Cine y TV

Battlestar Galactica, apuntes y reflexiones (I): la frontera interestelar y la guerra absoluta

Imagen: ABC.
Imagen: ABC.

Esto de la cultura friki está alcanzando tal grado de generalización que, por un lado, se considera especial algo que se ha convertido en cultura de masas y, por otro, nos cargamos de prejuicios ante un determinado tipo de contenidos.

Antes de sentarme a ver del tirón (que es como se ven las series buenas) todas las temporadas de esta epopeya interestelar no sabía que iba a descubrir una de las series más interesantes de la historia de la televisión, que logra mezclar con bastante equilibrio la acción y la reflexión, el entretenimiento y la trascendencia, la aventura y la filosofía.

Para explicar dónde creo que reside el máximo interés de esta serie nada insustancial comienza aquí una colección de cinco artículos. Emprendemos una odisea por el tiempo y por el espacio, una historia circular que empieza en el futuro y acaba en el pasado, un viaje repleto de referencias políticas, religiosas y filosóficas, de Carl von Clausewitz a F. J. Turner; de Alexis de Tocqueville a Carl Schmitt; de Friedrich Nietzsche a Walter Benjamin

Al final de esta primera entrega incluyo una guía para disfrutar la historia en perfecto orden cronológico. Y, por supuesto, lo que viene a continuación CONTIENE SPOILERS.

La serie moderna

La serie Battlestar Galactica (2003-2010) denominada «reimaginada» se basa en la antigua serie homónima de 1978 y en su secuela de 1980. Deseo destacar especialmente la miniserie y las tres primeras temporadas; la cuarta me parece demasiado mística, mucho más inconsistente y desigual; en definitiva, menos interesante. Si uno busca errores científicos o paradojas en el guion, los encontrará; pero, cuando nada tiene sentido si las naves espaciales no viajan a más velocidad que la luz y cuando hay que mantener la trama durante más de setenta y cinco episodios, esas cosas ocurren y las puede descubrir cualquier espectador atento. Conviene quedarse con que su pretensión no es la de ceñirse a la teoría de la relatividad especial.

Caprica (2010) no es la misma serie, aunque es de los mismos creadores y se presenta como precuela de Battlestar Galactica. Narra los acontecimientos que explican el origen de los cylon de las Doce Colonias y su animadversión hacia los humanos.

La Universal parece que quiere llevar a la gran pantalla un largometraje basado en Battlestar Galactica (reimaginada), y se rumorea que se ha encargado el guion a Jack Paglen, el guionista de Trascendence (2014).

La complejidad psicológica de los personajes, la magnitud de la historia, los distintos escenarios y el potencial argumental, entre otros factores, hacen que Battlestar Galactica (reimaginada) reúna características de muchos géneros y subgéneros como la ciencia ficción, el género de aventuras, el bélico, el político, el social, el jurídico, el documental —con momentos que recuerdan a El ala oeste de la Casa Blanca, La guerra de las galaxias, La caza del Octubre Rojo, Yo Robot o Blade Runner— y con complejas interrelaciones en sus guiones: religiosas, filosóficas, mitológicas y literarias… para alguno, esta serie resulta paradigmática de esa «narración transmediática e hibridación de géneros en la ciencia ficción».

Sinopsis

El hombre es originario del planeta Kobol, hogar también de los dioses según la tradición religiosa politeísta mayoritaria. Cuando las condiciones de vida se tornaron insoportables (hace cuatro mil años), los humanos tuvieron que emigrar por el universo y establecerse en otro lugar. Se fundaron así las Doce Colonias de Kobol, aunque la misma tradición cuenta que hay Trece Colonias; pero la decimotercera (la Tierra) se considera un lugar mítico. En una de las Doce Colonias (Caprica) el hombre jugó a ser Dios y construyó unos robots con cierta conciencia humana: los cylon. Estos se rebelaron y, tras una larga guerra, ambas partes firmaron un armisticio. Medio siglo después, los primeros cylon (centuriones) evolucionan hasta producir nuevos diseños: naves espaciales de combate semiorgánicas y androides tan perfectos (e imperfectos) como el ser humano, prácticamente indistinguibles, excepto porque solo hay doce modelos y, de al menos siete de ellos, existen millares de copias, que también se utilizan para traspasar la conciencia de un cylon humanoide muerto a otro cuerpo idéntico. Tras cuarenta años de paz, los cylon atacan las Doce Colonias y aniquilan a casi todos los humanos con armas nucleares. Solo quedan con vida unos cincuenta mil, que huyen de los cylon en busca de otro planeta en el que asentarse y reproducirse para salvar a la raza humana de la extinción. Todos los supervivientes viajan en una flota de naves espaciales protegidas por una única estrella de combate: Galactica, comandada por William Adama. Sus armas y sus pilotos son lo único que los humanos tienen para protegerse de los feroces ataques de los cylon, que continúan la persecución hasta los confines del universo. Como si hombres y cylon estuvieran predestinados a cruzar sus caminos, cuando una serie de señales y profecías religiosas guía a los humanos hacia la Tierra, también los cylon (monoteístas radicales) creen estar cumpliendo los designios de Dios dirigiéndose al mismo lugar.

Los protagonistas de Battlestar Galactica (reimaginada). Imagen: ABC.
Los protagonistas de Battlestar Galactica (reimaginada). Imagen: ABC.

