Ciencias

El cinismo inconsciente de los físicos que creen en la transubstanciación y los neutrinos supermasivos

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«Vale, Señor, tú ganas». Imagen promocional de Interstellar (2014)

La escena tiene lugar en un simposio sobre física de partículas en Laboratorio Nacional del Gran Sasso, aunque podría ubicarse en cualquier rincón de Europa donde la ciencia se arremolina con nombres acabados en consonantes líquidas. Un profesor que ha trabajado en el CERN durante su postdoc —pongamos que se llama Francesco, por qué no— termina su presentación sobre la detección indirecta de materia oscura y, mientras recoge los cables del portátil, le comenta a un colega con naturalidad de misa parroquial: «Por supuesto, todo esto está al servicio del plan divino». No hay risa, no hay ironía, no hay escándalo. Solo asentimientos, incluso algún «amén» murmurando como quien habla de cuerdas vibrantes.

Y así, uno descubre que no son pocos los físicos italianos —y no solo italianos— vinculados a ciertos movimientos eclesiales con querencia por las editoriales de pensamiento denso y el canto gregoriano, esos donde la fe no es un asunto privado sino una cosmovisión, donde los milagros se enuncian con sintaxis aristotélica y el Génesis se lee como si fuera un artículo en Physical Review Letters. Que haya científicos creyentes es tan viejo como la ciencia misma, pero que haya científicos literalistas bíblicos, gente que desarrolla modelos cuánticos entre semana y cree en la transubstanciación de la comunión de los domingos, eso sí que es digno de estudio.

Uno se pregunta si en esos pasillos del conocimiento donde el método científico exige pruebas, replicabilidad y revisión por pares, también se aprueba la existencia de ángeles custodios mediante experimentos ciegos. ¿Cómo se conjuga en una misma cabeza la constante de Planck con el Diluvio Universal? ¿Dónde queda la tectónica de placas cuando uno cree que los continentes se separaron después de la Torre de Babel? Y más importante aún: ¿en qué momento dejaron de ser excéntricos para pasar a ser respetables?

Hay algo particularmente fascinante en este fenómeno que va más allá del simple autoengaño. Es una forma de cinismo inconsciente, una zona de confort epistemológico donde el sujeto no es que no se dé cuenta de la contradicción, es que la asume como si fuera el clima: incómoda, sí, pero inevitable. No es que crean a pesar de la ciencia, sino que creen dentro de la ciencia. Son como esos ateos que siguen pidiendo deseos cuando soplan las velas. No lo creen, pero por si acaso. Solo que aquí el pastel lo ha horneado el mismísimo Yahvé, con receta dictada en tablas de piedra.

Uno podría pensar que se trata de una disonancia cognitiva como la que hace que un médico oncólogo fume. Pero hay una diferencia: el médico sabe que está haciendo algo incompatible con lo que predica, el físico de mirada piadosa no. O si lo sabe, lo disimula tan bien que uno empieza a sospechar que no se trata de contradicción sino de alquimia diabólica, un darse cuenta de la mano de súcubo, insúcubos o el mismísimo Sauron paseándose por el multiverso —puestos a creer en seres imaginarios, tanto da—.

Que conste: no se trata aquí de burlarse del creyente con inquietudes metafísicas. Dios es, en cierto modo, la hipótesis más poética jamás formulada, y quien no haya sentido la tentación de la trascendencia no ha leído a Pascal en un mal día. Pero lo que resulta llamativo es la defensa sin matices, sin ironía, sin duda, de una literalidad bíblica por parte de gente que ha pasado años de su vida buscando neutrinos altamente masivos. No hablamos del religioso que encuentra en la ciencia el eco de un orden superior, sino del que piensa que las leyes físicas no son más que extensiones de las tablas mosaicas. El que ve en el bosón de Higgs una pista del Arca de la Alianza. El que cree que la termodinámica es un versículo mal traducido.

El problema no es que esta gente crea. El problema es que no se ruborizan. No hacen ese pequeño gesto de incomodidad, de duda interior, de «esto me lo callo porque no pega con lo que acabo de decir». No. Lo sueltan con una sonrisa de beato satisfecho y la seguridad de quien ha resuelto la paradoja del gato de Schrödinger con una bendición y tres Padrenuestros.

