Sociedad

Crónicas de la Mafia (I): hombres del Colorado

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Unos manifestantes reclaman más seguridad para el fiscal italiano Nino Di Matteo (en la imagen, con gabardina) en diciembre de 2013. Fotografía: Guglielmo Mangiapane / Demotix / Cordon Press.

Mario Francese era un periodista de tribunales y sucesos de Palermo en los setenta. Cada día al final de la jornada, en ese momento mágico de largarse de la redacción, se despedía de sus colegas siempre con la misma frase: «Uomini del Colorado, vi saluto e me ne vado!». Lo podríamos traducir como «¡Hombres del Colorado, os saludo y me largo!», aunque queda mejor en italiano. Francese era una especie de llanero solitario del periodismo siciliano, donde escribir de algunas cosas le convertía a uno en un extraño justiciero que se jugaba la vida en un mundo hostil. Mario Francese, supongo que ya lo habrán adivinado, escribía de la Mafia y escribía como nadie, porque entonces nadie escribía de la Mafia. Lo mataron una semana como esta, el 26 de enero de 1979, cuando llegaba a casa, después de hacer su trabajo y despedirse por última vez de los hombres del Colorado. Tenía cincuenta y tres años y cuatro hijos.

Mario Francese era tan bueno que en el juicio al cura mafioso Agostino Coppola, arrestado en 1974, se sentaba al lado del fiscal y hasta le sugería las preguntas que debía hacer para poner en aprietos al acusado. «Cornuto», susurró el sacerdote fulminándole con la mirada. El padre Coppola era nieto del capo italoamericano Frank Coppola Tre Dita (Tres Dedos). Era un mafioso más y mediaba en el pago de rescates de los secuestros de los Corleoneses de Totò Riina. Francese fue un reportero muy incómodo para la Cosa Nostra, uno de los primeros en romper la omertà, el silencio general fruto del miedo, uno de los primeros en poner con nombres y apellidos los nombres de los mafiosos de Corleone en su periódico, Il Giornale di Sicilia, y contar sus negocios en las obras públicas o con los contratos de reconstrucción del terremoto de 1968 en Sicilia. Es una costumbre mafiosa que dura hasta hoy, como está pasando ahora mismo en L’Aquila.

Con sus crónicas Francese levantó acta del ascenso de los Corleoneses, el clan que luego se adueñaría de la Mafia hasta hoy. En el momento de su muerte trabajaba en un dossier escandaloso sobre corrupción mafiosa que su periódico se resistía a publicar. Según salió a la luz en el juicio por su muerte quizá alguno de sus colegas, uno de esos hombres del Colorado, pero de los malos, se lo pasó a la Mafia. En un wéstern siempre puede haber quien te traicione y te dispare por la espalda. Cuando lo mataron se hizo de nuevo el silencio, la ley del terror volvió a imponerse en esa tierra de frontera que a veces parece Sicilia. Los pocos que lo rompían, otros periodistas incómodos que tomaban el relevo, a veces también fueron asesinados, como Giuseppe Fava o Mauro Rostagno, y antes que ellos Mauro De Mauro, Giovanni Spampinato o Peppino Impastato.

La verdad sobre la Mafia en Sicilia y en Italia suele ser una cruzada casi personal, una última cadena humana de resistencia civil de unos pocos —policías, magistrados, periodistas— que siguen adelante y mantienen viva la esperanza de la comunidad. Francese, por ejemplo, también se ocupó de investigar la extraña muerte de otro periodista, Cosimo Cristina, cuyo cadáver apareció en un túnel del tren el 5 de mayo de 1960. Ni hicieron autopsia, se archivó como suicidio. Tenía veinticinco años y se ocupaba de la Mafia. Es más, un año antes había fundado su propia revista, Prospettive Siciliane, para escribir lo que no podía contar en otros medios. Fue otra muerte olvidada, la primera del periodismo siciliano. Tardaron seis años en reabrir el caso, pero no se llegó a nada, quedó como un suicidio. Y no fue hasta 1999, cuando otro periodista, Luciano Mirone, sacó a la luz nueva documentación que apuntaba a un asesinato. Pero la Justicia aún no ha aclarado nada.

