Dios se ha dulcificado. El dios que adoran la mayoría de occidentales se disgusta de vez en cuando por el aborto o el matrimonio homosexual, pero es un blandengue comparado con el Yahvé de la Biblia hebrea, un dios guerrero salvajemente tribal, profundamente inseguro de su estatus y dispuesto a perpetrar asesinatos en masa para alardear de su poder.
Así comienza Paul Bloom su reseña en The New York Times sobre La evolución de Dios, de Robert Wright. Este libro se publicó en los Estados Unidos en 2009 y ha sido traducido al castellano recientemente.
La tesis del libro de Wright es que Dios es una creación del ser humano y que según ha ido avanzando la ciencia y evolucionado la sociedad, hemos cambiado a nuestra conveniencia la idea de Dios. El autor deja claro que, a pesar del título, no es Dios quien evoluciona, sino nuestro concepto sobre él. En el pasado, la causa de los desastres naturales, sobre los que entonces no había una explicación científica, se atribuía generalmente a un castigo divino. En la antigüedad, Dios era todopoderoso y capaz de enviar al ángel exterminador para matar a los primogénitos de las familias egipcias o de castigar con epidemias y plagas a los enemigos de su pueblo. Hoy, gracias al progreso, se atribuye a la voluntad de Dios un tanto por ciento pequeño de la realidad. El concepto de Dios, y sus competencias, se ha ido reduciendo según la humanidad ha ido avanzando. Para bien o para mal, la intervención de Dios en nuestra sociedad es cada vez menor.
Desde un punto de vista sociológico (dejando a un lado la discusión sobre si Dios existe o no), y centrándonos en la religión católica, nos podemos preguntar sobre cuál es la dimensión de Dios a la fecha. El libro de Wright se publicó hace casi una década. Desde entonces el catolicismo ha vivido una época convulsa y llena de cambios; el principal, la llegada al papado en 2013 del argentino Jorge Mario Bergoglio con el nombre de Francisco. ¿Qué influencia está teniendo el nuevo papa en la idea de Dios?
A lo largo de la historia el ser humano siempre se ha comparado con Dios. Cuando en la antigüedad Dios era grande y poderoso, el humano era pequeño e insignificante. Con la modernidad la importancia del ser humano ha crecido y consecuentemente Dios se ha hecho menos presente; para algunos, menos necesario. Lo que parece imposible, mirando a la historia, es la convivencia de un Dios grande y poderoso con un ser humano autosuficiente y enamorado de su inteligencia. Vivimos la época del boom de las redes sociales, los móviles y la proliferación de relaciones líquidas (Zygmunt Bauman); la de hoy es una sociedad individualizada en que la identidad ha sustituido totalmente a la comunidad como refugio ante la inseguridad (Gustavo Bueno), aunque, si rascamos un poco, las identidades acaben siendo en su mayoría inconsistentes. Como consecuencia de lo anterior la dimensión del ego del ser humano del siglo XXI ha alcanzado niveles nunca vistos. ¿Qué papel dejamos a Dios?
¿Dónde estamos hoy?
En 2018, hasta el más creyente sabe que Dios no interviene en la llegada de un tsunami o en la erupción de un volcán. Solo los muy supersticiosos ven la mano de Dios en una buena cosecha agrícola o en que a uno le toque la lotería. Los milagros ya no forman parte de nuestra vida; de hecho solo cuando toca canonizar a algún aspirante a santo es el momento en que se buscan posibles sanaciones médicamente inexplicables que puedan ser debidas a la intercesión del candidato. Y cuando se anuncian los supuestos milagros que justifican la canonización siempre se pregunta uno por qué no fueron conocidos antes del fallecimiento del santo. Más hoy, cuando los medios de comunicación están desesperados por encontrar noticias sobre sucesos paranormales, que son las que, junto con los ecos de sociedad, traen más visitas o más televidentes.
Dios no está presente en la vida cotidiana de la mayoría de los mortales. Solo quien dispone de una vida interior orientada a la religión se pregunta a veces qué es Dios para él. Pero Dios y su dimensión sí es un asunto relevante para los que podríamos llamar religiosos profesionales. Sacerdotes, obispos, cardenales y teólogos tienen la obligación de orientar al resto de los católicos (1285 millones en todo el mundo según el último recuento) sobre los contenidos y los límites de la vida cristiana. Y a partir de aquí entramos en terreno minado. La cuestión está justo ahora en el mismísimo centro del campo de batalla de una guerra fratricida. Una contienda sorda y callada, pero a brazo partido, en que dos sectores de la Iglesia luchan sin descanso: a un lado están los partidarios del papa Francisco (más «liberales», por ponerles un apelativo) y al otro los defensores de la ortodoxia, los miembros de los grupos más conservadores del catolicismo. En apariencia es una guerra por el poder, pero lo que se está debatiendo, en esencia, es hasta donde debe llegar la Iglesia controlando la conducta del católico de a pie y dónde empieza su libertad.
Francisco: renovarse o morir
En 2013, el papa Benedicto XVI, consciente de su impotencia para reformar la Iglesia y meter en cintura a la curia romana, renuncia al cargo y se elige al cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio como nuevo sumo pontífice. Las mentes pensantes de la Iglesia saben que es urgente un golpe de timón, que la situación es insostenible. El nuevo líder de la comunidad católica tiene muy claro desde el primer minuto de su mandato que las resistencias con que se va a encontrar serán numantinas, que debe actuar con firmeza y que los cambios se tienen que realizar en poco tiempo. El hecho de que elija el nombre de Francisco es el primer aviso a navegantes: san Francisco de Asís es símbolo de rebeldía, de vuelta a los fundamentos del Evangelio y de denuncia de la vida opulenta de la curia.
El papa Francisco ha nombrado más cardenales, en menos tiempo, que ninguno de sus antecesores. En los cuatro años que lleva de pontificado ya ha designado a cuarenta y nueve nuevos purpurados, una cantidad similar a la de su predecesor, Benedicto XVI, solo que este los nombró en el doble de tiempo. Pero hay otra diferencia: casi todos los nuevos nombramientos son «periféricos», es decir, no europeos y abiertos a nuevas formas de enfocar la religión. Francisco sabe que como no aproveche el tiempo en cambiar a la curia y, principalmente, a los que decidirán quién será su sucesor, las fuerzas de la reacción, los conservadores, volverán las aguas a su cauce y las reformas quedarán en la historia de la Iglesia como algo anecdótico.
Francisco ha colocado a sus peones en los puestos clave para tenerlo todo controlado y, conseguido esto, se ha puesto manos a la obra para lo más importante: definir qué debe significar Dios a partir de ahora para los cristianos.
