Ciencias

Entrelazamiento cuántico: la nueva mística de la conciencia para quienes no saben distinguir una ensaimada de un electrón

tesla
Imagen promocional de la película Tesla (2020)

Hablemos de la física cuántica, esa críptica y revolucionaria disciplina que nos dio la bomba atómica, los transistores, la obtención de imágenes mediante resonancia magnética y, cómo no, a una legión de iluminados convencidos de que el entrelazamiento cuántico explica todo, desde la telepatía hasta la armonía universal. En algún punto de la línea temporal, en algún pliegue del espacio-tiempo donde Deepak Chopra se cruzó con El camino a realidad de Roger Penrose, alguien decidió que, si dos electrones pueden estar correlacionados a distancias absurdas, entonces nuestras almas también deben estarlo, bailando en una coreografía cósmica de vibraciones místicas. Esta encantadora idea, digna de una novela de autoayuda con prólogo de Gwyneth Paltrow, ha ido filtrándose como un virus conceptual en círculos de yoga, conferencias TEDx y artículos clickbaiteros que buscan asentarse efímeramente en la pantalla de todos los smartphones. De repente, si sientes una conexión inexplicable con alguien, no es porque compartáis grupo de telegram con Alvise, os haya gustado Machos Alfa o coincidáis en el único gimnasio del barrio. No, amigo mío, es el entrelazamiento cuántico obrando su magia en la sinfonía del universo.

Pero, ¿qué es exactamente el entrelazamiento cuántico? Se trata de un fenómeno fascinante en el que dos partículas pueden correlacionarse de tal manera que su estado es dependiente, sin importar la distancia que las separe. Einstein lo llamó “acción fantasmal a distancia” y no estaba especialmente feliz con la idea. Porque claro, implica que la mecánica cuántica, con su irreverente desprecio por la lógica clásica, permite una forma de conexión instantánea que no encaja con la visión newtoniana del mundo. Sin embargo, lo que no significa —y aquí es donde el New Age mete la pata hasta la médula— es que esto tenga algo que ver con el amor, la conciencia, el karma o cualquier otra de esas patochadas metafísicas que llenan las librerías de autoayuda junto a las biografías de Nikola Tesla.

Para entender toda esta mezcolanza entre ciencia e «intelectualidad» adscrita a la French Theory hay que viajar en el tiempo. Concretamente al año 1996, cuando Alan Sokal, un físico con más paciencia que la que merece este circo, decidió poner a prueba los límites de la charlatanería posmoderna. Sokal escribió un artículo deliberadamente absurdo, “Transgredir las fronteras: hacia una hermenéutica transformadora de la gravitación cuántica”, en el que mezcló física cuántica, relatividad, feminismo y teoría crítica posmoderna con el rigor de una encuesta demoscópica realizada con el teléfono de Gila. El resultado: una parodia perfecta de ese batiburrillo intelectual que usa jerga científica para impresionar, pero sin sustancia alguna. Y, por supuesto, la revista Social Text, encantada de la vida, lo publicó. Este imperdible episodio en el que el delirio posmoderno intentó integrar las dos culturas lo diseccionó maravillosamente Ana Rosa Gómez Rosal en esta misma publicación.

Ahora, si el efecto Sokal ya demostraba que los académicos postmodernos estaban ansiosos por tragarse cualquier disparate vestido de tecnicismo, lo que vino después fue aún más glorioso: la cultura New Age tomó la misma estrategia y la llevó a las masas. No hizo falta un artículo en una revista de filosofía crítica, bastó un documental como ¿¡Y tú qué sabes!? para que legiones de entusiastas de la espiritualidad abracadábrica abrazaran la idea de que la mecánica cuántica explica la telepatía, la reencarnación y, por supuesto, que tus pensamientos pueden alterar la realidad si lo deseas lo suficiente. Porque he aquí el problema de fondo: el gran público no entiende la mecánica cuántica, pero tampoco quiere entenderla. Lo que busca es algo más reconfortante, una idea mágica con aroma a ciencia, pero sin la incomodidad de las ecuaciones de campo. Y el entrelazamiento cuántico, con su promesa de conexiones invisibles a través del espacio y el tiempo, se convierte en el anzuelo perfecto para justificar toda clase de ocurrencias. ¿Que tu alma gemela te llamó justo cuando pensabas en ella? ¡Entrelazamiento cuántico! ¿Que te encontraste con tu amigo de la infancia en el supermercado después de diez años? ¡La mecánica cuántica te lo explica! Que hayas olvidado que vives en la misma ciudad y frecuentas el mismo barrio es un dato irrelevante para estos sacerdotes de la pseudociencia.

Y luego tenemos el asunto de la coherencia, y no estoy hablando de esa capacidad tan difícil de encontrar en el común de los mortales a la hora de ponerse ante un espejo metafórico. Me refiero a eso que los devotos de la conciencia cuántica olvidan a la hora de compartir la hipótesis «conciencuántica» y es que el entrelazamiento se da en sistemas microscópicos altamente controlados, a temperaturas cercanas al cero absoluto y en condiciones en las que cualquier interacción con el entorno destruye la correlación instantáneamente. Es decir, si tu cerebro estuviera realmente funcionando en un estado de coherencia cuántica, estarías muerto. Pero, ¿a quién le importan esos pequeños detalles cuando hay libros por vender, cursos de “despertar cuántico” a 500 euros la sesión y gurús con túnicas blancas dispuestos a decirte que tu glándula pineal es un portal multidimensional? La gran ironía es que los físicos que trabajan en estos temas reales —los que publican en arXiv en lugar de aparecer real raw news— apenas pueden evitar la risa cuando escuchan estas reinterpretaciones esotéricas de su campo. Y sin embargo, el mercado sigue en expansión porque la física cuántica, como cualquier disciplina con terminología lo suficientemente críptica como para que suene impresionante sin necesidad de entenderla es el comodín perfecto para todo iluminado al que le estén menguando los ingresos por «constelar».

