamiento de la candidata M. Le Pen al Elíseo, en las próximas elecciones presidenciales, o evoluciones del mismo signo en países excomunistas del este de Europa (p.e.: Polonia, Hungría).

    Las nuevas exigencias han sido, por ejemplo la respuesta (de nuevo especialmente en EE. UU. en 2024) a la presión inmigratoria y la condena de la, caracterizada como «ruinosa», deslocalización industrial que había acarreado la economía globalizada, perjudicando así las oportunidades de los trabajadores industriales, en este caso, de la «smoke-stack America». En un ambiente de no ocultación de un perfil (implícito en el neo-populismo) declaradamente autocrático, también.

    La Agenda anti-Agenda

    Ya en 2023, la «Heritage Foundation» había preparado para Trump «Project 2025» (título homotético de la Agenda 2030), que proponía que todo el Ejecutivo quedase bajo el control directo del Presidente, el desmantelamiento del Ministerio de Seguridad Interior y la abolición del de Educación, reducción de impuestos de sociedades y ganancias de capital, tarifa plana para personas físicas, etc.

    Pero cuando se fueron acercando las elecciones, Trump lanzó, de forma a la vez contundente y difusa, la «Agenda 47» con medidas, algunas de ellas rompedoras: pena de muerte para distribuidores de drogas, incentivos a la natalidad, guerra civil contra los belicistas, fin de la guerra de Ucrania, calificación de carteles mexicanos como terroristas, represiones variadas (LTGBIQ+, «Deep State», y otras, etc.).

    Algunas demandas-propósitos presentadas por Trump (2024-2025)

    • Cierre de la economía sobre sí misma, para recuperar empleo industrial
    • Reducción del grado de globalización
    • Alineación coercitiva de los otros países norteamericanos con los intereses estadounidenses
    • Represión de la inmigración ilegal en EE. UU. Deportaciones
    • Alineación de las estructuras multilaterales con los intereses estadounidenses o salida de EE. UU. de las mismas
    • Simbiosis Administración Federal – Tecnogigantes
    • Reducción de impuestos
    • Reducción del tamaño de la Administración Federal
    • Abandono de las políticas de energía limpia y retorno a las fósiles
    • Reexamen de las relaciones con Europa
    • Evitación de guerras, pero rearme
    • Reconducción del poder de los medios de comunicación clásicos y de las corrientes de protección de minorías

    Es decir, un manifiesto disruptor nacionalista.

    Pero, con innegable habilidad, las «demandas» de la reacción se han referido a situaciones actuales, poco aplazables, frente al ramillete clásico postmarxista dedicado a asuntos estructurales relacionados con minorías y no con el conjunto de la población.

    Con estos propósitos, el expresidente y nuevo presidente Trump, líder mediático reconocido, no exento de agresividad ya mostrada en su anterior mandato e inclinado a las decisiones repentinas (menos previsibles unas que otras) así como a la evitación, a toda costa, del histórico instrumento diplomático, encabeza un cambio pretendidamente histórico. 

    ¿En qué medida habían leído los republicanos cercanos a Trump a E. Laclau? 

    ¿O ha sido simplemente porque ahora la diferenciación ya no es ideológica sino, a ras de suelo, de lucha cuerpo a cuerpo respecto al reparto de los muebles de la casa?

    4. la simetría metodológica de los planteamientos populistas de izquierda y derecha

    Autocracias democráticas simétricas

    Esas líneas de evolución de las propuestas políticas, desde la izquierda originaria y por parte del conservadurismo clásico, constituyen una utilización de las estructuras jurídicas democráticas representativas en Occidente, por parte de corrientes políticas opuestas (sobre todo en sus planteamientos respecto a la movilidad internacional de los recursos (humanos, financieros, de bienes y servicios, de tecnología, de información, de armamento, etc.), ambas con vocación autocrática. 

    Y sus respectivos intentos de conseguir el poder tienen aparentemente como fin gozar de él, a menos que se demuestre lo contrario (lo cual puede ocurrir, pero parece ser que solo excepcionalmente).

    En una posición de equilibrio sin alternancia, con todas las cartas en la mano, se encontraría una síntesis política histórica como, durante un largo periodo, el PRI en Méjico (¡otro sistema democrático!).

    Representación visual

    Esta evolución simétrica podría ilustrarse mediante el gráfico de reflejos que figura al principio de este documento y después examinando los principales elementos en juego en los debates actuales que figuran en la tabla siguiente.

    Los debates

    Las claves para la confrontación política actual por ejemplo en EE. UU. (código de reacción alérgica nacionalista vs. inercia mundial «liberal») pueden resumirse así:

    EL «STATUS» PRESENTE DE LA CONFIGURACIÓN DE LOS DEBATES (2024-2025)

    1. DENOMINACIÓN ACTUAL «Globalistas» «Soberanistas»
    2. CARACTERIZACIÓN Progresista/izquierda Derecha
    3. ELEMENTOS IDEOLÓGICOS Nacionalismo Globalización Nacionalismo
    Política exterior Escuela Liberal Escuela Realista
    Comercio Libre comercio Proteccionismo
    4. POLÍTICAS Multilateralismo Multi Bilateralismo
    Participación internacional Intervencionismo Aislacionismo
    Militarismo Belicismo Pacifismo armado
    Inmigración ? Anti
    Agenda 2030 Pro Anti
    5. PARTIDOS EE. UU. Demócratas Republicanos
    6. PRESCRIPTORES Políticos Biden, Starmer, von der Leyen, Sánchez, Scholz Trump, Le Pen, Meloni, Weidel, Orban, Mazowiecki
    Empresarios Soros, Gates, Zuckerberg 1, Bezos 1 Musk, Zuckerberg 2,

    Bezos 2

    Fuente: Elaboración propia

    La nueva semántica

    La terminología para referirse al otro o a lo que ese otro pretende, se ha ido afirmando por ambos lados. Así a la reacción se le llama desde la acera opuesta «fascista» o «soberanista», mientras que de la misma forma al pregresismo se le denomina «woke» o «globalista». (Desde esa reacción nacionalista, al hablar del contrario, se alude así a su pretendida ingenuidad prointernacional, subrayando su «cambio de chaqueta» desde el antiglobalismo de los 90 del siglo pasado al antinacionalismo —o globalismo— actual. Ciento ochenta grados ¿no?).

    5. Conseguir el poder, pero después ¿conservarlo? ¿Para hacer qué?

    Las cuestiones

    Esta ingeniería tecnosocial de acción política ha estado claramente orientada primeramente a conseguir el poder. ¿Exclusivamente? 

    Las dos grandes preguntas (en la práctica no ensayadas y en cualquier caso poco respondidas) se refieren, primeramente, a la situación de «una vez en el poder»: si para conservarlo se está dispuesto —o no— a respetar —siempre— las reglas democráticas.

    Y en segundo lugar la cuestión sería si, en caso de conseguir conservarlo deportivamente ¿esto sería para hacer qué? 

    Y por esa última vía se entraría de lleno en la consideración del sistema económico que habría que adoptar. (Tema antipático para unos y para otros).

    La respuesta de la reacción

    Los ahora llamados soberanistas darían probablemente, con muy poca duda metódica por su parte, la típica respuesta liberal disolvente: «Usted deje tranquilo al sistema en manos de la «mano invisible» y ya verá … ¡qué maravilla!». (Sí, como por ejemplo en 2008.)