El papa y la libertad
El papa Francisco se declara amante y atento lector del escritor ruso Fíodor Dostoyevski. Este autor, en el capítulo 5 de su obra Los hermanos Karamazov (publicada en 1880), compuso, bajo el título de «El gran inquisidor», un relato que visto en retrospectiva es una de las críticas más incisivas que se han hecho nunca a la curia romana y al cristianismo reaccionario. En la narración de Dostoyevski, Jesús ha vuelto al mundo quince siglos después de morir crucificado, ha hablado con la gente, ha curado a algunos enfermos y el inquisidor lo ha detenido y encarcelado. La víspera del retorno de Jesús, el gran inquisidor ha quemado en la hoguera a cien herejes y, en una visita a la celda en que mantiene encerrado a Jesús, le asegura al recién llegado que hará lo mismo con él. Y lo hará «por amor a los hombres», porque lo peor que ha ocurrido a la humanidad es la libertad que Jesús les otorgó para elegir entre el bien y el mal (libre albedrío). Le dice que si hubiera aceptado lo que el Diablo le ofreció en el desierto (se refiere a las tres tentaciones que relata Mateo en su evangelio), se habría convertido en un Dios poderoso y hubiera quedado claro para todos los seres humanos que el Misterio es más importante que el Amor y que la Libertad. «El más vivo afán del hombre libre —argumenta el gran inquisidor— es encontrar un ser ante quien inclinarse. Pero quieren inclinarse ante una fuerza incontestable, que pueda reunir a todos los hombres en una comunión de respeto». Y continua con una dura acusación contra Jesús: «Tú no ignorabas ese secreto fundamental de la naturaleza humana y, no obstante, rechazaste la única bandera que te hubiera asegurado la sumisión de todos los hombres: la bandera del pan terrestre; la rechazaste en nombre del pan celestial y de la libertad, y en nombre de la libertad seguiste obrando hasta tu muerte». El gran inquisidor llega a acusar a Jesús de ser el culpable de que hoy existan numerosas religiones y no solo una, la verdadera. Dostoyevski, en su texto, defiende a Cristo, defiende la libertad. Y para ello ataca la concepción tradicional de la Iglesia, la Iglesia basada en la superstición y en la mentira. Es difícil encontrar una escenificación más clara de lo que hoy se discute en el seno de la Iglesia católica.
El papa dice claramente que el amor está por encima de la justicia. No es la primera vez que un líder de la Iglesia hace una afirmación semejante, pero ahora, gracias al empuje del pontífice, parece que la idea no va a quedar en una simple frase, sino que la Iglesia está dispuesta a obrar en consecuencia. Francisco quiere un catolicismo menos basado en el pecado, el castigo y el miedo y más orientado al perdón, la caridad y la tolerancia. Hoy el papa Francisco —en su documento «Amoris Laetitia» («La alegría del amor»)— pide comprensión hacia los divorciados y los homosexuales. El mensaje del papa es simple: el amor está por encima de la ley, de la norma. Una religión con menos normas es una religión que deja espacio para la libertad, para la verdad y para el amor. Lo curioso es que el mensaje no es nuevo; ya los evangelios lo manifestaban claramente y con detalle:
Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada. (San Pablo a los Corintios)
Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. (Evangelio de san Juan)
Y este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. (Evangelio de san Juan)
Lo que hace Francisco es simplificar el mensaje al tiempo que lo profundiza. Se trata de un viaje a la esencia, a los evangelios, y para ello se quita importancia a algunas normas, se hace menos hincapié en ciertos dogmas y se desvía el foco del pecado y del castigo. Todo con tal de que la relevancia se conceda al amor y a la libertad. Siguiendo los esquemas del libro de Wright, Francisco, indirectamente, promueve una idea más reducida de la divinidad. Dar libertad al ser humano quita poder a Dios. Si Dios ya no castiga y no hace milagros; si Dios tolera lo que antes era inadmisible, acabamos teniendo un Dios más pequeño, aunque «pequeño», en este caso, no signifique necesariamente «peor».
Derribando dogmas de forma poco ortodoxa
Francisco tiene claro qué hacer en este viaje reformador y no suele dar pasos en falso. Pero a veces pareciera que el subconsciente o la edad le jugaran malas pasadas. La última: la metedura de pata cuando el atentado de Charlie Hebdo. Aunque, analizando en profundidad el caso, se puede llegar a la conclusión de que, en esa ocasión, equivocándose contribuyó a impulsar sus ideas.
La nueva doctrina quita importancia a algunos dogmas para centrarse en el amor al prójimo. Uno de los dogmas más difíciles de aceptar por la sociedad actual es el de la «infalibilidad del papa» (que el sumo pontífice no se equivoca cuando da doctrina), pero el actual pontífice ya se ha ocupado de demostrar con los hechos que lo que promulgó Pio IX en 1870 ya no sigue vigente, o ha caducado. Aunque en su defensa se podría argumentar que entonces no hablaba «ex cathedra», es difícil aceptar que si el papa estuviera siempre asistido por Dios para no errar a la hora dar doctrina sobre fe y costumbres, hubiera podido equivocarse de forma tan garrafal. En enero de 2015, poco después del atentado islamista contra la revista francesa Charlie Hebdo, el papa, a bordo de un avión y delante de los periodistas que le preguntaron sobre el execrable asesinato múltiple, tras decir que «no se puede matar en nombre de Dios», afirmó que «tampoco se puede insultar la fe de los otros y que si una persona dijera una mala palabra sobre su madre recibiría un puñetazo». Ya se sabe que Dios, a veces, escribe con renglones torcidos.
Los conservadores
Hace unos años, un musulmán turco, nada radical pero muy practicante y respetuoso de su religión, me decía que envidiaba la disciplina y el orden que caracterizaba a los católicos en comparación con los seguidores del islam. Llegaba incluso a destacar como algo muy positivo que existiera la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), que entonces presidía el cardenal Ratzinger (que luego fue elegido papa con el nombre de Benedicto XVI). Mi amigo observaba que dicho organismo permitía a la Iglesia católica reprimir con celeridad y sin hacer mucho ruido los excesos que ciertos cristianos radicales cometían: En 1988 el papa Juan Pablo II (a instancias de la CDF) excomulgó al obispo tradicionalista francés Marcel Lefebvre (partidario de volver a decir misa en latín) cuando se empeñó en ordenar a cuatro obispos de su cuerda sin autorización de Roma. Y en 1984, el mismo Juan Pablo II suspendió a divinis del ejercicio del sacerdocio a seis curas nicaragüenses —entre ellos Ernesto Cardenal, ministro de Cultura sandinista— por ser impulsores de la teología de la liberación. Entonces también fue la CDF el organismo que inició el proceso de suspensión; esta vez contra radicales de sensibilidad política contraria. Mi amigo turco echaba de menos que en el islam existiera una institución similar. De ese modo, opinaba, movimientos extremistas como los talibanes, Al Qaeda o ISIS hubieran sido erradicados al dar sus primeros pasos y no hubieran llegado a cometer las atrocidades por todos conocidas y a avergonzar, de paso, al resto de los musulmanes. En junio de 2017 el papa Francisco colocó al español Luis Francisco Ladaria Ferrer al frente de la CDF. La rebeldía mostrada por el cardenal Muller, en el puesto hasta entonces, sentó muy mal al nuevo papa que no dudó en fulminarlo y colocar al mando de tan estratégico organismo al español que hasta entonces ocupaba el cargo de secretario.
Gracias a instituciones como la CDF se conserva la disciplina dentro de la Iglesia. Esta disciplina (y su consiguiente obediencia) es la que mantiene callados en los medios de comunicación a los miembros de organizaciones católicas conservadoras como el Opus Dei o los Kikos. De forma oficial no manifiestan discrepancia alguna, pero en privado las críticas son durísimas y la tensión en dichos sectores se puede cortar con un cuchillo. No se escapa a los observadores independientes que dicho silencio en público (autocensura, la llamarían algunos) tiene poco que ver con la libertad que el papa defiende como fundamento de la nueva fe que pretende imponer, pero debemos entender que todos los implicados en esta pugna saben que ya están suficientemente revueltas las cosas en la Iglesia como para se ponga en riesgo la inestable estabilidad y se termine produciendo un cisma.