Personajes principales

Tras la destrucción de Caprica, sede del Gobierno de las Doce Colonias, la presidencia recae automáticamente en la número 43 de la sucesión, una maestra con el cargo de secretaria de Educación en el Gobierno: Laura Roslin (Mary McDonnell). La única nave militar a cargo de la seguridad de la flota de supervivientes es la estrella de combate Galactica, cuyo comandante, y a la sazón máxima figura militar, es William Adama (Edward James Olmos), aunque luego aparecerá otra estrella de combate con una opinión distinta de las prioridades en tiempo de guerra, la Pegasus, cuya comandante y superior de Adama es la almirante Helena Cain (Michelle Forbes). Bajo las órdenes de Adama sirven, entre otros, su hijo, el capitán Lee «Apolo» Adama (Jamie Barber), que debe solucionar varias diferencias con su padre; el subcomandante Saul Tigh (Michael Hogan), que tiene problemas con la bebida y una relación tempestuosa con su esposa Ellen (Kate Vernon); y la teniente Kara «Starbuck» Thrace (Katee Sackhoff), una excelente aunque rebelde piloto que iba a casarse con el otro hijo del comandante Adama, que falleció dos años antes. Por otro lado, destaca el personaje de Tom Zarek (encarnado por Richard Hatch, uno de los protagonistas de la serie original), un terrorista convicto que quiere hacerse con el poder mediante un discurso populista. Otro de los protagonistas absolutos es el doctor Gaius Baltar (James Callis), un genio científico egoísta, con una personalidad escéptica y dual, que facilitó a los cylon (sin saber lo que eran y sin conocer sus intenciones) los secretos del sistema de defensa que provocaron el holocausto y que llegará a ser profeta y presidente. Entre los cylon, destacan el modelo número Seis (Tricia Helfer), más vulnerable emocionalmente de lo que parece (y una de las cuales, Caprica Seis, entabló una relación con Gaius Baltar, tras la cual, ambos conversan con el alter del otro: dos fantasías subconscientes que se revelarán ángeles); el modelo número Ocho (Grace Park), a la que se le han programado sentimientos más humanos; el modelo número Dos, Leoben (Callum Keith Rennie), que tiene la capacidad de ver el destino; y el modelo número Uno (Dean Stockwell), que es el mayor opositor de los humanos porque, precisamente, posee sus peores cualidades.

La frontera interestelar

Aunque no se trata de algo explícito, el concepto de frontera se revela en esta serie como algo implícito en el concepto de confín, de viaje hacia ninguna parte. Prevalece en toda la serie la frontera como un espacio abierto (nunca mejor dicho). Se trata de lo que se entiende en inglés como frontier, una línea territorial provisional en el avance expansivo de un pueblo o que separa lo conocido de lo desconocido y cuyo significado se ve influido por una serie de categorías mentales. Y dicho espacio, en este caso, no es una franja fronteriza, es todo el universo.

Además, es habitual que en las representaciones cinematográficas de la frontera aparezcan una serie de características, como la sublimación heroica de algunos personajes, la narración de una historia épica y, en ciertos contextos, como el de Battlestar Galactica, también mística. Es normal, asimismo, que emerjan interrelaciones sociales y culturales entre distintos pueblos, mediante las cuales se revela el concepto de alteridad. En este caso, bastante particular, tanto el uno (los humanos) como el otro (los cylon) comparten la misma situación en una misma frontera que se puede considerar infinita. Porque además, en este caso, la frontera tiene más que ver con el viaje, no tanto con el destino. Por si fuera poco, durante el viaje, el mestizaje entre cylon y humanos provoca otra alteridad que desemboca en un «tercero» representado por la pequeña Hera, «la primera de la nueva generación de Dios».

Como ocurre con el cine de frontera nacionalcatólico de las décadas de 1940 y 1950, y pongo este ejemplo porque lo conozco más y porque me interesan sus implicaciones religiosas —aunque se podrían poner otros muchos— (por ejemplo, Alba de América, de 1951; Amaya, de 1952; Correo de Indias, de 1942; La nao capitana, de 1947), que eligió mayoritariamente los territorios peninsulares medievales o el descubrimiento de América para desarrollar los mitos de la construcción nacional, de la reconstrucción imperial y de la unidad de destino en lo universal, la serie Battlestar Galactica utiliza la excepcionalidad de la frontera para lanzar un mensaje propagandístico sobre la construcción nacional de los Estados Unidos en un nuevo mundo, sobre la conformación de sus valores democráticos y de justicia, rompedores con la degeneración política y social de la vieja Europa, y en el que se filtra el contenido calvinista de su moral religiosa. El mundo de frontera, y en esta serie se ve muy claramente, está gobernado por la provisionalidad, la inestabilidad, la marginalidad, el peligro constante, la guerra continua y la laxitud de las normas morales y legales, lo que ofrece la posibilidad de la construcción o de la destrucción: «No es fácil mantener la superioridad moral cuando todos estamos en el barro», indica el mayor traficante de la flota.

La nave Pegasus, último refugio humano hacia la frontera interestelar. Imagen: ABC.
La nave Pegasus, último refugio humano hacia la frontera interestelar. Imagen: ABC.

