Arte y Letras Lengua

Elogio del andaluz

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Texto de la contraportada de Er Prinzipito

El andalucismo, definido como amor o apego a lo andaluz, así como la palabra o uso lingüístico de los andaluces, difícilmente cristalizará sin una visión interior, sin introspección, de uno mismo como andaluz. Una visión interior que no será beneficiosa sin la aceptación incondicional del habla andaluza. Declararse andaluces. Crear las condiciones idóneas para la expresión genuina del habla propia desprendiéndose de la vieja adversidad que supone mostrarse al exterior. Declarar que en el habla andaluza se asientan los cimientos de la cultura de un pueblo que puede y debe elogiar sus propios fundamentos.

Para muchos, el habla, la lengua, es una herramienta para comunicarse que, teniendo una existencia per se, se impone desde afuera y se usa cumpliendo unas normas abstractas. Es la idea que se desprende del DLE que define lengua como «sistema de comunicación verbal y casi siempre escrito, propio de una comunidad humana» y «sistema lingüístico cuyos hablantes reconocen modelos de buena expresión». El diccionario, como no se cansan de repetir los académicos, es un registro de lo que los hablantes entienden, dicen y escriben, o han dicho y han escrito. Por lo que tal es la idea que mayoritariamente se tiene de lengua. Y, la verdad, una lengua como abstracción, como sistema, una lengua en desuso como el latín clásico, viene a ser algo así. Pero una lengua viva es otra cosa. Las lenguas están formadas por el habla natural de las personas, un habla que varía en muchos sentidos. Es por origen y semejanza, por unidad fundamental, por lo que el habla se clasifica como lengua; lengua francesa, lengua inglesa. Por otro lado, es debido a las particularidades más concretas del modo de hablar de las gentes de un territorio en oposición a las de otros, por lo que se clasifica el habla en dialectos. Y dentro de cada territorio se pueden observar pequeñas variedades y afinar hasta llegar a la manera especial de hablar de cada individuo. Así observamos algo concreto, la lengua viva. Eso que normalmente llamamos lenguas no son otra cosa que dialectos; científicamente una lengua es una abstracción, y, en la realidad, no hay sino dialectos.

A lo largo de la historia moderna, de los varios dialectos que por semejanza y unidad fundamental constituyen lo que llamamos lengua ha habido alguno que, por razones arbitrarias, ha adquirido un prestigio especial. Razones como su cultivo por parte de grandes autores, la producción de una obra excelente, la superioridad social y económica de sus hablantes y el especial empeño de los mismos en que su dialecto se denomine lengua y asuma la formación de una literatura común. De tal modo, se consigue que el prestigio del dialecto se extienda hasta el punto de ser por antonomasia designado con el nombre general de la lengua: castellano, nombre alternativo de español, con ISO 639-3, el estándar. Los dialectos no tienen ISO. Así pues, una lengua estándar es una variedad local de una lengua que se ha convertido en la más aceptada públicamente. En muchos países, el dialecto hablado por la mayoría de la población se considera estándar, como el estándar americano o el australiano. En otros, en cambio, los hablantes del estándar están en minoría. En el Reino Unido, el estándar, conocido comúnmente como el inglés de la reina, es la lengua de menos del 3% de la población del país. Sin embargo, y pese al estigma que se asocia a lo que no es estándar —a los dialectos— no es razonable suponer que la mayoría de los británicos hablen mal su propio idioma. A esto se refiere la lingüista Rosina Lippi-Green como «la ideología del estándar»: se piensa que el dialecto con el mayor prestigio social es la única forma correcta y válida de lenguaje.

Todos los dialectos son lingüísticamente válidos. Sin embargo, la opinión generalizada sobre el andaluz es que es español mal hablado. En España, podemos estimar que el andaluz —o modalidad lingüística andaluza, tal como se define en el Estatuto de Autonomía de Andalucía de 2007— es la lengua de en torno al 18% de la población, asumiendo que todos los andaluces lo hablan. Sobre cuántos leen en andaluz, no hay datos todavía. Posiblemente muy pocos. En el momento que se acepta que la literatura ha concedido el predominio a un determinado dialecto, se dificulta, cuando no impide, el arranque literario de otros dialectos, como ha ocurrido con el andaluz, matando la espontaneidad del genio más representativo de un pueblo. Un genio que ha sido, es y será protagonista de legendarias disputas dialectales y estilísticas. Ya en el siglo XVI, Juan de Valdés criticó el andalucismo de Antonio de Nebrija en su famoso Diálogo de la lengua: «¿No os tengo dicho que, como aquel hombre no era castellano, sino andaluz, hablava y escrivía como en el Andaluzía y no como en Castilla?». Así comenzaba una controversia que, discursivamente, sirvió para situar el lenguaje como elemento esencial previo a cualquier reflexión o función para hacer, de la palabra, símbolo.