    La respuesta progresista radical

    Los ahora llamados globalistas, carentes en principio de cualquier tipo de respuesta, recurrirían —se puede suponer— con menos convicción y más dudas, a la neosemántica, con slogans del tipo, por ejemplo: «un sistema democrático fuerte y sincero con la voluntad popular», u otro de ese tenor.

    Pero si uno preguntara más, entonces le conducirían verosímilmente a la trastienda (al consultorio) donde allí, a puerta cerrada, sí se podría admitir, aunque fuera en voz baja, que la solución se basaría en la planificación central. ¡Vaya!

    Y si el preguntante decidiera seguir interesándose por el asunto, debería estar dispuesto a que le cuenten cosas como que a menudo a «la mano invisible» le acompaña desafortunadamente el «Genio Maligno Cartesiano» y si uno no entrara por esa vía, debería callar cuando, acto seguido, le mencionasen nombres de notables involucrados en la creación y desarrollo de la teoría del equilibrio económico general (Walras 1896, Barone 1909, Leontieff 1951, Kantorovich 1959), salpicando con ellos un discurso declaradamente vago.

    ¿La verdad?

    No debería uno, pues, sorprenderse de que, en el tablero de los neopopulismos, no figure como objetivo, (ni en la izquierda ni en la derecha), la conservación del poder y mucho menos todavía su teleología (¿poder para qué?). Esos son menesteres para un futuro.

    Al parecer se trata quizá también de proponer lo contrario de lo anterior pero sobre todo de conseguir lo inmediato, lo práctico, lo que interesa verdaderamente y lograr disfrutarlo, es decir acceder a la mera consecución del poder, sin otro fin que ejercerlo (quizá por el solo hecho de ostentarlo). 

    Pero siempre («quito y pongo», «hago y deshago») con la autojustificación de que ese desaforado interés político es solamente por «el bien del país» de que se trate. Y no debería quedar descartado que esa inevitable autojustificación pueda acabar convirtiéndose en auténtica, firme y sincera creencia.

    Y los más espontáneos dirían «luego ya veremos …». 

    El que suscribe lo está oyendo ahora, en el mismísimo momento en que aparta su estilográfica de este papel.

    El péndulo neopopulista – Cronología 1996-2025

    1996 Fundación Foro Mundial Social. Porte Alegre
    1997 OTAN incorpora a Polonia, Hungría y República Checa
    1998 Guerra Kosovo / Fundación Google / H. Chaves en Venezuela
    1999 Manifestaciones Seattle
    2000 Crisis financiera punto com
    2001 11 sept NYC / China en la OIC / Manifestaciones Génova / Guerra Afganistán
    2002 Escándalo Enron
    2003 Invasión Irak
    2004 Maidan 1 / 8 países Este entran en UE / Facebook / Atentado Atocha / Tsunami
    2005 Katrina
    2006 Guerra Líbano / Spotify
    2007 Conferencia UE Lisboa / iPhone / Redes sociales
    2008 Crisis Activos Tóxicos / Conferencia Munich Putin «casus belli» / Bitcoin / OTAN hacia el Este de Europa
    2009 E. Morales en Bolivia
    2010 Wikileaks / Crisis Euro / Terremoto Haití
    2011 Primaveras Árabes / Manifestaciones en España / Guerra civil Siria / Invasión Libia / Fukushima
    2012 Assange / Whats-app
    2013 Snowden / Fundación Podemos
    2014 «Black Lives Matter» / Anexión de Crimea / Evole / Califato ISIS / Maidan 2
    2015 Acuerdos París sobre clima / Atentados París / Agenda 2030
    2016 Fake news electorales EE. UU. / Atentado Niza / Brexit
    2017 Referéndum Cataluña / Rehabilitación QUADS / D. Trump 1
    2018 Francia Chalecos Amarillos
    2019 Manifestaciones Chile
    2020 Coronavirus / Explosión Beirut / J. Biden
    2021 Asalto al Capitolio / Alteraciones clima / Ampliación BRICS / Salida de Afganistán / AUKUS
    2022 Guerra Ucrania
    2023 Gaza / E. Musk controla Twitter
    2024 J. Biden se retira / Dana Valencia
    2025 D. Trump 2. Batalla comercial / Riviera (Gaza) / Europa ruborizada

    Fuente: Elaboración propia


    Referencias

    www.donaldjtrump.com «Agenda 47». 2024

    The Heritage Foundation «Project 2025». Washington DC. 2023

    Goyo G. Maestro «El populismo planetario: La batalla entre soberanistas y globalistas».

    larazon.es. 2/12/2021 https://www.larazon.es/internacional/el-populismo-planetario-la-batalla-entre-soberanistas-y-globalistas-IN20781595/

    Antonio Gómez Villar «Ernesto Laclau y Chantal Mouffe: Populismo y hegemonía». Editorial Gedisa, S.A. Barcelona. 2021

    Anne Applebaum «Twilight of Democracy. The Seductive Lure of Authoritarianism». Anchor Penguin. Random House. New York. 2020

    Slavoj Žižek «Contra la tentación populista». Ediciones Godot. Buenos Aires. 2019
    Naciones Unidas «Agenda 2030». NYC. 2015

    Slavoj Žižek «La nueva lucha de clases. Los refugiados y el terror». Editorial Anagrama, S.A. Barcelona. 2016

    Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero «¡Qué no nos representan! El debate sobre el sistema electoral español». Madrid Popular. 2011

    Juan Carlos Monedero «Disfraces de Leviatán: el papel ldel Estado en la globalización neoliberal». Akal-Madrid. 2009

    Pablo Iglesias «Multitud y acción colectiva post-nacional. Un estudio comparado de las desobediencias: de Italia a Madrid». Tesis Doctoral. Madrid. 2008

    Ernesto Laclau «La razón populista». Editor digital: Titivillus ePub base r1.2. 2004

    Ernesto Laclau «Populism: What is in the Name?» en F. Panizza (comp.) «Populism and the Shadow of Democracy». Londres. Verso. 2004

    Ernesto Laclau y Chantal Mouffe «Hegemonía y Estrategia socialista». Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica. 2004

    Antonio Campillo «Foucault y Derrida: Historia de un debate sobre la Historia». DAIMON Revista de Filosofía nº 11. 1995

    Gino Germani «Authoritarianism, Fascism and National Populism». New Brunswick. Nueva Jersey. Transaction Books. 1978

    Ernesto Laclau «Política e ideología en la teoría marxista. Capitalismo, fascismo, populismo». Siglo XXI de España Editores, S.A. 1978

    Peter Wiles «A syndrome, not a doctrine: Some elementary theses on Populism» en Ghita

    Ionescu y Ernest Gellner (comps.) «Populism. Its Meaning and National Characteristics». Londres. Macmillan. 1969

    Claudio Napoleoni «Il pensiero economico del 900». G. Einaudi. 1963

    Leonid Kantorovich «The best use of economic resources». Moscú. 1959

    Wassily Leontieff «The structure of the American Economy 1919-1939. An empirical application of equilibrium analysis». Oxford University Press. Oxford. 1951

    Joseph A. Schumpeter «Capitalismo, socialismo y democracia». 1942 Volumen I. Página Indómita, S.L.U. Barcelona. 2015

    Sigmund Freud «Group Psychology and the Analysis of the Ego» (1921). The Standard Edition of the Psychological Works of Sigmund Freud, vol. XVIII, Londres. Vintage. 2001

    Enrico Barone «Il Ministro della produzione nello stato collettivista». Giornale degli Economisti. Sept-Oct 1909

    Leon Walras «Éléments d’Économie Politique Pure». F. Rouge Editeur. Lausanne. 1896


    Notas

    (1) J. C. Monedero, Profesor de la UCM y forjador, junto a P. Iglesias de la base conceptual del partido español Podemos (2013) socialmente transversal y políticamente de extrema izquierda, fue asesor de la Presidencia del Gobierno de Venezuela (2005-2010) en pleno periodo de H. Chavez (1998-2013), asesoró también a otros estadistas latinoamericanos, entre los cuales E. Morales en Bolivia y asimismo en Ecuador y Nicaragua.