Los humanos de esta flota son fugitivos, pero también exploradores y colonizadores potenciales. El mero hecho de vivir permanentemente en la frontera conlleva una serie de implicaciones sociales, culturales, religiosas, económicas, institucionales o psicológicas que dan forma a una mentalidad fronteriza. En Battlestar Galactica se aprecia claramente el enfrentamiento psicológico de los protagonistas con el entorno, con ese momento de excepción más o menos prolongado en el tiempo que afecta irremediablemente a la organización sociopolítica y a la personalidad de los hombres y las mujeres de frontera: «Ya no somos una civilización dice el capitán Lee Adama somos una banda, y estamos luchando por sobrevivir. Tenemos que forzar normas, violar leyes, para sobrevivir». En el capítulo sobre el mercado negro, Tom Zarek le dice a Apolo que la presidenta «está actuando como si el mercado negro fuese una aberración. Pensé que usted era más listo, capitán. ¿Esperaba de verdad que una utópica fantasía surgiera de las cenizas?». Y, como ocurre en el cine nacionalcatólico, aparecen unos héroes de frontera que alcanzan su destino manifiesto con valor, audacia y la ayuda de Dios.

Entre las implicaciones psicológicas, destaca la necesidad de enfrentarse no solo a un enemigo desconocido y a un entorno hostil, sino a sus propios compañeros de viaje que, con el paso del tiempo y el empeoramiento de las condiciones de vida, se verán abocados al límite de la supervivencia. Los humanos deberán enfrentarse a sus propios límites.

El holocausto de la raza humana es una tragedia sin precedentes, pero la salvación de los que quedan y el viaje hacia un destino mítico en el que empezar otra vez ofrece nuevas esperanzas. Los mitos que se creían una quimera se convierten en una utopía. Se rompe la barrera entre historia y ficción. La oportunidad de establecerse en una nueva tierra (la Tierra) supone también la oportunidad de realizar ideas utópicas para establecer una sociedad mejor.

Sin embargo, las esperanzas se pueden ver truncadas por la reproducción de las mismas estructuras sociopolíticas. La inercia, la costumbre, provocará que, ante tan singulares circunstancias, permanezcan las diferencias sociales, económicas y políticas heredadas de la antigua sociedad de las Doce Colonias.

Las condiciones de libertad y de impunidad sirven de estímulo para la iniciativa, la disciplina, la construcción, el inicio de una nueva vida y de una nueva sociedad, la superación y la esperanza. Es el camino de los héroes. Por otra parte, si dichas condiciones se suman a las dificultades del entorno, a las debilidades humanas, al sentimiento de abandono y a la asunción de la diferencia, se desarrollan la violencia, la desesperanza y el miedo, que desembocan en la proyección de esa violencia, en la destrucción, en la delincuencia y en la marginalidad. Esta es la dicotomía de la frontera y de los hombres de la frontera.

La guerra total y la guerra absoluta

Como se ha mencionado, no es solo una frontera, es una frontera en guerra, una guerra continua. Y la magnitud de la guerra y sus especiales circunstancias invitan a profundizar en los conceptos de «guerra total» y «guerra absoluta».

La guerra total es aquella en la que las naciones (pueblos) implicadas movilizan todos sus recursos disponibles para destruir por completo la capacidad bélica de otra nación. La guerra absoluta fue enunciada por Clausewitz como una guerra libre de cualquier restricción política, temporal, espacial o debida a la naturaleza humana, algo que este consideraba imposible, una ficción lógica, una abstracción filosófica.

Definidas en estos términos, en Battlestar Galactica están presentes las dos. Por una parte, la guerra que emprende la nación cylon no busca destruir la capacidad bélica de los humanos, sino destruirlos por completo, extinguir a la raza humana, matar a su padre, literalmente, a su creador, a su enemigo acérrimo, y no es una guerra cualquiera, es una guerra santa en la que los cylon, fundamentalistas religiosos monoteístas, empuñan la espada de Dios contra quienes lo han abandonado, contra la humanidad, «una creación fallida [que] sigue matándose mutuamente por codicia, rencor y celos» y que quizá no merezca sobrevivir, una guerra justa con tintes veterotestamentarios que los cylon entablan en nombre de Dios (el único Dios) contra los humanos herejes politeístas e idólatras. Los cylon emprenden una acción de destrucción total casi instantánea; pero, aunque se prolongue, y al no ser humanos sino máquinas, no están constreñidos por la naturaleza humana; como sus mentes se reencarnan en un nuevo cuerpo (son, de alguna forma, inmortales), carecen de restricción temporal; y la fantasía esencial de la serie, la posesión de una fuente de energía casi ilimitada (el tilio) que permite viajar muy por encima de la velocidad de la luz a cualquier parte de un universo aparentemente infinito, también elimina las restricciones espaciales de la ecuación. Por lo tanto, Battlestar Galactica ofrece, quizás, el único ejemplo conocido de materialización ficticia de la abstracción de guerra absoluta enunciada por Clausewitz.

La destrucción total de Caprica las demás colonias por parte de los cylon da lugar a una guerra absoluta. Imagen: ABC.
La destrucción total de Caprica las demás colonias por parte de los cylon da lugar a una guerra absoluta. Imagen: ABC.