Los críticos acusan al papa de permitir excepciones a unas normas morales que habían sido intocables durante siglos. Temen que después de los divorciados y los homosexuales vengan el celibato sacerdotal, el aborto, la eutanasia y el sacerdocio femenino. También argumentan que se está bajando el listón que pone límite a lo que es un buen cristiano, que por este camino se terminará desnaturalizando la religión católica.
La dubia
Pero no todos los opositores guardan silencio. En septiembre de 2016, cuatro cardenales (Brandmüller, Burke, Caffarra y Meisner), saltándose la promesa de obediencia y fidelidad al papa que hacen con su nombramiento, plantearon una «dubia» al santo pontífice. A raíz de la publicación de la exhortación apostólica «Amoris Laetitia» («La alegría del amor»), dedicada al amor en la familia y en la que el papa alentaba a los sacerdotes y obispos a tratar con benevolencia a los divorciados que se hubieran vuelto a casar por lo civil (ante la imposibilidad de hacerlo por la Iglesia), los cardenales rebeldes hicieron pública una carta planteando cinco preguntas a las que el papa solo debía responder «sí» o «no». La pregunta más polémica es la referida a si se debe dar la absolución, y por ello la comunión, a quien habiendo estado casado por la iglesia convive «more uxorio» (convivencia de hecho) con otra persona. Para los cardenales sería como dar la comunión a un adultero. El papa no ha respondido a la carta de los cardenales insurrectos ni a su posterior petición de audiencia. Parece que la publicidad que se ha dado a por los cardenales rebeldes a la carta ha sentado mal a Bergoglio.
¿Es el papa Francisco un gran vendedor y nada más que eso?
Otra de las acusaciones de los críticos a los cambios del nuevo papa es que se intenta hacer «más simpática» la Iglesia a sectores de la sociedad que se han apartado ella por la dureza de sus normas y por ser poco compatibles con la vida moderna. Se denuncia que por ese camino se estaría poniendo en peligro la coherencia y la solidez del andamiaje que ha mantenido en pie la Iglesia durante siglos.
Un adolescente que se masturbe en el siglo XXI no arderá en el infierno, como le ocurría a los onanistas de hace escasamente veinte años. Quien hoy se salte la misa del domingo o comulgue sin haber respetado el previo ayuno difícilmente encontrará un cura que lo condene al fuego eterno si no se confiesa de inmediato. Quien en los últimos años se haya confesado de pecados calificados de «mortales» habrá comprobado con sorpresa lo reducido y llevadero de la penitencia impuesta por el sacerdote.
Francisco en la encíclica «Lumen fidei» (la luz de la fe), punto 35, defiende que no hay que ser creyente para salvarse. ¿Un zapatero defendiendo que no es imprescindible llevar zapatos para andar cómodamente por la calle?
Al configurarse como vía, la fe concierne también a la vida de los hombres que, aunque no crean, desean creer y no dejan de buscar. En la medida en que se abren al amor con corazón sincero y se ponen en marcha con aquella luz que consiguen alcanzar, viven ya, sin saberlo, en la senda hacia la fe. (…) Quien se pone en camino para practicar el bien se acerca a Dios, y ya es sostenido por él, porque es propio de la dinámica de la luz divina iluminar nuestros ojos cuando caminamos hacia la plenitud del amor.
El escritor y sacerdote Pablo D’Ors es un buen ejemplo del nuevo tipo de clérigo que comienzan a proliferar en esta Iglesia renovada. D’Ors no tiene inconveniente en reconocer que está muy influido por el budismo y que para él la meditación trascendental es un hábito diario imprescindible. De hecho, ha fundado un grupo («Amigos del desierto») en que creyentes y ateos se reúnen periódicamente para meditar. Uno de los libros de D’Ors, Biografía del silencio, dedicado a la meditación, ha vendido ya más de cien mil ejemplares. En una de sus conferencias —accesibles en YouTube— cuenta D’Ors que en una de las reuniones de Amigos del desierto un participante que se declaró ateo le cuestionó que hablara del «Padre, del Hijo y del Espíritu Santo». Entonces D’Ors le preguntó si le parecía bien que se refiriera a «La Fuente, el Camino y la Energía». Cuando el ateo asintió, D’Ors le respondió que de acuerdo, que todo era lo mismo. Hace años, defender esa postura le hubiera costado, al menos, una amonestación de sus superiores y, de persistir en su «error», la excomunión. Hoy, este sacerdote es miembro del influyente Consejo Pontificio de la cultura, puesto para el que ha sido nombrado directamente por el papa Francisco. D’ors, hace un año y medio, se atrevía a definirse como «un profeta» en una entrevista grabada para el canal «Yoga enRed». En 2015, dos obispos españoles, Munilla y Rico Pavés, llamaron hereje a Pablo D’Ors por sendos artículos —uno de ellos en L’Osservatore Romano, el periódico oficial de la Santa Sede— en que se quejaba de que los sacramentos y las celebraciones eucarísticas habían perdido significado para la mayoría de los participan en ellos y que habían «degenerado, para la mayoría de los creyentes, en pura magia».
De qué habla Francisco cuando habla de amor
Los teólogos que defienden la honestidad del papa argumentan que no está abaratando el precio de ser cristiano, sino todo lo contrario; y que su enfoque de una religión más basada en la libertad y en el amor y menos en el pecado y la culpa es tan sólido —si no más— como el tradicional.
En los Evangelios Dios es la luz y la vida, pero la cualidad dominante de la divinidad es el amor. Por eso en Juan 4:8 se dice que «Dios es amor». La nueva doctrina del papa Francisco repite hasta la extenuación que para un cristiano el amor es lo esencial; no llega a lo de san Agustín («Ama y haz lo que quieras»), pero casi. Hoy esa idea de que no vale de nada la fe sin obras se lleva a su máxima expresión.
Ser buen cristiano tiene premio. Quien ajusta su conducta a las normas que fijan los Evangelios es invitado al «banquete», al Reino de los Cielos. Tradicionalmente se insistía en que ese premio solo se recibía en la «otra vida», una vez producida la muerte. De ahí que Marx se permitiera en 1844 aquello de «opio para el pueblo». Hoy se extiende la idea de que además de la vida eterna, también se puede recibir una recompensa mientras el cristiano se mantiene con vida. Este pago se traduce en paz, en sosiego, en equilibrio mental.
Emmanuel Carrère divide El Reino (Anagrama, septiembre de 2015), su último libro, en cuatro partes. Además, incluye un prólogo y un epílogo. El libro está dedicado a relatar su investigación sobre si de verdad existe un Reino. Rastrea en las vivencias y los escritos de Pablo y de Lucas (Evangelios), compara con otras religiones y, sobre todo, mira con la sinceridad que le caracteriza en su propia vida; el escritor francés, durante tres años, en los noventa, vivió como hombre de fe. Termina Carrère la cuarta parte de su libro con la siguiente reflexión. Pág. 489:
Un sabio indio habla del samsara y del nirvana. El samsara es el mundo hecho de cambios, de deseos y tormentos en que vivimos. El nirvana, el mundo al que accede el iluminado: liberación, beatitud. Pero el sabio indio dice que «el que diferencia el mundo del samsara y el del nirvana es porque está en el samsara. El que ya no diferencia está en el nirvana».
Creo que el Reino es algo similar.
