Ocio y Vicio Juegos de mesa y estrategia

Tsundokus roleros

Imagen Wikicommons. Tsundokus roleros
Imagen: Wikicommons.

Cuántas veces he alzado la vista de la novela que estaba leyendo para divagar y crear al mismo tiempo una historia paralela; una historia que podría protagonizar yo mismo. Es más, a la que podría hacer que podría cobrar vida a través de ese juego de rol que me mira con renovada esperanza desde la estantería en la que reposa junto a una decena más de manuales. 

«Puede ser una epopeya grandiosa», elucubra mi cabeza. 

En esos momentos esbozo algunos personajes, algunos giros e incluso alguna línea de diálogo. Me levanto del sofá y corro al escritorio para apuntar todas esas ideas en una libreta, pero pronto mi entusiasmo empieza a flaquear. Me doy cuenta de que quizá me lleve días o incluso semanas preparar esa partida que acaba de nacer en mi mente. Su destino no es otro que quedar en el olvido encuadernada al lado del manual que adorna mi estantería junto a tantos otros. 

Abro los ojos y al mirar alrededor me doy cuenta de que me he trasformado en un Tsundoku1. En uno rolero. Una persona que acumula libros y más libros, la mayoría de ellos sin llegar a leerlos —o jugarlos, en este caso—. He recordado que no tengo una mesa estable para jugar a rol y que me es difícil poder encontrar alguna que otra de forma ocasional y esporádica. La ilusión se repliega y regreso a la novela. Retomo la lectura justo en esa frase donde mi imaginación voló y vislumbró, una vez más, las maravillas de jugar a rol. 

Entonces, ¿qué me lleva a seguir acumulando juegos de rol si no puedo sacarlos en ninguna mesa? Quizá sea lo mismo que mueve a quienes acumulan libros, comics, revistas, películas, música, videojuegos, complementos para el gimnasio… Hay una parte de coleccionismo —formar parte de una comunidad con un interés de nicho concreto—; también un componente nostálgico —intentar regresar a aquellos momentos de la adolescencia cuando empezábamos a jugar a rol, escuchar grunge o a leer Watchmen; o lo que es lo mismo: la necesidad de atrapar el tiempo, de vencerlo o de que este no nos venza a nosotros—. También, claro, está el virus del consumismo, del fear of missing out —¿para qué demonios podemos querer todos esos dichosos muñecos cabezones atrapapolvo en nuestras estanterías?—. Aún con todas las similitudes que pueda haber con otros hobbies, en el caso de los juegos de rol existe un motivo más importante aún, por lo menos en mi caso: 

La promesa de la aventura 

Las personas curiosas o con una imaginación poderosa queremos verlo todo, conocerlo todo. Somos puros aventureros.

«Quiero saber», como diría Irina Spalko (Cate Blanchett) a los extraterrestres que aparecen en la escena final de la película Indiana Jones y la calavera de cristal

Para eso, para conocerlo todo, los juegos de rol son un medio inmejorable. Quizá sea por eso que también se utilizan cada vez más en entornos educativos. 

Cada uno de los manuales de rol ofrece oportunidades infinitas: mundos y ambientaciones actuales o futuristas, fantásticas o históricas; personajes y arquetipos; clases y razas; magia y esoterismo… Hay de todo tipo y para todos los gustos. Por eso, los curiosos no podemos evitar ir acumulando juegos y más juegos con la ilusión de explotar todas esas posibilidades de conocimiento. Queremos tener un juego específico para cuando nos apetezca ir al espacio, otro para cuando deseemos luchar contra orcos y gigantes o para cuando queramos resolver un misterioso asesinato en una abadía abandonada del siglo XII. También ese que nos transporte al Japón medieval, al oeste americano o ese otro que nos muestre un futuro distópico en el que debamos sobrevivir enfrentándonos a bandas sanguinarias. Todos se nos hacen indispensables porque cada uno tiene una particularidad que lo hace único: la promesa.

Debido a esto, las estanterías roleras siempre están repletas de manuales, de aventuras y de suplementos porque cada uno de ellos aporta conocimiento que hará más auténtica y diferente la experiencia de juego. 

Desde la sola mención del conjunto de palabras «juego de rol» algo se mueve en el interior de la mente de quien ya ha experimentado aquello que sucede cuando se juega. Una sonrisa ilumina nuestro rostro al tiempo que la adrenalina comienza a brotar por las venas anticipando una serie de viajes, de misterios y aventuras trepidantes en mundos maravillosos y desconocidos. Nuestra imaginación se dispara y hace predicciones acerca de los peligros y emociones que viviremos dentro del entorno seguro que proporciona el juego. 

Da igual quién seas o de dónde vengas o a dónde vayas, porque en un juego de rol puedes ser quien desees. Es más, debes serlo para experimentar y compartir esa sensación inolvidable. 