A medida que los cylon descubren más sobre su naturaleza humana, a medida que emergen los sentimientos y la individualidad (dejan de ser clones), esa guerra absoluta se empieza a ver limitada, restringida, por la naturaleza humana de los cylon, y esa naturaleza humana es lo que provoca también la aparición de la política en la nación cylon: estos dejan de comportarse como un único cuerpo de androides regidos por un ordenador central y comienzan a confrontar sus opiniones personales, lo que genera grupos ideológicos que deben discutir la toma de decisiones para conseguir sus objetivos comunes. A partir de ese momento la guerra absoluta también empieza a tener restricciones políticas. Por último, el descubrimiento de las naves resurrección de los cylon por parte de los humanos y su destrucción añade las restricciones temporales a unos cylon que ya no pueden reencarnarse y que tienen, como los humanos, un tiempo de vida limitado que algunos incluso eligen por sí mismos.

Así es como la guerra absoluta de los cylon pasa a ser una guerra total, porque, eso sí, todos sus recursos están a disposición de dicha guerra, no existe una sociedad cylon al margen de lo militar.

Los humanos enfocan la guerra de manera distinta. A los líderes militares se les ofrecen dos posibilidades, habida cuenta de su desventajosa situación (los humanos casi aniquilados, con pocos recursos y efectivos muy inferiores a los del enemigo): supeditar todos los recursos a la guerra (una guerra total) o supeditar la guerra a la política. Esta dicotomía se produce dentro de la flota de Galactica y, aunque no está exenta de conflictos, el comandante Adama decide supeditar (casi siempre) la guerra a las necesidades políticas de salvaguardar a los últimos supervivientes de la raza humana, protegerlos y conducirlos a un nuevo asentamiento en el que puedan rehacer su vida y reproducirse, lo que supone optar, principalmente, por una estrategia defensiva. Sin embargo, en el transcurso de la serie se pueden ver las consecuencias de la otra opción, representada por otra estrella de combate superviviente que aparece en la segunda temporada, la Pegasus, que optó por la guerra total (veremos más adelante que es más que una guerra total), por hacer frente a los cylon con todos los recursos disponibles civiles y militares, que se decidió por una estrategia ofensiva y que, para ello, su comandante tomó la decisión de abandonar a todos los civiles que no fueran útiles a los objetivos militares y de militarizar al resto.

La almirante de la nave Pegasus, Helena Cain, emprende una guerra total en el sentido de una acción hostil completamente desenfrenada, según la describe Clausewitz; pero, aunque no alcanza el estado de guerra absoluta anteriormente descrito, se trata de una guerra total que sí «constituye una cosa independiente en sí misma», a pesar de que este autor lo considere imposible porque incluso «la guerra total es solo una parte del intercambio político». La excepción de la guerra emprendida por la nave Pegasus, y que se puede definir, y me atrevo a hacerlo, como «guerra entregada», no es una guerra absoluta porque tiene restricciones temporales y de naturaleza humana, pero no es una guerra total porque no tiene restricciones políticas (ni espaciales, como hemos visto); y no tiene restricciones políticas porque cuando la almirante Cain toma las riendas de la guerra y se deshace de la flota civil a su cargo, piensa que es la única nave superviviente; y no hay más política que la que ella dicta como máximo rango militar. Ha desaparecido la sociedad civil, han desaparecido los asuntos públicos y ha desaparecido cualquier objetivo que no sea militar: ha desaparecido la política. Y además, la nave se enfrenta a un enemigo que también carece, como ya se ha visto, de política y de cualquier otra restricción, un enemigo que ha emprendido una guerra absoluta. Por eso la guerra de la almirante de Pegasus es una guerra «entregada», porque se entrega a una guerra restringida solo por la naturaleza humana (en la que se incluye la restricción temporal que supone la duración de la propia vida de sus tripulantes), y es una guerra tan entregada que arriesga la supervivencia de su propia especie al anteponer la venganza o la ofensiva militar, la propia guerra, a cualquier otro elemento humano o sociopolítico. Pero esta posibilidad de la desaparición completa de la política, sin embargo, la contempló Clausewitz en sus escritos como algo solo «concebible si las guerras fueran luchas de vida o muerte, originadas en el odio puro». Está claro que este es el caso; pero que sea concebible no significa que sea razonable, porque «la política ha creado la guerra; la política es la facultad inteligente, la guerra es solo el instrumento y no a la inversa. La subordinación del punto de vista militar al político es, en consecuencia, el único posible».

La presidenta Laura Roslin y el comandante William Adama representan el punto de vista del gobernante y del soldado, respectivamente. Imagen: ABC.
La presidenta Laura Roslin y el comandante William Adama representan el punto de vista del gobernante y del soldado, respectivamente. Imagen: ABC.

