Cine y TV Encuestas

¿Cuál es la mejor obra de David Fincher?

David Fincher es uno de los grandes representantes de la industria americana: director (no guionista), películas con mucha repercusión, en las que el centro es el entretenimiento. Seguramente muy afín a James Cameron o a Steven Spielberg, se caracteriza por hacer películas resolutivas y, generalmente, bien dirigidas. 

Esto no significa que no tenga un sello personal, porque al ver una película de Fincher sabemos que es una película de Fincher. Algunos de sus rasgos más característicos son que sus protagonistas son mayoritariamente hombres, rodeados de misterio y, casi siempre, también de asesinatos. Sus historias, llenas de crimen y de acción, son trepidantes y es incuestionable que el director domina el género thriller. Uno de los méritos más importantes del cineasta, de hecho, es la influencia que ha ejercido en el género. Su estilo masculino, de acción incesante y con planos imposibles de largos travellings han dejado un poso en muchos thrillers actuales, entre ellos, algunos infames como Sound of Freedom, de Alejandro Gómez Monteverde

Tiene el privilegio de haber colaborado con algunas de las estrellas más importantes de los tiempos modernos. Y algunas de sus películas se han convertido de culto entre sus espectadores.

Con Mank realiza su primer largometraje con Netflix y ahora se ha convertido en uno de los directores estrella de la plataforma. Es justo esta película un cambio de paradigma en temática y en estilo. Con la última de ellas, El asesino, David Fincher vuelve a su género, pero desde una nueva perspectiva, como más tarde analizaremos. 

Aunque normalmente es un sólido director de género, algunos de sus trabajos más recientes han venido a aportar una nueva dirección a su trayectoria. Así que os preguntamos: ¿cuál es la mejor obra de David Fincher?


Alien 3 (1992)

David Fincher

A causa de su dilatada experiencia en el videoclip, David Fincher comenzó a dirigir películas en una saga tan emblemática como la de Alien. Sin embargo, esta tercera entrega no tuvo la recepción que se esperaba, y rápidamente se arrepintió de haberla rodado. Los resultados, artísticos y de taquilla, hicieron que las relaciones entre FOX y el director se rompieran (aunque se reconciliarían más pronto que tarde para hacer El club de la lucha).

Tal vez no se recuerde tanto como las dos predecesoras de la saga, pero sin duda es una película que anticipa muchas de las claves y gestos cinematográficos de su director. 


SE7EN (1995)

David Fincher

Se7en es la primera película en la que Fincher verdaderamente demuestra sus capacidades como director: la ciudad decadente y oscura, en la que siempre llueve, es el escenario de una serie de crímenes adoctrinantes que vienen a castigar lo pecaminoso de nuestra sociedad.

La película juega a demostrar que esa faceta de la humanidad que el asesino en serie pretende castigar sí que es cierta, pero en ningún momento le da la razón, sino que lo retrata como el sádico retorcido que es. 

El retrato del asesino a través de sus crímenes, con los planos detalle de los asesinatos y el tratamiento de los asesinos en serie, una especialidad suya que años más tarde desarrollará en su serie Mindhunter, lo convierte en un cineasta popular tanto en el público como en las críticas. 

Los rasgos más definitorios del cineasta son apreciables ya en Se7en con una ejecución precisa: planos enrevesados, una historia de acción y revelación, violencia fuerte y un asesino frío. El final es uno de los más recordados en la historia del cine moderno por ofrecer una interpretación diferente a la que estamos acostumbrados del gran actor Brad Pitt, y por ser tan sorprendente como grotesco.


The Game (1997)

David Fincher

Entre las muchas virtudes de este cineasta, destaca la enorme capacidad para llevar intrincados hilos narrativos, muy difíciles de hacer verosímiles para cualquier otro director y que, sin embargo, dota de lógica interna en cada una de sus películas.

The Game es un filme sobre un truco de magia, y el filme en sí mismo también lo es. David Fincher consigue que sigamos el destino del protagonista como si fuera el nuestro propio y que vivamos los trampantojos de los que es víctima de la misma manera que él. 

El siempre carismático Michael Douglas, interpretando a un magnate sin muchos sentimientos, dota irónicamente de humanidad y de humor a este thriller meticuloso. 

De alguna manera puede considerarse The Game como un easter egg de Mank, puesto que aborda el mismo tema, aunque indirectamente. Michael Douglas y Hearst, los dos magnates, están alejados de la vida cotidiana, tanto que ya no son capaces de experimentarla. En The Game el hermano, interpretado por Sean Penn, le hace el dudoso favor de darle un susto de muerte para que vuelva a la vida.


