Cine y TV

Tres razones para no perderse Guardianes de la Galaxia

El héroe del futuro. Imagen: Marvel Studios / Walt Disney Studios Motion Pictures.
El héroe del futuro. Imagen: Marvel Studios / Walt Disney Studios Motion Pictures.

OUGA CHAKA! OUGA OUGA OUGA CHAKA!
«Hooked on a Feeling». Blue Swede. 1974.

(ATENCIÓN, CONTIENE SPOILERS QUE NO DESENTRAÑAN LA TRAMA)

El héroe se presenta marcado por una infancia trágica: ha sido testigo de la muerte de su madre en la cama de un hospital. Tiene apenas diez años. Es 1988.

Salto en el tiempo y el espacio —literalmente, el espacio—. El héroe aterriza en un planeta muerto; un mundo yermo y desolado. El héroe camina cuidadoso entre los restos y la memoria de una civilización desaparecida hace muchos años, quizá muchos siglos. La noche es lluviosa y hostil, y las moléculas se aglutinan en una atmósfera viscosa. Al final de los pasos del héroe se levantan las ruinas de un viejo templo donde descansa un objeto tan antiguo como el propio universo. No, no es un ídolo peruano sino un orbe metálico de enorme valor, pero toda la escena respira el mismo aire que el inicio de En busca del Arca Perdida.

¿Quién sabe las trampas y los peligros que separan al héroe de tan codiciado objeto? ¿Cómo se las apañará el héroe para sortearlos?

Pues muy sencillo: el héroe, que ya tiene treinta y pico años, se quita su casco futurista, se coloca sus auriculares con esponjillas naranjas de los ochenta y aprieta el botón de play en su walkman Sony de los ochenta. Entonces, las ruinas del anciano templo, la memoria de la civilización perdida, la atmósfera del planeta deshabitado y todas las salas de cine se inundan con los acordes de «Come And Get Your Love», el absurdamente pegadizo éxito que Redbone grabó en 1974. Y el héroe bailotea despreocupado. Mueve su trasero en dirección a la esfera cual Tom Cruise en Risky Business, mientras los espectadores abrimos los ojos y la sonrisa y nos damos cuenta de que sabe muy bien lo que hace. Que es pasárselo bien.

De que James Gunn sabe muy bien lo que hace cuando dirige Guardianes de la Galaxia. Que es pasárselo bien y, efectivamente, sacar a los espectadores una sonrisa que nos dé la vuelta a la cabeza.

A mi compañero Adrián Ruiz-Mediavilla no le ha gustado demasiado; sin embargo, yo creo que el último filme de Marvel Studios no solo es el mejor que ha sacado la productora hasta la fecha, sino que es una verdadera anatomía de la diversión pura.

Veamos por qué, ya que seguramente dirán: «Con tanto Iron Man, Thor, Capitán América y Los Vengadores, ¿cómo es posible que esta sea la mejor peli de Marvel?».

1. Porque la película es (casi) independiente del Universo Marvel. Y eso está bien

I’m a space invader
«Moonage Daydream». David Bowie. 1972.

Cuando Marvel Studios presentó Guardianes de la Galaxia en el Comic-Con de San Diego de 2012 como punta de lanza de su denominada Fase 2, la mayoría del fandom y los expertos pusieron una cara de póquer capaz de ganar tres campeonatos del mundo consecutivos en Las Vegas, cuando no estallaron en incrédulas risotadas. ¿Una superproducción basada en algunos de los personajes más desconocidos de toda la compañía, de los que solo habían oído hablar los más acérrimos lectores de cómics? ¿Un árbol que camina? ¿Un mapache que habla? ¿En serio? Y aún más, casi todo el mundo pensó que la película iba a ser el primer batacazo serio de Marvel cuando el estudio anunció que iba a poner al frente de un presupuesto millonario a James Gunn, un tipo de cuarenta años, que se había fogueado en la factoría Troma y que apenas había dirigido Slither y Super, dos filmes que, pese a sus críticas positivas, habían costado más o menos lo mismo que un paquete de yogures del Lidl.

Pero se equivocaron, vaya si se equivocaron. En primer lugar porque, pese a lo arriesgado de las decisiones, a Guardianes de la Galaxia le ha acompañado una maquinaria mercadotécnica colosal que ha ido graneando los medios con imágenes del filme y sus protagonistas, y que nos ha ofrecido una serie de tráilers verdaderamente brillantes.