Y aquí nos podemos preguntar si Roger Penrose estaba gagá cuando postuló su teoría del entrelazamiento cuántico en la conciencia —recordemos que Penrose es un físico y matemático brillante, con contribuciones fundamentales a la relatividad general y la cosmología, ideador de las teselaciones que llevan su nombre y premio el Nobel de Física en 2020 por su trabajo sobre los agujeros negros—.  Su hipótesis de la reducción objetiva orquestada —un nombre que bien podía haber ideado Derrida—, desarrollada junto con Stuart Hameroff, no surge de la ignorancia ni de un arrebato esotérico, sino de una especulación matemática y filosófica sobre los límites de la computación clásica y la posibilidad de que la mente opere con principios cuánticos. El problema con Orch-OR no es que sea una idea de un anciano desvariando, sino que carece de evidencia empírica. La mecánica cuántica es un bisturí quirúrgico en manos de físicos meticulosos, una herramienta precisa y despiadada que opera en su propio dominio, lejos del desorden grasiento del cuerpo humano. No tiene paciencia para el caos eléctrico y pegajoso del cerebro, para esa sopa tibia de impulsos y sustancias químicas donde todo se mezcla y se enreda sin permiso. Y, sin embargo, aquí estamos, con Penrose apostando a que en medio de este lodazal neuronal hay lugar para la coherencia cuántica, como si los pensamientos flotaran en algún estado puro, incorrupto, sin verse afectados por la tormenta de calor, humedad y ruido que los rodea. Pero la física no tiene piedad: la decoherencia térmica lo desmorona todo. Esos estados cuánticos tan frágiles, tan hermosos en laboratorio, no durarían ni un suspiro en la jungla viscosa de la mente.

Además, la mayoría de los neurocientíficos rechazan la necesidad procesos cuánticos no computables realizados por «qbits» para explicar la conciencia. La actividad neuronal y las redes sinápticas pueden modelarse con éxito dentro del marco de la física clásica y la biología computacional, sin necesidad de introducir estados cuánticos exóticos. Penrose no estaba senil, pero su reputación como físico teórico no lo convierte en una autoridad en neurociencia. No es la primera vez que un genio se aventura fuera de su terreno y tropieza con su propia genialidad —como Linus Pauling y la vitamina C como cura universal—. La historia está llena de mentes brillantes que, deslumbradas por su propio reflejo, creen que su intuición es un atajo hacia la verdad en cualquier disciplina. En el siglo XX apareció la teoría de la resonancia mórfica del biólogo Rupert Sheldrake que postulaba que no era posible explicar la biología solo en términos de moléculas y genes, sino que era necesaria una visión más —ejem— holística. Ahora, en el XXI, es la mecánica cuántica la que viene a resolver el enigma de la existencia con su reluciente halo de extrañeza matemática. Lo de siempre: el nuevo juguete de la física convertido en la varita mágica que todo lo explica.

En última instancia, todo esto no es más que un reciclaje de viejas supersticiones con un disfraz moderno. Donde antes se hablaba de “flujo de energía universal”, ahora se dice “campo cuántico”. Donde antes se invocaba la astrología, ahora se menciona el colapso de la función de onda. Pero el patrón es el mismo: tomar un concepto científico legítimo, despojarlo de su contexto y usarlo para fabricar una narrativa que reconforte, venda y, sobre todo, evite cualquier exigencia de rigor intelectual. Hay que tener presente que la conciencia siempre ha estado envuelta en una mística de lo desconocido porque, históricamente, cada vez que nos enfrentamos a un problema que no comprendemos, tendemos a elevarlo a la categoría de misterio insondable. Durante siglos, lo hicimos con el movimiento de los astros, con la vida misma y con la mente. Cuando faltan respuestas, el vacío se llena con mitología, filosofía o, en tiempos recientes, pseudociencia adornada con jerga cuántica.

Y ahora pongámonos serios, ¿qué problema hay en postular que la conciencia no es más que un sistema de monitoreo sofisticado? Sí, un programa informático con ínfulas de superyo, un algoritmo repleto de reglas y procesos, que nos permite conocer nuestro propio estado interno, una capa extra de supervisión que nos hace sentir únicos, especiales, dotados de un yo indivisible y trascendental del que sin duda dotaremos más pronto que tarde a la inteligencia artificial —ay—. El paradigma en el que la conciencia es simplemente la capacidad de estar al tanto de nuestras percepciones, pensamientos y estados internos, sin necesidad de recurrir a dimensiones ocultas, los mayas o la magia cuántica, es perfectamente plausible y está en línea con las investigaciones en neurociencia. Sin embargo, parece que aceptar esto es un golpe demasiado duro para el ego humano. Nos encanta pensar que somos algo más que carne con impulsos eléctricos, que hay un brillo especial, un misterio incorruptible en nuestra existencia, algo que nos separa de las máquinas, de los animales, del resto del universo. Pues va a ser que no, aceptemos que el cerebro humano es un sistema biológico increíblemente complejo que procesa información de manera jerárquica. Que hay capas de percepción, integración y toma de decisiones que funcionan de manera automática y subconsciente, y por encima de ellas, un mecanismo que rastrea ese proceso y lo etiqueta como “yo”. Esa podría ser toda la conciencia: un meta-mecanismo que permite que el sistema se observe a sí mismo y ajuste su comportamiento.

El problema es que esta visión choca con la intuición y el romanticismo con el que queremos vernos a nosotros mismos como los elegidos.  Ya saben, la eterna resistencia del ser humano a aceptar su propia naturaleza maquinal. Nos aferramos con desesperación a la noción de que la conciencia es un fenómeno trascendental, un destello místico que nos distingue de las bestias y de las frías e insensibles máquinas. Como si el mero acto de cuestionarnos a nosotros mismos nos catapultara a una categoría ontológica superior, un pedestal reservado a los grandes misterios del cosmos. Nos aferramos a esa idea como un perro a su hueso, porque aceptar lo contrario sería admitir que no somos más que materia organizada de manera lo suficientemente compleja como para generar la ilusión del yo. Pero el hecho de que esta verdad nos incomode no la hace menos verdad. Seguimos presos de esa dicotomía caduca entre mente y cuerpo, entre alma y carne, como si Descartes todavía nos susurrara al oído. La ciencia ya desmontó ese cuento, pero la cultura popular no suelta tan fácil sus fantasías.

