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Por qué Andor es una serie fantástica

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Imagen promocional de Andor (2022)

Esta es una serie que no debería funcionar en absoluto. Cassian Andor, el protagonista de la historia, es un personaje que aparece por primera vez en Rogue One, la película del 2016 que narra la historia de los rebeldes que robaron los planos de la Estrella de la Muerte. Rogue One tuvo una producción muy accidentada. El primer montaje fue, según cuenta la leyenda, un absoluto desastre, y Disney tuvo que llamar de urgencia a Tony Gilroy, para que reescribiera medio guion, filmara un montón de escenas nuevas, y rescatara la película del desastre. Gilroy es un genio, y el resultado final es una película que, aunque imperfecta, es probablemente una de las mejores de toda la franquicia. El hombre, además, hizo muy buenas migas con Diego Luna, que hace el papel de Andor, y se encariñó con el personaje.

Un par de años después, Disney, en esos años burbujiles en los que todo el mundo en Hollywood quería competir con Netflix, empezó a planificar una serie en D+ en la que Andor era el personaje principal, pero sin contar con Gilroy. Alguien, probablemente Luna, le envió una primera versión del guion, y el buen hombre concluyó que era una santa castaña. Indignado, le envió una larga carta a Katheleen Kennedy, la presidenta de Lucasfilm, que hacer una serie sobre Andor era una insensatez, pero que, si alguien quisiera hacerla, el enfoque que debería tomar era empezar con el personaje siendo un cretino sin principios, y terminar justo antes de la escena inicial de Rogue One.

Es decir, la típica historia de película de Disney en la que un marginado social se radicaliza políticamente, abraza la lucha armada y se convierte en un terrorista en una sociedad totalitaria y opresiva. Inexplicablemente, Kennedy dijo que sí, puso 250 millones sobre la mesa, y le dijo a Gilroy que la filmara.

Y eso es lo que Gilroy ha hecho, literalmente. Una serie que se toma la rebelión en serio, donde el Imperio son realmente fascistas aterradores, no villanos de opereta, y en la que hay tramas enteras dedicadas a explicar la mecánica de un régimen opresor, la banalidad del mal, y estrategia revolucionaria. A ratos, es como ver la revolución rusa en el espacio, incluyendo personajes que hablan y escriben cosas que no sonarían mal en boca de Lenin.

La serie está extraordinariamente bien escrita. Hay un pasaje redactado por un joven revolucionario que es simplemente fabuloso:

Habrá momentos en los que la lucha parezca imposible. Ya lo sé. Solo, inseguro, empequeñecido por la magnitud del enemigo.

Recuerda esto: la libertad es una idea pura. Surge de forma espontánea y sin instrucciones. En toda la galaxia se producen constantemente actos aleatorios de insurrección. Hay ejércitos enteros, batallones que no tienen ni idea de que ya se han alistado en la causa.

Recuerda que la frontera de la Rebelión está en todas partes. E incluso el más mínimo acto de insurrección hace avanzar nuestras líneas.

Y recuerda esto: la necesidad imperial de control es tan desesperada porque es tan antinatural. La tiranía requiere un esfuerzo constante. Se rompe, se filtra. La autoridad es frágil. La opresión es la máscara del miedo.

Recordadlo. Y sabed esto: llegará el día en que todas estas escaramuzas y batallas, estos momentos de desafío, habrán inundado las orillas de la autoridad del Imperio y entonces habrá una más. Una sola cosa romperá el asedio.

Recordad esto: intentadlo.

La serie son dos temporadas de doce episodios cada una, divididas, a su vez, en cuatro bloques de tres episodios. Van sobre guerra, dictadura, y revolución, así que no es para niños en absoluto. En Andor, el Imperio masacra inocentes, tortura y destruye culturas enteras no con rayos espaciales, sino con la violencia y brutalidad de una dictadura terrestre. Esa frase gastada de que un terrorista para unos es un luchador para otros es plenamente aplicable.

Más que ir capítulo por capítulo y explicar la serie entera, lo que me fascina de Andor son los detalles, las ideas, los conceptos que es capaz de explorar durante la historia. Muchos de los personajes son oficiales imperiales que están intentando detener a los héroes de la historia mientras cometen atrocidades variadas. No son, sin embargo, caricaturas o malvados de unidimensionales; en Andor hay tanto funcionarios entusiastas, fascistas convencidos e imperiales que simplemente están haciendo su trabajo. La serie es, a veces, una reflexión sobre la lógica del mal, sobre las mentiras que somos capaces de crear para seguir siendo los héroes de nuestra propia historia.