Y la luz se hizo. Imagen: Marvel Studios / Walt Disney Studios Motion Pictures.
Y la luz se hizo. Imagen: Marvel Studios / Walt Disney Studios Motion Pictures.

Pero en segundo lugar, y lo que es más importante, porque las decisiones valientes acabaron siendo perfectamente acertadas. A un director con tan escaso pedigrí fílmico como Gunn lo que le convenía era que le desatasen las manos lo máximo posible. Y eso es Guardianes de la Galaxia: una cinta que, aunque forma parte de la vastísima mitología tebeística de la Marvel, opera de manera perfectamente independiente. Parte de cero para crear un mundo y unos personajes completamente nuevos, sin mallas de spandex ni cánones que respetar. Sí, es cierto que el equipo de defensores interestelares ya había nacido en las páginas del cómic en 1969 y se había recuperado en 2008. Sin embargo, pese a que Gunn toma esta última reimaginación como base para su película, lo cierto es que Star-Lord y sus colegas seguían siendo unos perfectos desconocidos para la audiencia, lo que le permite escribir el guión (a medias con Nicole Perlman) de manera libérrima y con un único objetivo en mente: divertir a los espectadores. A todos los espectadores, tanto si son fans de Marvel como si son el panadero de mi esquina y su hijo de doce años.

De hecho, el filme solo pierde parte de su pulso en las pocas escenas en las que entronca con el Marvel Cinematic Universe, como en los diálogos entre Ronan (Lee Pace) y Thanos (un no acreditado Josh Brolin), que parecen metidos en la película con calzador y mero pretexto para anticipar la futura Avengers 2.

Con todo, sin el enganche de ningún personaje conocido; ni Iron Man ni Thor ni Hulk ni el Capitán América, y al tener poco más de dos horas para presentar a sus protagonistas y contar una historia de aventuras para todos los públicos, la película corría el riesgo de ser una ingenuidad atropellada y plagada de clichés.

2. Porque la película es ingenua, atropellada y plagada de clichés. Y eso está muy bien

I’m your ch-ch-ch-cherry bomb!
«Cherry Bomb». The Runaways. 1976.

Grosso modo, el argumento de Guardianes de la Galaxia narra las peripecias de un grupo de adorables delincuentes que van en busca de un preciado objeto (el MacGuffin del filme, en este caso, una gema del infinito), para luego descubrir que, además de valioso, el objeto concede un enorme poder a quien lo posee y, por tanto, no puede caer en malas manos. Lo malo es que cae en malas manos y los buenos se ven obligados a buscar al villano y arrebatarle la piedra de marras, impidiendo así que destruya todo lo que encuentra a su paso.

Como ven, el argumento es prácticamente el cliché de un argumento. Porque el filme se desarrolla entre planetas olvidados, prisiones estelares y puertos piratas galácticos, pero podría hacerlo en medio de la selva amazónica o en plena ciudad de Barcelona. Y no perdería un gramo de su diversión. La cinta te coloca en el asiento delantero de una montaña rusa y te lleva boca arriba y boca abajo mientras hace unos cuantos loopings entre carreras, batallas espaciales y cachondeo general.

Rocket preparándose, ejem, para la aventura. Imagen: Marvel Studios / Walt Disney Studios Motion Pictures.
Rocket preparándose, ejem, para la aventura. Imagen: Marvel Studios / Walt Disney Studios Motion Pictures.

Y no es que no dé un respiro, es que concede los respiros justos para que luego nos abandonemos encantados al atropello trepidante que los rodea. El guion es extraordinariamente preciso a la hora de pausar el filme exactamente cuando lo necesita, para así acercarse a los personajes. Y en esas conversaciones entre explosiones, persecuciones y rayos láser es donde la película brilla aún más, porque Gunn y Perlman, y también el elenco actoral, insufla a los protagonistas con algo que, por muy prefabricada que sea su historia, la mayoría de las narraciones de aventuras parecen haber olvidado: carisma.

Algunas críticas iniciales decían que Guardianes de la Galaxia es una especie de Star Wars, pero protagonizada por cuatro Han Solos y un Chewbacca. Yo estoy de acuerdo. Peter Quill (Chris Pratt) es un saqueador al que le gustaría ser conocido con el pomposo nombre de Star-Lord, pero que en el fondo esconde un corazón de oro. Gamora (Zoe Saldaña) es una asesina que ha crecido rodeada de maldad, pero que está deseando abrir su corazón de oro. Drax (Dave Bautista) es un matón vengativo pero que en realidad lo único que quiere es que le reconozcan por su corazón de oro. Rocket (voz de Bradley Cooper) es un mapache chuleta y malhablado que al final, y casi a regañadientes, acaba demostrando que en su pequeño pecho esconde, lo han adivinado, un corazón de oro.