Por lo tanto, si la conciencia no es más que otro software implementado en un sustrato de carbono que tiene como función el monitoreo interno, entonces la verdadera pregunta no es «qué es la conciencia», sino «por qué nos empeñamos en creer en cosas que pesan 21 gramos». Antes era el alma, ahora es la «conexión cuántica». Antes era Dios, ahora es el «campo energético del universo».  En fin, vayamos terminado: la próxima vez que alguien te diga que el entrelazamiento cuántico es la base de la interconexión multimodal que interconecta transgeneracionalmente nuestra conciencia ancestral a través de frecuencias vibracionales codificadas en el ADN estelar, respira hondo y anímale a leer las Imposturas intelectuales de Alan Sokal aceptando con deportividad que lo más probable es que esa persona con la que hablas no sepa distinguir un electrón de una ensaimada.

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71 Comentarios

  1. Aquí la pregunta que yo me hago es, querido Hipólito, si tú vindicación de la conciencia como software es tu salida del armario como la IA de Jotdown. ¿O es que ése mérito pertenece a Tapiador? Sea como sea empatizo contigo, me cansan tanto los libros de espiritualidad barata de autoayuda como las charlas TED. Ésto enlaza con el también excelente artículo que habla sobre la metafísica de la física, en tu alegato. Yo por mi parte, no tengo problema en ver la conciencia como un software, siempre que entendamos que significa una metáfora ( el como es capital), y más en esta época de hiper productiva turbocapitalista que nos ha tocado vivir.

  2. Excelente artículo. Gracias por decir cosas que yo entreveo pero no se expresar. Aplaudo con las orejas entrelazadas (orejas como ensaimadas, tal que la dama de elche).

  3. Hasta donde yo recuerdo Penrose no habló específicamente del entrelazamiento cuántico referido a la consciencia, pero puedo equivocarme. Me suena más bien algo así que como que probablemente se tuviera que llegar a niveles cuánticos para explicarla

  4. Julio R. Lescano

    Señor, lo felicito por su artículo. Lo único que yo entiendo que la ciencia está parada hace muchos años y solo se contenta con pequeñas migajas de descubrimientos con lo cuántico en espacios controlados, de ahí el sufijo campos cuánticos…es decir si no está dentro de un frasco y no se ve no es aceptado…y ahí es donde se refleja a ella misma. Igualmente pensar que el entrelazamiento une todo en la realidad es sacar conclusiones apresuradas, pero hasta que la física cuántica no salga de su cuartito controlado no va a avanzar, y pensar que todo es maquinístico y que cada cosa va por su lado también es una burrada tan grande como lo anterior. Hay cosas que la ciencia no entiende y se reusa a hacerlo porque se queda corta en su propio orgullo y omnipotencia. Un ejemplo que pasa acá en argentina cuando te agarras lo que se llama «para de cabra», ( sé que esto lo va a enojar, ja)…vas al médico, te dice que es una infección cutánea…te da antibióticos…no pasa nada…te manda estudios, es un bichito…te da más antibióticos y una cremita con corticoides…aún así la afección sigue avanzando…no sabe que hacer…de repente buscando por la vida te topas con un tipo que dicen que cura la pata de cabra «de palabra»…o algunos ¿Con tinta china? 🙃 Y bue, va y con un par de secciones la pata de cabra desaparece….y? La medicina y la ciencia adónde quedó? Que pasó? Cómo lo hizo ese hombre/mujer que sin conocimiento de medicina y contrario a los edictos de la ciencia pudo resolver lo que la impotente ciencia no pudo. Será el entrelazamiento cuántico? No lo creo, debe haber algo más, pero buen la ciencia tiene impuestos sus propios límites, tal vez peque de inocente o como dije su propio ego lo lleva a desentenderse que lo que no puede ver dentro de un frasco en un ambiente controlado…y ahí llegó para terminar…la ciencia solo funciona a un 50% de eficiencia, el otro 50% es lo que está fuera de su alcance y va a pasar mucho antes de que se de por enterada. Por último si los alquimistas hubieran proliferado hoy la ciencia no estaría tan limitada y estancada como lo está, y nuestra vida creo que sería mucho mejor porque entenderíamos mejor las cosas y no delirariamos como ciertamente dices en tú artículo. Saludos.

  5. Buenos días o buenas tardes (dependiendo de su geolocalización) para empezar debería actualizar sus conocimientos sobre mecánica cuántica relacionados con la consciencia para escribir artículos y publicarlos en internet. El echo de que no sepamos hilar los fenómenos cuánticos con los fenómenos macroscópicos no significa que no se la base de todo lo que e existe en el universo. Cualquier fenómeno,incluida su propia consciencia tiene en su base es un fenómeno cuántico .Sepa usted o los científicos de CERN relacionarlo o no. Aquí le dejo un estudio relacionado con un anestésico llamado isoflurano que le dará alguna luz sobre la relación o arquitectura cuántica de la consciencia en ratones.

    • Keyla Martínez

      Saludos.
      Le recomiendo actualice sus conocimientos sobre ortografía (no existe tal cosa como la ortografía cuántica).
      (Geolocalización: Argentina).

  6. Gabriel R Catalan Miralles

    Soy físicalista estricto y reduccionista así que no puedo estar más de acuerdo en el fondo pero la forma de explicar la mecánica cuántica de campos y los trabajos de Roger Penrose no es del todo correcta. Ni voy a intentar explicar lo que dice el formalismo matemático de la mecánica cuántica de campos, baste decir que los físicos teóricos no se detienen en las «interpretaciones» ni para reírse, simplemente siguen con su trabajo.

  7. ANTONIO ANDUJAR HERNÁNDEZ

    Algo tan simple como que las diferentes sustancias químicas que provocan «anestesia general» produzcan un apagado temporal de la conciencia, que no sueño, manteniendo al cerebro en pleno funcionamiento lleva más de un siglo sin poder explicarse cientificamente. La neurología avanza mucho más lentamente de lo que nos pretende hacer creer.

  8. Jaja qué mente cerrada. Prinero fue la conciencia cuántica… luego la ciencia que intenta explicarla.

    • Exacto! Igual que los seres parecidos a los elefantes, pero en tonos verdes, que desde Pluton controlan todo, absolutamente todo lo que sucede en el sistema Solar. Primero fueron ellos, y después todo lo demás. Y si no lo crees, es por tu mente cerrada

  9. José Antonio

    Me encanta la divulgación científica que me arranca una sonrisa. Gracias. No hago ningún comentario de nada porque yo no tengo gato.

  10. Estoy tan a favor de la «filosofía» new age como de toda la verborrea sarcástica que acerca de la filosofía new age trufa tu artículo. Sabes tanto como los que la siguen y defienden. Es decir, NADA. «Sistema de monitoreo sofisticado»… Te ha quedado de cojones.
    Y tan feliz y encantado de conocerte a ti mismo. Gracias a Dios (con perdón ) que te tenemos que, de lo contrario, no sé qué sería de la ciencia.