    Hasta que tomaron caminos ideológicos separados, su simbiosis política con P. Iglesias, fundador de Podemos, fue poco discutible. P. Iglesias además había estudiado en la Universidad de Cambridge (2007) en el Center for Latin American Studies (donde es razonable suponer que no se podía evitar el estudio de las teorías de E. Laclau). 

    Su tesis doctoral (2008) Multitud y acción colectiva postnacional. Un estudio comparado de los desobedientes: de Italia a Madrid y su publicación junto con J. C. Monedero ¡Qué no nos representan! El debate sobre el sistema electoral español. Madrid Popular (2011) ISBN 97884788455156, así como alguna obra de J. C. Monedero, como Disfraces de Leviatán: el papel del Estado en la globalización neoliberal”. Akal-Madrid (2009), pueden suscitar la hipótesis de que en los vaivenes políticos pendulares iberoamericanos algunas de estas ideas se hayan podido difundir (primeros golpes de timón bolivarianos hacia la izquierda (1998-2006) en Venezuela 1998, Perú 2001 y Bolivia 2006; segundos golpes de izquierda o centro-izquierda (2011-2014) en Perú 2011, en Venezuela 2013 y en Colombia 2014; terceros golpes de izquierda (2021-2022) en Perú 2021 y en Chile y en Colombia en 2022. Las dos primeras ráfagas frente a Bush Jr. y la tercera, a toro pasado, frente a D. Trump. 

    Los pronunciados golpes de timón por las reacciones, tuvieron lugar en coincidencia con el mandato de Trump, en 2018 en Colombia y Chile y en 2019 en Brasil y en El Salvador.

    Sería interesante retrazar si alguno de estos golpes o contragolpes pendulares de toma del poder, sobre todo los primeros, ha utilizado ingeniería sociopolítica populista o no.

     

     

    SUSCRIPCIÓN MENSUAL

    5mes
    Ayudas a mantener Jot Down independiente
    Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
    Descarga los artículos en PDF
    Guarda tus artículos favoritos
    Navegación rápida y sin publicidad
     
     

    SUSCRIPCIÓN ANUAL

    35año
    Ayudas a mantener Jot Down independiente
    Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
    Descarga los artículos en PDF
    Guarda tus artículos favoritos
    Navegación rápida y sin publicidad
     
     

    SUSCRIPCIÓN ANUAL + FILMIN

    85año
    Ayudas a mantener Jot Down independiente
    1 AÑO DE FILMIN
    Acceso gratuito a libros y revistas en PDF
    Descarga los artículos en PDF
    Guarda tus artículos favoritos
    Navegación rápida y sin publicidad
     

    26 Comentarios

    1. Interesante y verosímil conclusión… los populismos se tocan. Y el inventor del “significante vacío”, navaja suiza de aplicación universal, antes aupado al parnaso progresista y ahora caído en desgracia en su caldo de cultivo primordial, es citado de refilón dos o tres veces en este extenso y fundamentado documento. Laclau, como la izquierda te echa de más!

    2. Un error en el texto: no Mazowiecki (quien era otro político, ya difunto) sino Morawiecki.

    3. Pablo Mula

      Impresionante texto, me he quedado con la boca abierta. Comparto en gran medida estas ideas, pero no las había visto plasmadas con esta profundidad y visión de conjunto.

      Tiendo a pensar que las pulsiones autocráticas de los neopopulistas sí que buscan la permanencia en el poder, no el mero disfrute pasajero. Tristes ejemplos hay en otras latitudes. En este sentido no me convence la tesis del autor, pero sinceramente me gustaría que me convenciera, ya que sería un alivio.

    4. Usuario arrepentido Ned

      Llama la atención que no haya más reacciones al artículo.
      La izquierda degenerada en populista parece que tiene poco que decir.
      La derecha degenerada en populista parece que tiene mucho que callar.
      Tiempos aquellos en que la derecha conservadora y social quería todo ordenado y que nadie se muriera de hambre y aquellos tiempos en que la izquierda marxista e ilustrada quería un nuevo orden y una lucha de clases a las claras y directa.
      Hoy en día todo es caca identitaria y bajas pasiones.

      • Vale; pero es una reducción simplista. Quiero decir, observo en círculos cercanos y lejanos una nostalgia de esa izquierda ilustrada y marxista (¡qué tiempos aquellos!) y una denostación, desde la misma a esa izquierda populista e identitaria de la que se habla.

        No obstante sigue pendiente la cuestión con la que abre el artículo, y es la de que la izquierda tradicional, la de la lucha de clases y las grandes alamedas, lleva cautiva y desarmada desde los 90 e inicios de los 2000: una franca decadencia y en ocasiones penosa por la acomodación de sus líderes en el nuevo orden.

        De manera que, está muy bien criticar los nuevos modos y estrategias de esa nueva izquierda “populista”, pero si se hace desde la posición agotada y nostálgica de la izquierda tradicional, con una superioridad moral que he no deja de repetirse, algo está fallando. Mucho menos, el pretender dirigirla desde el sofá de los que ya poco tienen que jugarse, o más bien, en el caso de algunos, mucho que mantener.

        La “caca identitaria” es lo que ha recuperado cierto nivel de movilización y, lo que es más, ha provocado la reacción de la reacción (como también se dice en el artículo) de proporciones no menores. Por algo será. No sé yo si ridiculizarla, desde la posición de aquello que lleva décadas sin funcionar, por los motivos que sean, es la mejor opción. Quizá se acaba haciendo el caldo gordo a la reacción, fíjate.

        Y no es que se dé la lucha de clases por obsoleta e innecesaria: es que en esas luchas identitarias es donde sobrevive, lo que ocurre es que ahora no se admite que siga dirigida por la vanguardia reduccionista de siempre, la que hizo lo que pudo, y acabó encontrando su lugar en el sistema y quedó contemplando por siempre su magnífica obra desde la nostalgia. Bien ganado está; pero que no molesten, sino es para escuchar, cooperar y avanzar. No para retroceder a un pasado que ya no existe, por mucho que nos duela.

