Música

Discos que no merecen el olvido: «1st» de los Bee Gees

The Bee Gees in 1967 imagen Atco Records
The Bee Gees en 1967. Imagen: Atco Records.

Recuerdo a David Bowie tocándome «Space Oddity» en su habitación, me encantó y le dije que necesitaba que sonase como los Bee Gees. (Marc Bolan)

En las revoluciones juveniles del siglo XX, como es sabido, la música tuvo un gran protagonismo. Llegó un momento en el que el género musical que uno elegía significaba tomar un camino diferenciado en la vida. Sin embargo, justo antes de la llegada de internet, todo aquello había degenerado en una instrumentalización del pop y el rock como marcador cultural. Una forma de presunción y esnobismo. Por norma general, todo en torno a la música eran burlas, reproches, envidias, incluso palizas. 

El chaval que empezaba a ser melómano daba sus primeros pasos atenazado por el miedo. La generación que afrontaba la andropausia había plantado campos de minas alrededor de cualquier adquisición discográfica que hiciera el pobre chico. Este régimen de terror esnob cayó con el precio de los discos descargados de internet al mismo tiempo que los críticos musicales se quedaron sin un público que ya no necesitaba ninguna indicación porque ya no se jugaba malgastar el dinero comprando un disco malo (o mal visto). El eclecticismo ganó la batalla, aunque sigan quedando partisanos de la gilipollez en cualquier esquina, y se acabó la represión. 

En ese contexto, los Bee Gees eran considerados generalmente, sin paliativos, una puta mierda. Estremecen las entrevistas que ha dado Barry Gibb con setenta años en las que reveló que llegó un momento en el que otros artistas ni siquiera querían aparecer en una fotografía con ellos. Pocos géneros musicales como la música disco tocó la fibra sensible de tanta gente con una personalidad frágil. Se llegó a llenar un estadio para quemar elepés de música disco en 1979. Chavales que iban de duros pero que ahora sabemos que con su escenificación solo querían gritar ¡soy heterosexual! ¡soy heterosexual!

Además, antes, cuando algo se pasaba de moda caía en el ostracismo y la defenestración muy seriamente. Le pasó a los ochenta en los noventa y a los setenta en los ochenta. Sin embargo, pese a que la música disco setentera volvió a tener predicamento veinte años después, los Bee Gees seguían siendo considerados una charlotada. Por los falsetes, por los dientes, porque eran presa fácil de los imitadores y humoristas, por lo que fuera. No llegaban ni al engendro de concepto de placer culpable con el que alguna gente protege sus gustos de los cretinos, pero hubo una época en la que tocaron el cielo. Lo más alto e inalcanzable que es copar las listas de música negra siendo blancos y que Otis Redding les pidiera canciones. 

Otro problema de esa época setentera fue que también sirvió para eclipsar los años pop de los Bee Gees en los sesenta. Su aterrizaje de vuelta en Inglaterra, tras haber crecido en Australia, fue a base de armonías vocales y arreglos orquestales deudores de los Beatles en la época dorada del pop barroco y psicodélico. Con el debido respeto a toda su discografía, para quien esto escribe, el disco que lanzaron ese momento, 1st de 1967, es una joya que merece un lugar destacado entre los clásicos. 

Eran un grupo de hermanos, con todo lo que eso supone. Siempre se ha dicho que tienen una conexión especial, imposible de reproducir por grupos de amigos, tal y como ocurría con los Everly Brothers. Como ellos, también venían de una familia de músicos y cantaron desde niños. Los Gibb tuvieron que abandonar la Inglaterra de la posguerra porque el negocio no daba de sí en una población empobrecida con un país por reconstruir. Ya de críos, mientras sus padres se ganaban la vida en night clubs y ferrys, ellos tocaban para otros niños con guitarras que se habían construido con cajas de queso. 

Pese a que 1st se titule 1st, en realidad, sus primer disco y singles aparecieron en Australia. Con el protagonismo del hermano mayor, Barry, empezaron a cantar en espectáculos ya como Bee Gees, nombre que venía de la pronunciación de las iniciales de su nombre, B. G., de Barry Gibb. Estos trabajos llegaron al top 20 y fueron escalando posiciones hasta que los hermanos decidieron que había llegado la hora de volver al Reino Unido. No era una ocurrencia, era el lugar donde quería estar todo el mundo. Había una revolución en marcha con melenudos y minifaldas en su verdadero país, salía en los noticiarios y revistas de todo el mundo, y sentían que se la estaban perdiendo. 