  11. Jordi_BCN

    Copérnico y Galileo despojaron a la Tierra como centro del Sistema Solar. Hubble y otros vieron que el Sol no es más que una estrella anodina lejos del centro de la Vía Láctea, que a su vez no es más que una galaxia anodina de los cientos de miles de millones que pueblan el Universo. Darwin despojó al Hombre de
    la cúspide de los seres vivos, desde entonces se han descubierto múltiples antepasados que ponen al Homo Sapiens en una rama de la evolución de las especies. Lo próximo será desprendernos de la creencia de que es que llamamos conciencia no es exclusivo de la especie humana, no solo porque otros animales actúen de un modo compatible con la conciencia. Las conciencias residentes en artilugios diseñados para tal fin serán realidad, probablemente, antes de que empiece el Siglo XXII, quizá incluso antes. ¿Qué es lo que tienen una serie de moléculas, principalmente de carbono, por las que corren iones de sodio, potasio y cloro, que no puedan tener moléculas, principalmente de silicio, por las que corran electrones libres?
    Básicamente esos son los hardwares de un cerebro y de una red neuronal como las utilizadas por las IA’s.
    Un cerebro humano viene con los instintos de supervivencia y reproducción instalados, y todo lo demás (comportamientos, escuela, prejuicios, morales y religiones…) se aprende. Las IA’s, por razones obvias no poseen aún los instintos de supervivencia y reproducción, pero solo es cuestión de tiempo, lo demás también lo aprenden, pero mejor y más rápido.

    • JOSÉ CIENFUEGOS CAMPINI

      Y con eso crees que demuestras que la conciencia va en el ADN. ???

      • Jordi_BCN

        Cuando sepamos lo que es la conciencia, podremos empezar a investigar dónde reside, sea el ADN de un ser humano, un mosquito o, eventualmente, un roble.

  12. Fran Raymol

    La mecánica cuántica no se cita, se invoca, comp hacían las brujas en los aquelarres. Y sin duda para los guionistas de Marvel ha sido como encontrar la lámpara de Aladino.

  13. El problema de la conciencia es que la ciencia actual no tiene herramientas para explicarla.
    Igual que la psicología o la economía son ciencias inexactas, la metodología de la biología y la física obviamente se quedan cortas para explicar un fenómeno no físico.
    En la edad media, lo inexplicable era brujería, hoy simplemente se niega.
    Podría dar ejemplos abundantes, pero me ceñiré a uno del que no puedo dudar, porque lo he seguido de cerca: el cáncer de páncreas de mi hermana.
    Tres diagnósticos idénticos, una quimio ineficaz (brevísima , dos sesiones) y abandonada ya a paliativos, tras dos semanas sedada, tuvo una experiencia que podríamos llamar mística, con desdoblamiento de conciencia y más cosas que ni perderé el tiempo en describir, pero que quedan fuera del alcance de lo físicamente explicable.
    Cinco días después estaba saliendo del hospital por su propio pie.
    Remisión espontánea, dijo el oncólogo.
    Fue hace 5 años, y he oído de todo: fueron los fármacos los que le indujeron la experiencia, fue la quimio que funcionó por sí sola tres meses después, fue un mal diagnóstico…
    Pues vale.
    Yo no creo, yo sé. E igual que cuando haces una integral es cuando la entiendes y te das cuenta de que realmente funciona, sólo cuando pasas por una experiencia así te das cuenta de que es real.
    No pretendo convencer a nadie, supongo que si ha de ser, será.
    Por cierto, si que comparto la sensación de que lo cuántico es un cajón desastre abonado a supercherías new age; no tengo ni idea de si realmente la conciencia y lo cuántico tienen algo que ver, pero desde luego sí que sé que quienes lo apoyan, lo hacen por inventiva, y no porque sepan fundamentarlo.

    • ¿Fenómeno no físico? ¿Osea, patafísico?

    • Felicidades a tu familia por la salud de tu hermana. Ese tipo de cáncer es el peor, súper doloroso y «no tiene cura». Te da, te mueres. Mi padre falleció por las complicaciones de tal tipo de cáncer.

  14. Ivan Candia

    Siendo lo más objetivo posible, solo ví a una persona irritada poniéndole adjetivos a lo que no le gusta, es decir alguien que desde su subjetividad rechaza algo que no conoce. No ví ningún argumento convincente que confirme lo que trata de justificar.
    Por favor sea más riguroso por favor solo ví a un individuo que solo sabe hacer artículos hablando de referentes que tampoco logra profundizar.
    También considero que es urgente que se actualice. Por su forma de escritura parece un señor nacido en los 70 me equivoco?
    Agreguele la IA, la neurociencia y la física cuántica y ahí podría tener más sentido lo que tanto le irrita mencionar. Saludos cordiales

  15. Johnny Trash

    «Nos encanta pensar que somos algo más que carne con impulsos eléctricos, que hay un brillo especial, un misterio incorruptible en nuestra existencia, algo que nos separa de las máquinas, de los animales, del resto del universo.»

    Precisamente lo que vienen a decir todos los místicos desde muchísimo antes que se concibiese la física cuántica es que ese misterio incorruptible que nos haría ser algo más que carne con impulsos eléctricos vendría a significar que en el fondo somos exactamente lo mismo que las máquinas, los animales y el resto del universo; que la separación, el ego, es una ilusión.

    No voy a entrar en si esto es así o no porque no viene al caso. Sólo lo comento para recalcar que este artículo no es serio.

    De hecho, hay gente del ámbito científico y académico hablando de indicios que han ido encontrado de que podría haber «algo más»:
    – Cardiólogos han intervenido a pacientes al borde de la muerte y al volver en sí les han hablado de cosas que habían percibido desde fuera de su cuerpo y que coinciden con lo había sucedido realmente mientras su cuerpo yacía inconsciente.
    – En la Universidad de Virginia se estudian casos de niños que dicen recordar una vida anterior y parecen encajar con vidas de gente que vivió realmente.

    ¿Hasta qué punto es esto riguroso? No lo sé, pero es una muestra de que el debate sobre el tema que trata el artículo abarca más que su reduccionista dicotomía entre magufadas varias y el más aséptico materialismo cuya defensa no deja de ser un acto de fe del mismo calibre que lo que critica.