El club de la lucha (1999)

David Fincher

Esta película es considerada el sumun del cine para un tipo concreto de espectadores. Una buena película que no pone en duda la masculinidad (supuestamente). El club de la lucha es visualmente llamativa con todos sus planos y con una historia rocambolesca que abraza la violencia como camino de un hombre deprimido para encontrar su identidad y su voz.

Actualmente El club de la lucha es una obra de culto, sobre todo para esos espectadores que también son fans de películas como El padrino o Heat. En su estreno, sin embargo, no llegó a recaudar lo que se esperaba y algunas decisiones tomadas por el director en la adaptación fueron cuestionadas por los productores.

Parece, por otra parte, que el tiempo ha venido a dar la razón a David Fincher, puesto que hay que reconocer la fidelidad y la sinceridad en esta adaptación que no evita la relación ambigua y con connotaciones homoeróticas entre el protagonista y su alter ego ideal. 

(SPOILER) El final, como no podía ser de otra manera, es inesperado puesto que resulta que todo era una fantasía producto de una doble personalidad. Esto podría considerarse un bajón de estilo pero, ¿lo hace esto una mala película? Es difícil negar el entretenimiento y la tensión que el espectador experimenta durante su visionado. No se deben subestimar estas dos conquistas que David Fincher garantiza en su cine y por las cuales se le considera un director tan sólido, porque lo cierto es que es difícil encontrarlas en la gran mayoría de películas del mercado. 

De nuevo, David Fincher repite en una tonalidad cromática exagerada, propia de Se7en y de la época. Subrayando (probablemente en exceso) mediante recursos visuales la transición emocional de los protagonistas. Pero esto también es un rasgo propio suyo, la exuberancia, tanto por la gama cromática como por los movimientos de cámara.


La habitación del pánico (2002)

David Fincher

Probablemente por su afinidad con una película como El silencio de los corderos, David Fincher eligió a Jodie Foster como la protagonista. La habitación del pánico es una de las menos valoradas de su director, que sin embargo cuenta con una emocionante historia sobre la superseguridad, de nuevo con los megarricos como las principales víctimas de su propio sistema.

El director está menos acertado en esta ocasión y comete algunas imprecisiones poco comunes de él. Empezando por el propio comienzo. Los créditos iniciales, aunque son visualmente llamativos, poco tienen que ver con la historia. Una sucesión de imágenes muestra la ciudad de Nueva York, pese al poco valor que tienen las calles y el exterior en la película, puesto que esta transcurre dentro de una casa. El director, con este inicio, en vez de dar énfasis a que esta es una película sobre encierros, debilita el mensaje con ese inicio amplio de la gran manzana. Aunque probablemente crear ese contraste fuera su intención. También lo hace la película de Polanski (también con Jodie Foster), Un Dios salvaje, rodada en Londres en un interior con únicamente dos planos exteriores de Brooklyn, que enmarcan el relato. En el caso del director polaco tiene el sentido de que todo lo que acontece dentro ocurre a causa de eso que pasó fuera. En el de David Fincher, sin embargo, es algo más difuso, aunque tiene el sentido de contraponer el encierro de los ricos que se preocupan de esconder sus tesoros respecto de lo verdaderamente importante, que es la libertad que se encuentra ahí fuera

Además, Fincher apuesta por ciertos gestos y movimientos de cámara enrevesados e hiperbólicos, en su afán de recorrer una casa de tres plantas en un único plano secuencia. Durante esos años aún no estaba extendido el formato digital, pero se acostumbraba a intercalar formato de película en fotoquímico para la mayoría del metraje, y digital para algunos planos con efectos especiales. Algunos de esos excesos son magníficos. Entre ellos, el plano en el que Jodie Foster se despierta y no se da cuenta de que hay un intruso en su casa. Es un exceso visual que también es narrativo con la trama. El plano comienza tumbado como Jodie Foster y se levanta con ella, estando bien compuesto durante todo el proceso. Excesivo, pero magnífico. 