Y entonces uno empieza a pensar que tal vez haya aquí una estrategia. Que la contradicción no es un fallo sino una virtud. Que en este mundo saturado de información, donde la coherencia es tan escasa como el agua en Marte, abrazar dos ideas opuestas sin despeinarse es una forma de supervivencia. Quizás este cinismo inconsciente sea un mecanismo de adaptación, una evolución darwiniana de la credulidad. Como el camaleón que cambia de color, el físico literalista cambia de paradigma según la sala en la que se encuentre: en el aula magna, cita a Feynman; en la sacristía, a San Agustín. Y si hay vino de por medio, incluso a ambos.

Sucede, además, que muchos de estos científicos literalistas no llegan solos a esos altares del conocimiento: alguien los ha escogido. Porque no todo es mérito, papers y coeficientes de impacto. En los pasillos del prestigio académico, las decisiones sobre a quién se elige como doctorando o postdoc no son tan asépticas como se pretende. Hay mentores que prefieren rodearse de jóvenes con una cierta sensibilidad, pongamos, religiosa —algo que conocemos de primera mano entre la alta judicatura y cierta «corriente» católica—. No por capricho, sino porque compartir una visión del mundo, aunque sea con ángeles y milagros incluidos, garantiza una afinidad que ahorra conflictos. Así, la academia se vuelve también un convento con becas.

Resulta enternecedor, en un sentido trágico, que un científico pueda pasarse el día buscando pruebas de materia que no se ve y luego rezar a un ser que no responde. Que uno pueda dedicar años a perfeccionar el conocimiento de un universo indiferente, sin propósito, y luego aferrarse a la idea de que todo tiene sentido, aunque sea en un idioma que solo entienden los teólogos. ¿Es esto una forma elevada de ironía? ¿Una broma cósmica que ellos mismos no captan? Quizás sí. Quizás estos científicos sean los verdaderos humoristas de nuestra era. No los que hacen chistes sobre agujeros negros, sino los que los estudian convencidos de que en su interior hay un coro de serafines afinando para el Juicio Final. Tal vez por eso resulten tan peligrosamente entrañables. Porque tienen el poder de validar lo irracional desde el prestigio de lo racional. Y eso, más que cinismo, es ya alquimia política.

A lo mejor el error es nuestro, de los demás. De los que creemos que la ciencia y la fe no pueden compartir nevera. Tal vez haya un nuevo modelo epistemológico que admite la existencia de Adán y la relatividad general sin despeinarse. Un modelo donde la prueba y el milagro se entrelazan como cuerdas en once dimensiones. Un modelo donde el Génesis es, en realidad, una elegante metáfora cuántica que los siglos han malinterpretado. Pero claro, para eso habría que aceptar que los dinosaurios cabían en el arca, que Jonás sobrevivió al ácido gástrico de un cetáceo, y que el universo tiene 13.800 millones de años… y seis días. O tal vez no. Tal vez simplemente estemos ante la victoria final del relato sobre el dato. En un mundo donde todo es opinable, incluso la gravedad, no resulta tan extraño que haya científicos que creen en serpientes parlantes. Quizás lo raro sea que nos siga sorprendiendo.

Pero ahí están. En los congresos, en las universidades, en los consejos asesores. Sonríen, citan a Galileo, firman artículos en Nature y, por las noches, le rezan a un dios que detuvo el Sol para que Josué pudiera acabar de matar filisteos. Y lo hacen sin pestañear. Porque saben que la física no puede competir con la parábola. Porque han aprendido que la coherencia es una carga, no una virtud. Y porque, en el fondo, entienden algo que el resto no: que el mundo no lo mueven las leyes de la física, sino las historias que nos contamos para soportarlas.

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66 Comentarios

  1. Cuánta bilis, este artículo es un hombre de paja de manual. Sí, habrá algunos científicos que interpreten la Biblia al pie de la letra, ¿pero qué suponen, el 1% de los científicos católicos?

    • Lo importante es que la biblia o el coran les proporcionan la base para una estructura de reparto del poder , basada en verdades incontrovertibles. El concepto que todos están buscando es double-thinking…

    • Científico católico. Esto me hace pensar en historiador e historicista.

  2. Francisco Horta

    Pues me ha parecido que quien lee todo literalmente es el autor del artículo.

  3. ¿No entienden lo que es una metáfora? no sé a que autor leí que en el mundo de hoy hay un exceso de literalidad. Puede que fuera al antropólogo Joseph Campbell, que era antropólogo y católico de los de misa en latín, pero que entendía y explicaba perfectamente lo que era un mito. Quizás sea el exceso de especialización, que nos hace olvidar otros conocimientos. Quizás la forma de explicar las propias contradicciones que toda disciplina tiene en su seno. Quizás el problema de aplicar ingeniería inversa como método, aunque de eso adolece más la biología….En fin, no lo sé.