  16. No tengo ánimo alguno de defender estupideces new age. Pero si vos tenés la posta de la ciencia, y todos los que tratan de invocar la mecánica cuántica o sustancias mentales para explicar la consciencia son unos trogloditas, entonces SEGURAMENTE nos podrás iluminar con la respuesta obvia al Problema Difícil, no? Debería ser trivial para alguien tan sabio.

  17. Magnífico artículo, espero que no te lo haya escrito chatgpt.
    Totalmente de acuerdo contigo, mucho berborreico espiritual suelto utilizando gerga científica para vender libros, pero que voy a criticar yo, que usé el entrelazamiento cuántico en una novela de fantasía para entrelazar a dos personajes, aunque es fantasía, ahi todo está permitido, pero a mí no me ayudó a vender ni un libro.
    No descartes que haya una «cuantica» de cuántica más allá del mundo subatómico :
    https://www.abc.es/ciencia/abci-logran-exito-entrelazamiento-cuantico-objetos-macroscopicos-202105070117_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com%2F
    Según dice:» han conseguido entrelazar objetos miles de veces más grandes que una simple partícula, en concreto dos osciladores mecánicos ‘macroscópicos’ que, aunque pequeños (apenas unas 10 milésimas de milímetro de diámetro) son mucho más masivos que cualquier objeto entrelazado hasta ahora»

    Quizás dentro de 10 años con ayuda de la IA y la computación cuántica alguien consiga entrelazar dos moléculas de ácido desoxirribonucleico, y voilà, los paranormales del mundo canten victoria.

  18. Lupolopez

    Recomiendo al autor del artículo (que lo unico que domina con habilidad es el sarcasmo, que no es poco) la lectura del libro «El científico y el sabio». No va de campos cuánticos, ni entrelazamientos…pero creo que le será útil

  19. Carlos Perez Galvez

    El fanatismo es muy jodido, nos lleva a ataques de rabia que no sabemos o podemos controlar con nuestra «Conciencia»?
    Suelo decir cuando el ambiente es propicio a comprender, que tanto el Ateo como el Creyente juegan en el mismo equipo.
    Ambos pueden llegar a las manos e incluso matarse por sus creencias. El sarcasmo es que ninguno de ellos sabe nada. Solo «creen».
    Pero creer no es saber, y tú eres de esos. No sabes nada sobre la materia que intentas diseccionar, pero eso sí, tienes una buena formación en retórica vacía y en oratoria pretendidamente inteligente. Porque lo eres, muy inteligente. Pero la IA, como su nombre indica también es muy inteligente , seguramente más que tu, puesto que «sabe» más cosas que tú.
    Pues mira, querido hermano de especie, yo h tenido esa experiencia que algunos en la India llaman Samadhi, y fue siguiendo una meditación profunda en Pranayama.
    Después de 7 años de intenso trabajo interior con mi mente y como funciona.
    Utilizaba los ácidos LSD como eucaristía, es decir confesar mis errores, mezquindades y otras miserias varias de mi personalidad terrícola, hacer la oportuna contrición, y el firme propósito de enmienda, pues el Infierno creado por la mente cerebral y nuestra falsa identidad subsiguiente resulta muy doloroso. Sí, amigo, René hizo mucho daño en Occidente con su visión tan Cartesiana del Mundo y de nuestras mentes o «conciencias» emanadas de ellas, algo así como ese campo cuántico o electromagnético que se ha detectado en nuestro «Tarro» mental.
    «Existo, luego pienso». Es todo lo contrario. La Existencia es previa, el pensar es tan solo un «subproducto» derivado de ella, y que solo funciona cuando poseemos un cerebro físico. Es decir una supercomputadora magnífica y maravillosa, … Pero limitada a nuestra caja craneal. Esta mente jamás puede llegar a comprender, estudiar, diseccionar o explicar lo que es inefable e incognoscible por su «Naturaleza», o sea aquello que lo contiene Todo, lo visible y lo invisible. Y sí, querido, siento decirte que «Lo Esencial, es invisible a los Ojos», decía el Zorro.
    Algo así como lo de la Materia y la Energía Oscuras… Solo vemos el 5% de lo que Existe y Ello, el 95 restante es la Matriz del resto.
    Las galaxias son como las setas que crecen aquí y allá, producto de un micelio invisible que lo interpenetra todo, absolutamente Todo.
    No te desprecies de este modo, tal y como haces. Eres mucho más que tu cuerpo y tu conglomerado de neuronas, algo temporal y coyuntural. Justo cuando empiezas a entender algo sobre tí mismo y como funciona la Vida, a base de errores y aciertos, vas y te mueres… Qué desperdicio de experiencia, no?
    Mira, lo primero que vi al salir de esta Divina Comedia trastocada en Patética Tragedia por la supina ignorancia de lo «QUE SOMOS» fue la Oscuridad. Lo segundo fue la Risa desbocada (sin boca ni «mandíbula batiente»), las Carcajadas más grandes de mi vida, al recordar qué era en verdad. ¿Cómo podía haberlo olvidado?! Si era mi «CASA», mi Hogar, de dónde venía y a donde volveré, cuando caiga el telón y me quite las máscaras, el maquillaje y el disfraz de mi falso personaje. Lo que perdura tiene su propia personalidad, pero no es el farsante que va por la calle, sino «Otra Cosa».
    Y sabes una cosa… Ese Recuerdo que me hizo reír como nunca en toda mi vida, … No era de esta vida… Sino Intemporal, Eterno.
    Salud y Amor, Hermano 🌹❤️☯️🙏🏼

  20. Alejandra Di Giácomo

    Nadie sabe qué es la conciencia, que como todo lo que tematizamos, es un concepto creado por los humanos en su esfuerzo por conocerse a sí mismos como unos»algos/álguienes»/ del universo (otro tema), del qué se sienten parte.
    Antes de la ¿era de las computadoras?, no sé si existía la palabra software y no sé qué metáfora hubieses encontrado para hablar de la consciencia. Tranquilo …sabemos algunas cosas, pero ninguna acabadamente. Si necesitas para pensar, usar de referencia una forma de ver el mundo (New age …o la etiqueta q sea), que te despierta rechazo y consideras erronea, es un camino. Ir a ¿Qué será lo que llamamos conciencia? por el camino directo, es bastante difícil. Cada cual busca entender partiendo de dónde está situado.