Todos son tipos de poco fiar, pero que cambian a mejor, que crecen bajo las abrumadoras circunstancias que les rodean. Como dice el propio Quill, hacen cosas buenas, cosas malas y un poco de ambas. Son el prototipo del antihéroe. Ladrones amables. Encantadores forajidos. Y sí, todos se parecen al Han Solo del Episodio IV, que decidió mandar al carajo el botín para embarcarse en una causa mucho más noble.

¿Y Groot? Bueno, Groot (voz de Vin Diesel) es bastante distinto a Chewbacca. No solo es un sidekick. Es un árbol ambulante mucho más inteligente de lo que su limitado vocabulario insinúa y que no tiene nada que esconder, porque sus acciones y sus intenciones siempre son puras. Él es el verdadero alma emocional de la película y quien ayuda a los demás protagonistas a liberarse. A abandonar el cinismo que hasta ese momento les había caracterizado y que, de algún modo, les había mantenido esclavos de sí mismos.

I am Frankenstein… digoooo, I am Groot. Imagen: Marvel Studios / Walt Disney Studios Motion Pictures.
I am Frankenstein… digoooo, I am Groot. Imagen: Marvel Studios / Walt Disney Studios Motion Pictures.

Y esto es para mí lo más importante del filme: en Guardianes de la Galaxia no hay una gota de cinismo. Pero no crean que la película es un cuento infantil; el filme nunca se toma demasiado en serio a sí mismo y a menudo se ríe de sus propios clichés. También hay mucha socarronería y mucha carcajada, pero nunca una media sonrisa de ceja alzada y superioridad intelectual. Es una celebración de la alegría y la diversión. De la de corazón ancho y sonrisa abierta.

Y a ello contribuyen las ajustadas interpretaciones. Tanto la del semidesconocido —por poco tiempo— Chris Pratt, encargado de vertebrar con peso emotivo, pero también con ligereza, todo el filme; como la del musculoso Bautista, que regala algunos de los momentos más divertidos de la película gracias a la, literalmente, literalidad de su personaje; o la de Saldaña, que en su aparentemente imparable camino para convertirse en la primera actriz multicolor de la historia, construye un personaje a la vez tierno y amenazador, por muy pintado de verde que esté. Mención especial merecen los equipos de creativos y animadores digitales que, aun apoyados el motion capture y las voces de Cooper y Diesel, hacen asombrosamente creíbles las evoluciones de un mapache respondón y un bondadoso árbol multiforme.

Si añadimos un par de secundarios famosos como John C. Reilly, Benicio del Toro, Glenn Close o un Michael Rooker que devora la pantalla el escaso rato en que aparece en ella; además de una banda sonora plagada de irresistibles temazos del soul, el pop y el rock de los sesenta y setenta, el resultado es un filme que, sin ser una fábula infantil, toca todas las teclas para que los adultos nos lo pasemos como niños.

De hecho, con tanta referencia implícita y explícita a Star Wars, Indiana Jones y la música de nuestra infancia y adolescencia, alguien podría acusar a la película de aprovecharse sin rubor de la nostalgia ochentera.

3. Porque se aprovecha sin rubor de la nostalgia ochentera. Y eso está fenomenal

Yeah yeah yeah yeah. I want you back.
«I Want You Back». Jackson 5. 1969.

Al menos cuando se hace tan bien como aquí. Y es que Peter Quill y Rocket beben indisimuladamente de Han Solo, pero también de Indiana Jones y su manera insensatamente improvisada de salir de los apuros; Drax recuerda a veces al Jack Burton de Golpe en la pequeña China, casi impermeable al embrollo que le rodea y en el que no sabe muy bien cómo se ha metido; e incluso el camino de redención de Gamora (en realidad de todos los personajes) tiene un mucho de la epopeya del padre de todos los antihéroes de aventuras: el Charlie Alnutt que interpretó Humphrey Bogart en La Reina de África.