Dejando a un lado estos dos casos extremos de guerra absoluta y entregada que representan los cylon y la Pegasus, respectivamente, resulta interesante analizar «ese estado de antagonismo en que se halla la naturaleza de la guerra según Clausewitz con relación a los otros intereses de los hombres […] fundado en nuestra propia naturaleza». Este autor, como se ha visto, consideraba un tremendo error la supeditación de la política a los intereses de la guerra, porque la política es «la representación de todos los intereses de la comunidad entera». Pero, habiendo quedado esto claro para los militares de Galactica, la cuestión estriba para este autor en si al proyectar los planes de guerra, el punto de vista militar tiene más o menos presencia, o incluso desaparece. La serie nos ofrece alternativamente, como sugería Clausewitz que se debe hacer en estos casos, el punto de vista del soldado y el del gobernante, que pugnan o colaboran para dilucidar, en cada momento, el grado correcto de subordinación de lo militar a lo político, aunque partiendo de un punto discreto que a Clausewitz le habría parecido mal en circunstancias normales (pero hay que recordar que es una lucha por la supervivencia): el comandante Adama es, en principio, el que toma las decisiones militares (como si estas no fueran políticas), pero solo cuando el papel militar ya ha abandonado la opción de la guerra total a favor de una actitud general protectora de la sociedad civil, de la democracia y, en principio, defensiva. Y, aunque existen conflictos que salpimentan esta relación entre la político y el soldado (hasta se produce un breve golpe de Estado militar, aunque motivado por un comprensible choque entre razón y pasión mística), en realidad son pocos porque Adama y la presidenta Roslin parecen haber aceptado las máximas clausewitzianas de que la guerra es «un todo orgánico del cual no pueden separarse los miembros individuales» y de que «no existe conflicto natural entre los intereses militares y políticos», porque si no son los mismos, alguien está haciendo algo mal.

Se ha escrito bastante sobre la relación de esta serie con los atentados del 11S. Es probable que exista una relación tangencial. La destrucción de las colonias por los cylon y el holocausto nuclear también es el argumento de partida de la serie de 1978, relacionado, quizás, con el ambiente de guerra fría de la década de 1970. También es posible que el público estadounidense interprete cualquier ataque en clave 11S con posterioridad al año 2001. Centrar el contenido político y militar de la serie en la posible relación con dicho acontecimiento parece más fruto de una obsesión. Pero la serie invita a reflexionar sobre muchos otros temas relacionados con la democracia, la soberanía y el poder que veremos en la próxima entrega.

(Continúa aquí)

Guía para ver de forma ordenada la serie Battlestar Galactica (reimaginada) y su precuela

  • Caprica (2010): dieciocho episodios.
  • Battlestar Galactica: Blood & Chrome (2012): diez webisodios (luego estrenados como telefilm en 2013).
  • Battlestar Galactica, miniserie TV (2003): dos episodios.
  • Battlestar Galactica 1.ª Temporada (2004-2005): trece episodios.
  • Battlestar Galactica 2.ª Temporada (2005-2006): veinte episodios.
  • The Resistence (2006): diez webisodios.
  • Battlestar Galactica 3.ª Temporada (2006-2007): veinte episodios.
  • Razor flashbacks (2007): siete webisodios.
  • Battlestar Galactica: Razor (2007): telefilm.
  • Battlestar Galactica 4.ª Temporada, 1.ª parte (2008): diez episodios.
  • The Face of the Enemy (2008): diez webisodios.
  • Battlestar Galactica 4.ª Temporada, 2.ª parte (2008-2009): once episodios.
  • Battlestar Galactica: The Plan (2009): telefilm.

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32 Comentarios

  1. Pingback: Battlestar Galactica, apuntes y reflexiones (I): la frontera interestelar y la guerra absoluta

  2. La mejor serie de la puta historia. FIN.

  3. Galáctica es una serie genial, que sin embargo es poco conocida por la mayoría de la gente. Pero no menos recomendable es el juego de tablero inspirado en ella

    http://boardgamegeek.com/boardgame/37111/battlestar-galactica

  4. Artículo de actualidad. Supongo que habrás comenzado a documentarte para tu nuevo artículo sobre «Breaking Bad» que publicarás en el 2025.

  5. Artículo muy interesante y que incita a querer leer los cuatro restantes.

    Una pequeña precisión: cuando haces la guía, comentas que se tienen que ver la miniserie estrenada en el 2003 y después la los trece episodios de la primera temporada, cuando los dos primeros de esta son los mismo que la miniserie.

  6. «Múltiples contactos DRADIS en pantalla», «Solución para secuencia de salto FTL, completada…», «pilotos a sus VIPERS…» y podría seguir durante varios minutos con frases de la serie que se me han grabado A Fuego en mi interior. La construcción y complejidad de los personajes es de lo mejor que he visto en mucho tiempo, y sobre todo las aventuras de la BSG-75 Battlestar Galactica que transmiten emoción con mayúsculas. Es es papel cumbre del actor Edward James Olmos, El Viejo que es como un padre para todos. No hay fisuras, es todo grandioso y muy creíble en un futuro distante.
    Me alegro que, aunque muy tarde, hayáis descubierto esta pequeña joya de la Ci-Fi bien hecha [Mode Ironic Off]. Se agradece esta disección de la série bajo un prisma intelectual. So Say We All. Me voy a jugar a Pirámide…

  7. Serie sobrevalorada. Mal narrada, los capítulos parecían hechos con principio y fin, sin ser una pieza más de la historia. Los temas tratados, los trataban AISLADAMENTE en el capítulo correspondiente. En plan: Hoy toca RACISMO, pues hoy presentaremos si es correcto tratar de iguales a los «replicantes», y luego durante la serie… se pasan capítulos y capítulos como si nada… Como si el racismo fuera un TEMA y no un suceso que va acompañando durante toda la historia (es un ejemplo).