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No es extraño, pues, que esta hostilidad retórica haya sido una constante ideal para que ciertos autores hayan reivindicado, al menos parcialmente, lo propiamente andaluz desde un costumbrismo dialógico en lo literario. Parcialmente porque en la mayoría de los casos lo habitual ha sido usar el andaluz de manera aislada y para representar a personajes poco cultos. Tamizar la palabra, como hicieran los Álvarez Quintero, para describir la erótica del folclore y estilizar el discurso. Amor con odio, como enunciaba Luis Cernuda, al describir el carácter andaluz. Tanto es así que una traducción de El Principito a un dialecto del andaluz —Er Prinzipito— ha desatado la polémica sobre la idoneidad o no de escribir reflejando el habla andaluza y sobre el estatus de la misma. Ha tenido que ser una editorial alemana, Tintenfass, la que ha publicado esta traducción. Lo que para algunos es un defecto es, sin embargo, la indeterminación de lo no sometido a leyes, la riqueza de lo desconocido; no dejarse encantar por un ideal arbitrario de falsa unidad externa y ser conscientes de que la grandeza de la lengua nada tiene que ver con expresarse todos por igual. El escritor o traductor como detector de la existencia, cuyo principio es que nada es incorrecto o indigno de una obra literaria.

No tener lengua es no tener identidad. Esto, en el campo de la escritura, equivale a no escribir. Estéticamente, es la muerte. Por esto debe cristalizar el andaluz en un tipo de escritura que obedezca a las demandas de la lengua moderna a la vez que asienta sus raíces en la configuración tradicional de la oralidad andaluza. El andalucismo está ligado a la propia existencia del pueblo y el habla andaluza es la que, más que cualquier otra, pertenece al pueblo andaluz. De ahí la necesidad de reforzar su dimensión oral con el poder contemporáneo de la escritura, y proclamar la libertad de una lengua en la producción de todas sus manifestaciones.

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35 Comentarios

  1. Gracias por el artículo. Es una polémica casi sempiterna y muy interesante, y se agradecen estas introducciones y desarrollos que puedan estimular debates algo serios sobre asuntos nada baladíes. Me quito el sombrero que no tengo, y aprovecho para poder realizar con ustedes una serie de cuestiones respecto a algunas cosas que afirman en el artículo:

    «Así observamos algo concreto, la lengua viva. Eso que normalmente llamamos lenguas no son otra cosa que dialectos; científicamente una lengua es una abstracción, y, en la realidad, no hay sino dialectos.»

    No entiendo eso de que «en realidad» no hay sino dialectos. El dialecto es una abstracción (menos comprehensiva quizá) igual que la lengua. En tal caso «en realidad» habrá idiolectos. Y ni eso, porque idiolecto no es más que otro concepto. Y los conceptos todos tienen su cierta dosis de abstracción. Sino no serían conceptos.

    «Todos los dialectos son lingüísticamente válidos.»

    Incluso la lectura del párrafo que acompaña dicha sentencia no ayuda a aclarar exactamente a qué se refiere eso de que «son…válidos». ¿No es acaso ese un juicio normativo? ¿Y tal juicio normativo sobre que base moral-legal se está enunciando? Sobre alguna, desde luego. A menos que quieran expresar que «por naturaleza» todos los dialécticos son igualmente válidos, lo que no sé si tiene mucho sentido, porque tampoco sé muy bien qué significa.

    «No tener lengua es no tener identidad».

    Lo que en este caso me falta es algún tipo de argumentación de esta sentencia, tan cara a cierto tipo de ideologías nacionalistas o etnocentristas. Mas allá de eso, creo que ciertas «identidades» que existen en el mundo podrían falsar dicha afirmación (pregúntenselo a los ingleses).