La muerte de Francese también fue olvidada y no llegó a una sentencia judicial hasta 2003, con una condena definitiva de treinta años para Totò Riina y otros capos de los Corleoneses. En buena parte se llegó a ella por el empeño personal de uno de sus hijos, Giuseppe, que el día del crimen tenía doce años y quedó marcado por esa tragedia para el resto de su vida. Se convirtió en el máximo experto en la muerte de su padre, también los fiscales le llamaban para consultarle dudas y al cabo de quince años de búsqueda de la verdad logró reabrir el caso con un dossier exhaustivo. Cuando por fin en 2002 obtuvo la confirmación de la condena en segunda instancia y consiguió que se hiciera justicia se suicidó, con treinta y seis años. El otro hijo de Mario Francese, Giulio, también es periodista.

Con el recuerdo de Mario Francese y otros valientes hombres del Colorado abrimos este espacio en el que contaremos cosas de la Mafia, pasadas y actuales, valga la redundancia, porque en Italia casi todo lo pasado se parece al presente. No hay muchos cambios y, aunque se ha avanzado mucho, el silencio a veces es parecido. Italia se ha acostumbrado al ruido de fondo de la Mafia como al del tráfico, y en el extranjero hay poca información. Esta semana apenas ha pasado de la conmoción momentánea de rutina la noticia del espantoso asesinato de un niño de tres años en Calabria, con su abuelo y la pareja de este. Les pegaron un tiro y les quemaron en un coche. Esto no tiene que ver con la Mafia siciliana y podría ser obra de la calabresa, la ‘Ndrangheta, en un asunto de drogas, aunque también eso está por ver, pero es un ejemplo más de la asombrosa resignación al terror que reina en Italia. Salvo excepciones, fue noticia de segunda fila en televisiones y diarios.

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Imagen: Archivio Mario Francese / Fundazione Mario Francese.

A veces este silencio es peligrosamente familiar. Por comenzar poniendo la cuestión al día, solo tenemos que ver lo que está ocurriendo con el fiscal Nino Di Matteo. Es quien lleva la acusación en el controvertido proceso de la Trattativa, la presunta negociación entre el Estado italiano y la cúpula mafiosa para detener la cadena de grandes atentados entre 1992 y 1993. Es un juicio potencialmente explosivo donde se sientan en el mismo banquillo Totò Riina y otros capos mafiosos junto a altos cargos institucionales de la época. Entre los numerosos testigos que deben pasar a declarar lo que sabían entonces de este tinglado se halla el propio presidente de la República, Giorgio Napolitano. ¿Alguien cree que a Nino Di Matteo le felicitan por la calle o le abruman con declaraciones públicas de apoyo? En Italia las máximas autoridades y los políticos pasan de Nino Di Matteo como si fuera un apestado o un elemento poco de fiar. En 2012 le abrieron un expediente disciplinario por una simple entrevista sobre el juicio que tardaron año y medio en archivar. Una delegación del Consejo Superior de la Magistratura acudió el mes pasado a Palermo para manifestar su apoyo a los magistrados amenazados y no tuvieron tiempo para verle, aunque estaba a cien metros en su despacho. Es inevitable pensar que está flotando de nuevo ese silencio venenoso que rodeó a los jueces Falcone y Borsellino en 1992 como preludio de su fin. La Mafia lee perfectamente los mensajes de deslegitimación hacia sus adversarios.