    Muy decepcionante. Ves otras series (Wire, soprano, mad med, etc..) Y ves que cada capítulo es un continuo del anterior y el siguiente. Que los temas y los personajes se ENTRELAZAN. No aparecen y desaparecen como en Galactica. No es Capítulo Y: Racismo, Capítulo X: Elecciones , pero ni en el capítulo de racismo se menciona nada político, ni en el tema de las elecciones nada sobre racismo… Cada capítulo parece casi sellado al vacío sin casi conexión con el siguiente.

    Los personajes unidimensionales, Los diálogos pobres no, lo siguiente. Las relaciones vienen y van no por las interacciones lógicas y creíbles en una trama, sino por que para ESE TEMA en ESE CAPÍTULO iba bien que fulanito se peleara con benganito o se enamorara… Es tan descarado, casi predecible.

    Se fuerzan los momentos «épicos», casi se subrayan de manera torticera como si el espectador fuera…

    TEMAS: tratados de manera SIMPLONA y MANIQUEA. Por ejemplo el tema político aparece y desaparece a CONVENIENCIA del capítulo. Como si la OPOSICIÓN desapareciera en determinados momentos, o que la PRENSA metiera presión según si al capítulo le iba bien o no. No buscando realismo, simplemente buscando si iba bien a historieta entre la Presidenta y el Capitán…

    Lo ÚNICO que merece la pena, es el personaje del científico loco y su chicha número… no me acuerdo. El personaje tiene cierta complejidad (el único), y puedes ver como va cambiando de postura, y resulta más o menos creíble.

    Sólo se la recomiendo a fans de la ciencia ficción. Quien esperen ver una sociedad del futuro y como se plantean los nuevos retos en una sociedad así… Olvídense.

    Alguien lo tenía que decir

    • Toda la puta razón del mundo.

      Serie muy mal hecha. Errores de coherencia, no supera ni los mínimos..

      Alucino cuando a alguien le gusta.

      Pero no sólo eso: Es publicidad mormona. Es una obra promoviendo a esa panda de lunáticos.

      No sólo no entiendo su éxito. No entiendo como alguien que haya visto más de dos cosas en su vida pueda decir que es buena… Y como no se la rechaza sabiendo que es lo que es: Publicidad religiosa.

      • Me alegro de no ser el único. Por que lees cada cosa en internet sobre esta serie…

        Y lo de el rollo mormón, metafísico… Vamos, ni el Nacional Catolicismo con Franco era tan propagandístico…

        • Respeto los gustos de cada uno, a mi, particularmente, lo que me chirrió enormemente cuando disfruté su visionado es el tema del misticismo, la religión, un Macguffin según mi manera de ver que espero aclaren en los siguientes artículos porque de verdad que aún hoy no lo entiendo.

          Peeeero: me encanta la complejidad de no solo los personajes (unidimensionales?? Really?), sino de la forma de narrar los capítulos. Donde veis desconexiones entre ellos yo veo enriquecimiento, rupturas, una manera de abordar multitud de temas y de manera muy acertada dada su complejidad. Una serie que hace que te plantees temas desde varios puntos de vista diferentes. Una serie que, en definitiva, te hace PENSAR. Y ojo, soy fan absoluto de The Wire, la mejor TV serie de la historia.

          Pero aceptadlo, hay otras formas de narrar, tanto en cine como en televisión. Y todas tienen tanto sus aciertos como desaciertos.

          • Series peores han tenido más fama, como LOST, donde cada capitulo es un monton de incognitas que no se desvelan ni en el siguiente ni al acabar la serie.

            Una serie no tiene por qué ser un telefilm en porciones. Los Simpson no tienen relación entre capítulos y nadie dice nada.

            BSG es una serie para entretener, en un contexto específico, con una temática concreta y que narra una historia y sin que cada capítulo tenga que ser continuación del anterior.

  8. minifreak

    Si no recuerdo mal es Starbuck no Sturback el alias de Kara Thrace.

  9. Pantafilando

    ¿Kara «Sturback» Thrace? Por los dioses de Kobol, ¡STARBUCK!
    En otro orden de cosas, qué sensación más agridulce me dejó esta serie… por un lado maravillas como la miniserie original, el episodio «33» y bastantes otros sueltos, las interpretaciones de Olmos (¡qué gran Héroe Crepuscular!), McDonnell y Hogan, el morbazo de la sibilina Tricia Helfer (por ella yo también hubiera traicionado a mi especie) y la bestia de Katee Sackhoff, los combates espaciales desesperados y a cara de perro… y por otro lado las chorradas de los angelitos y las profecías, y que en el último momento todo Dios era un cylon, hasta la madre del guionista.
    Pero oigan, ¡qué recias lagrimitas asomaron en mis ojos cuando en el último episodio parte la Galáctica en su último viaje hacia el Sol y empieza a atronar en la banda sonora la versión remozada del tema de la serie original! Impagable.

  10. Hay que tener pocas luces como para recriminarle a JotDown la publicación de un texto tan interesante sólo por la serie ser «antigua». Ni que fuera esta página el enésimo blog sobre novedades televisivas.

    Suponemos que a ese lector le dará un ictus si descubre los reportajes de esta página sobre ‘Twilight Zone’.

    Por lo demás, enhorabuena por un texto tan interesante sobre esta gran serie.