        • Usuario arrepentido Ned

          Estoy de acuerdo en que de nostalgias no se vive. Así que veo muy bien no afincarse en lo que ya no existe y desde ahí pontificar. Esos marxistas de los que habla cada día se parecen más, como tipos humanos, a los carlistas. Anacrónicos, tristes, hasta cierto punto inquietantes.
          Solo cabe que un nuevo discurso emancipador tenga el prefijo «post-«.
          Ahora, a partir de ahí no compro su discurso.
          Me parece que «caca» es lo mejor que se puede decir de las luchas identitarias, cosa de poco fuste, defectuosa. Tomar reivindicaciones minoritarias (justas y legítimas muchas, pero otras ni eso) como pedestal para la liberación general no lo veo por principio. La izquierda es universal o no es, no tiene mucho más misterio. Así que decir que la lucha de clases pervive en estas otras luchas, pero sin la dirección de la vanguardia reduccionista (¿Kollontai, Najibullah, Nasser, Angela Davis, Pasolini, Frantz Fanon…?, es idealista (en su sentido filosófico negativo) e injusto.
          Además en ese juego, la reacción, como usted dice, siempre va a ganar. Si jugamos a identidades, la mayoría «reaccionaria» arrasa. No le veo la ganancia.
          En el escenario global tenemos una derecha clásica, tenemos una recién derecha nacional-populista y tenemos el populismo de izquierda, una socialdemocracia que yo personalmente prefiero a otras cosas, en un momento dado, pero que no compro, ni mucho menos, ni completa ni por defecto. Yo hago lo que puedo y sigo esperando.
          Hablando de otra cosa. Lo felicité por otro post suyo sobre Rusia, no sé por qué no ha salido el comentario. Ahí sí que no pondría ni quitaría ni una coma.

          • Gracias Ned, aprecio tu comentario.

            No es que no haya cosas que criticar, que las hay… más que nada entré porque a pesar de eso, lo que sí me chirría mucho es el discurso de “lo estáis haciendo maaal… ¡nosotros sí que sabíamos!” que he escuchado muchas veces, en ocasiones en mi propio entorno familiar. Y de ahí a hablar de la “dictadura woke” y casi tener como referentes a personajes como Felipe González y Arturo Pérez Reverte… hay un paso.

            Para empezar el tema de la fragmentación de las reivindicaciones, cierto. Lo que pasa, en mi opinión, es que estamos en una sociedad mucho menos homogénea que antes (sin que signifique esto que antes lo fuera, pero por comparación). Como decía, el discurso monolítico de la clase obrera como un todo ya no moviliza desde hace tiempo, y por más que sea una pena no es menos una realidad. Por un lado, las que se cansaron del “ahora no toca” y de los compañeros que mientras levantan un puño te tocan el culo con la otra mano (cosa que sigue pasando hoy en día, como hemos visto recientemente) pues han tirado con lo suyo, y bien que hacen.

            Por otro, la inmigración introduce variables en la ecuación de la clase obrera que son difíciles de calibrar e incorporar desde la perspectiva de la izquierda clásica, que se enfrentaba a otro tipo de escenarios. Y es que es difícil luchar contra opresiones (mucho menos liderar) que no se han sufrido en primera persona. Igualmente ocurre con las reivindicaciones LGTBIQ+, que si no te tocan personalmente, se pueden clasificar de menores o menos urgentes. Pero si te tocan… que te venga el compañero blanco cishetero a contar que si eso, mañana. Y sobre todo, no deja de ser una lucha del oprimido contra la opresión.

            Al final, la representatividad del discurso clásico de la izquierda se ha diluido mucho por una serie de circunstancias, de las que el no tener en frente a una dictadura con todas las letras, así como la caída del bloque soviético y su contrapeso frente al neoliberalismo ahora imperante (lo que nos trajo la socialdemocracia de la que tampoco reniego completamente, visto lo visto), no son ajenas. Más cuando ese neoliberalismo ya no es solo en lo económico, sino que lleva años derivando en una vuelta al conservadurismo más ultrarreaccionario. Y es ahí donde las minorías, viéndolas venir desde hace tiempo, han decidido no esperar a ver si los líderes de la vanguardia obrera se acordaban de ellos. Y ya se ha visto que al poner sus demandas sobre la mesa, cómo ha reaccionado el sistema… yo creo que eso es algo estructural, no coyuntural, y a tener en cuenta.

            Hace poco entrevistaron en La Noche 24h de RTVE a Ramoncín. No es que afirme que sea parte de esos referentes que listabas en tu comentario, ni mucho menos, pero no deja de ser un cierto representante de una época. En un momento dado, dijo que él nunca, nuca jamás diría “elle”, para a continuación afirmar que lo que le parecía fatal era el edadismo. ¡Que casualidad! Podemos suponer que si además de viejo fuera gordo, la gordofobia también le parecería fatal y un tema prioritario en la lucha de la izquierda.

          • Un apunte más, que no querría que me quedase en el tintero: en cosas concretas y prioritarias tales como los desahucios, los colectivos que ponen el cuerpo frente a la policía, y no en pocas ocasiones consiguen pararlos, son aquellos que han surgido de esos movimientos “populistas” que se denostan y que, sin renunciar a las luchas obreras de toda la vida, que son inspiración, tampoco lo hacen a las identitarias que les afectan en el día a día. Esto es lo que ocurre en los barrios donde la gente se conoce y acepta las luchas de cada uno como parte de la lucha común. Yo no diría que es algo de poco fuste.

            • Me permitiré hacer una observación: tal vez lo que pasa es que la izquierda lleva demasiado tiempo en descomposición. Calculo que desde el pacto Moscú-Berlín. El problema es la sepsis que le producen sus pactos constantes con fascismos de todo tipo, como si se tratase de una dependencia a la que no puede renunciar. En muchas ocasiones, no sólo hay pactos directos, sino interiorización de las mismas metodologías fascistas, sobre todo de la mentira descarada y la manipulación. Es pleito antiguo. Así, una pandilla de asesinos que vuelan a la gente en pedazos, en nombre de la creación de un estado étnicamente puro, se ven transfigurados en defensores de la justicia social. Hay chistes fantásticos que se cuentan solos, como la aparición de Alianza Catalana como decantación final de un independentismo que se vendía como progresista e inclusivo frente a la (innegablemente) corrupta monarquía española. Una manifestación curiosa de esa intimidad con lo totalitario es la asunción en su vocabulario de palabras vacías, precisamente para tender puentes con ideologías teocráticas recalcitrantes. Así se usa, por ejemplo: “islamofobia” como si fuese un concepto válido. Lo que viene a ser: Tenemos que indignarnos contra el abad del valle de los caídos (ente deleznable) pero hay que tratar como persona vulnerable al agente provocador, pagado por Marruecos o Arabia Saudí, que puede mandar asesinar a cualquiera que le discuta su legitimidad.

              Si se aceptan ciertas palabras, que se haga el favor de no abordar los derechos LGTB como un valor innegociable…
              Teocracia-fobia, totalitarismo-fobia… son más próximas a la verdad.

              El problema tristísimo de los aprovechados y mediocres que tocan culos, sobre el que se debe actuar con ejemplaridad y contundencia, me parece muy menor ante una serie de premisas ideológicas inmundas, que dan carta de naturaleza a las peores barbaridades, y que se aceptan como creencias legítimas.

              Esto se aplica también a las confesiones cristianas, y del judaismo mejor ni hablamos, pero ahí parece que(menos mal) las cosas están algo mejor.

              Por cierto, y desde mi modesta experiencia, a los activistas anti-desahucio: me temo que son ustedes la mejor infantería de los intereses inmobiliarios más poderosos…pero eso daría para cien comentarios…

              • Hombre, es que si la tesis de partida es “la izquierda: una mierda” tampoco hacen falta tantas alforjas ni remontarse al Ribbentrop-Molotov. Pacto sobre el que también habría mucho que comentar, empezando con que fue la última opción para ganar tiempo tras múltiples y previos intentos de pactos para aislar al nazismo con las democracias occidentales las cuales vinieron a darse: mus. Que iban a acabar dándose de hostias lo sabían no en Moscú, en Vladivostok.