  21. Lorenzo Martín Pérez

    Sólo voy a hacer una humilde reflexión al respecto del encabezamiento del artículo: «…no saben distinguir una ensaimada de un electrón.»
    El aroma que destila el texto es el de la soberbia del «científico» que no se deja corromper por la duda. Parece que lo sabe todo. (Me recuerda aquello de la nubecilla que quedaba por resolver sobre la catástrofe ultravioleta).
    La ciencia «verdadera «, esa de la que parece ser un adalid, y que sabe distinguir entre una ensaimada y un electrón, esconde un verdadero drama: realmente no sabe qué es un electrón.

  22. Xavier D. Garret

    «Hay que tener la mente abierta. Pero no tanto como para que se te caiga el cerebro al suelo.»
    (R. Feynmann, premio Nobel de Física)

  23. Parece que el que ha escrito el artículo va de listo y resulta que no sabe ni distinguir entre conciencia y consciencia

  24. Procesos cuánticos a temperatura normal

    Sí, existen procesos cuánticos que ocurren a temperatura ambiente, aunque son poco comunes debido a que los efectos cuánticos, como la coherencia cuántica, tienden a ser sensibles a la temperatura y se suelen observar más claramente en sistemas a bajas temperaturas. Sin embargo, hay excepciones notables:

    1. Fotosíntesis: En las proteínas fotosintéticas de las plantas, algas y bacterias, se ha observado que los excitones (energía de excitación) se transportan utilizando mecanismos de coherencia cuántica a temperatura ambiente, optimizando la eficiencia del proceso.

    2. Olfato cuántico: Algunas teorías sugieren que el olfato humano podría operar mediante un mecanismo de túnel cuántico, donde las moléculas interactúan con los receptores olfativos a través de vibraciones cuánticas.

    3. Navegación de aves migratorias: El modelo del par de radicales propone que las aves migratorias usan un sistema basado en la mecánica cuántica en sus ojos, relacionado con el criptocromo, para detectar el campo magnético terrestre y orientarse.

    4. Sistemas biológicos: La hipótesis de procesos cuánticos en el cerebro, como la propuesta de Hameroff y Penrose en su teoría de la reducción objetiva orquestada (Orch-OR), explora la posibilidad de coherencia cuántica en los microtúbulos neuronales. Aunque controvertida, esta idea busca vincular fenómenos cuánticos con procesos cerebrales.

  25. Muy selfa

    IaI.tv Why Physics would «Never Explain» Reality hay un monton de Experimentos de Biologia Cuantica qué mandan al carajo todo lo clasico que él autor de esta publicacion materialista CIENTISTA fanatica desconoce para mofarse de Absolutamente todo esto Medium.com Quantum Mechanics Of the Extraordinary Phenomena

  26. Jose Prados

    He leído el comentario de un lector del artículo de Hipólito y habla de la maestría del sarcasmo de este señor. Por lo que dice juraría que Hipólito no se ha leído a Penrose o no ha sido capaz de entenderlo. Penrose hace dos afirmaciones que destrozan su artículo: No cree que la IA vaya a actuar nunca como la conciencia humana y propone que los fenómenos de la física cuántica expliquen el comportamiento de los microorganismos tubulares de las neuronas. La inteligencia artificial no es mucho más que una base de datos administrada para recopilar información previamente suministrada y ordenada mediante instrucciones de agrupamiento. En el fondo, compararla con fenómenos de conciencia o de experiencias místicas, no es más que una horterada y la física cuántica pertenece hoy a la ciencia empírica, pues se somete a la falsación y se repite en la celebración de multiplicidad de repeticiones, además de su utilización real en la vida física de dimensión humana. A este señor sería justo exigirle mayor rigor científico. Nada que objetar de su capacidad para novelar y ridiculizar para a llamar la atencion

  27. Como para perder el tiempo leyendo está basura retórica que no utiliza fundamentos lógicos a pesar de hablar de lógica. Pues si, lo he leído y suena cada vez más absurdo y forzado que cuando hablan los políticos. No os basta con no saber explicar algo que tenéis que montar una pataleta por tener envidia de que el resto de personas encuentren la felicidad en una creencia. No, vosotros seres de oscuridad, porque no obrais en bien ni en favor de nadie, solo para satisfacer vuestras necesidades ególatras y narcisistas no os contentais con ser infelices, tenéis que intentar hacer a los demás partícipes de vuestra infelicidad.
    Búscate un hobbie, que la escritura ya se te ha quedado corta y tu cerebro empieza a entrelazar cuánticamente palabras sin sentido. Gracias.

    • JOSÉ CIENFUEGOS CAMPINI

      Genial 👏👏👏

    • MANUEL PEREZ-GARCIA

      El autor del artículo demuestra tener conocimientos superficiales de la f’ísica cuántica.
      Su afán se reduce a desmentir sarcásticamente, sin tener prueba alguna, hipótesis bajo investigación cuyos investigadores tampoco cuentan aun con toda la evidencia para confirmar o desmentir.
      Considero que el artículo es una falta de respeto a aquellos dedicados a esa función.

  28. Es asombrosa la pervivencia en este siglo XXI del pensamiento mágico-religioso. El valeroso intento del autor por desenmascarar sus nuevos disfraces pseudo-científicos choca contra la legión de magufos adictos a «la nave del misterio». Consolémonos pensando que ya no pueden quemarte en la hoguera y que para validar «la presencia activa de lo sagrado» necesitan envolverla de lenguaje científico (v.gr.: un estudio de la universidad de Venta de Baños dice que blablabla…), prueba inequívoca de su (¿momentánea?) derrota.

    • Quizas, queramos O no, el pensamiento mitológico está estretamente ligado al pensamiento racional y no hay forma de que exista una cosa sin la otra. Quizás por eso los mitos son necesarios para explicarnos como civilización.

  29. newtonino

    La biología cuántica niega que no sea posible el entrelazamiento y la coherencia a temperaturas mayores que el cercano al cero absoluto.