Zodiac (2007)

David Fincher

Con Zodiac, David Fincher vuelve al mundo de los asesinos en serie. Es una de sus mejores películas, aunque su larga duración y su inabarcable reparto hacen de la historia, para el gusto de muchos, un solapamiento de tramas. En todo caso, escenas memorables como cuando Jake Gyllenhaal baja al trastero o en el interrogatorio con el sospechoso principal evocan grandes películas como la estrenada cinco años antes Memorias de un asesino, de Bong Joon-ho

En comparación con Se7en, esta película trata el mismo tema pero desde una perspectiva mucho más sobria y distante. La historia es temporalmente fiel al caso real y por eso abarca varias décadas. Acompañamos a los protagonistas a lo largo de todo el proceso de investigación para descubrir al Asesino del Zodiaco, que se dedicaba a mandar pistas a los periódicos mientras seguía matando brutalmente a sus víctimas. Es curioso cómo David Fincher recupera en una figura real un rasgo de un personaje ficticio, el del asesino de Se7en que también mandaba a los medios mensajes catequizadores sobre sus asesinatos.

La multitud de protagonistas y estrellas, Downey Junior, Ruffalo y Gyllenhal, resultan en un metraje muy largo y en una multiplicidad de subtramas que poco ayudan a la potencia cinematográfica de Zodiac. La película está llena de imágenes capitales. Probablemente recuerdes el plano inicial, desde las alturas de un coche, muy del estilo de David Fincher y que nos recuerda su gusto por destacar en lo técnico y realizar esos planos imposibles.


El curioso caso de Benjamin Button (2008)

David Fincher

El gran shock de esta película fue ver a Brad Pitt de viejo antes de tiempo. Y eso es mayormente todo. 

Solo los medios digitales por los que David Fincher apuesta con fuerza han permitido que una película así sea posible y pueda adaptarse al cine. Pero en sí poco ha quedado para los anales de la historia con este largometraje.

Brad Pitt y Cate Blanchet repiten como pareja (lo son en Babel, de Alejandro González Iñárritu). 

La historia utiliza este hecho fantasioso para contar la naturaleza de los estadios de la vida. La novela, como la película, son la representación de ojalá hubiera sabido esto cuando era joven. De alguna manera, representa la contradicción de la vida en la que nos da fuerza y ambición cuando todavía no tenemos la sabiduría ni la experiencia. Sin embargo, tanto la película como la novela vienen a demostrar que es inevitable experimentar la vida en otra edad que en la que se tiene y que eso nos hace como somos.

Lo más destacable son sus efectos especiales, que por entonces eran inigualables y la interpretación de un personaje imposible en la vida real por Brad Pitt. 


La red social (2010)

David Fincher

Es bien sabida la poca capacidad de Mark Zuckerberg para expresar emociones y estados de ánimo cada vez que aparece en los medios de comunicación. Ya es icónica aquella imagen que circuló por internet cuando testificó ante el Congreso Estadounidense sentado sobre su maletín. Con el tiempo, el personaje real se ha labrado la fama de tipo raro de las tecnológicas y La red social no es una película que le ayude a quitarse ese san benito. 

El excelente guion y diálogos de Aaron Sorkin caen en las mejores manos: las de un director que sabe remarcar lo que es mejor. Así, David Fincher, tan exuberante visualmente en su filmografía, adopta en La red social una planificación en favor de los enrevesados diálogos del afamado guionista. Esto es algo verdaderamente a reconocer del director puesto que adapta su estilo a la historia que cuenta y a la forma en la que quiere contarla. 

También esta película demuestra un reverso más oscuro del director, puesto que fue capaz de hacer noventa y nueve tomas de un mismo plano (si tienes curiosidad, fue el del diálogo inicial). Aunque el afán por la perfección es algo que siempre se tiene que reconocer como algo meritorio en todo artista, no hay que olvidar que el cine está compuesto por personas. Algunas de estas prácticas deberían cuestionarse para que al aproximarse a este arte de lo sensible no deje de lado la sensibilidad en su producción. 

La red social se aproxima a las complejas disputas judiciales en torno a los derechos de la idea original sobre la que se fundamenta Facebook. Si bien David Fincher y Sorkin han recalcado que los hechos de la película poco tienen que ver con lo que sucedió originalmente. En todo caso se convierte en una película indispensable para entender la sociedad contemporánea, así como contarnos eso que condensa tan bien su imagen promocional: para hacer 500 millones de amigos, debes hacerte algunos enemigos.


Millennium (2011)

David Fincher

Como buen cineasta de la industria americana, David Fincher trabaja a partir del guion de otro, y en otros casos ha trabajado sobre adaptaciones de novelas de gran éxito. Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres es la adaptación estadounidense de la trilogía de Stieg Larsson. Las versiones suecas y americanas apenas las separan unos meses de la cartelera, y tuvieron gran éxito las dos. David Fincher, muy consciente de este supuesto handicap, no se deja amedrentar y firma la que probablemente sea la mejor adaptación de Millennium que se haya hecho, pues el universo ya de por sí patológico de Larsson le viene como anillo al estilo del cineasta.

