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Jot Down News #34

Claude Cahun Imagen cedida por editorial Wunderkammer. jot down news
Claude Cahun. Imagen cedida por editorial Wunderkammer.

Jot Down News es el resumen semanal de nuestra revista, artículo por artículo, sección por sección, para que no te pierdas nada. Esta semana hemos conocido los secretos de la profesión de guionista con Carlos López, las fotografías de Claude Cahun que cuestionan el género binario hombre y mujer, instrumentos musicales como el serrucho melódico, y sabido de las pocas ganas de escribir ciencia ficción que tenía Stanislaw Lem. Todo ello, aderezado con un poco de LSD, un incontenible interés por lo anormal, por la gastronomía gallega, y por el libertino conde de Rochester, vendedor de crecepelos.

Entrevistas

El guionista y profesor de guion Carlos López ha hecho un viaje personal de la comedia al thriller, y mientras nos contaba su último proyecto con Netflix en esta entrevista, hemos repasado con él su trayectoria; los problemas sobre derechos de autor, la situación de los profesionales del sector, y sobre cómo ha quedado el panorama después de la consolidación de las plataformas de streaming y la pandemia. «En España le tenemos miedo a la ficción, igual que a los chistes». Por Martín Sacristán. Con fotografías de Begoña Rivas.

Fotografía

La fotógrafa y escritora Claude Cahun reclamaba para sí el género neutro, rehuía de la clasificación binaria, y renegaba tanto de sus codificaciones como de sus manifestaciones. Despreciada por el círculo surrealista de André Breton por declararse dueña de su propio cuerpo, modificarlo y alterarlo, cuestionando el concepto binario de hombre y mujer. Ella defendía un tercer género, y así lo reflejó en sus fotografías, que junto a su biografía y sus textos nos permiten tomar conciencia de los prejuicios que nos hacen decidir qué es normal, y qué extraño. «Claude Cahun, genialidad sin etiquetas», por Anna María Iglesia.

Humor, ocio y vicio

La semilla de Les Luthiers fue tomar de base La Pasión según San Mateo, de Bach, sustituir la letra por el prospecto de un laxante, y tocarla como orquesta con instrumentos como el serrucho melódico, el yerbomatófono o la manguedólica. A lo largo de su carrera compusieron música, cantaron e hicieron humor, además de construir sus propios instrumentos. Imposible hacerlo de otra manera en un conjunto musical compuesto por un bioquímico, un estudiante de medicina, un abogado, un ingeniero y un director de orquesta. Bibiana Candia nos lo desgrana en «Gloria de Mastropiero».

El humor tiene siempre un componente cruel. El de dirigirse contra alguien, un sujeto del que creamos que nos podemos reír. Esto genera mal humor y enemigos, especialmente cuando se trata de humor negro. A menos, claro, que provenga de una persona de esas a las que colocamos en la categoría de pobrecitos. Es lo que ocurre con el escritor Max Aub, y concretamente con sus Crímenes ejemplares. Cuando en la narración se asesina a un vendedor de lotería, por pesado, o el profesor cuelga del árbol del patio al niño, por rebelde. «Lo hice en nombre de todos», por Ernesto Filardi.

Literatura

Un escritor que lo fue al margen de la literatura, y lidiando con el estalinismo primero, y con la censura comunista después. Eso para un autor de un país satélite de la URSS significaba adecuar las narraciones al realismo socialista… logrando imaginar qué era tal cosa. Encontró la mejor vía para eludirla en la ciencia ficción, alcanzó el éxito, y cuando cayó el muro de Berlín un autor hoy considerado clásico en el género dijo que por fin podía dejar de escribir «bobadas futuristas». «Stanislaw Lem, el hombre que hizo lo que pudo», por Andrea Calamari.

Aunque fueran escritos en el siglo XVII, los poemas de John Wilmot, conde de Rochester, parecen de hoy. Su descreída visión del mundo, críticas belicosas, vindicación de lo erótico y el sexo físico, le han devuelto al canon, lo mismo que antes le desbancaron de él. Cuando bebía su ingenio brillaba tanto que sus compañeros no le permitían estar sobrio. Acabó teniendo que huir de las iras del rey, ocultándose en un barrio popular de Londres, donde trabajaba como supuesto doctor, vendiendo crecepelos y pócimas milagrosas. Secretos de su vida ligados a su obra que nos cuenta Ignacio Vidal-Folch en «El eterno instante de Rochester».