Sin duda, Guardianes de la Galaxia quiere identificarse con esos filmes. Con todos esos filmes de aventuras de los ochenta que apuntalaron la adolescencia del público y del propio director. Así, salpica su metraje de guiños cómplices, como los chistes sobre Kevin Bacon, Footloose o el mismísimo Jackson Pollock. De igual manera, la estupenda música diegética se convierte en un protagonista tan importante como cualquiera de los otros cinco. No se limita a adornar o a subrayar las imágenes, sino que, gracias al walkman y a una cinta de casete muy singular, constituye el único vínculo que le queda a Peter Quill con el planeta Tierra y en especial con su madre. En el otro extremo de la galaxia, la música de su infancia le pertenece. Como también nos pertenece a los espectadores, sobre todo a los que compartimos infancia con él.

Porque el espíritu ochentero no se consigue solo con unas cuantas referencias expresas. El espíritu reside en otro lugar, y por eso la apuesta de James Gunn es, efectivamente, emocional. Estructurada mediante una construcción narrativa limpia y sencilla, la película se desentiende de casi cualquier alarde cinematográfico. No tiene pretensiones metalingüísticas ni ambiciones especialmente revolucionarias. Va en busca de la diversión pura y sin adulterar.

En busca de la sensación que producían esos filmes de aventuras de los ochenta. Cuando los héroes todavía no eran oscuros ni atormentados ni cínicos, porque lo que molaba era ser el bueno de la peli. Quizá cuando el mundo era un poco más ingenuo y solo queríamos pasárnoslo bien.

O sea que sí, en realidad Guardianes de la Galaxia es un cuento para niños. Para niños de diez años que se lo van a pasar genial, seguro. Pero especialmente para niños y niñas de veinte, treinta y cuarenta que quieren volver a ver a Indy balancearse al borde de su látigo y que quieren volver a escuchar «¡yiihaaaaaaa!» en el grito eufórico de Han Solo y que quieren volver a llorar de alegría cuando Humphrey Bogart besa a Katharine Hepburn. Que quieren terminar la película con ganas de verla de nuevo.

Que queremos volver a ir al parque de atracciones por primera vez.

Imagen: Marvel Studios / Walt Disney Studios Motion Pictures.
Imagen: Marvel Studios / Walt Disney Studios Motion Pictures.

Y además, al principio de los créditos finales aparece la escena más adorable que se ha visto en una pantalla de cine desde que Dumbo aprendió a volar.

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25 Comentarios

  1. Lo voy a felicitar, Don Pedro Torrijos. Entiéndame, no porque la crítica sobre la película sea buena, eso es lo de menos, si no porque a diferencia de otras, que he leído en esta misma publicación, ha sido capaz de ver detrás, cosa que, al parecer, cuesta demasiado a otros, no sé si por estar en Londres, o porque prefieren usar la crítica para hablar del IMAX.

    P.D.
    Ah, y me ha encantado lo del vídeo del final.

  2. Israel Montoya

    Y no olvidemos el homenajazo que supone al cine de serie B de los años 80-90 el cameo en la miniescenita post-créditos finales :)

  3. ¿En serio?…..¿Es qué tiene usted 15 años?….¿en serio?….

  4. Pingback: Tres razones para no perderse Guardianes de la Galaxia

  5. Tengo una duda en cuando a este artículo. Doy por supuesto que está orientado a aquellas personas que aún no han visto la película, con intención de convencerlas a ello, pero lo primero que nos encontramos es un cartel diciendo «ojo, spoilers».
    Si yo tengo intención de ir a ver la película, no lo leeré por miedo a spoilers. Si ya la he visto, este artículo no es para mí. Así pues, ¿a quién va dirigido el artículo?

    • Recaraldo

      Va dirigido a todas las personas que no son del planeta de Drax y no se toman los títulos con literalidad. También a los que no se cagan por las patas pabajo cuando ven la palabra «SPOILER».

    • Estoy contigo Pablo. He entrado en este artículo por el título pero no lo he leído porque me avisa de que habrá spoilers (aunque no destripe la trama). Me gusta que las películas me sorprendan por ellas mismas. Ya lo leeré -si me acuerdo- cuando la haya visto. Y no, no suelo ver los trailers tampoco.

      • El abominable hombre sin nick

        -Pues es una comedia con la que te ríes much…
        -SPOILER SPOILER SPOILER CALLA.

        Me pregunto en qué momento empezamos a volvernos idiotas.

        No, no respondáis, por favor, que sería spoiler.

      • Damià, ahora mismo te imagino cerrando los ojos y tapándote las orejas muy muy muy fuerte en una sala de cine repleta de gente y no puedo evitar sonreir un poco.