    No creo que sea muy sostenible la tesis del caracter intrínseco cultural de una lengua. Hay una carga esencialista encerrada en el supuesto de que todo individuo tiene una identidad proveniente de su grupo cultural de pertenencia que le impone su impronta y modo de ser. Por otro lado el «valor intrínseco» de las lenguas sirve para adjudicar a las lenguas o comunidades lingüísticas frente a sus propios miembros u otros. Los «derechos de la lengua» se convierten entonces en «deberes para con la lengua».

    Eso es un claro caso de injusticia social (y de paletismo diría yo). La comunidad autónoma de Cataluña es un claro ejemplo de ello.

    Simplemente esas cuestiones. Una vez más gracias por el artículo, y saludos afables!

  2. Me gustaría saber si es usted andaluz, si ha sufrido la burla y la calificación de paleto por parte de otro «español», el artículo lo que viene a decir es que el andaluz es igual de correcto que cualquier otro dialecto que se habla en el territorio español, ni superior ni inferior, sólo diferente, pero igual de válido.

    • Hola. No, no soy andaluz, sino de origen castellano-leones.
      1.- Hablas de corrección. Pero insisto en que para poder hablar de corrección hay que referir siempre a una norma que haga de referencia de dicho juicio de corrección. De otro modo no tiene sentido hablar de corrección/incorreción. Y en este caso, la correción me imagino que sea la lengua castellana.
      2.- Si la conclusión del artículo es que el dialecto andaluz es «ni superior ni inferior, solo diferente pero igual de válido» me parece una conclusión simplona o algo redundante. Es decir, igualmente válida que cualquier forma de comunicación aceptada socialmente y que funcionalmente satisfaga dichas necesidades comunicaciones. Ya. No creo que el artículo en mi opinión se limite a decir simplemente eso, que es una perogrullada.
      Saludos.

      • Yo soy andaluz, y tampoco estoy de acuerdo en el modo de usar el dialecto andaluz en ese libro, es más, creo que es un flaco favor para sacar de la errónea consideración de catetos a los que hablamos andaluz.
        Hablo de corrección al hablar, puesto que se sigue asociando lo andaluz a ciertos estratos sociales, niveles culturales o coeficientes intelectuales, cosa que parece haberse introducido en el subconsciente de ciertos sectores castellanoparlantes.
        El artículo no habla de lo que expuse solamente, es sólo una arista, otra es la estúpida intención de imponer unidad en la forma de hablar y expresarse, parece que desde ciertos sectores, para olvidar los orígenes y esconder la riqueza de una cultura como la andaluza producto del mestizaje.
        Saludos.

  3. Andulisian

    Absoluto desacuerdo
    Er andalú que se refleja en esa edicion está exagerado, descompensado, paródico, humillante, repelente, histriónico, idealmente falso
    Ideologicamente predispuesti
    Yo hablo andaluz… pero no me sale escribir en andaluz sencillamente porque cuando yo digo eztoy jacando la camiza a que ce ceque ar zol, de sobras sé que se escribe diferente… por el mero hecho de que nunca pronuncio la sh la z la je la h… con la misma aspiracion, con la misma intensidad, con la misma andulicidad
    La escritura es algo fijo, si tuviera que escribir la oracion de antes en dias diferentes, me volvería loco
    ¿O resulta ahora que escribir es sinónimo de chatear donde uno va escribiendo conforme se le ocurre?
    Er prinzipito es una falacia

    • Pablo Calzado

      Eso pensaba. Yo no soy andaluz sino madrileño, pero daba por supuesto que todos los andaluces, aunque hablan con ese deje, en realidad conocen el idioma español y lo escriben correctamente, aunque al leerlo en voz alta vuelvan a utilizar el mismo acento, o las mismas consonantes regionales si se quiere. ¿Acaso alguien se ha planteado sacar una versión madrileña de «Don Quijote y su ejjcudero Sancho Panza»? ¿A que parece una soberana idiotez?