Historia

«Haz tu voluntad, y esa será toda la ley». Esta es la filosofía de Thelema, la sociedad secreta y espiritual creada por Aleister Crowley. Heredero de una fortuna que pedía a gritos ser dilapidada. Efectivamente, la usó para difundir las enseñanzas reveladas, por un demonio o un ser oscuro, mediante sexo anal: las de la magia sexual. Para crear además una academia física se estableció con sus discípulos en Cefalú, costa norte de Sicilia. Un período de sexo anal, brandy y varios tipos de droga que acabaría siendo clausurado por el mismo Mussolini. «Aleister Crowley y las vacaciones en Cefalú», por Fernando Olalquiaga.

Ciencias

Con el LSD, la droga fundacional de la contracultura y el movimiento hippie, comenzó un desenfreno intelectual y social que dejó perlas creativas, como Alguien voló sobre el nido del cuco, de Ken Kesey o Ponche de ácido lisérgico de Tom Wolfe. Su objetivo era cambiar la mente humana. Pero al final de esta alucinación colectiva, y con la prohibición de la sustancia, se cancelaron investigaciones científicas que habían ayudado a comprender las enfermedades mentales. «La banda que hablaba con los delfines», por Antonio Martínez Ron.

Filosofía

El monstruo, lo anormal, es algo que siempre cautiva el pensamiento y el interés. La profesión que elegimos, y muchos sistemas de atención pública nacen, precisamente, de ese establecerse en los márgenes. Hasta la identidad la construimos con lo que se percibe en el clima familiar, pero no se cuenta. Entre la adaptación a lo social o la deriva personal, incluso el síntoma psíquico puede ser considerado como un impulso de vitalidad heterodoxo. Es «El interés por lo anormal». Por Bernardo Ortín.

Cine y TV

Las series de televisión con isla incorporada y género fantástico pueden ser revisadas más de una vez. Con la excepción de Perdidos (2004-2010), porque es imposible volver a verla como cuando se estrenó. El modo de consumirla por sus espectadores originales fue el de la red, ardor artificial, discusiones como si hubiéramos sido los guionistas, becarios de ningún sitio bajándolas de internet y poniéndoles subtítulos. Con el problema del desmadre del desarrollo a partir de la tercera temporada, cuando J. J. Abrams la abandonó. Habría otra vez que dilucidar el argumento, imaginar el desenlace, y ver saltar todo por los aires con aquel final que enfureció y gustó a partes iguales. Un imposible. «Perdidos: náufragos en tierra extraña». Por Grace Morales.

Estrenos

En Sin tiempo para morir sus creadores nos quieren convencer de que James Bond es un hombre como usted y yo. Quiere amar, y dejar atrás su pasado, licencia para matar incluida. Esto se cuenta en un metraje largo, dos horas y cuarenta minutos, con muchos viajes, grandes secuencias, y quizá alguna debilidad. Pero sobre todo con muchos abandonos del cliché del personaje. Lo que hace preguntarse si este Bond dará de sí lo suficiente para los seguidores acérrimos, y para contentar a los amantes del cine de acción. «Sin tiempo para morir: ¿Quién es James Bond?», por Claudia Lorenzo.

Gastronomía

No hay en Galicia ciudad, pueblo, aldea e incluso barrio o comunidad de vecinos que no organice una romería o fiesta gastronómica. Apologías del exceso, con sus variedades de platos y recetas, que hacen del mapa territorial una auténtica despensa. Todo ello tiene su origen en un hambre histórico, pero sobre todo es la manifestación de un pueblo alegre, o al menos uno que quiere mostrarse como tal masticando. «El pueblo mastica», por Marcos Abal.

Sociedad

Qué sustancia emplean para realizar su trabajo los escritores de prospectos e instrucciones de aparatos. Esa respuesta no la tenemos, pero sí los estimulantes empleados por algunas generaciones literarias o autores de género. Como Gil de Biedma y los suyos, mucha ginebra. La adicción era el refugio, que en nuestro tiempo hemos convertido en exhibición con filtro embellecedor —Instagram—. Y mientras seguimos en ese empeño, el aire va deteniéndose, el monóxido de carbono nos ahoga, y todo está a punto de estallar sin que seamos del todo conscientes o sin que nos preocupe. «Rehiletes de la memoria y el deseo», por Isabel Gómez Rivas.

Pasatiempos

¿Cuánto has probado de la gastronomía española, o leído sobre ella, para aceptar este reto? «¿Sabes en qué lugar de España son típicos estos platos?». Caldillo de perro, atascaburras, olla podrida, michirones, cojondongo del gañán… y alguna insólita denominación más.


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