Sociedad

Porno blando, eurodramas, plagios triunfales e IA 

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Loreen, ganadora de Eurovisión 2023. Imagen RTVE. porno

Esto no es un artículo (ni un homenaje a Magritte), sino un desordenado conjunto de piezas de rompecabezas con las que cada cual, si quiere y puede, tendrá que componer una imagen de nuestra desquiciada cultura mediática. O varias.

Todos los años me obligo a ver el Festival de Eurovisión, una celebración del exceso y del artificio que me repele y me fascina a la vez (debo de ser una de las pocas personas que vieron la primera edición, en 1956, y han visto la última). Y aunque los mecanismos de defensa del cerebro —junto con lo avanzado de la hora de emisión— me inducen a dormirme ante la avalancha de agresiones éticas y estéticas, entre cabezada y cabezada consigo ver buena parte del espectáculo. Agresiones que pueden llegar a ser tan duras como la sonrojante representación española de la edición pasada (el hecho de que «SloMo» se clasificara en segundo lugar dice muy poco en favor de Europa; la única posible circunstancia atenuante de quienes la votaron es que no entendieran la letra).

Porno blando

Como ya he señalado recientemente en estas mismas páginas (cf. «Crítica de la razón puta: el estigma y el pánico»), resulta paradójico que nos perturben tanto los servicios sexuales tangibles al tiempo que aceptamos los intangibles con naturalidad, cuando no con entusiasmo. ¿Acaso las presentadoras sexis que se exhiben generosamente en las cadenas de televisión más respetables, por no hablar de las divas del pop, no se ganan la vida explotando su potencial erótico, excitando la libido del público y fomentando el tópico de la mujer objeto? La conocida consigna feminista «La pornografía es la teoría y la violación es la práctica» no dejaría de ser válida sustituyendo «pornografía» por «reguetón» o «videoclips», pues lo que se pierde en intensidad se gana en extensión. ¿Por qué se demoniza a las trabajadoras sexuales a la vez que se diviniza a las estrellas del pop?  

En el Festival de Eurovisión —como en otros certámenes musicales, pero con especial estridencia y desmesura— se juntan, y aun se revuelven, el porno blando, las buenas canciones e interpretaciones (siempre hay alguna), las reivindicaciones feministas y LGTB+, la trans e interculturalidad, el desmadre (a veces saludable y otras no tanto), el esperpento… Y los dramas periféricos, cuya recurrencia ha dado origen al término «eurodrama».

Eurodramas

Los eurodramas suelen estar relacionados con los criterios de selección (aún no se han apagado los ecos del escándalo ChanelRigoberta) y las acusaciones de plagio. De hecho, el desencadenante de este apresurado no-artículo ha sido mi perplejidad ante el despropósito de que la ganadora de la última edición —Loreen, con «Tatoo»— haya sido acusada de plagio por una vaga semejanza en los compases iniciales, mientras que el poco dudoso plagio del segundo clasificado —Käärijä, con «Cha Cha Cha» haya pasado prácticamente inadvertido.

Plagios triunfales

Lo que nos lleva a otra pieza de este desordenado —pero es lo suyo— rompecabezas: ¿por qué algunos plagios flagrantes no solo quedan impunes, sino que ni siquiera son percibidos como tales? Una primera respuesta podría ser: porque tienen éxito, lo que nos llevaría a una segunda pregunta: ¿por qué el éxito nos deslumbra hasta el punto de no dejarnos ver lo que hay detrás (o incluso al lado)? A continuación echaré mano una vez más del socorrido recurso de la autocita para recordar algunos ejemplos a los que ya me he referido en estas mismas páginas (cf. «La gorra de Sherlock Holmes»):

Al parecer, a Sherlock Holmes le basta con ponerse una extravagante gorra cervadora para que nos olvidemos de que es una copia descarada del Auguste Dupin de Edgar Allan Poe. Se ha dicho que Conan Doyle le robó El perro de Baskerville, su novela más famosa, a su amigo Fletcher Robinson; pero se suele pasar de puntillas sobre el otro plagio, el evidente y fundamental, diciendo, a lo sumo, que Holmes se inspira en Dupin o le rinde homenaje, cuando lo cierto es que lo copia en todos sus detalles significativos, y basta con leer La carta robada para darse cuenta de que los procesos deductivos del primero —a menudo traídos por los pelos— son un remedo de los sutiles y consistentes razonamientos del segundo. Pero los devotos de Holmes, como los de todos los cultos, se niegan a ver lo evidente, pues en eso consiste la devoción. No en vano a los novicios de los jesuitas se les advertía: «Si tu superior afirma que es de noche, tienes que creerlo, aunque veas brillar el sol». Decirle a un holmesiano —y se cuentan por millones— que Sherlock Holmes es una mala copia de Auguste Dupin (o incluso una buena) es tan inútil —o peligroso— como decirle a un musulmán que el islam es una adaptación coyuntural del judeocristianismo.