Se subieron un 3 de enero de 1967 a un crucero contratados como atracción musical. Cantaban versiones de los Beatles y se ponían hasta arriba de dexedrinas que pudieron comprar en la escala que hizo el barco en El Cairo. Se pasaron el resto del viaje ciegos, solo interrumpidos por la llegada de la noticia de que su primer elepé, Spicks and Specks, era número uno en Australia. Al llegar a Inglaterra, besaron el suelo. 

No era para menos, lo que estaba por llegar en su país solo puede ser calificado de milagro. Para empezar, porque su tiempo había pasado, aunque fuesen unos críos. En el pop, el poderío vocal había sido sustituido por la guitarra y las bases rítmicas hipnóticas y contundentes. Ahora mandaba la fuerza y la energía de Eric Clapton o Jimi Hendrix, o las idas de olla de unos Pink Floyd y toda la familia progresiva. Los medios tiempos románticos aburrían a las ovejas. Eran inofensivos en un tiempo en que la juventud quería apuñalar al sistema con sus canciones. Sin embargo, estaban en contacto con Robert Stigwood, de la oficina de Brian Epstein. Era el creador de Cream, pero también mánager del grandioso y olvidado Crispian St Peters, un profesional que sabía lo que tenía entre manos. 

Le había puesto sus cintas australianas a Epstein y ambos estaban de acuerdo en que los hermanos tenían algo especial si con dieciséis años habían sido capaces de componer esas canciones, que merecía la pena apostar por ellos. De hecho, cuando se encontró con los hermanos después de que llegasen el 7 de febrero, le sorprendió que no estaban nerviosos ni impresionados por su presencia. Les firmó, tenían un contrato a la semana de llegar. Eso solo le podía pasar a los elegidos, pero, eso sí, les dio trescientas libras para que fueran a vestirse como Dios manda porque su atuendo era «inaceptable». 

Se instalaron en Hendon, un suburbio en North London, en un piso sin muebles. En ese espacio diáfano y durante la travesía oceánica habían compuesto algunas canciones. Stigwood no les dio tiempo ni a madurarlas. Les dijo que siguieran escribiendo material y que tenían los estudios de Polydoor listos para ir registrando las demos. En esta época los discos se grababan en pocas semanas, la intención era lanzar un elepé cuanto antes. 

El 4 de marzo, su disco australiano apareció reseñado en NME, que lo calificaba de bueno, pero algo anticuado. Mientras tanto, en el estudio se estaba cocinando un trabajo que intentaba ir un poco más allá, con arreglos orquestales y la guitarra de Vince Melouney, que acababa de mudarse a Inglaterra desde Sidney y Maurice le invitó a unirse al grupo. Su primer concierto fue respaldando a «anticuados» como Fats Domino y Gerry & The Peacemakers. Para la ocasión y porque no tenían nada propio bien ensayado aún, tocaron canciones como como «Dizzy Miss Lizzy» o «Be-Bop-A-Lula», pero el público, formado íntegramente por rockers, les dio la espalda y les tiró huevos.  

Indiferentes al rechazo o al aviso de los medios de que tenían un pie fuera de lo que estaba de moda, en los estudios se fueron perfilando canciones, como «New York Mining Disaster 1941». Stigwood les dijo que a esta no le añadieran ningún arreglo orquestal, que debía sonar tal cual la había escuchado él por primera vez. El tema lo compusieron en los estudios durante un corte de electricidad. En la oscuridad, se imaginaron que eran mineros atrapados en la galería y todo vino rodado. Inicialmente, ellos querían meterle una orquesta completa, conseguir casi un wall of sound de Phil Spector. Pero su mánager les convenció para dejarla solo en unos coros apoyados por la guitarra. 

Esa versión, solo acompañada finalmente por un cello, apareció en single y, cuando presentaron la canción en Top of the Pops, Maurice conoció a Lulu, con quien luego se casaría. El 15 de abril, el NME reseñó que la canción tenía «unas armonías fascinantes, acompañadas por un cello y una letra que te mantiene pegado al altavoz». A finales de mes, Atlantic Records ya había comprado sus derechos para los próximos cinco años por un cuarto de millón de dólares. Fue lo que se dice llegar y besar el santo. 