  4. Guillermo Guevara Pardo

    Felicitaciones doctor Ledesma por desenmascarar de manera contundente en el artículo a esa clase de científicos. Claro que hay una corriente epistemológica donde el mito adánico tiene tanta validez como las explicaciones de Juan Luis Arsuaga sobre la evolución del hombre. Se llama posmodernismo, corriente filosófica enemiga del pensamiento racional.

  5. Alvaro González

    Jaja que inocente mi amigo, después de 2000 años tu eres el que no ha entendido nada de la fe y la ciencia. Anda a leer a Santo Tomás de Aquino. Atte: un católico que confía (no cree) en la ciencia.

    • Santo Tomás se echaría las manos a la al leerte y usar su nombre de esa manera tan alejada, quería llegar a Dios por la razón, por la verdad, no por la fé en el mito.

      «He aquí nuestra refutación del error. No está basada en documentos de fe sino de razón, y en los asertos de los filósofos. Si hay, pues, alguien que, orgullosamente engreído en su supuesta ciencia, quiera desafiar lo escrito, que no lo haga en un rincón o ante niños, sino que responda públicamente si se atreve. Él me encontrará frente a sí, y no sólo al mísero de mí, sino a muchos otros que estudian la verdad. Daremos batalla a sus errores o curaremos su ignorancia.»

      El catolicismo no niega la evolución, que es totalmente incompatible con creer en la literalidad de lo que dice la biblia. Aunque con esa propensión a imitar sectas cristianas que tan de moda se han puesto, (catecumenales, kikos y demás) no me extrañaría nada un retroceso en el pensamiento.

  6. E.Roberto

    Para nuestro entramado bio-evolutivo cerebral, es más confortable y esperanzador identificar y solidificar un principio de todas las cosas, teoria metafísica a la base de la nuestra tan mentada “superior” cultura. Pensar que todo lo que universalmente nos rodea existió y existirá, sin autor ninguno y cataclismos mediante sin principio ni fin, dejando a la humanidad como un dato más, crea defensas instintivas, no racionales, la gran lucha existencial que nos distingue, con un Caballo de Troya en nosotros: nuestro cerebro, que del instinto primitivo no se puede liberar. El pesimismo, que tendría que ser una virtud como la compasión o la tolerancia, me lleva a sostener lo segundo. Después, y ya con ánimo polémico, lo confieso, los que profesan una fe bastante subrepticia visto que los tiempos son otros y sus críticos, comienzan a serme sospechosos pues son todos, desde el inicio de nuestra Historia, varones, como los comentaristas de este foro. Las mujeres brillan por su ausencia. Por eso cada tanto le rezo a las Marias, virgenes o no, pues no han dejado nada escrito, y menos especulaciones enrevesadas difíciles de digerir de matriz religiosa masculina, dejando abierta aquella posibilidad espantosa de que todo sea eterno, único atributo divino y se han dedicado, por débiles físicamente a soportar mientras poblaban el mundo, risueñas pesimistas como yo. Nobleza ogliga a estar con las débiles. Santa María, madre de todes, ruega por tus hijes traviesos tanto de pibes como de viejos, ahora y en la hora que “solos” nosotros elegiremos, fértil es el fruto de tu vientre sin culpa ninguna, hazte valer que ya es hora. Buena lectura, estimado. Gracias.

  7. El milagro del sol de Fátima no es una opinión sino un hecho profetizado con anterioridad por los niños videntes y observado por personas ajenas a la aparición; fue visto por marineros en un barco británico frente a las costas de Portugal. El milagro de Fátima no sólo fue observado por los miles de personas reunidas en Cova de Iría. Hubo testigos bien documentados que no estaban allí. Uno de ellos fue Alfonso Lopes Vieira, poeta portugués, que lo observó junto con su familia desde su casa, a 34 km de distancia. https://divulciencia.blogspot.com/2021/07/alucinaciones-colectivas-y-el-milagro.html?spref=tw&m=1