Pero lo más revelador del libro de Carrère se recoge en el epílogo, de solo treinta y tres páginas. En ese pequeño número de páginas describe su encuentro con las Comunidades del Arca, congregación cristiana creada por el canadiense Jean Vanier. Los miembros de esta organización viven en pequeños pisos en los que acoge a enfermos incurables con problemas graves de tipo psicomotriz; personas ciegas, sordas e incapaces de hablar y caminar; la mayoría de ellos con graves problemas psiquiátricos: «Esos que a los nazis les parecía misericordioso matar, y a los que nuestras sociedades más clementes se limitan a retirar en instituciones cerradas donde se ocupan mínimamente de ellos. Esos que babean, que aúllan a la muerte, que están para siempre recluidos en sí mismos», explica Carrère. Los seguidores de Vanier cuidan de sus enfermos las veinticuatro horas del día, no pueden razonar con ellos y saben que nunca los van a curar. «Pero puedes tocarle —Carrère cita las palabras de Vanier—. Puedes lavarle el cuerpo. Es lo que Jesús nos enseñó a hacer el Jueves Santo». Continua Vanier relatando el caso de Eric, su primer enfermo: «A Eric no le curará que le toquen y que le laven, pero no hay nada más importante para él y para quien lo hace. Para quien lo hace: es el gran secreto del Evangelio. Es también el secreto del Arca: al principio queremos ser buenos, queremos hacer el bien a los pobres, y poco a poco, lo cual puede llevar años, descubres que son ellos los que nos hacen el bien, porque al estar cerca de su pobreza, de su debilidad, de su angustia, ponemos al desnudo nuestra pobreza, nuestra debilidad, nuestra angustia, que son las mismas, las mismas para todos, y entonces comenzamos a ser más humanos». Dos páginas después Carrère escribe: «Me veo forzado a admitir que aquel día, por un instante, vislumbré lo que es el Reino».
Por aquí van los tiros cuando Francisco habla de amor. Carrère, en su libro, reconoce que si abandonó la fe que guió su vida durante unos años fue porque seguir ese camino le exigía una humildad y unas renuncias que no cuadraban con sus planes. El papa no se queda en la superficie del concepto de amor. Francisco pone el acento en el amor y relativiza lo demás, cierto; pero en su respeto a la libertad del cristiano deja en sus manos la decisión de hasta dónde debe llegar en su amor al prójimo y por eso desvincula el amor del castigo. El Dios de Francisco, al estar fundado en la libertad del cristiano, puede ser más pequeño que el de la Iglesia tradicional, pero eso no quiere decir que sea de peor calidad. Si se lee con atención el mensaje del papa, se comprobará la profundidad de sus ideas. Por eso el papa ha dicho que «los católicos deben salir a la calle, la Iglesia no puede ser una ONG». Se refiere a que el verdadero cristiano debe volcarse con los más necesitados (su primer mensaje de 2018 fue para pedir apoyo a los refugiados) y que no puede quedarse en entregar lo que le sobra. Del mismo modo que el auténtico perdón es aquel que perdona lo imperdonable, el verdadero amor es el que da lo que no se tiene.
Muy interesante y bien expuesto. Pero quién es, qué es Dios. https://antoniopriante.com/2014/02/05/crees-en-dios/
Gran artículo, enhorabuena. Destacable también su mención de Pablo d’Ors, para mí uno de los mejores escritores hispanos de la actualidad (sólo hay que leer ‘Lecciones de ilusión’ o ‘El estupor y la maravilla’ para darse cuenta de ello) y, a su vez, uno de los mejores portavoces de lo que se supone que ha de ser el cristianismo moderno. Eso sí, tenga cuidado con escribir su apellido con ‘d’ mayúscula: si lee su relato corto ‘El estreno’ verá que no hay cosa que más aborrezca…saludos.
Dios no existe . Dios Es . De El proceda a existencia. Tú y yo y las cosas existimos. Podemos probar que existimos. Pero Dios Es. Él no existe como existimos tu y yo. De El todo lo que existe vino a existir. De Dios no se puede hacer autopsia . No sé puede encuadrarLo en esquemas matemáticos.
No sé puede probarLo en laboratorio. No sé puede explicarLo con aseveraciones filosóficas y teológicas.
No sé le puede acreditar que El es Real porque se aglutinó pruebas empíricas.
Por ahí El no pasa.
Un Dios que se Le pudiera explicar en un power point sería cualquer cosa menos Dios . Un Dios que la Iglesia pudiera decir que lo entiende NO seria Dios. La ética y la moral no Le bastan.El es anti ético y pasa por el forro la moral.
El no es civilizado . Ni occidentalizado . Menos aún orientalizado . El no es Dios de conductas , ni buenas y ni malas . El tiene Su propia conducta. Su conducta es perfecta !!!
Dios Es. Lo Es en una categoría sin comparación. No sé Le puede explicar . No porque técnicamente no sea posible . No sé Le puede explicar porque habitamos en la categoría de los criados , de los existentes , de lo limitado, de lo finito, de lo condicionado , de lo universo, o multi-universos.. Dios Es. Es y está Fuera de esa categoría. Esa categoría le sucede. De El procede. Nosotros , solo sabemos y pensamos dentro de esa caja – categoría . Nuestros más sabios pensadores están dentro de la misma caja.
De ahí que la mayoría absoluta , sea religiosos o ateos, quando se ponen a hablar y escribir sobre Dios solo dicen y escriben tonterías y chorradas ,aunque vestidas de terminología científicas , pero postulados de la caja, de la categoría existencial.
Dios Es. Solo se puede acceder y relacionar con El por la fe.
No hay otro camino .
Él no hizo y no hará concesiones .
Pobre de quienes esperan que la arqueología les enseñe las mandíbulas de Jesús para poder creer ..pobre de quienes esperan que algun esquema
Físico Le revele ..
Pobre de quienes hacen tantas preguntas y no saben que ni las propias preguntan que hacen son estúpidas ..
La Fe en El.. ese es el secreto .
Él no resiste a la fe.
La fe Le pone .
La fe Le vence .
La fe es la condición única de salirnos de esa categoría-caja y accederemos al misterio . No misterio -energia -fuerza -ciega-no personal . Al revés, misterio Amor personal y paternal.
Ahí está El.
Tú eres yo en otra circunstancia pero Dios es uno en infinitas circunstancias, por eso es omnipresente, por eso sabe de justicia y por eso perdona.
Dios es lo bueno de cada uno. Dios es el remordimiento en la culpa, la solidaridad en la tragedia y la empatía. Dios está en todos nosotros y tiene infinitos nombres y perspectivas. Dios es aquello que un día nos convirtió en humanos.
La fe es un invento del hombre para manipular el concepto de Dios y dominar a los creyentes. Con la fe se evitó dar explicaciones sobre los abusos de poder de la Iglesia. Dios no nos dio cerebro para que lo malgastáramos en la fe, sino para que lo usáramos en beneficio de la humanidad.
Estamos hablando de Dios y no de » dios». Hablamos del Dios que no se preocupa en ser explicado,justificado, creído y acepto. Él es !
Ese dios que es la buena energía , la buena moral humana , que es los buenos fluidos y la cara de todo lo positivo no es Dios. Puede ser dios. Uno más en el panteón del esoterismo .Pero no Dios. Dios no es diluido , esfumado como se fuera incienso aromático en lo rincones místicos de la vida. Dios está presente , interviene , penetra la totalidad pero es distinto , anterior y superior a esa misma totalidad .
La fe no es invención de la humanidad . La anti-fe si lo es. Fe es Fe . Fe nos es Fe en la Fe. Es Fe en Dios . Fe no es religión . De hecho , donde se ve menos Fe es en la religión. Los incautos confunden Religión con Fe y luego ambos con Dios.