En las sesiones del estudio fueron surgiendo canciones improvisadas, pergeñadas días antes en la casa que compartían, con una facilidad pasmosa. «Every Christian Lion Hearted Man Will Show You» la hicieron solo porque venía a verles al estudio Brian Epstein y quisieron mostrarle cómo trabajaban. La canción que hicieron esa mañana sobre a marcha es para mí el mejor corte del que iba a ser su primer álbum un par de meses después —si ignoramos la etapa australiana—. Es, de hecho, la versión que nunca hicieron Type O Negative, pero les hubiera encajado como un guante con esos cantos gregorianos. 

En un Mojo de 2001 venía que Maurice había conocido esos días a Lennon en el Speakeasy londinense, que se lo había presentado Pete Towsend, y le enseñó a tocar el melotrón. Sea como fuere, Maurice cogió el melotrón y Barry la guitarra y, ante la mirada del mánager de los Beatles, la compusieron y la grabaron de una sola toma. Fue una canción instantánea. La letra venía de una visita de Barry a Roma. En sus palabras: «Me gustó visitar Roma porque me interesa mucho la historia, era lo único que se me daba bien en el colegio. Pero dejé la escuela a los trece años, no sé ni siquiera lo que significa dividir. No tengo educación, soy el primero en reconocerlo». 

Era tan bueno su material que les supuso su primer escándalo. La revista Disc & Music Echo publicó que existían sospechas de que «New York Mining Disaster 1941» la hubiesen escrito los Beatles, que ya habían firmado canciones de otros artistas con seudónimo. Robin contestó que llevaban escribiendo canciones desde los diez años, mucho antes de que los Beatles se subieran por primera vez a un escenario. Sin embargo, ese parecido con los Beatles fue lo que hizo que el single echase humo en Estados Unidos. Lo que no quita que en una ocasión, en la revista Go!, Robin contara que se deprimió después de que en Pasadena un grupo de chavales le preguntase si estaba Paul McCartney detrás de «In My Own Time». Para muchos fans eran más Beatles que los propios Beatles. 

Desde entonces, en todas las entrevistas trataban de dejar claros dos conceptos: no les gustaba que les comparasen con los Beatles y que ellos no eran australianos. Aunque hubieran vivido allí, eran ingleses como el que más. Marcaban distancias con las antípodas. Eran de Douglas, en la isla de Man. Aunque emigrasen a los diez años, siempre habían soñado con volver a Gran Bretaña a ganarse la vida con sus canciones. «Cuando nos subimos al barco ni siquiera sabíamos dónde estaba Australia», dijo Robin en una ocasión. 

En realidad daba igual, el single se estaba vendiendo ya por decenas de miles y las dudas sobre ellos solo reflejaban que estaban teniendo éxito. Sobre los que fracasan nadie hace conjeturas, lanza sospechas o menosprecia con actitud esnob. Para esa fecha, ya había cola de artistas que querían conseguir canciones de los Bee Gees. Se habla de Boby Darin, Cyrkle, Sounds Incorporated, Dave Berry, Tremeloes, Oscar y Tony Rivers, pero hubo una petición que destaca por encima de todas, la de Otis Redding. 

El tema que prepararon para él fue su canción inmortal: «To Love Somebody». Stigwood le había pedido a Barry que escribiera una canción pensando en él, un regalo. En el aludido ejemplar de Mojo el Bee Gee explicó que lo hizo para Otis, pero estaba dedicada a su mánager. «No era por una atracción homosexual, sino la tremenda admiración que sentía por él». Al fin y al cabo, los había recogido de un barco y llevado a primera línea de la fama en pocas semanas. Otis, desgraciadamente, no pudo grabarla porque el 10 de diciembre de 1967 murió en un accidente de avión junto a todo su grupo menos Ben Cauley. Hubo otra demo que se quedó en el tintero para Redding, «End of My Song», ahora pasto de bonus para coleccionistas. 

Lo curioso es que «To Love Somebody» funcionó en Estados Unidos, pero no en Inglaterra. Hay varias hipótesis, se ha dicho que era demasiado afroamericana para el mercado británico. Todo lo contrario que ocurrió con «Massachusetts», que fue directa al número uno en Gran Bretaña, aunque se la guardaron para el siguiente disco, el segundo. Vaya usted a saber por qué una sí funcionó y la otra no. Lo cierto es que esa tarde estuvieron inspirados en el estudio, en esa misma sesión también registraron «Holiday», otra de las joyas de plástico y de su carrera, ya que nunca la abandonaron en sus directos, y «Close Another Door», que cerraría el álbum con una letra sobre un anciano en una residencia. Tema desgraciadamente de actualidad en la España actual. 