  8. En el verano del 2007, se celebró un encuentro interdisciplinar (ciencia natural, filosofía, teología) convocado por Benedicto XVI, sobre un tema de innegable actualidad e importancia: «creación y evolución». Como representante cualificado de la ciencia, intervino el vienés Peter Schuster, especializado en evolución molecular y en bioquímica, alma mater del Max Planck Institute en su sección de Química biológica. A una pregunta del papa Benedicto XVI, Peter Schuster respondió hablando de «la física cuántica -o modernaque contiene algunos problemas, como el fenómeno de Einstein-Podolsky- Rosen, que afirma que las partículas elementales con un origen común, siempre saben unas de otras aunque estén muy distantes entre ellas. Einstein lo propuso como paradoja y, no obstante, la física cuántica la acepta como teoría. Y no fue hasta los años noventa, esto es, 70 años más tarde, que alguien pudo demostrar experimentalmente que efectivamente es así, aun cuando se oponga a nuestra imaginación». El fenómeno Einstein- Podolsky-Rosen es un fenómeno de comunicación entre partículas, que, aunque no estén en contacto, se transmiten información y no actúan de modo independiente. No cabe duda que todas las partículas desprendidas de la misma Sagrada Forma tienen un origen común.https://www.hogardelamadre.org/es/revista-hm/articulos/vida-espiritual/8819-la-inmensidad-en-lo-pequeno

  9. Jorge D. A.

    «Yo me interesaba por la verdad desde el punto de vista de la salvación y desde el punto de vista de la certeza científica. Me parecía que los dos caminos conducen a la verdad y decidí seguir ambos. Nada en mi vida profesional, ni en lo que he encontrado en la ciencia y en la religión, me ha inducido jamás a cambiar de opinión» (Georges Lemaître).

  10. Xavier D. Garret

    » Como el camaleón que cambia de color, el físico literalista cambia de paradigma según la sala en la que se encuentre: en el aula magna, cita a Feynman; en la sacristía, a San Agustín. Y si hay vino de por medio, incluso a ambos».
    Genial!!!

  11. La ciencia es incompatible con la religión a poco que uno sea honesto y no se haga trampas al solitario. Que existan científicos religiosos en pleno siglo XXI I hayan existido anteriormente después de la Ilustración es una aporía, una contradicción fruto del peso de la tradición religiosa que, en países teocráticos ejerce una presión brutal y mucho mayor que en uno desarrollado.

    Con todo, el error de base parte del lenguaje, que moldea el pensamiento y fija la cosmovisión del mundo. La religión ha conseguido por medio del lenguaje articulado que en los debates ciencia VS religión, se utilice el mismo verbo con el fin de identificar ambas posturas como compatibles. Se ha de decir «creo en Dios o en un dios concreto», pero lo que no se debe decir por parte de cualquier defensor de la ciencia es «creo en la ciencia». La ciencia no es una creencia, la ciencia «es», y por tanto ya desde el punto de vista semántico tiene la batalla ganada y no es necesario seguir alargando ni un milisegundo un combate dialéctico con lo que es una creencia sin idea o contraparte que oponer, puesto que se basa en dogmas inamovibles.

    • Jorge D. A.

      La religiosidad y la sed de conocimiento, son propiedades intrínsecas a la naturaleza humana. Son la respuesta natural del Homo sapiens, frente al infinito. Creo que la fe y la ciencia son compatibles y complementarias. Lo expresó magistralmente Georges Lemaître (por poner un solo ejemplo). Eso si, conviene no hacer dos cosas: ir al laboratorio con la Biblia bajo el brazo y a la Santa Misa con un tratado de paleontología.
      Tambien es esencial no confundir la ciencia con el ateísmo.

      • Dime por qué la ciencia y la fe son compatibles y complementarias. Eso es una falacia para intentar justificar a la religión en el ámbito científico. Que hubiera religiosos científicos antaño como he dicho antes no significa nada en tanto que el progreso científico ha ido desmontando todos los dogmas. Respecto al ateísmo y la ciencia, soy ateo y prociencia, por supuesto. El ateo no es, como erróneamente se señala, otro tipo de creencia (la creencia en nada), sino la no creencia en ningún ser inventado o lo sobrenatural, por oposición a la creencia propiamente dicha. En cuanto alguien me demuestre la existencia de Dios o cualquier otro ente sobrenatural, estoy dispuesto a convertirme. Mientras tanto, ni un metro de cesión a la religión.

        PS: por supuesto no descarto la existencia de otras formas de vida en el universo infinito del que formamos parte, es más, lo lógico es pensar que existen, solo que están tan lejos que es casi imposible que podamos tener algún tipo de señal o encuentro con ellas (paradoja de Fermi).