                Sobre pactos con fascismos e teocracia-filias varias, ahí tenemos la reciente reunión para lo de Ucrania montada en, tachán, Arabia Saudí, el país de un tipo que hace no mucho descuartizaba disidentes en embajadas y ahora se dedica a acoger este y otros eventos deportivos varios. Hace no mucho… que nos enteramos, claro.

                Por cierto, “islamofobia” está muy bien dicho, y se refiere a los de “todos los moros son delincuentes”: no nos vayamos por los cerros de Rabat para ver si conseguimos que llegue el agua al precioso molino que nos hemos construido previamente.

                Sobre defensores de un estado étnicamente puro que vuela a la gente en pedazos, mejor ni hablamos. Hay que tenerlos cuadraos precisamente en este momento.

                En fin, que como nos dediquemos a cosechar los peores ejemplos disponibles, no se libra la izquierda, la derecha, el centro ni el ancho ni el alto.

                Reivindicaciones LGTBIQ+: irrelevantes. Reivindicaciones feministas: fruslerías. Antideshaucios: unos despistaos. Diría que estamos a un paso de que se diga la culpa del auge del fascismo es de la izquierda… si no fuera porque no estamos a un paso, sino a cincuenta, y por delante.

                Y yo que me alegro que, igual que las mujeres pasan en canoa de quienes les quieren explicar el feminismo y lo mal que lo practican, la gente que hace cosas, con sus imperfecciones, pero cosas, para resistir, cambiar y mejorar su entorno, cada uno desde sus luchas y reivindicaciones propias pero en conjunto, no se quedan en casa porque en cuanto salen de ella, hay alguien que les explica prolijamente “la izquierda” y dice: lo estáis haciendo todo mal, ¡no salgáis!

                • En primer lugar: gracias por su contestación.

                  Intento aclarar brevemente algunos puntos.

                  El pacto Germano-Ruso: una manera maravillosa de Ganar tiempo, por supuesto, pero me pregunto por qué muchos polacos tuvieron y tienen una visión tan distinta de asunto.

                  La izquierda esta afectada de Septicemia, la derecha ES la septicemia, o al menos se ha convertido plenamente en la enfermedad horrible que usted prefiera. No sé si la izquierda tiene salvación o no, Sé que la derecha (tomando en consideración la identidad hacia lo que se desliza ahora: libertarios enloquecidos, fundamentalistas religiosos y autoritarios gánsteres, etc) no la tiene.

                  Arabia Saudí es uno de nodos malignos más horrendos del mundo, coyunturalmente aliada con los sionistas. Los estados del golfo, en los que descansa de sus cuitas nuestro nefando ex-rey, es otro. Mandaría a prisión de por vida a los incalificables que montaron la escenificación de unos acontecimientos deportivos, ya de por sí deleznables, en un lugar que los hacia mucho más corruptos y asquerosos.

                  Y considerando las pautas de convivencia bajo la égida de estos maravillosos regímenes, paso a lo siguiente: Bajo la consideración de la existencia de un Islam político que es una de las ideologías más salvajemente castrantes y violentas del mundo, organizada hábilmente y financiada con extraordinaria generosidad, sí es legitimo cuestionar el término Islamofobia. Sobre todo cuando las fronteras entre política y religión son tan fluidas (la religión -cualquier religión – ES un artefacto fundamentalmente político hoy día y siempre). Le hago partícipe, por si no lo sabía, de que el molino ya está construido, que yo no he puesto ni un ladrillo, y que muele huesos humanos a buen ritmo. Lo de la delincuencia de los «moros» (que a veces son Kosovares o Daguestaníes o Chechenos, más claros de piel que yo) entra en el campo de las estupideces genéricas . Tan estupidez como negar que existen grupos criminales organizados, procedentes de países de mayoría islámica y asentados en Europa, que cooperan con los servicios de información y la maquinaria represiva de sus lugares de origen, como también con las organizaciones de delincuentes locales. Pero ese es un tema MUY menor: el mayor es que no me parece decente cuestionar al tipo del Opus, luchar por impedir el uso del catecismo en la Escuela (cosas que están bien en sí) pero dejarle su educación islámica en los colegios «al que la solicita», y permitir la apertura de centros de estudio y difusión de una ideología totalitaria y destructiva en las universidades. Digo NO a la mentira y a la defensa del totalitarismo en mi país y a la infección religiosa, sea católica, evangélica o musulmana. Abrir la puerta a cualquiera de estas fuerzas desde una supuesta perspectiva de izquierdas no sólo es suicida, ademas es abyecto y nunca da recompensa alguna, porque se mete en un marco corrupto e indefendible. Significa tratar con individuas que hacen cursos en nicab y explican a sus adeptas que si alguien deja el Islam, se le mata, o con gobiernos que encarcelan a una evangélica demente por dar biblias (los más suaves), mientras exigen más espacio para sus centros de infección y proselitismo. Una ideología para la que toda la experiencia que pueda haberse dado en Europa (con sus momentos horribles y sus limitados avances) es sencillamente algo que no tiene derecho a existir.

                  Se lo diré sencillamente: si les dejas espacio, haces daño, salvo que quieras ver el orbe aplastado bajo una teocracia, o sencillamente lo quieras ver arder.

                  La medida de nuestros políticos, Irán, Arabia Saudí, Qatar, Marruecos, los nuevos Sirios… hasta debajo de las piedras; a izquierda y derecha; gangrena purulenta por todas partes (parece que lo de vincularse a Israel ya les da cosita hacerlo en público, menos mal).

                  Respecto a los simpáticos plantadores de bombas etnicistas, dado que parece que tiene usted tan buena opinión de ellos, a ver si contribuye a convencerles de que se dejen caer y desvelen la ubicación (es un decir, creo que usted me entenderá) de sus cunetas particulares; esos 370 (escribo de memoria, pueden ser alguno más o menos) crímenes que quedaron en el tintero.

                  Por último: NO me atribuya desdenes hacia las luchas sobre la diversidad sexual (en mi caso, especialmente esa) y el feminismo que no he formulado, ni tengo intención de formular nunca.

                  ¿Que los de antes lo hacían bien? Absurdo. Era tan malo como lo de ahora; en muchos aspectos marcadamente peor.

                  Lo del movimiento contra los desahucios, no intentaré explicárselo, aunque es muy probable que usted acabe por intuir algunas cosas. Solo diré que me he pasado mucho tiempo analizando datos de mercado y definición de estrategias de los agentes implicados en el sector inmobiliario. No hay duda de que ese movimiento está salvando a personas y eso es magnifico, pero también está contribuyendo a ejercer un impulso que contribuirá a la afirmación de agentes cada vez más grandes y poderosos, tanto en el ámbito turístico como en el inmobiliario. Puede ser que de ello se deriven unas mejores condiciones para el ciudadano de a pie, pero sinceramente lo dudo. El hecho es que no parece que se vaya a volver a urbanizar suelo: para el capital es caro e ineficaz, sobre todo, cuando hay una ciudad ya hecha, y con una estructura de la propiedad que puede hacerse muy inestable. Puede que haya ajustes que requieran un cambio de estrategia o de discurso, o ambos.