Se ha perdido la cuenta de las amenazas de muerte que ha recibido Nino Di Matteo, que también debe andar con mil ojos ante posibles traidores en los propios tribunales de Palermo. Lleva veinte años en otro wéstern. Desde hace veinte años vive con escolta, se mueve con nueve agentes y tres coches blindados y hace poco hasta le ofrecieron un carro blindado militar, un Lince, de esos que utilizan las tropas italianas en Afganistán. Lo rechazó porque le parecía que eso ya era hacer el ridículo. Pero eso sigue siendo Palermo, una ciudad donde un fiscal debería moverse en un tanque para estar tranquilo. En diciembre anuló a última hora por razones de seguridad su presencia en una vista del proceso de la Trattativa en Milán, algo que nunca había ocurrido antes, ni siquiera en los peores tiempos de acoso a Falcone y Borsellino.

Este juicio está poniendo muy nerviosa a mucha gente y hay una intensa mar de fondo, lo que en Italia siempre se traduce en que empiezan a pasar cosas muy raras y la actualidad se convierte en un ajedrez indescifrable. La más rara ha ocurrido en un patio estrecho y mugriento de la cárcel de alta seguridad de Opera, en Milán. Es el lugar donde se pasea algunas horas al día Totò Riina, de ochenta y tres años y condenado a cadena perpetua tras ser arrestado en 1993. En su régimen de total aislamiento tiene derecho a la compañía de otro recluso, aunque no hay carreras precisamente para ser el elegido. El año pasado su compañero de recreo era otro tipo de cuidado, Alberto Lorusso, un capo de un clan criminal de Puglia, la región del tacón de la «bota» italiana. En principio se le relacionó con la mafia pugliese, la Sacra Corona Unita, pero las últimas informaciones apuntan a que no tiene nada que ver. Paseando con él de pared a pared, ocho o nueve pasos, entre ruidos de pajaritos, Totò Riina tuvo momentos de gran locuacidad, para ser alguien que nunca habla porque sí. Las cámaras y los micrófonos de la Policía grabaron todo, unas interesantes conversaciones en el patio entre agosto y noviembre de 2013. Ya está todo por ahí en Internet. La sorpresa es que Riina está cabreadísimo con el proceso de la Trattativa, y sobre todo con Nino Di Matteo. Es un juicio que, dice, «me vuelve loco». Se queja hasta de que los fiscales tengan la desfachatez de llamar a declarar al presidente de la República. Y anunció sobre Di Matteo: «Gli faccio fare la fine del tonno, come a Falcone» («Le hago terminar como a un atún, como a Falcone»). Se refiere a la famosa mattanza de atunes de Sicilia y quien haya visto Stromboli, del maestro Rossellini, sabe de lo que hablamos. Es la almadraba siciliana. «Este Di Matteo no lo podemos olvidar. Corleone no olvida», sentenció Riina. Es exactamente eso, una sentencia, una condena de muerte. Riina, según las reglas de la Cosa Nostra, sigue siendo un capo a todos los efectos. Esto salió a la luz en noviembre y aún se esperan palabras de solidaridad con Nino Di Matteo, que sigue adelante con su trabajo.

Totò Riina en prisión.