Abrir un manual, respirar el olor de las páginas y empezar a hojearlas es toda una liturgia donde se mezclan placer y emoción. Explorar las secciones donde se pueden ver los atributos y las habilidades con los que rellenar la ficha del PJ ya hace que en la imaginación se formen infinidad de posibilidades: personajes seductores, situaciones inquietantes… Cuando era adolescente, las sesiones de creación de personajes eran memorables entre mi grupo de amigos. A veces, ni siquiera llegábamos a sacar esos PJ a mesa por diversas circunstancias que no recuerdo, pero solo el hecho de trasladar a la hoja todo aquello que habíamos creado en nuestra mente era motivo de horas de diversión. 

Qué tipo de persona quería que fuese, en qué sería habilidoso, cuál sería su debilidad, qué ocultaría, qué equipo debía de llevar encima… Supongo que eso mismo es, más o menos, lo que seguimos experimentando los que acumulamos juegos y no podemos disfrutar de la afición todo lo que nos gustaría. 

Mientras tanto, estoy seguro, seguimos llenando el escritorio de nuestro ordenador o los cajones de la mesa de estudio con semillas de aventuras, con aventuras ya completas u hojas de personajes detalladas. Fantasmas que susurran voces llamando a la aventura.

Cada manual es prácticamente un compendio mágico capaz de transformar tu vida anodina en una épica y maravillosa siempre y cuando lleves a cabo de forma apropiada cada uno de los pasos del ritual que requiere el conjuro. Para ello, lo principal y fundamental es reunir una mesa de juego; a ser posible estable y bajo la luna llena.

¿Dónde consigo una mesa estable?

Tranquilo. Si no tienes un grupo con el que jugar no se trata de un problema de socialización o de que tus amigos de toda la vida te quieran más o menos. En los tiempos que corren, la gran variedad de ocio existente provoca que tengamos unos gustos muy diferentes los unos de los otros. Si ya es difícil coincidir con uno dentro de nuestro grupo de siempre, es prácticamente imposible coincidir con al menos tres o cuatro, que es lo que se requiere para poder organizar una partida de rol. 

La variedad de ocio, la falta de tiempo, el cansancio acumulado de la semana, problemas personales —adulting lo llaman algunos—… No es algo por lo que nos debamos culpar. Es muy habitual entre aquellos a los que nos encanta el rol pero vivimos en ciudades tirando a pequeñas. 

Madrid y Barcelona lo tienen más fácil a la hora de conectar hobbies y personas. Hay infinidad de clubes donde jugar. Además, se organizan de tanto en tanto jornadas varias que reúnen a muchísima gente. En el resto del país la situación es diferente. Es cierto que siempre se encuentra algún club —cada vez más presentes—, que también se organizan alguna que otra jornada —incluso específica de rol, muy minoritarias—, pero sucede que para poder convocar a un número considerable de gente, estas jornadas —o clubes— han de concentrar todas las ramas de la afición en un concepto más generalista: clubes o jornadas en torno a los juegos de mesa, entre los que se incluyen los juegos de rol. Aunque tengan muchas similitudes unos con los otros, los juegos de rol requieren de unas características y especificidades que los hacen muy particulares. 

La dinámica, lo que se genera y lo que se necesita alrededor de un juego de rol es muy diferente con lo que propone, se necesita y se disfruta con un juego de mesa corriente. Por eso, desde mi experiencia, en los clubes o en las jornadas más generalistas, el rol tiene una presencia normalmente residual, precisamente por sus particularidades. Y los que están enfocados únicamente en el rol son contados.  

El rol requiere de una preparación y disposición que no todo el mundo está dispuesto a hacer por el motivo que sea. No se puede organizar una partida que funcione al cien por cien si no se han preparado previamente los papeles a desempeñar de jugadores y máster. El rol requiere de concentración, de tiempo, de compromiso, un mínimo de proactividad y de complicidad entre los miembros del grupo para que la experiencia sea completa y satisfactoria. Es verdad que en cuanto a la complicidad también funciona en sentido inverso, pues esta se genera a través de la interacción de los personajes durante la partida. Otra de las maravillas del rol.

Los juegos de rol no suelen funcionar bien en un aquí te pillo aquí te mato. Son juegos mucho más sosegados aunque luego, durante la partida, el ritmo llegue a ser trepidante. Pero eso, en estos tiempos —una vez más—, no se lleva mucho, especialmente entre los que ya tenemos una edad. El trabajo, la familia y los mil y un compromisos provocan que los ratos de ocio estén  muy muy pensados para el disfrute inmediato. 

En cualquier caso, desde su creación, el rol siempre ha sido minoritario y en eso precisamente reside parte de su encanto, pues lo hace misterioso. Pero ese es uno de sus hándicaps. Uno de los grandes. 

Dentro de esa minoría, Dungeons & Dragons sea quizá una excepción. La compañía asegura que su comunidad de jugadores en todo el mundo es de más de cincuenta millones, y subiendo. 

Las series de televisión Big Bang Theory, Stranger Things, Hora de Aventuras o Gravity Falls han dado un nuevo impulso a la franquicia y a los juegos de rol en general, recogiendo el testigo de películas como E.T., el extraterrestre. También video juegos como Baldur’s Gate 3.  