El Imperio, además, es una burocracia, y Andor tiene tramas enteras sobre el papel de la burocracia en un sistema de opresión y en su propia fragilidad. En el lado de los héroes, Andor nos da personajes increíblemente grises. Hay debates (largos y enconados) sobre aceleracionismo, rebelión y lucha armada. Hay disensiones internas entre facciones rivales. Hay profundas divergencias sobre por qué luchar y el coste que uno debe estar dispuesto a pagar por la libertad. El propio Andor es un héroe accidental, en gran medida, alguien que es radicalizado por las acciones del Imperio; la serie dedica la primera temporada a explicar qué lleva a que alguien se convierta en un terrorista.

Lo mejor de la serie, sin embargo, es que se toma su propia historia realmente en serio. Gilroy ha repetido en varias entrevistas que siempre le han interesado las revoluciones, lo que sucede en ellas y qué los lleva a participar. Hay un arco entero en la primera temporada que ocurre en Ferrix, un planeta con una férrea identidad obrerista, y donde los eventos escalan como si fuera una novela de Zola. Y el detalle se extiende a las múltiples culturas que la serie explora, y cómo influyen en un proceso revolucionario.

Lo más importante: es una serie muy entretenida. Al estructurar la serie en bloques, Gilroy puede crear mini-películas, cada una con un tema distinto. La primera temporada tiene una huida, un gran robo, un drama carcelario y un funeral; la segunda una boda (en serio), una de espías, otra fuga y un asesinato elaborado. No hay demasiados tiroteos o explosiones; es una serie de tensión, de espías y revolucionarios.

Y tiene los mejores monólogos que vais a encontrar en cualquier serie o película reciente. Varios de ellos. Al menos dos tipificarían como apología del terrorismo en la audiencia nacional.

De verdad, si os gusta un poquito Star Wars, tenéis que verla. Y si no, también. Es realmente excelente.


Este artículo fue publicado originalmente en Four Freedoms. Si te ha gustado, suscríbete a su boletín para recibir cada semana contenidos completos, inteligentes y afilados sobre cultura, política y sociedad.

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5 Comentarios

  1. Totalmente de acuerdo, la primera serie Star Wars solo para adultos, complicada en ciertos momentos pero fascinante, elaborada y intensa, emocionante y sin las tonterías que a veces han disminuido la calidad de algunas pelis de la saga.

  2. Pues totalmente de acuerdo. Lo mejor de star wars, no parece star wars. Hay menos robots y aliens metidos con calzador, los justos para recordarnos una galaxia multicultural, pero haciendo que empaticemos más con los personajes por su humanidad. Los buenos pueden ser tan peligrosos como los malos. Algunos asumen los medios de su enemigo, otros se dejan llevar por su idealismo sirviendo de inspiración. También sientes empatía por ese villano que come crispies azules, se enamora de la teniente de la Gestapo y tiene una madre insufrible.
    Madre que si lo piensas sea seguramente la raíz de toda la trama, porque como trata a su hijo, será la raíz de cómo el reacciona y el afán de autosuperación de éste, lo que le lleva a no dejar pasar el incidente inicial de Andor.
    Andor que está en medio de su madre y Luther. Dos formas de enfocar la rebelión que no pueden avanzar la una sin la otra, y Andor, pasivamente, sirve de pegamento, de punto de encuentro de ambas.
    Bueno,ya paro, que podría seguir mucho más. Los matices son los que hacen grande algo. Y aquí no faltan.

  3. Completamente de acuerdo, una serie diseñada y elaborada con todo detalle, engrandeciendo la Galaxia de Lucas con una cariz social y político como no se esperaba (con escenas impensables dentro de Star Wars como varias protagonizadas por Adria Arjona). Poco caso se le está haciendo cuando es uno de los mejores shows televisivos de la actualidad.

  4. Oderus Urungus

    Tony Gilroy: «Vuestro primer borrador es una santa castaña. Mejor la hago yo»
    Katheleen Kennedy: «Vale, pero sólo si metes por algún lado un par de lesbianas, que si no, me da algo».

    Ahora en serio, el problema que veo en el panorama actual es que probabilidades tendría el Sr. Gilroy de lanzar una serie de este calado, sin la etiqueta de Star Wars.
    Creo que este tipo de historias, deberían estar en una serie original. No en una dedicada a un público muy joven. Probablemente se aburrirán como ostras viendo Andor. Skeleton Crew debería acercarse más a lo que deberían ser las series de Star Wars.
    Y es que, les estamos quitando a los niños sus productos de entretenimiento en favor de niños más adultos.
    «¿Es que nadie va a pensar en los niños?»

  5. Pues mira Roger, te he hecho caso y estoy en la segunda temporada. Te lo agradezco, me parece una serie muy actual.

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