  12. Jorge D. A.

    La fe y la ciencia son compatibles y complementarias en el ámbito personal. Se que entenderlo es prácticamente imposible para un ateo, como parece ser tu caso. Confieso que en esta conversación juego con ventaja, ya que en mí juventud pasé por una epoca de ateísmo, por lo cual puedo entender facilmente tu postura.
    En cuanto al ateísmo, utilizas la definición fácil, etimológica, que peca de superficialidad: no revela, precisamente, lo fundamental del ateísmo, o sea, la creencia de que todo es materia y nada mas que materia. No me consta que haya una demostración científica al respecto. Es el postulado básico del ateísmo, equivalente a un dogma de fe.
    Por último, la «paradoja de Fermi»: yo la llamo la ironía de Fermi, ya que que desmonta irónicamente el «principio de mediocridad», muy utilizado a modo de «demostración» de la existencia de vida extraterrestre.
    Un cordial saludo.

    • Ah, si son compatibles en el ámbito personal te lo compro, allá cada uno con sus creencias. Pero en el ámbito general y categórico, que es donde yo centro el debate, no lo son ni por asomo. Se trata de llegar a la verdad, o al menos aproximarse a ella lo máximo posible con las herramientas disponibles y el conocimiento adquirido gracias a ellas. Y en ese escenario la ciencia es, y la fe cree.

    • No le des la vuelta a la tortilla, ¿dónde está el espíritu sino en la materia?

  13. Jorge D. A.

    ¿A que viene eso de «ámbito general y categórico» ? ¿Quieres decir que la verdad absoluta ha cambiado de ámbito… desde el religioso, al científico? Ojo con la confusión entre ateísmo y ciencia: la tentación de poner a parir la ciencia a favor del ateismo, parece ser irresistible.

    • O no me entiendes o no me explico bien. ¿Dónde infieres de mis razonamientos que si quiera asoma un ápice de crítica a la ciencia?

      • Jorge D. A.

        No, no. Mí reproche es muy distinto: estás intentando compatibilizar el ateísmo con la ciencia. La ciencia es neutral… que 1+1=2 no demuestra la existencia ni la inexistencia de Dios.

        • Claro, ni la inexistencia de los elfos, las hadas o Santa Claus. Si es que es tan fácil rebatiros…

          • Jorge D. A.

            Sería una lástima que una conversación, que a mí me ha parecido interesante y seria, acabe en palabrería.

            • Por mí no quedará, estoy dispuesto a debatir.

              • Jorge D. A.

                … entonces, dejemos de lado los elfos y las hadas.
                Salvando las distancias, me reconozco en las palabras de George Lemaître (de mí primer comentario) y las hago mías. Palabras que proponen un marco en el cual la fe y la ciencia son compatibles y complementarias.

                • ¿Por qué no se pueden equiparar los elfos, las hadas y Santa Claus a Dios? Me parece un argumento contundente aunque a ti no te gusta porque desmonta el tinglado muy fácilmente. Más allá del legado cultural de la religión, la esencia en la que está basada es una invención. ¿Que no te gusta oírlo? Problema tuyo y más si quieres debatir. Lo siento pero esto no funciona así (cojo lo que me interesa y desecho lo que no).

                  • Sus argumentos me parecen bienintencionados e irreprochables. Pero le ruego que tenga en cuenta una cosa: ellos no dialogan, y su fe es política, no metafísica. Hacen ver que dialogan hasta que pueden imponerse. Y cuando se imponen cuesta desarraigarles.

  14. Jorge D. A.

    No. Los elfos, las hadas y otras mamarrachadas por el estilo (dragones de garaje invisibles, espaguetis voladores, la tetera orbital de Russel etc. etc…) no tienen su origen en las inquietudes existenciales del ser humano (inquietudes que pueden conducir a la certeza de que Dios existe, sin necesidad de una demostración científica), sino en el irresistible (y poco lógico) deseo de «demostrar» la inexistencia de Dios. Tampoco veo lógico pedir una demostración científica a favor de la existencia de Dios: efectivamente… ¿como quieres que se presente Dios, para que aceptes su existencia?

    • Dímelo tú cómo sería esa manifestación. Cuando os quedáis sin argumentos ya asomais la patita con el esoterismo y cualquier explicación peregrina basada en el pensamiento mágico. Repito otra vez algo que huelga decir: la carga de la prueba reside en ti, creyente, no en mí.

      • Jorge D. A.

        Se muy bien en quien recae la carga de la prueba y precisamente por eso me extraña la obstinación ilógica de los ateos de «demostrar» la inexistencia de Dios (aunque confieso que yo hice lo mismo en mí etapa atea).