No es sorpresa que David Fincher traiga al detalle prácticamente cada elemento de la novela (ya lo hizo en El club de la lucha). El director sabe reconocer lo que hace únicas a las obras literarias y, además, consigue traducirlas al lenguaje cinematográfico, de tal manera que no estamos viendo la película sobre el libro, si no una película en sí misma. 


House of Cards (2013-2018)

David Fincher

La serie House of Cards, de la que David Fincher realiza dos episodios (además de ser el productor ejecutivo) forma parte del selecto grupo de series que revolucionaron la forma de ver contenido desde casa. Esta (junto con Juego de tronos o Breaking Bad, entre otras) facilita la irrupción de las plataformas de streaming, en su caso Netflix. Y no es casualidad que también sea la primera de las ya muchas y fructíferas alianzas entre David Fincher y la multinacional.

La serie se adentra como ninguna otra en el peligroso y siempre estimulante mundo de la política estadounidense, con afán de retratar con minuciosidad la suma complejidad de las relaciones entre algunas de las personas más poderosas del país. Aquí, las mentiras se convierten en verdades y viceversa. Solo importa lo que se dice en función de quién lo dice. Estamos ante una mirada apasionante y crítica de aquellos que nos gobiernan. Pero también es una visión enamorada de sus habilidades, rastreras y moralmente más que cuestionables, para conseguir y mantenerse en el poder. 

A partir del acontecimiento que provoca la inminente salida de Kevin Spacey de la serie, los acontecimientos cambian su rumbo de forma bastante notable. No sin perder su atractivo, pero sí de una forma más debilitada, desaparece con su actor protagonista el principal aliciente de la serie. No obstante, tenemos que reconocer el incuestionable mérito que tiene Robin Wright, que gana en carisma y otorga nuevos caminos a la trama. Es triste que tenga que ser un hecho externo a la serie el que otorgue al personaje femenino una mayor conducción de la trama. 


Perdida (2014)

David Fincher

Con otra adaptación, en este caso el bestseller de Gillian Flynn (la propia escritora es también la guionista de la película), David Fincher también firma su bestseller. A pesar de no ser ni mucho menos la mejor de sus películas, es la más taquillera de toda su filmografía. 

La que aspiraba a ser la más hitchcockiana de sus películas se convierte en una adaptación decepcionante de lo que ya era una novela decepcionante por sí misma. El elemento del falso culpable, el giro en el punto de vista, la anticipación de la información… Todo ello en un intento de reinventarse fuera de su zona de confort, desgraciadamente da como resultado una historia previsible, e incluso aburrida. Estamos ante algo bastante insólito del director y es que su película puede resultarnos demasiado larga

El personaje frío, en este caso, es el de la mujer desaparecida. Al ser el marido el protagonista, David Fincher tiene que abordar un protagonista muy normal y muy imperfecto en el que su rasgo diferenciador es precisamente esa humanidad que lo antagoniza con su esposa (endiabladamente perfecta). Probablemente sea este el elemento que se le perdió a David Fincher en la adaptación, que normalmente es algo que domina. Posiblemente, si la protagonista hubiera sido ella (durante todo el filme), hubiera sido una película mucho mejor. 


Mindhunter (2017-2019)

David Fincher

Mindhunter comienza de la mejor manera posible, y no nos referimos al primer capítulo, sino a los créditos. Los planos que se centran en la materialidad de la captación del sonido, posiblemente influenciados por La conversación, de Francis Ford Coppola y el montaje alterno con los cuerpos que dan las pistas es coherente con lo que cuenta la serie. 

Asistimos al trabajo de dos investigadores del FBI, y a cómo ellos lograron dar nombre y desarrollar un perfil psicológico para los asesinos en serie en los años 70. Su afán por explicar los motivos que llevan a cometer estas atrocidades les empuja a una espiral de interrogatorios con convictos de todo Estados Unidos. Buscan profundizar en la psicología de estos criminales, pero no pueden evitar sucumbir a numerosas presiones tanto de los convictos que les ponen a prueba mentalmente, como del propio FBI, que no ve con buenos ojos las prácticas invasivas de los interrogatorios.

David Fincher dirige los dos primeros y dos últimos capítulos de la primera temporada, y no es casualidad que sean los mejores. Su visión delicada de una historia compleja aporta en los interrogatorios y los diálogos mucha fuerza, especialmente en las interpretaciones.