                  Casi todos estamos haciendo todo bastante mal porque somos limitados (me incluyo). Pero hay una cosa que no tiene remedio: hacerlo mal a sabiendas, bajo la presunción de que se ayudará a conseguir un objetivo superior.. o porque te lo estás pasando muy bien…

                  • Gracias igualmente por la contestación.

                    Con el asunto del Islam, sigo pensando que hablamos de cosas diferentes. También, que hay muchas izquierdas y de la que yo hablo no está precisamente alineada con los regímenes teocráticos, pero sí a la insidiosa extensión de la oposición al Islam político (ningún problema con eso) a todas las personas de religión islámica que, al final, es parte del discurso racista e antiinmigración, y en el fondo, un discurso anti-pobres pero que no tiene problema en hacer negocio con los jeques. Habrá personas o formaciones políticas de izquierdas que deberían tener un discurso más claro al respecto quizá, pero en cualquier caso por un lado se puede estar en oposición a ciertas políticas occidentales respecto a algunos países sin que eso signifique el apoyo directo a sus regímenes (por ejemplo, contra la guerra de Iraq sin que eso fuera un “viva Saddam”; el que lo entendiera así es más problema suyo que del resto); y por otro, la parte del león en cuanto a las alianzas con ese tipo de regímenes se lo lleva la derecha, el capitalismo, o como lo queramos llamar. Está bien ser críticos, muy críticos con los nuestros, pero que eso tampoco nos lleve a errar el tiro.

                    En cuanto a atribuir desdenes, no pretendo ofender, pero asignar prioridades “muy menores” a las luchas ajenas que no nos afectan en primera persona, no deja de ser un poco eso. También me atribuye usted alegremente simpatía por el terrorismo etarra, que me parece una asunción por su parte bastante más grave y sin venir a cuento, que no entiendo muy bien de dónde lo ha sacado de mi texto (vamos, que se lo ha inventado usted por la cara).

                    Al final, creo que en la izquierda nos ocurre mucho que, como la derecha o el capitalismo ya asumimos que hace todas las barbaridades que le convienen sin complejos, pues le damos carta blanca y nos dedicamos a atizarnos con saña por nuestros errores. Llevado eso al extremo, se acaba en “la derecha mal de acuerdo; pero la izquierda fatal porque… (siguen 50 párrafos de lo mal que está la izquierda)” y el mensaje que se transluce, con o sin intención, es que al final no merece la pena movilizarse, ya que se le encuentran fallos o trampas a todas las opciones (en lo de los antideshaucios ni voy a entrar porque me parece el colmo de retorcer las cosas) y/o se exigen unos estándares inmaculados inalcanzables; así que la única opción que queda es abandonar.

              • Me gusta su comentario, porque pone el dedo en la llaga de la izquierda de este país: mientras la izquierda tenga como referentes a ex-asesinos identitarios y a anti-deshaucios que han cambiado su humilde piso por chalets con piscina durante su mandato político, los populistas tendrán su voto asegurado. Aquí y en la «xina popular».

                Que la izquierda está consiguiendo avances sociales, innegable. Que lo está haciendo mediante una política de tierra quemada, también. Y lo pagarán las generaciones futuras (ya lo están pagando).

      • E.Roberto

        Es que este artículo es como un acto notarial definitivo en el cual, un inesperado tercer cliente compró todos los derechos de los dos dueños originales sin derecho al reclamo posterior. Es desalentador. ¿Qué podemos esperar si todas las ideas de justicia e igualdad duermen dentro de ese objeto de distracción de masas que por ser masivo todo lo diluye?

    5. MacNaughton

      Es fácil tomar Podemos por el modelo de la Izquierda al nivel europeo / mundial. Su caso creo es un poco particular, y no solo por nacer en un coche, pues los integrantes iniciales eran todos politólogos, de la Complutense de Madrid en concreto. La tesis del autor sugiere que todo está muy dirigido desde arriba al nivel mundial cuando creo que el auge de varios colectivos de minorías es algo que viene por natural. En ese aspecto, es como ese discurso de la derecha que achaca todo a «profesores universitarios marxistas».

      Cuando los activistas de Black Lives Matter se manifiestan por ejemplo, no se están permitiendo un capricho identitario sino porque su vida o en todo caso bienestar están en juego. Lo mismo con las mujeres y la comunidad LGTBQ.

      Los dos fenómenos de mayor transcendencia desde el 1945 son, en primer lugar, la descolonización y segundo, las conquistas de las mujeres como ciudadanos con los mismos derechos que los hombres. Ninguna de estas dos batallas está ganada como estamos viendo, pero el mundo es irreconocible comparado a hace incluso 50 años en estos dos aspectos.

      Antes, había el Partido Comunista como faro de la Izquierda (en pro o en contra) para ordenar, priorizar y organizar. Evidentemente, con su desaparición, la plataforma de la Izquierda abre mucho más, pues ya no hay un centro. Asimismo, la desindustrialización de Occidente ha dejado el hombre blanco trabajador de manual en una minoría a su vez. Ha perdido poder político.

      Pero en cuanto a la descolonización, ni se ha empezado a plantear realmente en Europa. Los tiempos históricos son muy largos. Desde Hannah Arendt sabemos que es la colonización europea y el invento de jerarquías raciales espurias que justifican políticas genocidas en África y Asia y que dan el modelo del exterminio de Hitler de los judíos de Europa.

      El ‘lebensraum’ es algo que se habla en Alemania desde finales del siglo XIX, muy anterior a Hitler. En España. sabemos que el Ejército de África y Franco aplican una política exterminadora a los españoles desde el 36 hasta el 45 bien ensayada en Marruecos.

      Como dice Sven Lindqvist, se habla mucho de Guernika, pero nada sobre Chechaouen en Marruecos, un pueblo arrasado del mapa por aviadores franceses / americanos en beneficio de España en el 1925. ¿Cuándo llegaremos a hablar de estas cosas los europeos?

      No veo nada esencialmente nuevo en la derecha populista. Lo que ha cambiado es la tecnología. Tal vez sin el invento de la imprenta, no hay Guerra Civil en las islas en el siglo XVII (el poeta John Milton era panfletista republicano) del mismo modo que las redes, aparte de poner en contacto gente de ideas afines, aplanan el debate y favorecen la derecha, o eso sospecho…

    6. Aquí lo interesante no es tanto el artículo, muy idiosincrático, sino la biografía del autor. Ingeniero industrial, empresaurio, financiero y alto cargo durante el tardofranquismo (para lo que obviamente tuvo que jurar los Principios del Movimiento Nacional; véase el artículo 2 de la Ley de Principios del Movimiento Nacional, con carácter de Ley Fundamental del Reino). Además, fue alto cargo de la bastante siniestra Fundación March, vocal del Real Patronato del Museo del Prado y propietario de una fundación propia, que humildemente lleva el nombre del autor.

      Dudo mucho que el autor tenga formación suficiente para escribir un artículo como este, pero es indudable que le sobra capital social. Yo sólo le haría dos sugerencias: que actualice su bibliografía y que lea a historiadores, no a politólogos o, peor aún, a filósofos. De nada.

      • Enhorabuena, y muchísimas gracias. No sé si está hecho adrede o no, pero andaba yo buscando un ejemplo de «falacia ad hominem» clara y sencilla para mostrar a mis alumnos, y su comentario es un ejemplo de manual. Maravilloso.

        • Enhorabuena para ti, que ni siquiera te has molestado en leer el segundo párrafo de mi comentario. Así que lo vuelvo a explicar, para que quede muy clarito.