  15. Jorge D. A.

    El autor de este artículo, intitulado «El cinismo inconsciente de los físicos que creen en la transubstanciación y los neutrinos supermasivos», me recuerda a mí mismo cuando era ateo y mí padre, que en paz descanse, me decía: anda hijo, que hablar con un ateo es como hablar con un armario.

    • No chico no funciona así. El ateo está esperando una explicación racional, simplemente, no comulgar con ruedas de molino. Por esa regla de tres hablar con un creyente es hablar con un niño.

      • Jorge D. A.

        Como ex ateo que soy, te comprendo perfectamente.

        • Recogiendo cable sin responderme, eludiendo el «combate» dialéctico como si estuvieras en un estadio superior de conocimiento revestido de paternalismo.

    • El autor no ha afeado la creencia en dios sino la literalidad de los creyentes que por su formación deberían ser escrupulosos a la hora de hacer afirmaciones.

      ¿Por qué se empeñan como creyentes en meter a dios en la ciencia? Qué tengan el valor de tener fé, sin más, pero que dejen en paz a la ciencia, que trata de lo empírico y lo demostrable, de lo que se puede tener experiencia.

      • Jorge D. A.

        No. La intención del autor del artículo es precisamente afear la creencia en Dios y… esconder la mano.

        • «Que conste: no se trata aquí de burlarse del creyente con inquietudes metafísicas. Dios es, en cierto modo, la hipótesis más poética jamás formulada, y quien no haya sentido la tentación de la trascendencia no ha leído a Pascal en un mal día. Pero lo que resulta llamativo es la defensa sin matices, sin ironía, sin duda, de una literalidad bíblica por parte de gente que ha pasado años de su vida buscando neutrinos altamente masivos.»

          • Jorge D. A.

            El autor, desde el habitual desprecio ateo hacia la fe, intenta dar una respuesta a la molesta pregunta… ¿por qué hay científicos creyentes? El artículo es un típico ejemplo de confusión entre ciencia y ateísmo, que poco aporta y nada esclarece.

            • Por qué hay científicos creyentes no. Por qué hay científicos creyentes en la literalidad de la biblia sí.

              • Jorge D. A.

                Siempre conviene no perderse en detalles tramposos.
                El artículo es una vulgar trampa farisaica, cuyo modelo es la pregunta que le hicieron a Jesus: » ¿…es lícito pagar tributo a los romanos?». La respuesta de Jesus sirve de modelo para no caer en trampas parecidas: «dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». O sea… dad a la ciencia lo que es de ciencia y a Dios lo que es de Dios.

                • Tu argumentación es inválida en el momento en que asumes la literalidad de la Biblia (como los «científicos» que denuncia el artículo). Además, ni siquiera está demostrada la existencia de Jesucristo como personaje histórico. De ningún personaje histórico tan relevante se tienen tantos testimonios contradictorios y, sobre todo, tan posteriores al tiempo en el que vivió. Sigue sermoneando si quieres, pero tu homilía encaja más en un templo.

                  • Jorge D. A.

                    Por si no te has dado cuenta, mas que argumentación en si, mis comentarios son meras reflexiones sobre el asunto en cuestión.
                    En plan personal, uno puede compatibilizar su fe y la ciencia, sin perjuicio de ninguna de las dos y esto no debería ser un problema para terceros (si no buscan tres pies al gato, claro). El ejemplo que siempre pongo es el de George Lemaître:
                    «Yo me interesaba por la verdad desde el punto de vista de la salvación y desde el punto de vista de la certeza científica. Me parecía que los dos caminos conducen a la verdad y decidí seguir ambos. Nada en mi vida profesional, ni en lo que he encontrado en la ciencia y en la religión, me ha inducido jamás a cambiar de opinión» (Georges Lemaître).
                    En cuanto a tu afirmación de que la existencia histórica de Jesucristo no estaría demostrada… ¿que quieres que te diga? Yo también he visto unos cuantos videuchos de propaganda ateista para adolescentes.