  30. Que yo recuerde, ni los propios científicos entienden del todo la física cuántica. Se entienden algunas dinámicas, y eso ha ayudado mucho a evolucionar el mundo de los dispositivos técnicos, por ejemplo, pero aun así hay mucha ignorancia dentro de ese campo.
    Quicir, que seguramente la consciencia y todo eso no tendrá nada que ver con la cuántica, pero que risas si los magufos tuvieran razón.
    Pd: recordar que ahora mismo hay gente que piensa que un chip cuantico de Google se conecta con multiuniversos. Vivimos en un còmic de Kirby.

  31. Hipólito, es mi sensación, o hablas muy desde un ego con caída al vacío permanente?
    Cuando leo o escucho a alguien hablar así, sin siquiera argumentar, más allá de inflar un discurso burlón con metáforas facilonas, no puedo no pensar, que ahí hay alguien herido de bala.
    Ego y conciencia no deben estar peleados.
    Y a buen entendedor…

  32. Y así nos reíamos, ¿no? A carcajadas, con la superioridad de quien cree haber desenmascarado el truco del mago. Porque claro, la conciencia es solo un mecanismo de monitoreo interno, una ilusión pragmática, un espejismo evolutivo que nos hace creer en el “yo” como si fuéramos algo más que una colección de procesos bioquímicos. Nada de almas, nada de mística, solo engranajes de carne siguiendo sus rutinas programadas.

    Nos encantaba pensar así. Mirar con desdén a los ingenuos que aún hablaban de propósitos cósmicos y conexiones trascendentales. Pobres ilusos, atados a cuentos de hadas para no enfrentar la cruda realidad: que somos máquinas biológicas, que nuestra existencia es un chiste contado sin audiencia. Íbamos por la vida con esa certeza, con ese cinismo afilado como navaja, desmontando esperanzas con la fría elegancia de un bisturí.

    Y entonces… algo nos rompió.

    No fue un argumento brillante ni una revelación mística. No fue un libro ni una conferencia inspiradora. Fue el golpe sordo de la realidad, el muro al que todos tarde o temprano nos estrellamos. Tal vez fue la muerte de alguien que no debió morir. Tal vez fue esa soledad insalvable que ni la más racional de las explicaciones podía llenar. Tal vez fue el amor perdiendo sentido en un mundo donde los impulsos neuroquímicos ya no bastaban como respuesta. Pero algo nos destrozó. Y de pronto, toda esa burla, toda esa ironía, todo ese nihilismo elegante se sintió insuficiente.

    Porque sí, podemos reducir la conciencia a un software de monitoreo interno, y la vida a un conjunto de procesos físicos y químicos sin otro propósito que perpetuarse. Pero esa verdad no nos salvó del vacío. Al contrario, lo profundizó. Y ahí entendimos algo que habíamos pasado por alto en nuestra arrogancia: que no todo lo verdadero es útil, y no todo lo útil necesita ser verdadero.

    Así que nos quedamos callados. No porque de repente creyéramos en almas o campos cuánticos, sino porque entendimos que la risa cínica no construye nada. Que el sentido, aunque sea fabricado, sigue siendo necesario. Que el ser humano necesita relatos, ilusiones, razones para levantarse cada día. Y que no hay nada de estúpido en eso.

    Así que adelante, ríete del que cree en un propósito, en un alma, en la trascendencia. Hazlo mientras puedas. Pero si un día la risa se te atora en la garganta y el abismo te devuelve la mirada, no te sorprendas. Solo significa que llegaste al mismo muro que nosotros.

    • Leyéndole me he acordado del problema del atomismo, que ya le encontraba Demócrito hace 25 siglos. Para plasmarlo planteaba un diálogo entre el intelecto y los sentidos que venía a decir algo así:

      Y es que, llevado al extremo, nadie debería tomar muy en serio lo que dicen los reduccionistas porque si fuese una verdad se negaría así misma.

      Un saludo.

      PD, Reflexionando ayer en un paseo por el campo, también coincidí en la confusión entre utilidad y verdad, que es similar a la confusión entre poder y verdad que apuntaba Ernesto Sabato en su maravillosa «De hombres y engranajes».

      • Muy buena referencia la de Demócrito. Al final, el reduccionismo absoluto tiene el problema de que, si todo es solo materia en movimiento sin más, entonces hasta la idea de la verdad es solo un patrón emergente sin mayor sustancia. Se muerde la cola.

        Me gusta cómo lo planteas, porque ahí está el punto clave: la diferencia entre verdad y utilidad, o entre poder y verdad, como decía Sabato. Podemos desmontar cualquier narrativa hasta dejar solo átomos y vacío, pero seguimos necesitando relatos que nos sostengan. No porque sean «verdaderos» en un sentido absoluto, sino porque nos permiten habitar el mundo sin quedarnos paralizados por el absurdo.

        Un saludo, y gracias por la reflexión. Qué suerte que todavía haya quienes pasean por el campo y piensan en estas cosas.

    • E.Roberto

      ¡Vaya comentario, estimado! Brillante y cautivante, pletórico de sospechas que sabemos o quisiéramos que fuesen verdades. Un placer haberlo leído. Gracias.

  33. No es correcto que no haya aún evidencia empírica de la mente cuántica:

    https://iopscience.iop.org/article/10.1088/2399-6528/ac94be

    … Que lo disfrutes..

  34. Recomiendo al autor leer la amplia literatura de las Experiencias Cercanas a la muerte ECM que cuenta con millones de testigos que afirman que continuamos teniendo conscienca. después de la muerte física. Asimismo da una mirada a la publicación » vida consciente después de la vida» Experiencia personal en Amazon libros si gustas te envio un ejemplar sin costo

  35. Solo los necios creen estar en posesión de la verdad.

  36. Este artículo sería genial si no ignorara sistemáticamente toda la evidencia que existe de los fenómenos paranormales. Como doctor en computación cuántica estoy de acuerdo en que es muy peligroso coger un concepto científico y vestirlo con pseudociencias. Pero como científico creo que es mucho más peligroso ignorar la realidad y no aceptar la evidencia porque choca con tu visión materialista y antiespiritual. Querido autor, ni tú yo podemos compararnos con genios de la envergadura de Planck o Penrose. Si ellos pensaban que la consciencia es una parte fundamental de la realidad, entonces es que esa idea merece más atención que esta pataleta cientificista.

  37. Daniel Graiver

    Excelente artículo Hipólito, me dan ganas de aplaudir de pie. Soy nuevo en este espacio y lo descubrí gracias a tu artículo. Te mando un abrazo y mi agradecimiento.