En el ámbito de la mal llamada literatura infantil hay un caso similar: el popular Guillermo Brown de Richmal Crompton es un clon británico del Penrod de Booth Tarkington (el protagonista de la novela De la piel del diablo); pero casi nadie parece darse cuenta o concederle importancia. Tanto en este caso como en el anterior, los imitados son grandes escritores y los imitadores no, y ambas imitaciones han alcanzado una popularidad muy superior a la de sus excelentes modelos. ¿Por qué?

Pero tal vez el caso más notable de fagocitación del modelo original por su imitación sea el de Mickey Mouse. Desde el punto de vista gráfico, Mickey es una versión ratonil del conejo Oswald, que a su vez es una versión conejil del gato Félix, creado hace cien años por Otto Messmer y/o Pat Sullivan (la progenitura es dudosa); una versión tan próxima al original que resulta difícil no hablar de plagio. Y mientras que el genial gato Félix solo sigue vivo en la memoria de algunos especialistas y nostálgicos del cine mudo, su clon ratonil se ha convertido en uno de los personajes de ficción más populares de todos los tiempos. «El gato engendró a un ratón que acabó devorándolo», podría ser el titular de la historia.

IA

En un relato de ciencia ficción de los años setenta, un prófugo extraterrestre, haciéndose pasar por Papá Noel, le regala a una huerfanita un muñeco robot tan inteligente y poderoso que, en su afán por complacer a la niña, acaba transformando el mundo. Cuando un gobernante del planeta de origen del robot lo acusa de haber interferido en el desarrollo de una especie primitiva (la nuestra), él replica que no ha hecho más que seguir las instrucciones recibidas, pues convertir la Tierra en un lugar agradable era la única manera de hacer feliz a la niña. «Así que la implacable lógica de las máquinas inteligentes nos priva de la posibilidad de ser contradictorios», dice el gobernante al final de la historia, y el robot responde: «De lo que os priva es de la posibilidad de autoengañaros».

Dentro de nada habrá —ya podría haberlos— programas informáticos que revelarán de forma instantánea en qué medida y de qué manera una obra, del tipo que sea, es deudora de obras preexistentes (e incluso adjudicarán un OQ: cociente de originalidad). Dicho de otro modo: dispondremos de implacables «plagiómetros» que no solo obligarán a replantear todo lo relativo a la propiedad intelectual, sino que transformarán radicalmente el concepto mismo de autoría.

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41 Comentarios

  1. «El horror, el horror…». ‘El corazón de las tinieblas’, Joseph Conrad

  2. Hola, Carlo
    El año pasado había dos propuestas muy golosas para el progrerío, lo de la teta de Rigoberta y lo de las gallegas. Lo de la teta era muy ramplón y lo de las gallegas directamente insufrible (hace cuarenta años era de los poquitos en mi tierra que compraba cintas de Milladoiro, prejuicio contra la buena música folk gallega ninguno).
    El reguetón o perreo o lo que sea de Chanel tiene el problema de que no recibió el nihil obstat de gente como Belarra, Montero o Pam porque había otras prioridades bandinianas o gallegas/etnicistas; evidentemente, no me refiero a personas como tú, con criterio propio. Si Chanel hubiera soltado el correspondiente mantra progre, no hubiera escandalizado tanto (a los escandalizables podemoides).
    Saludos.

    • Vaya sarta de imbecilidades.

      • Las imbecilidades las vi en los débiles que se guían por ese tipo de criterios políticos e ideológicos para juzgar unas musiquillas. Que se metían en redes para insultarse y hacían de esta banalidad un asunto político. Si usted no lo vio, yo sí.

        • Jose Antonio.

          Pues si, lo suscribo. Vaya sarta de imbecilidades has soltado.

          • Otro listo que no se entera de lo que no se quiere enterar.
            He descrito algo que ha ocurrido.
            Aunque, claro, no se entera porque formaba parte de aquellos débiles.

    • Como verás, pese a mi profundo rechazo de la estética toreril y del porno blando, me centro en la letra de la canción: me parece vergonzoso que se elija un texto así para representar oficialmente a un país. Yo también tengo algún CD de Milladoiro (Quinta das Lágrimas, Ortigueira…). Elles sí nos representan.