          Todo el mundo tiene opiniones, tú y yo también. Pero para que una opinión sea digna de ser leída, es decir, para que sea una opinión valiosa, es imprescindible saber de qué se está hablando. Si no, se puede acabar en lo que el politólogo Ignacio Sánchez-Cuenca llama desfachatez intelectual. Y el autor de este artículo no tiene formación en Historia ni en Ciencias Políticas ni en Filosofía. Es decir, no se ha ganado el derecho a dar una opinión de calidad, digna de ser publicada y leída en un medio que se supone que quiere ser serio. Y sí, estoy diciendo que sólo aquellos con la formación adecuada en un tema concreto tienen derecho a opinar sobre ese tema, si quieren ser tomados seriamente. Se llama meritocracia. De la misma manera que uno no lleva a arreglar su coche a un obispo, uno no necesita la opinión de un ingeniero industrial en un tema tan importante como el del populismo. Yo no soy ningún experto en el tema, pero sólo leer la bibliografía del artículo se ve que el autor no tiene ni idea de qué está hablando. Faltan autores sólidos y faltan fechas recientes de publicación.

          Claro que quizá la culpa sea mía, por esperar que esta revista publique artículos de opinión de gente formada, gente que sepa de qué habla. Aunque ese es precisamente uno de los problemas del columnismo patrio que Ignacio Sánchez-Cuenca denunciaba: que su calidad media es muy baja porque no hay ninguna exigencia por parte de quien publica. Y, por favor, que nadie confunda esta exigencia de un mínimo de calidad a la hora de opinar con el derecho a la libertad de expresión. Opiniones las hay a montones, opiniones de calidad no. Por supuesto, quizá la intención del autor de este artículo nunca fue dar una opinión/explicación sobre el tema del populismo sino sólo meterse con Podemos, pero no entraré en especulaciones sobre las intenciones del autor. Evidentemente, esta revista tiene derecho a publicar a quien quiera con los fines que quiera, pero yo también tengo derecho a quejarme.

          • Perfecto. Podría estar de acuerdo contigo en lo de que le falta formación para publicar, y eso es algo objetivo.

            Pero se debe decir «no es una opinión relevante porque le falta formación académica en esto y lo otro», y no hace falta llamarle facha y enchufado. Eso es la falacia ad hominem. En fin, que lo de le falta formación es aplicable a todos los políticos. Ser político (y tambien opinador) es una profesión que puede ejercerla cualquiera, sin méritos ni académicos como reales (gobernanza en la vida real, y con éxito). Sólo se requiere que la gente te crea y te vote, aunque luego seas una chufa.

            Y además si lo haces mal, no te pueden demandar. Eso no le pasa a un médico o a un mecánico.

            • Una falacia ad hominem consiste en atacar a la persona de alguien en vez de a sus cualificaciones. A mí me importa un comino quien sea el autor de este artículo, pero sí su educación y experiencia profesional. Es decir, su cualificación.

              ¿Por qué lees que yo he llamado al autor de este artículo «facha y enchufado»? Yo sólo he mencionado algunos detalles de su CV (que cualquiera puede encontrar fácilmente en Internet) y he dicho que tiene mucho capital social (es decir, contactos). Punto. Lo demás es cosa tuya. Antes no te molestaste en leer el segundo párrafo de mi comentario y ahora lees lo que no está escrito. ¿Por qué lo haces? ¿Tú eres realmente profe de algo? Siento lástima de tus alumnos (si es que realmente existen).

              Decir que a todos los políticos les falta formación es una generalización injusta y una lamentable muestra de desprecio por la política (aún más lamentable si quien lo dice es realmente un profe, cosa que dudo de verdad).

          • Pentito Ned

            Ese Sánchez-Cuenca, el manijero.
            Aquí Juaristi (otro indocumentado, seguro)
            ¿Se acuerdan ustedes de un tal Ignacio Sánchez Cuenca , supuesto profesor de alguna cosa indefinible en la Universidad Carlos III? Lo traje a esta columna el año pasado con ocasión de la llegada a las librerías de un libelo suyo titulado La desfachatez intelectual , donde se metía con un montón de gente (con varios amigos míos y conmigo mismo, entre otros). Como poco después se demostró, dicho libelo formaba parte de una campaña para establecer una lista definitiva de intelectuales reaccionarios y, en consecuencia, ajusticiables tras la inminente llegada al poder de una gran coalición de izquierdas encabezada por Pedro y Pablo (doble nombre, por cierto, de una famosa cárcel de San Petersburgo). Luego las cosas no salieron como esperaba el autor, pero Sánchez Cuenca no se hizo el harakiri , que habría sido el único gesto honorable en su indecente vida de soplona. Por el contrario, ha vuelto a la carga casi un año después.
            ¿Con otro libelo, acaso? No. Con el mismo, en la misma editorial, sin retocar la portada, pero con una tirilla premonitoriamente negra alrededor en la que puede leerse: «Nueva edición ampliada, con la réplica de Sánchez Cuenca a las críticas de Savater, Azúa, Juaristi, Cercas…». En efecto, el pollo ha añadido un epílogo de veintiséis páginas bajo el modesto título de «Críticas y reacciones: un intento de respuesta». De mí dice lo siguiente, en la página 228:
            «Lo más divertido de todo es que, antes de conocer mi libro, Juaristi había dedicado una entrada en el blog “Lo que no se dice”, el 3 de marzo de 2016, a comentar una entrevista que me hicieron en la revista digital Ctxt. En aquella entrevista yo exponía muchas de las tesis que aparecen en el libro y ponía ejemplos de varios autores… pero en ninguno de ellos mencionaba a Juaristi. Sin imaginarse que él figuraba en la primera página del libro como ejemplo eximio de desfachatez, Juaristi mostraba, de forma civilizada y sensata, sus puntos de acuerdo y desacuerdo con mis tesis. Cuando cayó el libro en sus manos y descubrió que él era una (sic) de los aludidos, el tono de la críica (sic) se volvió un poco menos ‘amigable’, por decirlo de alguna manera».
            Por supuesto, todo es mentira. Nunca escribí nada en el mencionado blog, ni comenté en él entrevista alguna a Sánchez Cuenca en no sé qué panfleto digital. Tras indagar sólo un poco, porque el asunto no era muy difícil, comprobé que el titular del blog y autor de la entrada en cuestión es un ciudadano llamado Paulo Hernández, a quien no conozco de nada, como él mismo podrá confirmar si se lo preguntan. Nos hallamos, pues, ante otro infundio más de Sánchez Cuenca, que ni siquiera ahora se aplicará el seppuku.
            ¿Cómo se inventa estas sandeces el pobre Ignacio? ¿No es consciente de lo sencillo que resulta desmontarlas? ¿Acaso es verosímil que yo apruebe las infamias que se escriben contra mis amigos Azúa y Savater , por ejemplo? No menos absurdo resulta suponer que me puedan interesar las paridas de Sánchez Cuenca si no me atañen directamente (Savater y Azúa se defienden muy bien ellos solos).
            Pero lo que parece ya verdaderamente escandaloso es la permanencia de semejante membrillo al frente de un instituto financiado por la Universidad Carlos III y la Fundación Juan March, desde donde ejerce de turbina en estercolero. Ni una ni otra institución necesitan seguir pagando impuesto revolucionario a un detrito tóxico del zapaterismo. Por mi parte, suspendo cualquier relación personal con ambas hasta que cierren el grifo de las subvenciones al chiringuito de marras, e invito a los demás insultados por Sánchez Cuenca (y a la gente decente en general) a hacer lo mismo.