Naturalmente no se sabe a qué juega Riina, que es muy consciente de que siempre le están grabando, aunque tal vez en este caso pensaba que no lo hacían, pues en una sala interna solo hablaba de fútbol y del tiempo y era al salir al patio cuando empezaba a despotricar. Además en sus monólogos ha dado muestras de siniestra maldad y megalomanía. Ha hablado más en esos paseos que en veinte años de juicios y esta semana aún siguen goteando en la prensa filtraciones de sus charlas. También sale Silvio Berlusconi y hasta el papa. Pero todo siempre con frases crípticas y a medio terminar. Quizá son órdenes, o indirectas a quien sabe entender, o amenazas veladas a quien debe recibirlas. Caben todas las posibilidades, desde que está loco a que es muy listo. Estamos ante un misterio, uno más, que abre muchas preguntas. Sea lo que sea lo que está haciendo Riina, una notable interpretación o una confesión sincera, no hay explicaciones a su rabia contra Di Matteo. Para el fiscal general de Palermo, Roberto Scarpinato, colega de Falcone y Borsellino, solo cabe una: Riina está preocupado por el riesgo de que a través del juicio se sepa algo que aún no se sabe sobre los asesinatos de Falcone y Borsellino y los grandes atentados de 1993. Porque, por si no lo saben, aún están rodeados de sombras. El jefe de los fiscales de Palermo, Francesco Messineo, cree que Riina ha hecho «una llamada a las armas». Aunque ha aclarado con inquietud que quizá no sea a los suyos, sino que está proprocionando una coartada para que otros actúen y luego se piense que ha sido la Mafia: «Parece un mensaje a sujetos externos a la Cosa Nostra, para darles una cobertura». Se está enredando todo bastante, aunque en Italia uno nunca sabe si son teorías de la conspiración o, por el contrario, si se están quedando cortos. Pero estos magistrados son los que luchan contra la Mafia desde hace años y nunca dicen tonterías. La preocupación aumenta porque la situación política italiana es muy volátil e inestable, más que otras veces quiero decir, e históricamente es en esos momentos cuando hay hiperactividad en el submundo del juego sucio.

Por poner un ejemplo: ¿quién es este Alberto Lorusso, el misterioso interlocutor de Riina? Pues ha resultado ser un consumado criptógrafo, experto en mensajes en clave. Tras sus paseos con Riina le trasladaron a una prisión en Roma y le hicieron un registro sorpresa en su celda. Encontraron una carta a su madre, que no tendría nada de particular si no fuera porque estaba escrita en alfabeto fenicio. Y había otra en arameo. Han descifrado algunas palabras sueltas y aluden a asuntos de la Trattativa y los Corleoneses. En las grabaciones también se ha comprobado que conocía detalles muy reservados que solo han circulado en los correos electrónicos que se intercambian los fiscales de Palermo. Por todo ello es muy curioso que un personaje así haya pasado todos los controles para ser el compañero de la hora de aire libre de Riina. Es como colocar a Houdini en la misma celda de Hannibal Lecter. Algún genio de Instituciones Penitenciarias debió de traspapelar el expediente de Lorusso, porque ahora se ha descubierto que en el pasado le fueron negados beneficios penales precisamente por su capacidad de enviar mensajes en clave al exterior. Se sospecha que puede ser un mensajero de Riina que pasa órdenes a sus hombres. Interrogado sobre los papeles explicó inocentemente que solo quería comprobar la eficacia de los sistemas de censura en prisión. También está jugando a algo. En torno a este proceso de las negociaciones secretas se está montando un juego muy peligroso, como en otras turbias historias de los hombres del Colorado.

Íñigo Domínguez es el autor de Crónicas de la Mafia, editado por Libros del K.O.

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Salvatore Borsellino durante una manifestación frente al Palazzo di Giustizia de Palermo. Fotografía: lucio Ganci / Demotix / Cordon Press.

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15 Comentarios

  1. Pingback: Crónicas de la Mafia: hombres del Colorado

  2. Enhorabuena por traernos a íñigo Domínguez para hablar de estos temas; nadie conoce como él Italia, y su blog de corresponsal debería ser de lectura obligada en las facultades

  3. Muy interesante artículo. Todo lo que tiene que ver con la mafia italiana, cualquiera que sea la encarnación de la que estemos hablando, es como la 2ª GM: cuanto más se sabe, más terrible y siniestramente fascinante resulta. Si éste inaugura más artículos al respecto, espero las siguientes entregas con impaciencia.

  4. Suscribo los comentarios de Isaias (el profeta? jeje, si es que era un profeta. En cualquier caso un nombre tan bíblico. Sin acritud, solo como anécdota-chiste). Tanto lo relacionado con la mafia como lo relacionado con la 2ªGM , me apasionan. Saludos

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  10. Acabo de estar en la librería encargando el libro.

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