      • Creo que le das demasiada importancia a la letra, además eso de que representa a un país… ¿En qué términos?
        Es un negocio, un espectáculo y yo no me veo comprometido en absoluto.
        Si la música es buena y la interpretación talentosa, yo no tengo ningún problema en que la letra de la canción que «me representa» sea dudua dabadú.

        • Duduá dadabú -como la la la- es ruido, no pasa nada. Pero, como dice Aleixandre en uno de sus más bellos poemas de amor, las palabras significan, y las palabras de SloMo son ofensivas para las mujeres (y de rebote también para los hombres). De modo que, sí, tenemos un problema. En sí mismo no es muy grave, pero como síntoma es alarmante.

          • Tengo que confesar que no conozco la letra o, si la conocí, ya no la recuerdo, no he prestado la más mínima atención. Si me cruzo con ella y me acuerdo, estaré atento a ver si yo también la veo como síntoma preocupante o no.
            En cualquier caso, vuelvo al principio, algunos montaron un jaleo censor (y/o un cuestionamiento del triunfo de la canción en la fase de selección), no solo porque la letra sea ofensiva (supuestamente), sino porque no era lo suficientemente comprometida frente al «progresismo» de Bandini o al «etnicismo» de las gallegas.
            Porque aquí es eso lo que más me preocupa, lo sueltos que están algunos para censurar todo aquello que no comparten o embarrar políticamente absolutamente todo, hasta lo más banal. Y no me refiero a ti, reitero, me refiero al ambiente general y a los populismos de izquierda y derecha más en concreto.

            • Frabetti

              Plenamente de acuerdo. Dándole la vuelta al viejo refrán, lo descortés no quita lo cobarde (ni lo oportunista).

      • Como díria Eudald Carbonell, los competentes no compiten, ayudan. Me sorprende su «canto» al nacionalismo, aunque sea «soft». ¿Un texto para representar a un país?. Una canción de Eurovisión!!! Le recuerdo que Abba, ganó cantando en inglés, una gran representación de Suecia, Netta, cantó en inglés y ganó representando a Israel. Sigo?

        • No expreso mi criterio personal sobre la «representación», sino lo que nos venden como tal. ¿Qué me dices de los equipos de fútbol, con los que tanta gente se identifica, aunque en sus filas haya una mayoría de extranjeros y mercenarios que pasan de un club a otro por intereses puramente económicos?

  3. ¿Hay un número de combinaciones tan grande como para poder seguir componiendo cosas nuevas?

    • Según lo que entendamos por «Cosas nuevas». Las estructuras lineales básicas, tanto en narrativa como en música, seguramente están agotadas (esa es una de las razones de que se busquen fórmulas no lineales), tan agotadas como la rima en poesía. Las combinaciones sujeto-verbo-predicado con sentido y no-equivalentes son del orden de los millones (muchas a escala individual, pero es que llevamos mucho tiempo contando/cantando historias). Aun así, hay mucho margen para recombinar. Y la memoria es débil.

      • Der Herumtreiber

        En lo relativo a la forma, el esquema sujeto-verbo-predicado es aristotélico. Fue una manera inteligente de comprender la lengua. Leibniz, un pionero, fue bastante más allá. Frege y Saussure, cada uno en su propio ámbito, sin haber leído a Leibniz (probablemente) reinventaron la manera de superar la gramática aristotélica.
        Y en lo referente al contenido, el arte es limitado. La vida no. Dejo un ejemplo que, de paso sirva para explicar la conducta de los más homofóbicos de nuestros semejantes:
        http://tinyurl.com/viajedecaza
        Habiendo en internet cosas como ésta no sé cómo a EuroOT le queda algún espectador inteligente. La soledad o la inercia, supongo.

        • Frabetti

          Para bien o para mal, la vida también es limitada, como la gramática y el arte, como los nombres, los verbos y los predicados, por más que nos guste pensar lo contrario. En internet hay auténticos tesoros, sí, pero no siempre es fácil encontrarlos. Uno de los primeros encargos que pienso hacerle a mi asistente virtual, cuando esté operativo, es el de navegar por el ciberespacio en busca y criba de los contenidos más interesantes. Y no hay más remedio que ver Eurovisión de vez en cuando, y cosas aún peores, para saber en qué mundo vivimos.