  6. ¿en serio?…¿qué es esto la Superpop?….¿en serio?….

  7. Manuel Membreño

    Excelente texto para una excelente película. Gunn en realidad apela a nuestra nostalgia, a esas pelis que nos mantenía al borde del asiento. Peter Quill es Han Solo pero es también Marty McFly y Ferris Bueller y Lloyd Dobler. En fin, un tipazo. Todo lo que queríamos ser de pequeños.

  8. Pingback: El canon de Marvel: Awesome Mix Vol. 1 y los must del Capitán América » Spuntidifuga -

  9. Alexander Ahumada

    Es la peli que me hubiera gustado ver cuando tenía 10 años. Ahora tengo 40 y no, no me gustó.
    Creo que todo el hype alrededor de ésta película demuestra hasta dónde a llegado la puerilización de nuestra sociedad.
    Preocupante.

    • El neoinfantilismo impera, es la era del «pop-corn cinema». Marchando otra de escapismo, que la realidad es muy fea y Ucrania y Palestina nos pillan muy lejos, ¿verdad?

  10. Gran artículo para una gran película. El cine de aventuras bien hecho es tan bueno y necesario como la más profunda obra sobre la condición humana. Por supuesto que se puede criticar pero hacerlo sin más argumento que si esto es la Superpop o decir algo de la puerilización que sinceramente no entiendo, pues eso…. imagino que aún queda el sentimiento en algunos de que los cómics y la ciencia ficción son malos y para niños. Que curioso, un cliché de alguien que se queja de clichés.

    Y sí, yo también quiero ser Starlord, como quise ser Han Solo. Porque a todos nos mola el aventurero juerguista y cínico pero que en el fondo, a la hora de la verdad, lo dará todo por salvar el día.

  11. Pues a mí me pareció un truño gigante….hacía tiempo que no veía nada tan malo

  12. Todo lo q dice el artículo es acertado y está impecablemente expuesto,…y yo también quiero ser Chris Pratt de mayor…pero también tienen razón los q dicen q son mejores los trailers, las críticas y el hype generado q la propia película, que si no la descubres sin expectativas es muy probable q decepcione. No sé si la veré cada vez q la emitan como m ocurre con Regreso al Futuro, Indy, Star Wars etc aunque es verdad q consigue rememorar ese aroma y eso reconforta…tengo la percepción de que es algo muy generacional y sólo 5 años por encima y por debajo realmente sientan lo mismo. En todo caso por mi ya pueden hacer la secuela, el cune es entretenimiento.

  13. Me da lástima la gente que necesita ser seria siempre. Estupenda película y estupendo artículo. Creo que voy a terminar con un emoticono. ;-)

  14. Con o sin spoilers el artículo me gustó… fue básicamente las sensaciones que tuve cuando vi la peli… y es que los tráilers (a diferencia del autor) a mi no me enganchaba, ninguno… pero la fui a ver porque no tenía más que hacer y quería ver una película de aventuras y divertida… no tenía muchas expectativas con Guardians of the Galaxy pero vaya que sí que me divertí… no pensé que me gustaría mucho y que me divertiría en grande… Rocket, Gamora, Drax, Groot y Peter, muy divertidos ellos… el baile de Peter a Ronan… eso me mató, fue inesperado, me divertí mucho.
    Buena película… diversión ligera cuando estoy estresada y con dolor de cabeza.

  15. Compadezco a aquellas personas que consideran que la vida ha de consistir solo en trabajar, trabajar, sufrir, preocuparse, sacrificarse, sufrir, no tener tiempo para divertirse, despreciar la diversión, trabajar, preocuparse, exigir, sacrificarse, seriedad, seriedad, seriedad… Pues para eso, digo yo, mejor morirse.
    Pues aunque las obligaciones diarias, las del duro oficio de sobrevivir, nos dejen escaso margen para la diversión, ese pellizco hay que aprovecharlo, y a ser posible, maximizarlo. Y nadie maximiza la diversión tanto como un niño.
    Por eso me gusta disfrutar como un niño, porque es la forma más intensa de hacerlo.

  16. devil inside

    Superdivertida. «Yo» y compañía, iros a tomar por Bergman

  17. Totalmente de acuerdo con la crítica… y no entiendo porque la gente se queja tanto… hay uno que hasta ha sacado el tema de Palestina. Si no queréis divertíos no la veáis y seguid leyendo a Kierkegaard, pero yo creo que hay tiempo para todo.

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