Otra canción ultimada por esas fechas fue «I Can’t See Nobody», que hacía referencia a sus giras cuando actuaban por Australia. Su hermana bailaba con culebras y estaba en el espectáculo con ellos y otras bailarinas. A la hora de cambiarse, iban todos al mismo vestuario, los chicos adolescentes y las mujeres. De ahí la simpática letra.  

El LP apareció finalmente el 8 de agosto con un single de apoyo con «Craise Finton Kirk Royal Academy of Arts». Por esas fechas, Vince y el batería Colin recibieron una carta de Inmigración invitándoles a abandonar el país. La prueba de que ya habían adquirido relevancia fue que hubo manifestaciones de fans exigiendo al gobierno que no los deportase. 

El 30 de julio, el New York Times le había dedicado una página entera al lanzamiento escrita por Richard Goldstein que fue reproducida como publicidad en Billboard y Cash Box. Decía que inicialmente aquello no parecía otra cosa que unos Beatles travestidos, no en vano, venían de la mano de Epstein. Unos imitadores, pero con nivel. «New York Mining Disaster» decía que era una digna sucesora de «Eleanor Rigby». No obstante, con el elepé, se veía que la propuesta tenía solidez suficiente, al fin y al cabo, los Beatles habían influenciado a todo el mundo y ellos habían logrado salirse de los clichés. «Los fans del pop a veces confunden novedad con calidad, el primer disco de los Bee Gees es una de esas raras ocasiones en las que ambas coinciden». Había que situarse, «La revolución del rock ya es historia, los Bee Gees son sus hijos». Porque este elepé era complejo y de calidad, «una locura ecléctica y críptica (… ) música para escuchar en profundidad». 

El triunfo fue absoluto. Con dieciocho años eran millonarios y se pusieron a coleccionar Rolls, como el gurú hindú Bhagwan. Sin embargo, tomaron una decisión contracorriente. No se metieron en política. Sus canciones de amor eludían los temas sociales y el compromiso ideológico. Al no seguir nunca esa línea, su pop melodramático y millonario se convirtió en un blanco fácil de la crítica especializada. La balada se consideraba algo decadente en los años más serios de la revolución juvenil. Al sacar su segundo elepé, Horizontal, la Rolling Stone marcó el camino de la crítica durante los siguientes años. Era un número de 12 de diciembre de 1968 y decía: «Comprender a los Bee Gees es comprender todo lo que es banal, sin gracia y trillado».

La verdad es que sus siguientes trabajos tras 1st no tuvieron su fuerza y el grupo se fue apagando, con idas y venidas de sus miembros en ataquitos de ego, hasta la resurrección en la explosión disco. Sin embargo, las catorce canciones que metieron en ese primer disco, grabado en pocas semanas, insisto, podrían ser el recopilatorio de diez años de carrera de cualquier otro grupo con nombre más prestigioso. El brillante recopilatorio, mejor dicho. 1st fue una exhibición de talento de tal calibre que los Bee Gees podrían haber dejado ahí su carrera y su dimensión sería la misma. Es un disco que hay que tener.

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24 Comentarios

  1. Hola muy buenas, hay algo que no es cierto en este artículo. Bee Gees no es un nombre que se derive de las iniciales del hermano mayor Barry Gibb. El nombre les fue puesto por su primer manager que se llamaba Bill Gates (como el multimillonario), en el despacho estaban el , la madre de los Bee Gees, Barbara Gibb, el hermano mayor Barry Gibb, y junto con el ayudante Bill Godes….Bill Gates dijo que habia tantas BGs en la sala que deberían llamarse así…y así se llamaron. Esa es la historia real.

  2. Bernardo Jose Peregrina Martin

    Buena,critica de un grupo que como ningún otro se reinvento hasta el infinito…..
    Quizás eso fue lo más lacerante ante tanto critico frustrado,incapaz de haber hecho ni una de sus canciones.