Dios no fundó ninguna religión . Ni la creo . Ni borracho Dios crearía la religión . Dios también seria Ateo si de la religión dependiera . Dios entiende el opio de Marx y el sueño de John Lennon de que bien sería si no hubiera religión .
Quein mató a Jesús fue la religión …
Si Jesús volviera hoy a vivir entre nosotros los últimos que lo reconocerían seria la religión. E la religión lo mataría de nuevo.
La religión no es Fe. Es anti-fe .Dios se relaciona vía Fe , NO vía religión.
La religión Si la invento el hombre . La fe no. La religión es terrena, humana, carnal, partidaria , adúltera , usurpa lo que no le pertenece. La Fe es otro cosa..
Las generaciones modernas y no se agarran a una Fé absurda.
Esa forma de aproximarse a la espiritualidad, porque sí, porque lo dice el libro, porque lo dice la ‘autoridad espiritual’ está perdiendo fuerza desde hace unos siglos. El hombre actual prefiere ‘pensar’ antes que creer, y cotejar con su experiencia las posibles verdades, de ahí el éxito de la Ciencia en nuestra época.
El hombre moderno necesita otro planteamiento nuevo para acercarse a la espiritualidad : Cuál?
La Fe , realmente , es absurda . Ahí reside la verdad. Una Fe que no fuera absurda sería superstición, pero no Fe.
La Fe es absurda por qué Dios también lo es. Dios no es raíz cuadrada, Dios no es ley de la gravedad. Dios es anti-dios.
Dios no viene por los caminos que existen , El hace caminos cuando viene.
Dios baila sin música . El sube bajando Se. El grita en Silencio … Es absurdo , pero Real , Personal y Presente.
Dios no teme la ciencia . La ciencia es la sierva más leal de Dios. La ciencia está a servicio de Dios. Cuando más gloriosa , imperiosa, certera , honesta sea la ciencia más esa Le sirve. Es la religión que teme la ciencia, esta es quien se declara guerra a ella. Pero Dios no.
Dios asiste Discovery Channel sin problemas…
O sea, Dios no es nada que podamos aprehender. Dios no quiere manifestarse. Dios es lo que cada uno quiera imaginar pues no se sujeta a ninguna demostración. Yo decido que no existe. Usted decide que Dios existe o no existe porque no lo desea. Cada uno cree lo que quiere creer sin demostración posible. Yo, como aquél, sólo sé que no sé nada sobre Este Tipo, y dudo profundamente que exista. Pero también sé que nadie sabe de Él ni un ápice más que yo aunque hayan hecho de Él su ganapán. Jugoso ganapán, por cierto. Dos preguntas: ¿De qué nos sirve un Dios que en nada nos influye, que nada nos aporta? ¿Cómo conjuga usted ese Dios suyo con el Principio de Parsimonia de Fray Guillermo de Ockham? Me da la impresión que cuando usted escribe «De ahí que la mayoría absoluta , sea religiosos o ateos, quando se ponen a hablar y escribir sobre Dios solo dicen y escriben tonterías y chorradas», se incluye a sí mismo en esa mayoría absoluta. Y a mí también, ¿por qué no?
Laercio es cierto todo lo que dice, pero aún esta incompleto ese concepto.
Dios si bien no pertenece a ninguna religión, todas la religiones pertenecen a Dios porque el se manifiesta en ellas.
Dios es Personal e Impersonal, Madre y Padre, Ying y Yang, como lo diría el buen Padre Bede Griffiths.
Ni Lenon ni Marx entendieron en grado sumo la religión, solo vieron sus consecuencias cuando los intereses se superponen a Dios y los Seres Vivos.
Dios solo es una Contradicción, una Paradoja en nuestro entendimiento humano.
Dios es la Vida, la Verdad, la Realidad.
Muchas gracias por su comentario, hacía tiempo que no me reía tanto; y es bien fácil, sus afirmaciones están en constante contradicción.Desde el comienzo (Dios no Existe, Dios es), y empieza usted con el concepto del Ser que es el más universal y vacío (Ser y Tiempo.Heidegger), a partir de ahí, jalona su texto inmerso en conceptos filosóficos;Existencia, Etica, Moral, etc, etc, y en un giro de 180grados escribir la siguiente afirmación: No sé puede explicarLo con aseveraciones filosóficas y teológicas.Vamos que no puede explicarlo y nos quiere hacer creer que Dios existe ( supongo que por ende el Satán también, y los unicornios, y los dragones, etc)
Como diria el gran catedrático D. Gustavo Bueno, que usted ve cosas que yo no veo y que usted no puede demostrar, eso es una falta de respeto absoluta a la razón.
Pienso que querer demostrar mediante razonamientos, tanto la existencia como la no existencia de Dios, es caer en el dogmatismo.
Nadie puede demostrar empíricamente que está enamorado, simplemente crees a esa persona o no la crees.
De otra parte que alguien vea o sienta cosas que usted no ve ni siente y no las pueda demostrar, quizás atenta contra la razón, pero no necesariamente quiere decir que sean cosas falsas o imaginarias.
La experiencia religiosa es un sentimiento que aveces viene acompañado de otro tipo de experiencias de orden místico e incluso paranormal, (lo digo por experiencia propia) es algo íntimo y difícil de comunicar, el único medio lingüístico que puede ser útil es la poesía que mediante imágenes puede transmitir esa realidad, pero desde luego son logros personales no transmisibles mediante palabras.
Es tan abismal y maligno el mal que la religión hizo y hace al mundo que Dios mismo se hizo ateo.
El mayor pecado de la religión es pretender representar Dios. Interpretar Dios. Hablar en SU nombre .
Tenemos que afeitar la barba de Platón
a raz para ver los rasgos de su cara.
Si partimos desde Cristo – para no retroceder – tenemos Dos mil años largos de cristianismo ! Dos mil años de usurpación. Dos mil años de instituciones macabras y diabólicamente humanas presentando se en Nombre de Dios. Cruzadas , inquisición , disputas de poderes , dogmas, fantasmadas medievales y modernas fueron levantadas como una muralla China , «obstáculizando «poder ver Dios ahí…De ahí que , : » Si hay un Dios este es el diablo »
De ahí las palabras de Ghandi ser verdaderas como un templo ;» en vuestro Cristo yo creo , pero no en vuestro cristianismo»
La mayoría no puede creer en Cristo por causa del propio cristianismo. Cristo no está en el cristianismo. El infierno que el cristianismo pregona al mundo es el mismo que le quemará a ele propio
Confundir Cristo y cristianismo es el error básico y anterior a cualquier otro. Cristianismo es cosa de Constantino . Constantino es el padre de la bestia que se dice representar a Dios, mundo afuera .
Hoy por hoy es más fácil un ateo o un hombre secular descubrir a Dios que un religioso . El religioso presume de haberLo conocido y es el alienado por excelencia por pensar que Dios sea esa cosa llamada religión…
El Jesus histórico de los teólogos religiosos no es El Jesus histórico que histórifico. Cuanto más se aplica la metodología científica para aseverar la historiedad de Jesús menos se encuentra el Jesús histórico. No es por la paleontología que se le encuentra , no porque esa disciplina no sirva, no porque Jesús no puediera ser paleontolicamente verificable. El encuentro es cuando yo – viviendo en la historia – me relaciono con El. La relación basada en la fe me prueba la historiedad de El. Vivo su historia perpetua . No es un encuentro arqueológico con su arcada dental es un encuentro existencial con SU SER completo y real. Locura de la fe. Ofensa aberrante para cientificos. Escandalo contra la razón . Bofetada a los empiristas. Decepción extrema a los que buscan el Cristo histórico que no hace concesiones y ni se sacrifica en el altar empírico de la antropología. Por qué no » resucito en espirito «y dejó su cuerpo momificado para festín de los incrédulos? Por qué no se revela a cada agnóstico ? Por qué siendo tan amoroso no Se pasa por el forro de la criba académica ?