Una serie, que por otro lado, está inacabada y parece que nunca habrá tercera temporada que pueda concluir el trabajo de estos personajes.


Mank (2020)

David Fincher

La elección de esta historia por parte de un director como Fincher es cuanto menos interesante. Mank es la película que da la palabra al guionista sepultado por la magnificencia de Welles en Ciudadano Kane. Curiosamente, un director muy director como lo es David Fincher, se pone del lado del guionista Herman J. Mankiewicz, en lugar de Orson Welles. Es en realidad un gesto que lo honra porque está dando reconocimiento a los guionistas y su papel, diferenciado del director, pero importante. Es también un gesto político del cine, porque está defendiendo de alguna manera esas producciones en las que el director no es el guionista, ese sistema de Hollywood antiguo y que si subsiste en alguna parte es en el Hollywood actual, representado sobre todo por figuras como el propio David Fincher.

La película no alcanza a replicar la magnificencia de la planificación de Ciudadano Kane, que obviamente pretende en repetidas ocasiones. Tampoco consigue llevarnos a la experiencia de la visualización de una película de Hollywood clásico. Las razones son que justamente, lo que hace destacar a David Fincher del resto de directores, son las formas modernas que inventó en las películas ya citadas anteriormente, que lo alejan de manera irresoluble de la cinematografía propia de la edad de oro de Hollywood.

Una de las decisiones críticas es la de que se ruede en digital, pues el negativo es parte de la esencia de aquel cine. Sin embargo, esta es una de las condiciones que la plataforma pone a sus directores, incluso a sus favoritos. 


Love, Death & Robots – «Mal viaje» (2022)

David Fincher

Más cerca de las cinemáticas de los videojuegos que de la animación en sí, este capítulo es una versión intermedia entre Kafka y Poe, pero sin dar demasiado miedo y sin tener demasiado interés. Un protagonista, empático con los desconocidos pero no tanto con los de su tripulación, debe lidiar con un nuevo miembro indeseado en la tripulación. 

Es llamativo que el bicho hable a través de los muertos, pero ¿cómo sabe utilizar las cuerdas vocales? ¿Y ya conocer el idioma? 

Las aparentes similitudes con la saga de Alien, en las que muchas hemos basado nuestras expectativas, dinamitan en parte este episodio que no se encuentra a la altura de lo que nos tiene acostumbrados el cineasta. David Fincher no ahonda, por ejemplo, en el conflicto moral en el que se encuentra su protagonista que motiva sus actos.

También es de difícil justificación que un animal acuático tenga que ir en barco a una isla. Sube y desde entonces, necesitan que la lleve. Además, la criatura parece más un animal de roca que de mar abierto, ya para los más quisquillosos). 


El asesino (2023)

David Fincher

A razón de esta última película que apenas ha tenido estreno exclusivo en salas, David Fincher ha defendido su alianza con la mayor plataforma de streaming diciendo que «los cines son sitios grasientos y que huelen mal», mostrándose así más que dispuesto a abrazar un mundo sin salas.

Una propuesta de difícil defensa dentro de los que comparten posición, lo cierto es que su película es la más vista en la plataforma. Es dudoso que fuera la número uno en taquilla en cines. De hecho, ha tenido una afluencia más bien escasa. Es cierto que muchos defendían que si no supieran que iba a estar en Netflix dentro de tan poco tiempo acudirían a verla, pero quién sabe. David Fincher se asegura que un muy alto porcentaje de la población mundial tenga acceso a sus películas, tanto las de ahora como las del periodo preplataforma. ¿Pero serían tan vistas sus películas si no fuera así? Quizás sí, quizás no. Lo cierto es que no ha tenido grandes batacazos y sí bastantes éxitos. Ha preferido acogerse al socio más poderoso y renegar del cine. 

Otros autores contemporáneos, con nombres más potentes que el suyo, como Miyazaki, también disfrutan del privilegio de la visibilidad de la plataforma. Ahí se encuentran gran parte de sus películas y muchos sabrán que después de su estreno en salas podrán ver la última peli de estudios Ghibli, y aún con todo ha sido número uno en taquilla durante varias semanas (a pesar de que fue distribuida en pocas salas en España). El caso de Scorsese es paradigmático. En su lucha contra las plataformas y en su apuesta por el cine, él estrena en salas y puede hacerlo. La gran expectación se tradujo en una afluencia notable a las salas en el estreno de su vigésima película. 