Según la página web Rol de los 90, las campañas de financiación de crowdfunding para juegos de rol recaudaron en 2020 más de medio millón de euros. En cinco años, hasta el 2022, el total había alcanzado los casi dos millones de euros.

Mesa virtual (aunque no es lo mismo, tiene sus ventajas)

No todo es llanto, no todo es complicado en la actualidad para los jugadores de rol que vivimos en pequeñas ciudades de provincia. Internet ha abierto un portal interdimensional en el que han comenzado a colisionar ideas, aventuras y jugadores de todo el mundo creando un nuevo cosmos cultural dentro de la afición. Aún es pronto para hacer una predicción acerca de lo que puede salir de ahí, pero cuánto hubiésemos agradecido hace años las posibilidades que trae internet para los juegos de rol. 

Sí, es verdad que no es lo mismo. Una parte de la magia presencial se pierde. No es lo mismo el contacto visual en directo, o las risas, o las interacciones sin miedo a interrumpir el ritmo de la partida, o las complicidades generadas por los cuchicheos entre jugadores y máster en una mesa que a través de la pantalla donde las posibilidades de distracción también son mucho mayores. Pero, ¿y eso de que tu cama espere calentita justo al lado de la mesa del ordenador al terminar la partida?  

Las dos son experiencias de juego diferentes, pero ambas muy placenteras. 

Música y ambientación; imágenes; recursos creados por aficionados de acabado profesional; plataformas VTT (tableros virtuales) para preparar y organizar partidas como Roll20 o Foundry; la posibilidad de ver infinidad de partidas en streaming —como Critical Role— de cualquier tipo de juego en las que nos dan ideas y consejos de cómo llevar la dirección o qué tipo de personaje encarnar o, simplemente, para ponernos los dientes largos a aquellos que solo llenamos nuestras estanterías con juegos que no conseguimos sacar a mesa. Pero sobre todo lo que aporta internet son personas; gente de cualquier rincón del mundo que quiere jugar o dirigir partidas… a desconocidos.  

Antes, la aventura comenzaba justo en el momento en el que comprábamos el manual o en el momento en el que lo veíamos en el escaparate de nuestra tienda habitual y nuestra imaginación emprendía el vuelo. Ahora, lo difícil comienza un poco más allá, cuando ya tenemos todo preparado pero tenemos que enfrentarnos a ese primer encuentro con una serie de desconocidos al otro lado de la pantalla con los que estamos dispuestos a compartir unas horas de diversión. 

Existen muchas iniciativas en páginas de Facebook, en plataformas o en clubes online —como Resistencia Lúdica o Academia Rolera en Discord— donde la gente se ofrece para jugar y dirigir partidas de rol de forma altruista para novatos y experimentados. También hay editoriales del mundillo que hacen lo mismo. Shadowlands ofrece un canal en Telegram donde hay cientos —en realidad creo que miles— de personas creando y compartiendo partidas de rol a diario, y donde también tienes posibilidades de ofrecerte tú mismo como máster o como jugador. 

Por vergüenza, desconfianza o desconocimiento puede parecer complicado encontrar online a ese grupo con el que conectar verdaderamente y disfrutar profundamente de lo que esperas y deseas que sea tu partida, tu experiencia rolera. Puede serlo, claro que sí. Pero esa es otra de las maravillas que tiene el rol. Estos juegos son capaces de hacer que personas que acaban de conocerse recorran de la mano mundos desconocidos arriesgando sus Puntos de Golpe con tiradas de dados inverosímiles en pos de un objetivo en común: disfrutar imaginando.

De todas formas, si lo tuyo no es lo virtual y aun así prefieres seguir comprando manuales de rol por la simple promesa de la aventura —y porque te sobra hueco en la estantería—, recuerda: leer manuales ya es jugar a rol.


Notas

(1) La palabra Tsundoku proviene del japonés y define la acción de comprar y acumular libros que esperarán su momento. Algo parecido a la bibliofilia o el amor por los libros.

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5 Comentarios

  1. Para los que deseen jugar sus juegos de rol, existe la posibilidad de jugar en solitario. Hay juegos ya preparados para jugarlos uno mismo y hay herramientas para poder jugar en solitario juegos que se crearon pensando en ser jugados en grupo.

    No os quedéis con las ganas de sacar uno de vuestros libros de rol de la estantería.

    Visitad https://www.jugandosolorpg.com/como-empezar-a-jugar-en-solitario/ y su grupo de Telegram para más información sobre cómo jugar juegos de rol en solitario.

    Si preferís ver algún vídeo para saber cómo jugar en solitario, aquí os dejo una buena explicación: https://www.youtube.com/watch?v=inheoa-kpEg&list=PLXt7rFdzM7TZ_bPw1d-8TyZC4sqoxjICr

  2. El rol es de lo mejor que me ha pasado en la vida. No es solo un juego, es tambien una afición.

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