Porque Sin la Fe es imposible agradar a Dios . Es imposible relacionarse con El.
No hay más..
Caro, afirmar que » Dios no existe ,Dios Es » sea una contradicción es que no sabes lo que es una cosa y otra…Si no sabes eso, se explica porque tampoco lo demás ..
Querer hacer una autopsia al cuerpo de Dios para entender sus entrañas , no es que sea un imposible absoluto. Es un imposible absoluto para ti. No sabes ni por dónde empezar. Sus criterios son los mismos para realizar las autopsias en gatos , monos y humanos.
Dios está aqui. Intente matarlo. Nietzsche declaró su muerte pero no lo mato. Si puedes matarlo , a ver cómo le hace la autopsia…
Confundir Dios con unicornios y dragones es algo humano …los unicornios no están presentes ..más allá que en las mitologías ….Dios penetra esa existencia y se hace notar. Su presencia quema más que las lenguas de fuego de los dragones ..la fe afirma ese hecho.
Hombres y mujeres afirman ese.hecho.
Pero sabes lo más facinante ? Tú puedes averiguar eso . No en ellos. Pero en ti. Dios no se niega a ser percibido. Dios no se niega a ser tocado . Dios no se niega a fundir se en su ser . Ni tampoco se niega a tumbarse en el acero inoxidable para la autopsia. Tú no puedes hacerlo. El problema no El ,.eres tú.
La fe es la salida.
Por la fe podrás Verlo.
No hay más
Por supuesto.
Sumamente agradecido por la Revelación. He tenido una inmensa suerte al tropezar con su comentario y no con los de toda esa patulea de cientificos y ateos que solo dice memeces vacias de contenido y no colmadas de significado como ocurre con su afirmación: Dios es.
Respecto de pasarse cosas por el forro: no es atributo divino, algunos mas también lo hacen.
La cuestión es si Francisco certificará el fin del catolicismo y su sustitución por una religión blandiblú.
En cuanto soltáis una línea lo dejáis todo perdido de caspa.
Un dios blandengue resulta preferible a un dios genocida, pero ambos son igual de inexistentes. Desde la llegada de la Ilustración (siglos XVII-XVIII), todos los «amigos invisibles», tanto los simpáticos como los antipáticos, tienen sus días contados. Salvo que haya algún cataclismo global, las religiones están condenadas a desaparecer o a quedar reducidas a fenómenos irrelevantes.
Doy las gracias a Jot Down por tener la valentia de publicar este ariculo.
Me ha hecho mucho bien y reafirma mi fe que la profeso desde hace 85 años.
Si una casa es creada por alguien ¿como algo infinitamente más perfecto como es el universo la tierra el ser humano y todo lo que nos rodea como no va a ser creado por Dios?
Pensemos que todo lo que nos rodea que no a ha echo el hombre tiene diseño por lo tanto detrás de él hay sin duda un diseñador cae por su propio peso …..
Amigo, si las cosas caen por su propio peso, que nos dijo Newton, sus argumentos flotarán eternamente en el éter.
Sin entrar en el terreno metafísico, es decir, si Dios existe, o Dios es, si es personal o impersonal, bueno, malo o ninguna de las dos cosas, lo más interesante para mí, es la ‘Imagen de Dios’.
Si estudiamos y profundizamos con sinceridad hacia el fondo inconsciente de nosotros mismos, descubrimos la ‘Imagen que tenemos de Dios’. YaHVeH no es Dios, es solo la ‘Imagen de Dios’ que tuvo el pueblo judio antiguo. Entre el Dios metafísico y nosotros está por medio la ‘Imagen’: Un padre tirano como YaHVeH?, un padre o hermano divino y amoroso como Jesucristo? Una madre divina como en los místicos del hinduismo? Una energía creadora impersonal inteligente pero inconsciente?. Sobre el Dios Metafísico mejor no entrar en materia, pero me parece muy importante analizar la ‘Imagen de Dios’. La imagen de YaHVeH y su posterior evolución en el cristianismo, se encuentra magníficamente descrita por el psicólogo Carl Gustav Jung en su libro ‘Respuesta a Job’, que recomiendo vivamente a toda persona con inquietudes espirituales de cultura cristiana. Si reconocemos la ‘Imagen de Dios’ en las profundidades del inconsciente, tendremos claro no lo que Dios es, sino todo lo que no es…
La fe de los ateos es de naturaleza persistente y se adapta muy bien a las modas. Queda muy bien en los articulos mundanos y resulta atractiva para los que buscan poco y se creen muy sabios, cuando no lo son, pero esa «fe» (pues los ateos lo que tienen es una fe en su ateismo) no les salvará de la muerte eterna. El Dios de los hebreos es el de los cristianos y es el único que existe, el el Creador de todo lo visible e invisible. Solo a través de Jesucristo es posible llegar a Él, pues es el Camino, la Verdad y la Vida. Al contrario de lo que escribe quien no lo ha conocido, Dios no cambia, es inmutable y eterno y los «papas» (que se llaman a sí mismos santos padres) podrán cambiar, pero Dios no cambia, es el mismo ayer, hoy que mañana. Es un Dios santo. Ese sí, santo.
«La fe de los ateos», repugnante paradoja que no hace sino justificar y agrandar el abismo existente entre los cristianos. Quizá, hasta sean estos «ateos» más honestos, legales y admirables que el pretendido mundo católico tradicional y ortodoxo, oficial y legalizado»
Y cómo va usted a disfrutar viéndonos arder en las Calderas de Pedro Botero. Ahí se va a ver que el que ríe el último ríe mejor y todo eso. La pena es que Dios lo vea todo y no necesite que Le señale usted a los más recalcitrantes. En fin, no pierda la esperanza pero eso sí, deje usted a Dios que nos lleve Él solo a nuestra perdición. No vaya usted a quererle echar una mano, que no Le hace falta.
Dios seguirá siendo necesario para muchos como lo fue en el pasado, pero es necesaria la Iglesia?. Esa Iglesia de la que habla Dostoyevski. Esa Iglesia que es la demostración de que Darwin no se equivocaba, se adapta y sobrevive. Uno de los primeros actos de este papa fue nombrar a unos sacerdotes exorcistas. Qué sería de esta iglesia sin el diablo, y de Dios?.
Dios seguirá siendo necesario para muchos como lo fue en el pasado y lo sigue siendo en el presente(los inescrutables caminos de la psicología). Pero es necesaria la iglesia?. Esa iglesia que tan bien describe Dostoyevski. Esa iglesia que es la demostración de que Darwin estaba en lo correcto.
Uno de los primeros actos de este papa fue nombrar exorcistas a unos sacerdotes. Qué sería De la Iglesia sin el diablo, y de dios?.
El hombre ha echo a Dios y no Dios al hombre.
Hay un libro muy interesante de Richard Dawkins, » El espejismo de Dios», que desmonta casi todos los argumentos sobre la existencia de Dios, y tambien de la capacidad de autoengaño del ser humano que no puede aceptar las evidencias de la no existencia de ese ser sobrenatural, que llaman Dios.
Gracias por este artículo. A JD y a Antonio Yelo.