                    • Y dale perico al torno con Lamaitre. ¿De verdad te basas en una frase de un sacerdote belga para sostener el andamiaje de tu mercancía averiada? ¿En serio pretendes sostener un debate serio con esas credenciales? Respecto a lo de Jesucristo, te invito a que me muestres pruebas arqueológicas y fehacientes de su existencia, que no sean de parte claro, de parte de la Iglesia. Chico, si las primeras «evidencias» escritas son casi medio siglo después de su «vida y milagros», y teniendo en cuenta que de cualquier personaje histórico mucho más antiguo se tienen escritos pruebas, la navaj a de Ockham te da la solución a la falacia histórica. No creo que existiera un Jesucristo, sino que seguro que existieron varios que serían el equivalente a cualquier revolucionario de hoy día que ve invadida su tierra y se dedica a predicar, y esa figura la recogió la historiografía católica para elaborar el mito. Que no veas esto (que además es copy-paste de tradiciones anteriores como la zoroastrista. No me he visto únicamente los vídeos de ateos para adolescentes, a diferencia de tu argumentación que no aporta nada más que humo y charlatanería. Yo te estoy ofreciendo argumentos todo el rato que torpedean la línea de flotación de tu pensamiento (como si fuera difícil), y tú me respondes todo el rato que «manzanas traigo». Queda demostrado que no tienes ni pajolera idea más allá de la verdad «revelada» para sostener lo insostenible, pero eso ya lo sabíamos desde el principio, que entre la ciencia y la religión no puede (ni debe) haber debate, porque ya es conceder demasiado a la superchería.

                    • Mira Dani, saberlo todo de antemano, encima presumiendo, es el primer síntoma de fundamentalismo religioso (en tu caso, fundamentalismo ateo). Además, perder tan rápido las formas, tampoco es buena señal. Haztelo mirar.

                    • No sé de dónde sacas que he perdido las formas. Simplemente soy vehemente porque estoy cansado de «debatir» con creyentes que ante el primer crochet se van por los cerros de Úbeda y no aportan más que humo. «Solo porque te sientas ofendido no significa que tengas razón» (Ricky Gervais).

                    • Que va Dani, no me siento ofendido, faltaría mas. Incluso me caes simpático… me recuerdas a mí mismo, cuando era ateo.

  16. Recientemente, algunos pensadores y comunicadores, se han dado cuenta de que, siendo de izquierda, si ofrecen un poco de españolismo e imperiofilia los invitan a todas las universidades pijas de España y Suramérica. Y en El Salvador y en Cuba no tienen ni para pagarles ni público.

  17. Pingback: La convivencia entre la fe y la física en la comunidad científica - Hemeroteca KillBait

  18. Jorge D. A.

    Mira Dani, saberlo todo de antemano, encima presumiendo, es el primer síntoma de fundamentalismo religioso (en tu caso, fundamentalismo ateo). Además, perder tan rápido las formas, no dice nada bueno sobre tí. Háztelo mirar.

  19. La ciencia y el método científico nos hace avanzar como especie y sociedad. ¿Pero creer en Dios y la biblia es incompatible? A mi modo de ver, no, si eres portador de un cerebro humano. Lamento comunicarte que está demostrado que funciona mejor con un apoyo espiritual (llámalo meditación, o el culto a la religión que prefieras). El quid de la cuestión no es si (poner aquí la deidad de tu elección) existe. Lo que ocurre es que lo necesitamos. Un saludo.

    • Lo necesitarás tú. Habla por ti pero no es casualidad que las sociedades más atrasadas sean las más religiosas. Y cuando hablo de «religiosas» me refiero a profesar de verdad un culto determinado, no a la hipocresía de la sociedad española que se considera católica en un 80% y solo acude a la iglesia con motivo de la BBC (Bodas, Bautizos y Comuniones). A las pruebas me remito.

  20. ¿Necesitamos también apedrear a las adúlteras? ¿Censura de libros? ?¿las decapitaciones ante la cámara? ¿Los sistemas de refugio y ocultación de criminales sexuales? Perdone que se lo diga, pero tiene usted unas necesidades algo raras…

  21. Jorge D. A.

    La Iglesia ha dejado de ver la ciencia como una amenaza. Es mas, se ha visto obligada a reconocer sus errores al respecto y ha pedido perdón. Sin embargo, el fundamentalismo religioso vuelve a las andadas y está claro que ha cambiado de bando: hoy en día es el ateísmo quien se ha apropiado de la ciencia.

    • Que no manipules, que el ateísmo no es una creencia. Que la ciencia es ciencia y el ateísmo es la falta de creencia en lo sobrenatural. Que la ciencia demuestra y teoriza sobre lo plausible y demostrable, no sobre castillos en el aire. Que con tal de no responder a las preguntas que se te formulan, tú sigues con la táctica futbolística de «patada a seguir». Que estoy dispuesto a creer, pero demuéstramelo. De momento, para calmar mi lado sentimental y espiritual, me vale con la familia, amigos, cine, música, literatura, viajar, deporte y gastronomía.