          • Der Herumtreiber

            Supongo que me he explicado mal. Voy a enfocarlo de otro modo. Cuando vayas a una fiesta y sólo encuentres idiotas, pregúntate cómo es que te han invitado y por qué asististe. La soledad es un plus para asistir. Una casa vacía puede motivar a juntarte con un grupo con el que ni tienes ni desearías tener nada en común… pero hay demasiadas cosas de interés en sí que, normalmente, ni siquiera han sido traducidas. He hallado una página completamente pirata en donde suben cómics en su lengua materna que jamás hallaré en español. En este momento estoy traduciendo uno de Riad Sattouf, » Les Pauvres aventures de Jérémie», lo que me satisface bastante más que acudir a una de esas fiestas. Me agrada este cómic. Un producto cultural es bueno cuando no es una mera mercancía, es decir, cuando inspira a emular el arte que contiene. Leyendo a Sattouf me arrepiento de no haber seguido más con las clases de dibujo artístico y haber apostado todo por el dibujo técnico. Te abres a la cultura en la medida en que te arrepientes de las decisiones que tomaste en tu vida y desearías haberte orientado hacia otras metas. Hallas algo valioso en lo no elegido, algo que ignoraste en su día. No creo que yo experimentase algo así mirando EuroOT. Supongo que para ti habrá sido una prueba de resistencia, pues por lo que cuentas asistes a ver ese espectáculo con cabreo. No dices lamentas no haber cantado o compuesto música, sino que señalas lo ofensivo que te resultan las letras, etc. Es decir, que te hace perseverar en la decisión ya tomada de dedicar tu tiempo a la crítica, es decir, en acorazarte dentro de tu concha. Esa actividad negativa no está auténticamente inspirada. Refuerza tu ego mediante el descontento, pero no te libera de ti mismo. Una vez vi interpretar a un Arturo Benedetti Michelangelli ya en abierta decadencia una sonata de Chopin (nº2 en Bb) que hasta entonces para mí había sido intrascendente. Me hizo llorar. Interrumpió el curso de mi vida y salí de la sala, pues me di cuenta de que no conseguiría sofocar un llanto incontenible. No sé por qué, pero lo que sí sé es que lamenté profundamente no haber aprovechado más las clases de piano a las que en su día acudí por contentar a mis padres. Benedetti desplegaba un espectáculo cultural, no porque interpretara música clásica, sino porque conseguía que te abrieras a algo que desconocido y experimentases sentimientos de finitud, no de mala hostia. ¿Crees que alguna vez hallarás algo así en EuroOT?

            • La probabilidad de encontrar algo así en EuroOT es bajísima, prácticamente nula. Pero encuentro otras cosas: claves para comprender cómo funciona el circo mediático-cultural. Y el mero hecho de ver -y oír- cosas que ni siquiera sospechaba que pudieran existir pone en marcha procesos mentales. ¿Que hay mejores formas de aprovechar el tiempo? No me cabe la menor duda. El aprovechamiento óptimo del tiempo (la imposibilidad de lograrlo) es una de las principales causas de angustia, como nos repiten los existencialistas. Hagas lo que hagas, casi siempre podrías estar haciendo algo más grato o más provechoso. Y en los escasos momentos en que no es así, en que vives una experiencia «inmejorable», el azar suele jugar un papel importante. No creo que te hayas explicado mal, ni que, básicamente, estemos en desacuerdo; simplemente, no hablábamos de lo mismo.

              • Der Herumtreiber

                Esa noción de optimización parece platónica. El sabio optimiza y porque optimiza, es sabio. He ahí un círculo perfecto. Los demás viven irregularmente: son sonámbulos o van como pollos sin cabeza. El existencialismo hace hincapié más bien en el compromiso. Acepta, eso sí, que cualquier compromiso siempre es tan absurdo como cualquier otro. Al final todos morimos y cualquier afán que dio sentido a la vida fue inútil. No es que yo pretenda la vida eterna, pero ver OT es morir un poco ya en vida, aunque para gustos se hicieron los colores.

  4. ¿Cuál es ese relato de ciencia ficción de los años setenta? El robot Daniel Olivas o así de Asimov contestó en una de sus novelas que las leyes de la robótica le impedían ser contradictorio pero también le libraban de la esclavitud de la indecisión. Ya ni me acuerdo del nombre del robot ni de la novela, pero sí de la incapacidad de la lógica para ser contradictoria.

    • Salió en Nueva Dimensión y se titula Sé bueno con Teresita. A los humanos la lógica estricta no nos impide ser contradictorios, pero sí autoengañarnos: en eso la IA será implacable.

    • Frabetti

      No recuerdo la afirmación robótica que citas. Pero el propio Asimov la rebatió sistemáticamente planteando situaciones en las que decidir es, para un robot, muy difícil, paradójico o imposible. Especialmente interesante, en este sentido, su relato ¿Qué es el hombre?

