
Del 15 al 18 de mayo, Barbastro se convertirá una vez más en el epicentro de la palabra con la IV edición del Festival Literario Barbitania. Esta cita, que conjuga la vocación local con la ambición internacional, se ha consolidado como uno de los eventos literarios más singulares del calendario cultural. Lo prueba una programación que este año reúne a más de 40 autores y autoras y propone 35 actividades que despliegan el alcance de la literatura en su sentido más amplio: recitales, charlas, conciertos, encuentros con autores, proyecciones, arte gráfico, presentaciones y rutas literarias. Una celebración del lenguaje que en 2025 suma récords, nombres de prestigio y un sugerente hilo poético: el agua.
Entre los participantes figuran voces tan reconocidas como Irene Vallejo, Marta Sanz, Luis Alberto de Cuenca, Carlos Zanón, Mercedes Monmany, Lara Moreno, Juan Manuel de Prada, Javier Pérez de Andújar, Sol Salama, Sergio del Molino o Clara Janés. Se suman también figuras que conectan la literatura con otras disciplinas, como la artista gráfica Laura Pérez Vernetti o el músico Gabriel Sopeña. El festival contará con la presencia de Arsenio Escolar, Noemí Sabugal, Mariano Gistaín, Lola Nieto y el actor José Luis Esteban, entre otros, completando un cartel tan ecléctico como sugerente. La selección de autores responde a la línea habitual del festival: combinar nombres consolidados con voces emergentes, explorar géneros diversos y crear espacios de conversación más allá de la promoción editorial.
Este espíritu de encuentro se refleja también en la organización del festival, impulsado por el Ayuntamiento de Barbastro y la Diputación Provincial de Huesca, en colaboración con la UNED y diversas entidades del territorio, y coordinado por María Ángeles Naval. Barbitania ha logrado implicar al tejido cultural, educativo y comercial de la ciudad, haciendo que la literatura salga de las salas para habitar plazas, librerías, cafés, cines y calles. Esa vocación urbana, porosa, conecta con una idea muy concreta de cultura: una que no se exhibe sino que se comparte.
Uno de los momentos centrales del festival será, como cada año, el fallo de los prestigiosos certámenes literarios que lo acompañan: el LVI Premio Internacional de Novela Ciudad de Barbastro y el LVII Premio Internacional de Poesía Hermanos Argensola. El 16 de mayo se darán a conocer las obras ganadoras en un acto público que marca el clímax de una edición que ha batido un récord histórico de participación. Más de 1100 originales se han recibido entre ambos premios, lo que confirma la creciente proyección del certamen y el atractivo que representa publicar en una colección con décadas de recorrido. Como en años anteriores, los títulos semifinalistas ya han sido dados a conocer, y entre ellos se encuentran propuestas venidas de distintos puntos de Europa y América Latina, con temáticas que van desde lo íntimo hasta lo histórico, lo político o lo fantástico.
En esta edición, la imagen del festival gira en torno al agua, planteada como metáfora de la literatura: fuente de vida, de conocimiento y de transformación. La idea se plasma en el cartel creado por Isidro Ferrer, referente del diseño gráfico en España y autor de numerosas campañas culturales. Inspirado en el poema «¡Agua!» de Alfonsina Storni, Ferrer ha creado una imagen que condensa la poética del festival: un libro intervenido, líquido, como un objeto que contiene en sí mismo la posibilidad de calmar la sed. Un libro que no se limita a transmitir, sino que fluye, que transforma, que empapa. Como escribe Storni: «¡Agua! / Agua para los labios que en el desierto arden».
El homenaje a Storni no se queda en lo visual. Uno de los actos programados incluirá la lectura colectiva de su obra y un diálogo sobre la relación entre escritura y cuerpo, entre palabra y deseo. Esta transversalidad es otro de los signos distintivos de Barbitania, que no teme mezclar disciplinas, formatos ni públicos. Habrá conciertos poéticos, mesas sobre cine y literatura, talleres de escritura autobiográfica, charlas sobre cómic y presentaciones de libros que dialogan con la memoria, la política o el feminismo.
La programación infantil y juvenil ocupa también un lugar importante. Las actividades para escolares de todas las edades se despliegan por bibliotecas, centros educativos y espacios públicos, en una apuesta decidida por el fomento lector. Destaca la colaboración con centros de educación secundaria de la comarca del Somontano, que acogerán encuentros con autores y propuestas de creación. La idea es sencilla pero eficaz: llevar la literatura allí donde germina la curiosidad.
El festival no olvida a los lectores de siempre, pero tampoco renuncia a buscar a los del mañana. Barbitania se define, como su propio nombre sugiere, por esa tensión entre lo real y lo imaginario, entre la ciudad que acoge y el territorio que se inventa. Una tensión fértil, de la que nace un programa que no se limita a celebrar la literatura, sino que la entiende como una forma de habitar el mundo. Quizá por eso la experiencia de asistir al festival se parece tanto a sumergirse en un río: uno sale empapado, cambiado, tocado por las palabras de otros. Y, como diría Storni, con la sed un poco menos dura.