      Con lo que sí estoy de acuerdo en el artículo es con la defensa de que hablar con cierto acento, tonalidad o regionalismo, no significa que se hable el idioma «mal», como dicen muchos. Si así fuera, en realidad muy poquita gente en el mundo hablaría bien su propio idioma. ¿Alguien dijo Escocia, Texas, Flandes o Austria? Son variantes, y son variantes sin una norma estricta, ya que las hablas pueden ser tan diferentes como diferentes son las personas, y punto.

      Mientras el mensaje se entienda…

      • Jozifa Zofales

        Estas cosas no nos hacen ningún favor a los andaluces. Al contrario, reforzarán el trato desdeñoso al que estamos acostumbrados y la displicencia humillante que tan bien conocemos.

  4. Es que ese tipo de andaluz no es el de todos los andaluces. Hay una gran diferencia entre el este y el oeste. Andalucía es muy grande y variada desde un punto de vista geolingüístico.
    Nadie puede obligar a imponer una sola norma, sin olvidar que en Andalucía se habla castellano con unas características propias. No existe el andaluz como idioma.

    • En efecto, un castellano que obliga a tener que ver películas españolas como «El Niño» con subtítulos en el mismo idioma que el que se está oyendo. Lo malo es que no lo ponen.

      • Creo que eso es aplicable al 100 % de las películas españolas.

        • Cierto. Y es que en aras de la «naturalidad» no se les exige a los actores que vocalicen y que hablen lo suficientemente alto para que nos enteremos todos, O eso, o es que les ponen el micrófono demasiado lejos.

      • Ah pos yo lontiendo tó de putamadre!

  5. Ejpañol berdadero

    Le imaginan entonces mi sorpresa, mazo de sorpresa, al a-ma-ne-cer, cuando una ejtraña bocecita me sacó del sobe. Largaba:

    – Oye tronco… dibújame un cordero !
    – k’passa macho?!
    – Dibújame un cordero…

  6. Después de vivir unos 50 años en Andalucía, y sin ser andaluz, me ofende profundamente el confundir un acento, una prosodia y unas palabras peculiares con lo «andaluz». El andaluz es castellano, o español, puro, adornado con dichos y expresiones propias peculiares como en todas las regiones españolas. Lo de «traducir» El Principito al andaluz me parece una catetada monumental. Si confundimos la oralidad con la expresión escrita, mal vamos.

  7. Escribir «Zebiya» en lugar de Sevilla, como hicieron en el cartel anunciador del acto de presentación de tal mamarrachada, NO es andaluz. Andaluz es el Platero y yo de Juan Ramón Jiménez, y no esta pantomima cateta, reivindicatoria de un falso andalucismo, y por supuesto, financiada con el dinero de los andaluces.
    Este artista (alias «El Pancetas», profesor en la UPO, y miembro del SAT) por cierto, es el protagonista del famoso vídeo en el pleno del ayuntamiento de Mijas, que hace el ridículo al querer cambiar el nombre a una avenida (está en youtube). Como dicen en mi pueblo, viendo la choza se ve el «habal» (dicen en otros sitios el melonar, es el encanto de Andalucía, cada pueblo es un mundo, también en el habla).

  8. «… debe cristalizar el andaluz en un tipo de escritura que obedezca a las demandas de la lengua moderna a la vez que asienta sus raíces en la configuración tradicional de la oralidad andaluza.» Suena como suenan los discursos en el Congreso de los Diputados.

    • Lo puedes traducir tú para que suene a más cateto t no discurso de no Congreso de los diputados?

  9. Disculpen mi comentario, pero me parece una chorrada.El que ha escrito el libro lo ha hecho como a él le ha salido de los COHONES . Lo mejor es la enjundia del artículo para explicar eso.

  10. El problema es cuando a un texto literario le metes un vulgarismo (no dialiectismo) como «Figurarse» en imperativo. Entonces le hace uno flaco favor al andaluz como «español malhablado». Además del conocimiento de la inmensa variedad de hablas andaluzas (que son eso, hablas), uno debería distinguir entre lo que son andalucismos y lo que son vulgarismos que se dan en toda España en contextos enteramente separados del literario (salvo que sea estrategia del propio texto).