    7. Usuario muy arrepentido

      De Domínguez

      España, frente a lo que se empeñan en creer los castizos, es un país normal de Europa donde, grosso modo, ocurre lo mismo que en su entorno geográfico y cultural de referencia. Así, y como ha ido aconteciendo en todo el continente, tanto en su hemisferio occidental como en el oriental, también entre nosotros las últimas rémoras de la izquierda de origen marxista revolucionario andan a estas horas en acelerado proceso de extinción definitiva. De hecho, la única fuerza política algo relevante de esas características que aún queda en pie es La Francia Insumisa, de Melenchón. Pero ese es, más allá de su vocación de izquierda radical, un partido nacionalista francés, algo absolutamente inimaginable en España.

      Sumar, al igual que sucediera antes con el Partido Comunista, Izquierda Unida o el Podemos primigenio, ha entrado en una fase de febril ebullición interna que deja entrever todos los signos habituales en los procesos de descomposición previos al colapso y ulterior ruptura definitiva o, alternativamente, de retorno a la más estricta marginalidad testimonial e irrelevante. En el fondo, el problema de la extrema izquierda posmoderna es que se ha quedado huérfana de un sujeto histórico al que liberar de la explotación capitalista. Y se ha quedado huérfana porque ella misma decidió prescindir de él.

      Así fue como, y de un día para otro, eligieron olvidarse de los obreros fabriles para abrazar las causas de transexuales, lesbianas, demás disidentes del heteropatriarcado, inmigrantes ajenos a la matriz civilizatoria judeo-cristiana, y cualquier otra minoría identitaria que reclame un estatus particular y diferenciado. Mientras tanto, los obreros se fueron pasando, primero poco a poco, después en masa, a los nuevos partidos de la extrema derecha. Ha sucedido en todos los rincones de Occidente, desde Italia a Estados Unidos y desde Alemania al Reino Unido o Francia. Y ahora ha llegado el momento procesal de que también se constate aquí. Nadie se engañe, el orillamiento orgánico de Yolanda Díaz, hoy una simple tercera en discordia en el organigrama de Sumar, apenas otra compañera del montón, sólo anuncia el principio de la agonía final del invento.

    8. Vayamos con el asunto del “sujeto histórico”, “el hombre blanco trabajador de manual” que comenta MacNaughton más arriba, hombre blanco cishetero (HBCH a partir de ahora por brevedad), esa minoría y sufrido héroe de nuestro tiempo. Ya tardaba en salir.

      Lo que le se exija a uno flagelarse por serlo para expiar sus culpas es un invento de algunos de ellos para hacerse la víctima. Cuando a los “wokes” aún se les llamaba JSW (Justice Social Warriors, importamos todas las chorradas que nos vienen de EEUU) ya abundaban los vídeos supuestamente tragicómicos sobre el tema.

      En realidad, lo único que se le pide al HBCH es que no pontifique sobre problemas que no sufre en primera persona, ni pretenda asignarles la prioridad, ni ser siempre quien acapara el centro de atención; o que si lo hace, al menos no llore desconsoladamente en redes y artículos de opinión porque se le mande a la mierda. Y es que este es el alfa y el omega de todo el asunto, que tanto a izquierda como a derecha, el 98% de los que tradicionalmente han venido a decir cómo se tienen que hacer las cosas, todas, son HBCH, a los que por alguna insondable casualidad, el feminismo, los temas de género, el racismo, el capacitismo, y otras opresiones que no experimenta en primera persona, siempre les parecen o irrelevantes o se las trata con cierta condescendencia, como mínimo: “está muy bien, pero estáis yendo demasiado lejos”.

      Esto se parece mucho a la postura de la Iglesia Católica, que teniendo mucho poder, en cuanto se le intenta limitar un poco y que básicamente cumpla las mismas reglas del resto, clama al cielo por la persecución a la que se ve sometida cual movimiento clandestino. Y es igual de patético.

      ¿Cuál es la opresión principal que sí afecta (también) al HBCH? La de las relaciones laborales. Sí amigos, un HBCH puede estar perfectamente puteado y oprimido por su jefe, por su empresa, por el capitalismo. Es ahí cuando surgen esas críticas desde La Izquierda™ (cuando no de la derecha disfrazada) a las reivindicaciones identitarias, porque claro, LO IMPORTANTE es la lucha de clases marxista y lo demás es distraerse con chorraditas y hacer el juego al enemigo etc. etc. Vamos, que quien decide que HBCH es el “sujeto histórico al que liberar de la explotación capitalista” es, por supuesto, él mismo. Otra insondable casualidad de las que tantas preclaras mentes mucho mejor preparadas académicamente que yo parecen no caer en que es, más bien, una prístina causalidad.

      Como si las luchas identitarias no fueran contra la explotación capitalista. Críticas puede haber por supuesto; y las hay, y muchas, dentro de los colectivos acerca de las tácticas y estrategias. Pero antes de hacerlas, hay que escuchar primero, y mucho, y ser conscientes de si no estamos opinando sobre temas sobre los que no tenemos experiencia directa. Y por eso todas estas cuestiones levantan tantas ampollas, porque si hay algo a lo que no estamos acostumbrados como HBCH, es a tener que escuchar, mucho; tanto como el resto de la sociedad nos ha tenido que escuchar a nosotros pontificar sobre todo lo imaginable, durante siglos.

      Sin los “identitarios” de los que tantas quejas parece haber, me pregunto dónde estarían a día de hoy los movimientos de izquierdas (porque como he dicho antes, son los que se levantan del sofá)… Más que nada, porque cuando todo esto aún no estaba de moda, a la izquierda se le ponían pegas igualmente por trasnochada.

      Con tanta crítica y ridiculización de lo “woke” nos están tendiendo una trampa tan, pero tan obvia, que me sorprende que no dejemos de caer en ella una y otra vez. Así, se acaba culpando a lesbianas y trans de que los obreros voten a la ultraderecha, por parte incluso de intelectuales de izquierdas (los de la derecha por supuesto te tienden la trampa encantados, que a veces hasta parecen ellos marxistas), cuando el análisis de que el fascismo es resultado de las crisis cíclicas del capitalismo yo creía que ya estaba establecido hace tiempo (que me corrijan los politólogos de guardia si lo he entendido mal). Y el capitalismo está encantado de contarle al obrero que no, que quien le está robando su calidad de vida es el inmigrante que te quita el trabajo por un lado (un clásico), ahora con el novedoso “gordas bolleras con el pelo morado te están robando tu estatus social”.

      Comprar este discurso capitalista, en vez de denunciarlo, es lo que está ayudando a empujar al obrero a la ultraderecha, no os engañéis.

    9. Esto, escrito hace casi medio siglo ¿tiene actualidad en el panorama político de hoy? Efectivamente así parece ser: Trump, Le Pen, Meloni, Weidel, Orban, Mazowiecki, etc. en la piel de toro, y por orden cronológico, Zapatero, Mas, Puigdemont, Iglesias, Sanchez … etc
      Qué ganas de ver la astilla ajena y no ver la viga propia….

    10. Hay artículos que merecen más la pena por la calidad y la agudeza de los comentaristas que por el propio artículo.

    Deja un comentario

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

    *


    Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.