Entiendo que la religión católica y más ampliarte la cristiana, son perspectivas de lo divino propio de un momento histórico en convergencia con un lugar del planeta, vale decir, responde a coordenadas dualistas de comprensión del mundo. Esas márgenes témporo- espaciales que tuvieron su vigencia ya no la tienen. Hoy, superada la concepción dual por medio de la perspectivas holística de interacción en la totalidad no dividida, la ciencia contemporánea abre y da cuenta de la religión del amor, condición de unidad con el todo que todo lo contiene. A mi entender solo necesitamos navegar conscientemente en la unidad dentro de nuestro corazón que palpita al pulso del universo.
«La creencia de que es posible escapar de las llamas del infierno solo aceptando a Jesús como nuestro salvador hace que sea un imperativo moral coaccionvvar a la gente para que acepte esa creencia y acallar a aquel que siembre dudas sobre dicha creencia.
Un peligro todavía mayor de las creencias no verificables es la tentación de defenderlas por medios violentos. Los individuos acaban atados a sus creencias, pues la validez de las mismas se refleja en su competencia, los avala como autoridades y racionaliza su mandato para guiar a los demás. Poner en duda las creencias de una persona es como poder en duda su dignidad, su prestigio y su poder. Y como estas creencias se basan solo en la fe, son crónicamente frágiles. A nadie le perturba creer que las piedras caen hacia abajo, pues todas las personas cuerdas lo ven con sus propios ojos. No pasa lo mismo con la creencia de que los bebés nacen con el pecado original, o que Ali fue el segundo hombre de inspiración divina después de Mahoma. Cuando los individuos organizan su vida en torno a estas ideas y luego se enteran de que a otros les va bien sin ellas (o peor, que las refutan de forma creíble), corren el peligro de parecer tontos. Como uno no puede defender una creencia basada en la fe convenciendo a los escépticos de que es verdadera, los creyentes son propensos a reaccionar ante la falta de fe con furia, y acaso intenten vengar esa afrenta a lo que dota de sentido a su vida.»
Stephen Pinker – Los ángeles que llevamos dentro-
El camino del Papa Francisco nos acerca a Dios.
La religión ha muerto, y con ella, su invención.
Las religiones han dicho «Dios es así y quiere esto de ti, y su día sagrado es el sábado, no, es el domingo, no, es el viernes…»
Y entonces se mataron entre sí por su imagen de Dios.
Luego llegó la religión materialista y dijo que Dios no existía y volvieron a matarse…
…Es cierto que la imagen de Dios cambia según cambian las sociedades, lo cual nada tiene que ver con la verdad.
De la misma manera que nada tiene que ver la imagen que tengo de la mujer que conocí, con la que al pasar de los años tengo y con quien realmente es.
Esa imagen «blanda» de Dios no es tan actual como creen, ese Dios de Amor ya lo experimentó Buda hace 2500 años y el Cristo también… y cualquiera puede sentirlo si abre su corazón
Interesante todos estos comentarios referente a Dios. Personalmente hace décadas que abandoné la religión: la religión institucionalizada. Abandoné la Iglesia Católica, porque es una a más de lo anterior.
Me centré en el SER, en el Evangelio del apóstol Juan, en la visión de Moisés de la zarza ardiente: «Yo soy aquel que es».
Pasé antes por Platón. Mas, lo que a mí me llevó para fuera y hoy estoy totalmente fuera, es que en el SER no hay errores, ni siquiera los contrarios. El SER es la plenitud de la verdad, de lo correcto.
Porque reúne la totalidad de lo verdadero y de lo correcto, sin reglas.
Es la línea divisoria con la existencia. La existencia es un efecto del ser, sin que necesariamente deba estar presente para que el SER Sea.
La existencia precisa del Ser pero el Ser no precisa de la existencia. Y aquí está la línea divisoria. Cuando en el AT como en Pablo cuando se habla cerca del casamiento, de los homosexuales, y se rechaza esa conducta, el rechazo se refiere al SER porque el casamiento no es igual al divorcio y el ser del Hombre como ser-hombre es homosexual, entonces, el SER para ser SER no puede ser al mismo tiempo casamiento y divorcio o Hombre y homosexual. Y si no puede ser no hay AMOR allí porque el AMOR es la plenitud del SER.
Cuando el Papa Francisco puso en la misma línea casados y divorciados en Amoris Laetitia, dijo que el amor de los casados es igual al de los divorciados, y en los divorciados como contrarios al SER CASADO, entonces, no se puede admitir porque referente al casado el divorciado NO ES y si NO ES, no hay Amor y sin Amor no hay SER.
Dígase lo mismo de los homosexuales. Y Pablo en esto es casi que absoluto como el AT.
Yo creo y así espero que estemos caminando para una reformulación completa de toda nuestra cultura y cuando digo cultura me refiero a la comprensión del Omnipotente que necesariamente es ateo, sin Fe y sin Esperanza.
El Omnipotente no Existe. Porque el Omnipotente ES. Cuando vemos la esencia, la cualidad de algo, de alguien, estamos viendo El SER y no ese algo o ese alguien y si vemos el SER estamos viendo el OMNIPOTENTE que mediante la existencia en ese ser que vemos se muestra tal cual EL ES. Y al recibirlo, respetarlo, realizarlo, tal cual Es, estamos amando y creyendo en el Omnipotente. Vemos al Omnipotente en esa creatura que existe porque es. Y en esto consiste el AMOR. Esto ES AMAR.
Dios no existe porque esta por encima de la propia existencia . Dios ni es temporal ni es eterno porque va mas alla de toda clase de terminos humanos , ya sean cientificos , filosoficos etc . La obra jamas conoce a su creador pero si la evolucion de si misma al ser creada , ve sin los ojos y siente sin los sentidos y eso la hace
ser consciente de la existencia de la espiritualidad
Gran artículo, grande, en medio de la mediocridad en la que nos movemos da gusto leer cosas así; no todo está perdido. Dicho esto y anunciando de antemano que no pertenezco a ninguna religión porque creo que a Dios no le gusta ninguna de ellas me declaro evangelistico y seguidor de Jesús y sus enseñanzas. Sin embargo. Aún siendo cosa anecdótica siento una disconformidad con el uso comparativo de Dios, no se hace más pequeño ni ha sido más grande, que insufrible manera tiene el ser humano de intentar comprender lo que le rodea atendiendo al tamaño o su fuerza; si, eso tan infantil de mi espada es más grande que la tuya o quien puede más si Superman o Super Raton. El tamaño no importa, en serio.
Las religiones no pueden quedarse en los ritos que daban sentido en un contexto de pueblo que vivía en el desierto criando ovejas, es absurdo quedarse en el ritual y las formas. Lo que hace Francisco es ir al origen del sentimiento espiritual y religioso que ha acompañado al hombre desde el principio de su historia. Es un movimiento peligroso, desde luego, porque acerca el catolicismo al hinduismo o al budismo. Pero o da un golpe de timón o la iglesia termina desapareciendo por falta de fieles.
Será que Dios no existe pero si acontece?
Interesante artículo. Y también interesantes los comentarios, que casi siempre siguen el mismo patrón: los que somos creyentes, intentamos bajar al tablero de las palabras todo aquello que nos hace creer en lo que creemos, intentamos construir razonamientos con el lenguaje. En este tablero, nos espera tranquilamente el no creyente con argumentos plagados de razón y con hechos demostrables, para reducir a la nada todo aquello que no sea material. Lo que él no puede sentir, no existe.