  11. No me parece buena idea crear una escritura nueva para el [conjunto de] dialecto[s] que más ha condicionado la evolución del idioma. Pareciera que algunos andaluces viven una especie de alienación dialectal en que creen que «alzar» es una mala escritura / imposición castellanista y que para representar genuinamente su dialecto habría que escribir «arsá». En mi opinión, eso es pensar desde el punto de vista de quienes hablan el dialecto de prestigio en España y ven al andaluz como una desviación del «verdadero castellano». Las letras no tienen valor por sí solas, valen lo que uno quiera.

    En el resto del mundo hacemos otra cosa, mucho más productiva. ¡Reglas de lectura! Así, cuando vemos escrito «cebolla», los americanos sabemos que la c suena idéntica a la s (históricamente, perdimos el antiguo sonido de s, somos ceceantes, pero en España suena a seseo, porque cambiaron la z) y la ll cada quien la lee a su manera. En vez de que los argentinos viejos escriban «zebozha», los argentinos jóvenes «zebosha», los chilenos «zeoya», los chilotes del sur «zewodzha», los chilotes del norte «zewoya», los peruanos de la costa «zeboia», los colombianos «sebodzha», los mexicanos «zeboya» y los paraguayos «zebolla», todos escribimos «cebolla», cada uno pronuncia como acostumbra y nos entendemos perfectamente. Es mucho más conveniente tener una sola escritura y poder leer en paz a Borges, Delibes y Carpentier que idear escrituras pensadas inconscientemente desde el dialecto de prestigio y que solo le sirvan a la gente de tu barrio.

    Los andaluces deberían darse cuenta de que todo el castellano de América es fundamentalmente andaluz evolucionado con algo de algo de las hablas septentrionales encima en México y Colombia y algo más del dialecto de Castilla inyectado por RAE y difundido desde la escuela en los últimos dos siglos. Y así, dejar atrás el complejo de inferioridad, escribir con soltura la ortografía común que gracias a su sesgo castellanista nos sirve a todos (diferencia todos los fonemas, para quienes los tienen y para el resto nos da dolores de cabeza superables) y leer sin vergüenza en andaluz.

    Si yo leyera este texto en voz alta, las des entre vocales serían mudas, las haches finales aspiradas, un montón de eres serían mudas y no habría diferencia entre ces, zetas y eses. Es mi lengua y su mejorable pero útil ortografía. Lo mismo podrían hacer los andaluces y saber que una s en final de sílaba no quiere decir necesariamente «el mismo sonido inicial de sapo» sino «aspiración» o «abra la vocal anterior». Y que una d en «-ado» no implica necesariamente «el mismo sonido de d en dudar» sino que también puede ser «letra muda, para comodidad de nuestros amigos mexicanos y andinos». Todos felices y con acceso a la literatura, prensa y opiniones de 430 millones de hablantes.

    • Si, muy sensato tu punto de vista. Una pregunta, no te gustaría leer un texto con un acento determinado? No necesariamente andaluz, pongamos un texto de cortazar

      • Lo hago a veces, con imaginación y reglas de lectura. Por ejemplo, escuchar a Cortázar y luego imaginar sus textos con pronunciación rioplatense. Saludos.

  12. jerezanísimo

    ezo, ezo, independenzia pa loh andazuleh !!
    qué contentosss ibamoss a esstar algunoss!!

  13. jerezanísimo

    El trato desdeñoso y la displicencia humillante» de la que se habla arriba NO es por el modo de hablar, sino por el modo de ser. Basta de palabrería: todos los así llamado tópicos son enunciados empíricamente corroborados, aunque haya cisnes negros.

  14. Mi ombligo mola De Dios. Y para que mole más todavía me invento una lengua vernácula, que la que los tienen son los que más molan.
    Qué pereza. Qué maldita pereza….

  15. José I.

    El principal error dentro de lo curioso de la edición del libro es generalizar esa manera de escribir como Andaluz. Yo como sevillano me suena cercano pero no me representa. Ese andaluz se asocia a otro tipo de provincias andaluzas, por lo tanto generalizarlo como Andaluz es inexacto.
    En el caso se Sevilla se habla con un tipo de acento que al salir de la ciudad y dirigirte a un pueblo a 15 kilómetros se habla muy diferente. La Algaba o Dos Hermanas son un claro ejemplo. Imaginad si ya nos dirigimos a otra provincia.
    Cuando escucho hablar a un andaluz un minuto puedo saber si es gaditano, cordobés, granadino o almeriense. Asi que generalizar como Andaluz el texto de arriba es erróneo.
    Resido en Madrid y si vas a Alcobendas o Getafe la gente tiene el mismo acento que en Madrid capital.