  3. El Hombre Sentimental

    Pues aquí va una tercera versión, creo que más sencilla y por lo mismo quizá más veraz: a mi me contaron una vez que el nombre Bee Gees venía efectivamente de las iniciales BG, pero como abreviatura, simplemente, de los “Hermanos Gibb” (Brothers Gibb). En todo caso: buen artículo, don Álvaro. Me encanta esa época de los Bee Gees.

    • La teoría de l artie de las B Ges coincidentes en el despacho es la correcta. La de Hermanos Gibb, en todo caso hubiera sido GeeBees de Gibb Brothers

      • El Hombre Sentimental

        Ah, no sé cuál es la versión correcta. Pero en cuanto a lo que vd. me comenta, en inglés se puede utilizar indistintamente “brothers X” o “X brothers”. Por eso, por ponerle un ejemplo, las sucesivas traducciones al inglés de “Los hermanos Karamazov” se han titulado tanto “The Brothers Karamazov” como “The Karamazov Brothers”.

  4. Muy lindo artículo. Yo por mi parte los conocí en su etapa más « comercial », y cuál no sería mi sorpresa cuando descubrí que tenían canciones como « to love somebody », con versiones, nada menos que de Janis Joplin y de Nina Simone. Que se dice pronto. Las recomiendo mucho. Hace un tiempo me dedique a escuchar todas las versiones de esa canción que pude encontrar, y la de Simone es mi favorita. Para variar un poco, no tenía ninguna teoría sobre el nombre del grupo.

  5. Es curioso lo que ocurrió con este grupo: llegar a lo más alto de lo más alto… Y hoy terminar casi olvidados. Me dirán que les pasó a muchos, pero no todos han tenido siempre un núcleo duro de seguidores que impide terminar de pasar página. El autor es parte de eese núcleo, seguro. Pero no esperaba tantos comentarios y hasta un pequeño debate sobre el origen del nombre. Algo tendrán más allá del motejo de tantos críticos, seguro.

  6. Gracias por este artículo.Rescate necesario de un gran disco!

  7. “La verdad es que sus siguientes trabajos tras 1st no tuvieron su fuerza y el grupo se fue apagando…”

    En mi cuñada opinión “Odessa” está, como mínimo, a la altura de ”1st”: Melody Fair, First of May, Lamplight o la propia Odesa…ufff, cremita

  8. Billy_Hunt

    Con doce años cayó en mi mano un disco, una cassette para ser exactos, de los BGs. Eran todas sus canciones tipo disco y melosas, tragedy, more than a woman, staying alive etc how deep is your love!…. madre mia, no paraba de escucharlos, tenia a mis padres quemados porque lo ponia constantemente en el coche, a todas horas y fueramos a donde fueramos, viajes de 4 o 5 horas non stop. Al poco tiempo me empezaron a interesar otras musicas, el punk, el post punk, el revival mod, más tarde el britpop etc etc. Ahora consumo casi de todo, de todo lo que tenga guitarras electricas, bajos y baterias de verdad….
    Pero siempre, siempre, siempre que escucho aquellas canciones me emociono y me pngo a cantarlas como una loca , y mi mujer lo flipa, no le cuadran con mis gustos musicales .
    Los BGs son muy grandes, a pesar de la crítica.

  9. Constantino

    Sinceramente, con los Bee Gees me sucede como con David Bowie. Hay que ver la cantidad de discos que publicaron y, sin embargo, nunca llegaron a saber cantar. Sus voces eran como para salir corriendo y no parar, como para mear y no echar gota. Aparte que los españoles no los entendíamos y cuando, por fin, traducimos sus mierdas, nos damos cuenta de que tampoco perdíamos nada por no entenderlas. Por fortuna, la música «pop» es un fenómeno «teen» y en cuanto esta clase de plasta se acerca a las 30 castañas, dejan de caer simpáticos a su generación y no pueden conectar ya con un público 15 años más joven que ellos. Huelen ya a naftalina. Después, la vejez, enfermedad y muerte van limpiando el ambiente y ya nadie vuelve a acordarse de su existencia… ni de nosotros. Yo viví aquellos tiempos y he de reconocer que prefería ABBA, sobre todo por la rubia macizorra. Estaba buena y a esa sí que no le hubiera recomendado un profesor de canto.

    • Billy_Hunt

      El que dijo eso de que si no tienes algo agradable que decir es mejor callar, se quedó corto. Si no se tiene un mínimo de sensibilidad o nada inteligente que aportar, mejor callar, no vaya a ser que la gente se de cuenta de lo poco eres cuando pretendes ser mucho.