      • Gracias por el título del relato. Los Nueva Dimensión son de una generación anterior a la mía. Antes los comprábamos en El Rastro de Madrid y ahora se puede descargar el epub. Casi seguro de que la novela de que hablo es «Hacia la Fundación».
        Nueva Dimensión, Carlo Frabetti, si casi riman. De ahí le recordaba.

    • Jose Antonio.

      El nombre del robot es R. Daneel Olivaw

  5. Der Herumtreiber

    Hay productos culturales a los que no me acerco ni con un palo por higiene mental, en particular todos aquellos que llevan la impronta del poder blando estadounidense (como EuroOT).
    En cuanto al plagio… lo cierto es que todo el mundo parte de algo o de alguien, comenzando por la lengua que ninguno de nosotros ha inventado.
    Esquilo, Sófocles o Eurípides emplean los mitos antiguos para exponer los problemas e ideas de su época. Transforman lo que otros crearon, pero en realidad ninguno de ellos inventó mito alguno.
    La originalidad está en pergeñar una nueva manera de disponer elementos que todos puedan reconocer fácilmente. Por desgracia, la política y la religión siempre están ahí, al acecho, para tratar de limitar a cualquiera que intente realizar el libre juego de las ideas. Salvo que el intelectual sea un indiferente (es decir, el tipo de persona que Diógenes buscaba con su farol), o recortará su expresión o se radicalizará perdiendo su equilibrio (o desequilibrio) original.
    Me temo que éste no es el mejor de sus artículos. Hay temas tan superficiales que afectan a cualquier cosa que se pueda decir acerca de ellos.

    • Gracias, DH. No solo no es el mejor de mis artículos, sino que ni siquiera es un artículo, como advierto al principio. En cuanto a los temas superficiales, cuando afectan a millones -o cientos de millones- de personas, hay que intentar analizarlos, aun a riesgo de que nos contaminen.

  6. Se la tienes jurada al pobre Conan Doyle. Porque aprovechar Eurovisión, que hace tiempo se convirtió en un espectáculo friki-reivindicativo, más que en un concurso musical (y ojo que yo no me lo pierdo y me lo paso pipa), para volver a atizarle….

    • El «pobre» Conan Doyle es uno de los autores de más éxito de todos los tiempos, y Sherlock Holmes es el personaje que más veces ha sido llevado al cine y a los medios en general: no se puede hablar de plagios triunfales sin mencionarlo. Aunque debo reconocer que me cae especialmente mal por sus coqueteos con el espiritismo y su apoyo a la política imperialista.

      • Pues el éxito del personaje a algo se deberá, digo yo. Y La carta robada y Los asesinatos de la Rue Morgue son dos relatos extraordinarios y seminales. Pero de ahí a inferir que toooodo el corpus Holmesiano es un plagio, viene a decir que todos los relatos policíacos tipo deductivo, lo son.

        • Todos no, pero muchos sí, por no decir muchísimos. El género policíaco -junto con el rosa- es uno de los que más se prestan a copiar un esquema previo cambiando solo los detalles. Y, sí, el éxito de Sherlock Holmes se debe a que ACD es un narrador sumamente hábil. Imitar está al alcance de cualquiera, pero hacerlo bien requiere talento.

  7. El cuento que citas, «Se bueno con Teresita», lo leí con 15 o 16 años y nunca lo he olvidado. Un abrazo.

  8. Como bien afirma, los cristianos no reconocerán nunca que la mayoría de sus fiestas y ritos, ya se celebraban en el antiguo Egipto. ¿Era un plagio o simplemente adoptaban lo que ya era conocido para que la transición fuera más sencilla y los fieles se identificaran con ritos ya conocidos? Ejemplos, La Trinidad, el 25 de diciembre como nacimiento de Horus (Krishna, etc. En el fondo, el solsticio de invierno). la fiesta de los muertos, la Pascua…

    • Los cristianos más sensatos sí lo reconocen, como reconocen su deuda con el budismo. Por desgracia, los buenos cristianos son tan escasos como abundantes los otros.

  9. De Conan Doyle me fascinó a los once o doce años “El mundo perdido”. Creo que esa obra por sí sola redime al viejo Arthur.

    • De acuerdo (aunque leído con más de 12 años pierde bastante). Y el propio ACD no podía soportar que su éxito se debiera a su producción menos original (por eso intentó matar a Sherlock Holmes, aunque los fans lo obligaron a resucitarlo).

    • Yo leía Sir Tim O’Teo de Raf. Me entretenía a ratos. Blops era un personaje genial. Y Mac Lata.

      • Abel "el bedel"

        Y en burgomaestre, un tapón cargado de genio, una manifestación de que con el macarrín más pequeño siempre has de tener cuidado, pues normalmente es el más cabrón.

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