El esfuerzo mutuo por convencernos unos a otros es absurdo en su esencia, si yo, cristiano, no puedo creer en las reencarnaciones que defienden las religiones orientales, como puedo convencer a alguien de que crea en lo que yo creo. Es absurdo.
Dios que lío!!!
Confundir la idea de Amor de la cristiandad con el sucedáneo emotivista de este mundo posmoderno hace que cuando la iglesia abre sus brazos al mundo termine abriéndole más bien las piernas.
Cuánto bochinche! Era de esperarse. Y eso que el autor, elipticamente, dejó asentado que dejaba fuera de sus consideraciones la cuestión si Dios existe o no, y como dijo aquel viejo filósofo romano que todo lo que es humano me interesa, yo también diré la mía: todavía falta, pero ya se ven los primeros resultados de esa intuición humana que en sus tiempos dejamos de lado por algo más consolador: que dios no existe, y lo que sí existe es ese mecanismo «eterno» y «omnipresente», sin inicio y sin fin de nacimientos y muertes, ya no de planetas y soles, si no de universos impensables en sus espacios y tiempos, y dentro de ellos la capacidad de crear vida allí donde la energia sea suficiente, la misma que nos ha permitido ponernos en pie. Yo también le tengo miedo a la muerte, y me ha costado desprenderme de la idea de dios como consuelo porque la considero una arrogancia. !Somos hijos de Dios! Vaya parentela! Un dios que manda a su hijo! Y después no quejamos de los políticos nepotistas que acomodan a sus parientes. La figura de Cristo la rescato por su humildad y amor al próximo y veo con esperanza la figura del Papa. Muy buen artículo señor.
Si partimos de la base de que Wright no sabe lo que es Dios, algo perfectamente plausible aunque haya escrito un libro, el resto es pura irrelevancia. Si partimos de la base de que conoce las posibilidades, y ha elegido «que Dios es una creación del ser humano y que según ha ido avanzando la ciencia y evolucionado la sociedad, hemos cambiado a nuestra conveniencia la idea de Dios», la irrelevancia es solo del 50 por ciento.
Tener grandes y buenas ideas es fantástico; pero la realidad diaria nos dice que es necesario tener estas distracciones filosóficas y muy imaginarias.—-El ser humano además de vivir es PENSAR.—-!!!!
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En el hipotético caso de que hubiera un dios, algo que hasta el presente nadie ha podido demostrar, lo que sí es seguro es que los miembros la santa madre iglesia católica apostólica y romana no serían sus representantes en la tierra.
Interesante y profundo, digno de una conversación con una copa de vino.
Enhorabuena Antonio por esta provocación a la reflexión.
Ese Dios externo y capaz de influenciar inexplicable y físicamente cosas y personas, ha permitido durante siglos no solo asegurarnos, compensando nuestra ignorancia, sino que además ha servido durante cientos de años como bandera o ideal común para que millones de personas desconocidos entre ellos, incluso no cohetaneos, abordasen proyectos inmensos como grupo, como sociedad, permitiendo el progreso de nuestra forma de vida en común. Pero hoy existen la democracia, el Estado, la política, la comunicación global, en fín ideales comunes mucho más prácticos como aglutinadores.
Actualmente, como bien comentas, por fín toma fuerza la idea de un Dios que no vive fuera, sino dentro de nosotros, que no es capaz de modificar físicamente y por sí solo personas o cosas, sino que actúa solo a través nuestro. Y este es un Dios no más pequeño, sino más grande y poderoso, más dificil de vivir, pero mucho más satisfactorio de experimentar. Un Dios que te permite visitar el cielo cada día sin esperar al más allá, pero también visitar tus pequeños infiernos sin la reconfortante complacencia de un intermediario eclesiástico.
Gracias al Papa Francisco por traer buenos tiempos para el amor, la solidaridad, el esfuerzo, la caridad, la sonrisa, el placer. Pero qué complicado se ha puesto ser cura…
Estimado Antonio.
Debería decir en primer lugar que estoy agradecido por tu texto. Agradecido porque me despierta después unos días adormecido con las noticias de los medios. Lo que ocurre en el mundo físico. Y de repente un artículo, reenviado por alguien, me pone en alerta. Activa mis defensas (¿intelectuales?) y me pone contra las cuerdas: ¿Qué pienso yo de esto? Es un poco la función de partera que se atribuía con cierta humildad Sócrates. Así que me puse a pensar sobre cosas realmente importantes, y no las elecciones en Italia, los aranceles de Trump o el gobierno de coalición en Alemania.
Dios empequeñece. Esto es especialmente válido es sociedades que han vivido la Ilustración. Dios empequeñece conforme el hombre encuentra explicaciones racionales a fenómenos que antes eran vampirizados por la Iglesia en nombre de lo sobrenatural. Pero hay algo más: Dios, y por consiguiente la religión, como factor de orden, de estabilidad. Que mejor forma de lograr que la gente haga (o no haga) algo que el miedo a la condena eterna. El pecado como forma superior de la ley. Uno es su propio juez, su propio policía. Y la conciencia hay cosas que no aguanta.
Dios y la religión, no solo para mantener bajo control a la grey. También para dar consuelo. Léase la muerte, pero también las calamidades: pestes, hambrunas, etc. Cuesta creer que existe un Dios todopoderoso que permitió el holocausto, que permite lo que las televisiones nos dan a la hora de cenar. Aquí me acuerdo de Pascal y su apuesta. Pero lo perverso es cuando el consuelo va más allá de una función psicológica y de cohesión y busca simplemente apuntalar un orden establecido que puede no ser justo.
Cuando en la antigüedad Dios era grande y poderoso, el humano era pequeño e insignificante. Con la modernidad la importancia del ser humano ha crecido y consecuentemente Dios se ha hecho menos presente. Nos hace menos falta. ¿Es imposible la convivencia de un Dios grande y poderoso con un ser humano autosuficiente y enamorado de su inteligencia? Hay tengo mis dudas. Y soy agnóstico, que en mi caso es una evolución de un ateísmo juvenil trufado de cierta pose (ahora lo llaman postureo).
Casi todos los procesos físicos, como se funde el hielo, como se sueldan dos metales, como genera energía un motor de combustión, todo se puede cuantificar en ecuaciones y así entender en cualquier tiempo, en cualquier idioma, bajo cualquier cultura. Me parece increíble que la naturaleza esté definida por las matemáticas. Si existe Dios, ha de someterse a la naturaleza. Siempre he pensado así. Pero conforme me hago mayor, admito la existencia de algo mas allá del alcance de los científicos, de los médicos, los biólogos. Creo que es cuestión de tiempo, no del mío sino del de la humanidad, que eso se vaya haciendo cada vez más pequeño. Aun así creo que necesitamos y seguiremos necesitando de un espacio, de lo que D´Ors llama meditación o misticismo o lo que quieras. El romanticismo explotó como una reacción a la prepotencia de los primeros ilustrados, un proceso que empezó a gestarse siglos antes en el renacimiento. No es casualidad que la génesis se encuentre en los experimentos de Galileo, de Newton, que iban acompañados de una creatividad artística exquisita. Contra la ciencia y contra la lógica no se puede hacer nada. Pero por alguna razón necesitamos ese espacio irracional. Escuchar a los monjes cantar en una iglesia de piedra o en un templo budista de madera. Hay algo, acorralado, que necesita de una expresión ilógica, de un lenguaje diferente.
Espero seguir leyendo artículos tuyos que me mantengan despierto.
La idea misma de dios es tan humana y tan absurda, tan adaptable a los tiempos en que cada uno lo dice que no puede ser más que literatura
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