    • Hay que ser muy borde para soltar eso de «afortunadamente la vejez y la enfermedad van limpiando el ambiente». Si a ti te llegan, entonces sí que el ambiente se purificará, y mucho.
      Lástima que no leerá este comentario, ya pasados casi 3 años y medio desde que el autor escribió este, en líneas generales, magnífico artículo.

      No le llegará la enfermedad porque, afortunadamente para LA GENTUZA, los tumores y otras gravísimas enfermedades NO SUELEN afectar a la gentuza. Y si les llega, se curan por completo. O duran más que nadie, con lo que en efecto el «ambiente» tarda más en «limpiarse». El tumor le dice al médico «ostia doctor sáqueme de aquí dónde me he metido».

      Por otro lado , y ya ciñéndonos a términos de música, hay que ser realmente lerdo para decir que los Bee Gees no sabían cantar. Yo creo que este tal Constantino (nombre de emperador, en su caso de la subnormalidad profunda, nada que ver con la brillantez y dotes de gran estadista de Constantino El Grande, en el siglo IV) debe oír por el ojete, y de ahí que tache de mierda a lo que no es sino su propia mierda constantinil.

      Parece un poco un crítico musical, que el 90% o más no son sino pobres proyectos de cantantes frustrados (y frustrados con razón dada su escasez de talento, en proporción inversa a su resentimiento).

      Lo único positivo de su comentario es lo de la rubia de ABBA, Agnetha (apellido Falkastog o algo así de impronunciable) , en efecto muy macizorra y guapa.
      Por cierto que Abba tuvo como maestros de ceremonias a los Bee Gees en su entrada en un importante (lástima que se me haya olvidado el nombre) Salón de la fama o algo parecido.Y cantaron en varias ocasiones con los Bee Gees. Vamos, que la macizorra no comparte en absoluto el dudoso y ojetero gusto musical de est tal Constantinoplo.

      En fin, que este Constantino existe porque en esta viña del Señor tiene que haber «de tó», como en botica.

  10. Gracias, muy buen disco. Creo que nunca me hubiese parado a escucharloeste si no hubiera leído este artículo. Conozco las dos versiones que hace Nina Simone de canciones de este disco y confieso que me llevé una sorpresa cuando vi por quienes estaban firmadas.

  11. Sergio Mohs Vargas

    Saludos a todos…Los Bee Gees es uno de esos grupos musicales que amas hasta el éxtasis o odias hasta la muerte. Yo me encuentro en el primer grupo y considero que su trayectoria musical en sí misma, es uno de los grandes fenómenos de la música. Su evolución por muchos géneros musicales habla de la calidad intrínseca de sus integrantes, que consiguieron armonías tan limpias y bellas como las de los Beach Boys.
    Si bien es cierto 1st es un disco brillante, me quedo más con los de su era disco-pop, por ejemplo: Main Course y Children of The World, en los cuales alcanzaron su máximo potencial, creativa y musicalmente hablando. Su carrera musical fue un verdadero «Rollercoaster», con alturas inimaginables y descensos hasta el puro infierno.

  12. JESÚS HERNÁNDEZ LEON

    Hay un disco llamado Bee -Gees 3 ist que es exquisito. Despues ODESSA ( el.sgto peppers del grupo ) y finalmente CUNCUMBER CASTLE , otro disco inconmesurable

  13. Lupita sanchez

    Si no les interesara bee gees no estarían comentando, yo en lo personal cuando algo no me gusta lo ignoro

  14. El artículo de Álvaro Corazón Rural (que no sé si es nombre real o «artístico», pseudónimo pues, porque tela con la combinación de apellidos, que no es por otro lado la peor ni mucho menos, leídas otras combinaciones de apellidos y hasta con el nombre que son realmente curiosas, generalmente para mal) es BASTANTE MEJOR TÍO que otros que has escrito sobre los más variados temas, entre ellos deportivos. Recuerdo haberte leído (no he podido terminar porque creo que eres de los que escribe epistolones bastante infumables por eso, porque te acabas perdiendo en una farragosidad que de modo natural te «expulsa» del artículo, casi como mecanismo de defensa) artículos sobre temática futbolística y de baloncesto (o de una o de la otra sólo),y empiezas bien, muy bien porque es OBVIO QUE DOMINAR, DOMINAS. Y HASTA APORTAS a los que sabemos mucho pero nos quedamos algo ortos en comparación contigo que, probablemente, habrás tirado no poco además de Google y de la Wiki. Yo en cambio lo tengo todo en mi privilegiada memoria, disco duro como pocos. El Servicio de Documentación SOY YO (una putada, el Rey Sol Luis XIV se me «adelantó, 1643-1715). Tengo 50 años y tú tendrás los mismos o como mucho, 40.