Volviendo a El asesino, el director estadounidense se queda en un infernal término medio. Acostumbrado al género policial y de los asesinos, David Fincher no ha cambiado de bando. Es decir, no ha pasado a hacer la película del asesino hasta ahora. Y por lo que se ve, no debió de ser una decisión fácil, porque cuanto menos se puede decir que se aprecian algunas dudas. A diferencia de otras películas sobre asesinos como Henry, retrato de un asesino, de John McNaughton o La casa de Jack, de Lars von Trier, David Fincher opta por el asesino sin corazón y, en vez de retratar su vivencia de asesino, le da una causa moral, aunque prefiere no detenerse en ella.

La película empieza con un Fassbender frío como un témpano de hielo, vigilando la casa de la persona que tiene que asesinar. Lo hace con predicción robótica, tanto que hace pensar en su personaje en Prometheus, de Ridley Scott (es curiosa la unión, pues David Fincher empieza a dirigir largos con Alien). El asunto sale mal, lo que genera un ajuste de cuentas contra el protagonista. Al volver a su casa, todo está hecho un desastre y la mujer que estaba allí, casi muerta. Pareciera que esa mujer era alguien del servicio, pero resulta que es su novia y no lo entendemos hasta la escena final.

(SPOILER) Entonces la historia pasa de ser una historia de un asesino frío a ser la historia de una venganza familiar, al más puro estilo de las películas de Liam Neeson o la reciente Nadie, de Ilya Naishuller (sin la gracia de esta película).

Como en un videojuego, el asesino se va enfrentando a quienes hicieron mal a su pareja hasta que acaba con el que contrató las represalias y a él mismo en primer lugar, pero decide que a este no lo mata. Finalmente vuelve y es feliz en la playa con su mujer. 

Cinematográficamente, empieza con unos créditos bastante poco atractivos. Por lo demás, la película está planificada correctamente y con parte de su estilo, pero tampoco hay en ella ningún hallazgo visual nuevo ni nada que no hayamos visto antes. De hecho, se echan en falta esos complejos travellings imposibles que son su sello.

David Fincher se permite algunos guiños cinéfilos de sus referentes como que el bar donde se encuentra con Tilda Swinton se llama On the Waterfront (Eliza Kazan, 1954). Este tipo de referencias son, seguramente, de lo mejor de este cineasta. Está claro que cree en un tipo de cine y que tiene unos autores a los que sigue. Es evidente en sus referentes y en sus películas. Aunque en este caso en guiño se quede en eso, en un guiño, es coherente con sus películas anteriores, y como ya he dicho antes, con su película más personal, Mank


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9 Comentarios

  1. Maestro Ciruela

    No sé si es solo cosa mía pero he tenido la sensación al leer este artículo de que estaba escrito a través de inteligencia artificial. ¿Alguien más ha notado algo raro en esos textos robóticos?

    • Yo también he notado algo raro, por momentos pense que podría ser una traducción automatica, hay frases que tienen una redacción peculiar. He dejado el artículo a medias, la verdad. Lo que comentas de la ia puede que tenga más sentido. Supongo que nunca lo sabremos.

    • Para mí es peor todavía. Es que la autora no escribe bien. No da el nivel al que nos tienen acostumbrados en esta página. Todavía me acuerdo de la lista similar que hizo a cuenta de Drácula….

  2. Estoy entre La Red Social, Zodiac o la Habitación del Pánico. Claro que también me gusta Seven, pero no es una película que volvería a ver.
    Sobre la que acaba de estrenar, no me entusiasmó precisamente… La gran obsesión suya por abanderar las innovaciones técnicas en el cine (como el episodio que hizo de Love Death and Robots) le pasa en esta película factura. Especialmente en el momento que decide poner en pantalla mensajes de whatsapp. ¿Dónde queda la elegancia que tenía para narrar?

  3. Y si no es asi, mis disculpas al autor. Quizas nos ha pillado con el d/ia torcido o con la parano/ia i/rremediablemente a/lta ;D

    • Maestro Ciruela

      Bueno, bueno… quizá tenga usted razón pero por si acaso… ¡Ahí queda eso y que sepan que no nos chupamos el dedo! ¡Ja, ja, ja! Saludos.

  4. Pingback: Cine de 'killers': 40 películas (o más) sobre asesinos a sueldo (1) - Jot Down Cultural Magazine

  5. Cualquier parecido del artículo con la sintaxis de la lengua española es pura coincidencia.

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