  16. Eso es malagueño, no andaluz, y ni siquiera de toda Málaga.
    Como han dicho por ahí, qué pereza.

  17. ¿Y por qué no se dedican a la creación genuina de obras en lugar de a la traducción, con la gramática (no reglada) de un esbozo de dialecto andaluz genérico, que aglutine las infinitas variantes que de éste se dan en la amplia Andalucía? Me da que es un intento de andalucismo exacerbado y búsqueda de atención mediática. La lengua ha de obedecer a un principio de utilidad. ¿Para qué traducir una obra, muy posiblemente desde el castellano, y no desde el francés original, si todos los potenciales lectores, que muchos no serán, ya dominan la lengua de la que el andaluz, genérico, es dialecto? Si quieren notoriedad de un dialecto, e incluso un hipotético reconocimiento como lengua autónoma, que se dediquen con esmero a la creación literaria de obras cuya lectura, con la ortografía por desarrollar de ese andaluz genérico, sea edificante. Y como siempre, la solidaridad con todos los andaluces, cansados de que se perpetúe la idea del garrulo sureño, como si en las ciudades o el septentrión no hubiese igual proporción de zopencos, que por serlo, no les viene la cosa del sitio donde nacieron ni la forma de hablar inculcada desde la cuna, y sí de los prejuicios y el embelesamiento que ser de aquí o allí les produce.

  18. Que vergüenza, pero mucha. El libro es la catetada más grande que he visto en mucho tiempo y lo sería exactamente igual si en vez de estar en, supuestamente, Andaluz lo estubiera en «leguaje» SMS. Prefiero pensar que esto no es más que una argucia para rascar una subvención que pensar que alguien de verdad cree que escribir así es una lengua propia.

    Entonces cuantas lenguas andaluzada existen? Ocho troncales y cuarenta espuertas de variedades locales? Este libro ya os digo que los de Jaén, por poner un ejemplo, no lo entienden. Entonces los de Jaén no hablan andaluz?

    Y luego está el articulo. Defendiendo lo indefendible, tratando de hacerle manicura, permanente y maquillaje a paletadas para que lo que no pasa de burda broma de bar aparente ser trabajo intelectual socialmente comprometido.

    Por no hablar que hacerle esto a una de las obras cumbres de la literatura debería estar penado. No sé si con latigazos, pero al menos con calcetinazos sudados en la cara, desde luego, si.

    Y todo esto que he escrito me lo podría haber ahorrado si pudieran incluirse gifs: FACEPALM

  19. Si alguien quiere profundizar en el tema recomiendo esta entrada http://www.larealidadestupefaciente.com/2017/05/libro-dudo-errante-de-russell-hoban-y.html

  20. Ya me contarás a mí que tiene que ver ese acento con mi «andalú» que sesea tanto que cuando era pequeño y aún hoy día cuando «resito» el «abesedario» lo hago así: a, b, se, d… y al final seta. Mejor nos quedamos como los anglicanos: escribiendo de un modo -castellano- y pronunciando de otro-dialecto andaluz-.

    • El seseo es técnicamente ceceo. Quienes seseamos en verdad ceceamos con el sonido de la z en el siglo XVI (fíjate en cómo suenan la z y la s del euskera), cuando en el sur de la península se perdió el contraste entre s y z porque desapareció la s, mientras en el centro y norte se siguió el camino opuesto de incrementar la distinción y surgió una nueva z, la que tienen hoy.

  21. Pò yo quedría dicì unä cosicä arreol l’andalû poique paeze que denguno zabéï ni papa: l’andalû è la lengua nuehtra manque le peze a argunö, tié varieä dehtintä poique tuihcä lä lenguä tien dialeutö, lu mehmitico paza con l’andalû. Agora bien, è mehter entangarillà y ehcarcullà la horma nuehtra d’ablà pa q no ze pierdan lä remanezenciä nuehträ, contíconeso tamién è menehter q’aiga ehcrebiorë y q nö podamö ehpresà igualetico a como ablamö y platicamö, abulë y que sü vaya mu bien

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