    Todo esto viene a colación de que, CUANDO REALMENTE ESCRIBES UN GRAN ARTÍCULO Y ENGANCHAS, VAS Y TE QUEDAS CORTO. Porque podrías haber escrito un poco más visto que es tu mejor campo y puede que con diferencia, el musical. Por supuesto, mucho mejor una longitud como esta, adecuada, que un tostonazo como los habituales, más largos que un día sin pan.

    A ver si poco a poco vas atinando tb con la extensión. Lo acabarías bordando.

  15. Pues a mí, además de todos esos mayestáticos temas y canciones que habéis comentado tanto vosotros como el autor, Álvaro, me gustan mucho los últimos discos que lanzaron, ya a fines de los años 80 y en los 90.

    Como ha dicho Jesús en su gran comentario, en efecto es un grupo de los que amas hasta el éxtasis (mi caso tb), u odias hasta la muerte. Aunque tanto no creo (salvo los zoquetes irreversibles irredentos, que los hay, y no pocos… ahí arriba mismo hay uno de rango imperial incluso), además, conozco gente que estaba en el segundo grupo y tras razonar y madurar un poco y dejarse de simplismos ha pasado a respetarlos y valorarlos mucho, cuando no a entrar en el primer grupo. Y que su dominio de los diferentes géneros musicales acredita, ciertamente, su «calidad intrínseca». Esto es indudable para cualquiera que tenga un mínimo de oído y sensibilidad musical en el orejo.

    Para mí el ESP de 1987 con Warner es una maravilla que en efecto demuestra el todotorrenismo de los Bee Gees, evidentemente han pasado a la historia por su excelencia insuperable en música disco y pop (popularizada además por la excelente Saturday Night Fever de John Travolta). La canción que da nombre al álbum, E.S.P, es una obra maestra, y tb el resto de canciones rayan a una altura extraordinaria.

    Size isn`t everything de 1993 es tb impresionante. For whom the bell tolls es otra obra maestra ( y no es la única de ese álbum). Lamentablemente, ni siquiera Álvaro se digna a mencionar los últimos excelentes trabajos de los Bee Gees, más allá de su mayor o menor éxito comercial que si bien no fue desde luego rutilante, tampoco fue escaso. De hecho, su consideración como reyes de la música disco jugó aquí paradójicamente en su contra, pues eclipsó su inmenso talento tb en otros géneros y por eso tanta gente (el autor incluido) infravalora estos álbumes, denotando una actitud injusta y un tanto, con perdón, palurda.

    Y el último álbum, de 1997, Still Waters, tb lo es. Una pasada , en especial su Alone, con ese delicioso y magníficamente sincronizado coro de gaitas.

    Está muy bien, y de hecho es imprescindible por supuesto, y obligado por tanto, citar el inmortal 1st y su New York Mining Disaster a la cabeza. Es más, resulta obvio que son temazos y discos más importantes que lso que yo he mencionado. Pero eso no significa que estos últimos deban caer en el olvido y no merezcan ni un alínea por parte de los exégetas.

    Mal pues ahí, Álvaro from village heart. Suena casi a Brave Heart y hasta a King Richard Lion Heart, el mitificado Corazón de León y de ahí su versión chocolatera de melóooon melón melóooon po rrom pom poooom.

    En inglés tus apellidos sí suenan bien tío (o tu pseudónimo, lo que sea).

    Salute for everybody salvo al que escucha música por el ojete. Si no la desea para otros, porque se la vas a desear tú.

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  17. Migue Ayala

    Hola.
    Lo único que ensucia tu artículo es lo que dices al final

    «1st fue una exhibición de talento de tal calibre que los Bee Gees podrían haber dejado ahí su carrera y su dimensión sería la misma.»

    Lo dices como si todo lo que hicieron después no aportara nada o no tuviera ningún valor musical. Se nota que realmente no sabes nada de los Bee Gees y por consiguiente de la música en general.

    Saludos, apreciable pseudocritico de la música.

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