  22. Jorge D. A.

    Que no Dani, que ya te lo he explicado antes, usas una definición muy pobre del ateismo, que lo presenta como una no creencia. De este modo, ocultas lo esencial, es decir, el postulado fundamental del ateismo (por no decir el dogma fundamental): todo es materia y nada mas que materia. Es que es una afirmación aún por demostrar. Demuéstrala y me convertiré al ateismo. Pero, mientras la carga de la prueba para esta afirmación esté en tu tejado, yo seguiré creyendo en un Dios cuya existencia no puedo demostrarla científicamente.

    • Bravo. Está más que demostrada la existencia de partículas y antipartículas que conforman la materia. Sin embargo, en un argumento tan pueril que da vergüenza ajena, prefieres creer en un Dios que es indemostrable (como las hadas y los elfos), obviando un siglo de empirismo en la física cuántica. Me parece perfecto, pero no hagas el ridículo y, sobre todo, no me hagas perder más el tiempo con tus imbecilidades espirituales, que están muy bien para un ámbito espiritual, pero no para un debate racional sobre ciencia.

      • Jorge D. A.

        Las formas Dani, las formas… no pierdas las formas.
        Estás mareando la perdiz con eso de partículas y antipartículas, cuyas existencias no te las discuto, faltaría más. Tampoco te discuto cualquier logro demostrado científicamente.
        Lo que, si, te lo discuto, es EL DOGMA FUNDAMENTAL DEL ATEISMO: TODO ES MATERIA Y NADA MAS QUE MATERIA. Todos los ateos lo aceptan pie juntillas, aunque sean incapaces de demostrarlo. Tú tampoco eres capaz y tus pataletas no lo pueden ocultar.
        No vale utilizar la ciencia para justificar tu ateismo: ya te lo expliqué el otro día, la ciencia es neutral… que 1+1=2 no demuestra ni la existencia ni la inexistencia de Dios.

        • En bucle. ¿Quieres que te responda de nuevo que tampoco prueba la inexistencia de los elfos y las hadas? Pues aunque te moleste (y si lo hace es porque no tienes mejores argumentos que ofrecer) te lo repetiré las veces que sea necesario, 1+1=2 no demuestra ni la existencia ni la inexistencia de hadas, elfos, hobbits, trols (los nórdicos, no los de internet) y demás criaturas y entes fantásticos.

          • Jorge D. A.

            Entiendo que es un tema que te pone de los nervios y no solo a tí: ningún ateo puede explicar por qué hay científicos creyentes, sin recurrir a insultos y mamarrachadas (elfos, hadas y lo demás…).

            • Sí, te lo he explicado hasta la náusea, pero tu comprensión lectora es muy deficiente: el peso de la religión en sociedades subdesarrolladas es todavía (desgraciadamente) demasiado fuerte. En cualquier sociedad occidental y moderna, encontrarás muy pocos científicos que compaginen religión y ciencia. Si lo hacen es porque han crecido en entornos represivos. Si no, directamente son indignos de llamarse científicos. Cuando quieras vuelves. Y todavía sigo esperando a que me demuestres la existencia de Dios=Elfos=Hadas etc. No tengo prisa, pero ten en cuenta que cada segundo que pasa juega a mi favor (el del sentido común) y te sigue hundiendo en la descrédito. «Cuando una persona sufre delirio, se le llama locura. Cuando muchas personas sufren un delirio, se llama religión”. (Robert M. Pirsig)

              Sigo esperando tus ¿argumentos?

              • No creo que se pueda llamar a Einstein un «científico indegno» porque cree en la existencia de un dios creador

        • Lo que sí apunta es la no existencia de los dioses, cristianos o egipcios.

      • QED. La discusión es imposible, y siempre acaba con una exhibición de paternalismo, luz de gas o de ira y amenazas allí donde la teoría se desliza hacia intereses materiales, o simplemente cuando las condiciones son propicias. El debate con el “creyente” es siempre tóxico.

  23. Buen artículo. En mi opinión es la punta del iceberg. María Victoria Fonseca, con todo mi respeto, es un ejemplo de cómo el adoctrinamiento religioso fecunda las mentes de una científica, o de un albañil.
    Al final buscan a su Dios en una coliflor o en la editorial de la Venca. Y da igual el Dios que sea.

    Ahora bien, Proudhon lo enseña, no es mala la creencia hasta que nos convertimos en ella.

  24. No había dinosauros en la época de Noé, mushashito.

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