  11. El artículo está interesante y volveré a por su continuación. También volveré a ver si David se lleva alguna colleja textual más. Los comentarios de listillo y no saber lo que es una retrospectiva es lo que tiene. Pero todo se cura leyendo y respetando el trabajo ajeno.

    A mí me parece que Battlestar Galactica es una serie muy interesante que se va a pique cuando salen los temas metafísicos o religiosos que al final no sabe resolver muy bien. No es que en una serie no se puedan tocar temas religiosos, metafísicos o teológicos, sino que es que no los sabe tratar, lo usa como recurso de humo y espejos, como relleno. Y al final cayó en la misma trampa que Lost, recurrir a ellos cuando no sabía que contar.

    Sin embargo, la serie me parece que es excelente cuando está enfocada hacia la socioficción. Es decir, los episodios que estaban centrados en contar los problemas que surgían de la convivencia de la raza humana como sociedad en el nuevo entorno, en un convoi estelar que busca un refugio. Ahí me parece soberbia. Desde ver como se organizan los medios de comunicación, como se crean nuevas clases sociales en función de las naves, como se organiza la política, como cambian las cosas cuando llega una nueva Battlestar y el estamento militar gana en peso, etc… incluso cuando los cylons empiezan a operar como democracia y aparecen los primeros conflictos entre ellos. ¡Genial! Ojalá se hubieran centrado en esos aspectos y desarrollado el final por ahí.

    Y por eso no estoy nada de acuerdo con lo que comenta Emilio. Otras series han usado el esquema de centrar episodios en un tema. Es imposible mostrar todo de una sociedad o de una historia de golpe, por ello es interesante irlo mostrando centrando los temas por capítulos. Otras series muy buenas también lo han hecho y no es un demérito alguno. Simplemente es otra forma de narrar. No todas las series tienen que ser todo la gran trama continuada hacia adelante. Puede haber un cierto grado de autoconclusividad en ciertos episodios y que luego hayan otros que hacen avanzar con más agilidad la trama mayor.

    Bueno, de hecho, leo el comentario de Emilio y creo que hemos visto series diferentes. Es más, me parece que Baltar es insufrible y es el personaje que más caprichosamente cambia de opiniones y de creencias según donde les sople el viento a los guionistas. Hacia el final de la serie pensaba que podría hacer cualquier cosa como ponerse un gorro de papel de aluminio y correr en pelotas por la nave. Horrible.

    Y era como una versión mala y cuñao del greñas de Padres Forzosos (Jesse Katsopolis).

    «Yo de esto escribí una vez una tesis…»

    Que te pires, Baltar.

    • Paco, seguramente habremos visto la misma serie, pero tendremos gustos diferentes.

      Estoy contigo que a mi también me hubiera gustado más si se hubiera centrado en la trama socioficción (incluso me sobra alguna batallita…).
      El tema es que si no eres capaz de abarcarlo, no lo intentes… Recuerdo el TEMA «sindical», un capitulillo y luego tema olvidado… Para eso, te lo ahorras… Además planteado de una manera tan FORZADA…
      HOUSE no aspira a explicarte como funciona un hospital o como es la vida en un hospital, así que puede tratar en un capítulo el «consentimiento informado»por que es el caso de ese capítulo y luego a otra cosa.. GALÁCTICA por su planteamiento intenta explicar una sociedad futura, y va soltando PILDORITAS muchas veces chirrían unas con otras.
      Además hay un sustrato de una sociedad casi casposa… La testosterona sigue siendo dominante, los decisiones las toman de manera UNIPERSONAL por el «poderoso», y en cambio ves la sociedad actual que va hacia sociedades EN RED, donde las decisiones se toman A VARIAS BANDAS… en fin, pero eso es otro tema… Sobre si la sociedad que plantea galáctica tiene más que ver con una sociedad del siglo XXII o los personajes recuerdan más a Aquellos maravillosos años… ambientada en los 60…

      Personajes: Por favor, CUALQUIER personaje de LOST tiene mayor complejidad que TODOS los personajes de GALÁCTICA juntos, incluido todos los clones…
      Y Baltar, lo bueno de Baltar es que le muestran como un SUPERVIVIENTE egoista, capaz de todo para salvarse, y eso lo hace más creíble que los personajes MONOCOLORES de «héroes épicos» del resto, desde el capitán, la presidenta, el hijo del capitán, Starbucks etc… Baltar no es alguien admirable, puede ser miserable y a veces hasta un héroe y eso es lo que le hace creíble. El resto parecen sacados de la factoría MÁRVEL de Superhéroes…
      Pero en fin, interesante tu comentario, coincidimos en cosas, pero no en otras.
      Adeu.

  12. Spanish Inquisition

    De Galactica se pueden decir muchas cosas…

    Por un lado las interesantes ideas de una rebelión de robots motivados por fanatismo religioso, el genocidio y éxodo de una humanidad inspirada en las creencias Mormonas pasando por Israel o el 11S, con R.Moore repitiendo ideas que ya tocó en Deep Space 9, más la excelente ambientación y VFX creando una estética propia…etc, etc

    Por otro, un argumento al que a partir de los episodios de la Pegasus se revela sin verdadero plan, con personajes que cambian su personalidad o cometen estupideces por exigencia del guión de un episodio a otro, y finalmente una mala mezcla de sci-fi y religión que al igual que LOST, intenta salvar los platos rotos con fanservice y manipulación emocional del espectador, pero que fracasa en construir una historia consistente.

    Ahora bien, este articulo no parece hablar de BSG, ni de lo bueno, ni de lo malo, ni de nada.

    El articulista analiza BSG al estilo de crítica literia postmoderna, haciendo un gran estofado de referencias cruzadas en las que contextos como el público al que pueda dirigirse la obra, las influencias conscientes o no sobre la misma, o las intenciones de los autores son irrelevantes. Se mezcla cualquier otro tema que interese al articulista con la obra tratada independientemente de si hay relación directa real o no.

    Asi, se habla de Von Clausewitz como se podria hablar de SunTzu (si no fuese ya «demasiado mainstream») o De bello Gallico, del cine nacionalcatólico de la postguerra civil española (!!!), la «alteridad»…etc. Y cuando hay una influencia directa como el 11S o la politica americana de la época de la invasión de Irak en 2003, se despacha con un «Es probable que exista una relación tangencial» (WTF!).

    Mejor seria hacer un artículo sobre los temas que los que le interesa hablar al articulista, referenciando BSG, La Leyenda de los Héroes de la Galaxia, la Cultura de Iain Banks o lo que sea, que al revés.

    Si no, al final el lector sabrá mucho del artículista y sus intereses, y poco de lo prometido por el título del artículo.

    • Alberto Cruzado

      Es una serie. Abarca varios temas. Si los mezcla todos a la vez, la gente se pierde, sobre todo cuando no va a cuento con lo principal de la trama, lo cual no es explicar una sociedad futura. Es una épica espacial………que además incluye cuestiones políticas, religiosas y morales. Si has preferido entenderlo al revés, es tu problema, la verdad.

      ¿»UNIPERSONAL por el poderoso»?. Esta claro que no ha visto la misma serie que yo o no analizas. SON MILITARES EN GUERRA. Veteranos más de uno. ¿Como demonios crees que van a actuar? ¿Que tontería es esa que sueltas sobre la sociedad en redes? Oye, si empiezas a hablar de tu propia historia……………así cualquiera suelta chorradas con un aire así de reflexión.

      La serie es coherente con las circunstancias que plantea. Igual que sus personajes¿Te gusta el cobarde pero un interrogatorio militar con tortura no porque lo primero es realista y lo segundo no? En serio, tu no has visto la serie. Puede que mirado, pero no visto. Si no la has entendido, estas en tu derecho, pero no te vengas a hacer el listo tampoco. Porque que vengas a acusar de «casposa» a una serie porque no se adecua a tus criterios o a la manera en que tú quieres entender el tema……………………………………..
      ¿quien tiene la caspa aquí? Criticar es valorar el producto, no llorar porque no te lo hicieron a medida.

      Típico. Nunca sobra gente que cuando ve un producto de éxito, evidentemente bueno (al margen de sus fallos) no puede ser humilde y simplemente decir «no, no me gusta, no me llama, no me convence» y ya. Que va, tienen que hacerse los listos, como si solo ellos pudieran ver la estupidez de que te guste. Y si esta gente hiciera críticas inteligentes (que a veces). Pero no, salen con «personajes sin complejidad» y ya. No oye, será para tí solo. No para los demás. Analiza, o no digas nada. Crítica, no sueltes bilis. Si el producto no es para tí, no seas bobo y no lo veas. Con un «no me gusta» tienes. No vengas a hablar como si te hubieran estafado y vendido otra cosa. Es una maldita epopeya espacial, al que le supieron dar un tono logrado y personallizado, con complejidades y llamadas a la reflexión, pero es una epopeya espacial, con hasta su versión de La Fuerza y todo. So aun no te habias percatado, mal vamos.

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  15. Alejandro García

    No estoy de acuerdo con su orden recomendado para ver la serie. Está claro que ha optado por el orden cronológico de los hechos que tratan, pero en mi opinión es mejor seguir el orden de emisión, que siempre implica ciertas referencias a lo ya emitido. Creo que, al menos, plantaer las dos opciones sería recomendable.

  16. Ziortza Postigo

    A mí me ha parecido interesante. Tampoco dice que sea la mejor serie de la historia, sólo que le sugiere cosas. Y no creo que el título engañe, pone «apuntes y reflexiones». A mí la serie no es la que más me gusta pero creo que hay que verla, es curiosa. Y hay poquísimas cosas escritas sobre esta serie, la verdad. Si los artículos que siguen hablan como prometen de religión, política y filosofía, pueden estar interesantes, porque a la serie se le pira bastante y trata muchos temas. Me hubiera gustado que hablara un poco más de la serie antigua.

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  19. YulianaVK

    Me la vi en tiempo real, hasta acabar la 3ª temporada, cuando por aquí ni «existía». La combinaba con Supernatural, cuando aún era un fantastico proyecto de Kripke. ¡Y que tampoco acabé!

    Y Enrique Ballestero me ha dado ganas de volver a ponerme y acabarla, al menos. ((; Pero 1° me voy a leer la tanda de artículos.

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  22. Carlos Cordovez

    Que maravilla encontré me voy a leer todo y las otras parte del articulo,

    felicidades

  23. Carlos Cordovez

    yo actualmente empeze a ver la serie de 1978 y me llamado la atención

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