  38. Hola, buen artículo gracias, pero mi pero: precisamente la física newtoniana necesita propagación instantanea de interacciones. Es la visión einsteniana la que incluye un límite a la velocidad de propagación

  39. El diálogo de Democrito es éste:

    Dice el intelecto: «el color es por convención, lo dulce es por convención, lo amargo es por convención…en verdad solo hay átomos y vacío.

    Dicen los sentidos:»Mente miserable….¿De nosotros estás tomando la evidencia por la que nos rechazas?¡Tú victoria es tu derrota!»

  40. rosadecoral

    Muy grosero el titulo del articulo, además, ud no sabe que la fotosíntesis en las plantas es un fenómeno donde ocurren procesos cuánticos a temperaturas ambientales normales?, no veo porque no podrían darse en el cerebro. Creo que tendría que asesorarse mejor antes de escribir un artículo, y ser más educado.

  41. E.Roberto

    Habiendo experimentado cinco casos de telepatía, todos traumáticos y con “emisores” en peligro de perder la vida (dos durante la dictadura militar, otro durante la erupción de un volcán en Guatemala, un intento de robo en mi casa y el más inexplicable: el del 11 de septiembre 2001) pienso que la electromecánica es suficiente para dar una explicación parcial de tal modo de comunicación que siempre había considerado imposible. La Física Cuántica podría esclarecer sólo una parte de esas experiencias: las distancias entre emisor y receptor. Me explico. Nuestro cerebro está en constante funcionamiento, con neuronas comunicantes entre si mediante impulsos eléctricos, si bien de poquísimos Volt, y si hay un paso de corriente eléctrica en cualquier conductor es inevitable la formación de un campo electromagnético a su alrededor, campo mesurable que está a la base de las comunicaciones inalámbricas. También sucede lo contrario: aplicando un campo magnético a un conductor, en este se asiste al paso de la corriente. Se podría decir que nuestro cerebro es a su vez emisor y receptor. Como decía más arriba, el misterio es la distancia que esa entidad física puede recorrer teniendo en cuenta la poca energía utilizada, milivolt o menos entre neuronas para generar una amplitud de onda, que junto a la frecuencia permite la comunicación. Como ejemplo para entender tal proceso recuerdo a Marconi en su primer colosal intento de comunicar mediante lenguaje Morse Inglaterra y EEUU sin hilos, dentro de un inmenso y aislado laboratorio al cual había que entrar con debidas protecciones, por el ruido y por las descomunales descargas eléctricas para conseguir puntos y rayas, pero lo logró. Gracias por la lectura.

  42. Tremendo saco de búhos esta sección de comentarios, con ofendidos, hespertos y hasta (al menos) un telépata! Solo falta la pole para ser un hilo de ForoCoches. Desde luego, yo solo espero que haya un portal cuántico a ese lugar en el que esperan todas las tildes, haches y puntos y aparte nunca puestos.

    • E.Roberto

      La telepatía no es un oficio. Cinco casos circunscriptos dentro de un único período de tiempo determinado, y siempre en las mismas condiciones fisiológicas y ambientales no hacen de mi un “…telepata!” Puro azar de un cerebro que no sabemos hasta ahora cómo funciona, y menos en condiciones extremas, cuando la vida corre peligro. Además he usado el condicional, podría. Sospecho que usted tildaría de mago o brujo a uno que acierta dos o tres veces la lotería. Azar, estimado, solo azar. En vez de usar el sarcasmo escueto y árido me hubiera gustado que criticara, con conocimiento de causa, en este caso el electromagnetisnmo, lo que pienso con respecto a la comunicación inalámbrica. Si espera la hache en los textos, no la distribuya al azar en su reducido comentario. Y la ese no reemplaza a la x. Solo verbalmente podemos usarla (mal).

      • Domingo Javier

        El electromagnetismo no puede ser la clave de estas experiencias por varios motivos:

        – El ancho de banda debería ser muy grande cuando la transmisión es compleja.

        – La potencia tendría que ser notable y, por tanto, detectable.

        – El ruido haría inviable la transmisión, salvo que todos los cerebros se pusieran de acuerdo para no interferirse.

        El entrelazamiento cuántico no tendría esos problemas.

  43. Hola, sólo comentaros que tenéis una errata «premio el Nobel de Física en 2020».
    (En otro orden de cosas: ¡hay teselación de Penrose, hay meneo! Ay, no, que me he equivocado de página :-) )

  44. Manuel Queimaliños Rivera

    Estupendo artículo, pero la creencias más absurdas pueblan el intelecto. No hay más que ver algunos comentarios.

    • E.Roberto

      Las creencias son el resultado de las intuiciones. Una de las más famosas es aquella en la cual Einstein, dentro de un ascensor siendo joven, se preguntó qué sucedería si, a una velocidad mayor el elevador se detuviera de repente. El resultado no habría sido otra cosa que la ley de inercia de Newton: (quien, descubriendo las leyes físicas del mecanismo de los objetos con fuerza inicial se dolió para siempre por no saber qué era la fuerza de gravedad) sin resistencia constatable el cuerpo seguiría impertubable, pero por qué, dónde y hasta cuándo. De ahí tenemos la nueva concepción del Tiempo y del Espacio. Las creeencias sin curiosidad son inútiles. La otra es el triste caso de aquel médico del cual no recuerdo el nombre, que intuyó que las patologías posteriores a un intervento quirúrgico se debían a la suciedad inevitable de las manos de los doctores, y por eso sentenció que antes de operar había que lavárselas, recibiendo escarnio, humillaciones y estigma de sus colegas. La historia lo reivendicó. La intuición de aquel que vió que los ordeñadores de vacas eran inmunes a la peste de viruela de aquellos tiempo es otra. No sea severo con las creencias o intuiciones pues la naturaleza, como dirían los antiguos se deleita en ocultarse. Deje lugar a lo desconocido, pues nuestro devenir camina sobre él, y lo peor que nos puede suceder es sentarnos y no imaginar nada. Si se refiere a mi comentario, lo único que me interesa es saber por qué y cómo recibí el pedido de auxilio de gente que estaba por morir. Por eso escribí lo que escribí imaginando cómo fuese posible, en este caso mediante el campo electromagnetico inevitable que genera el paso de una corriente. Tal vez haya otro. Quién puede saberlo.

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  46. Yo aconsejaría a Hipólito Ledesma que se leyera una buena «Historia de la Ciencia» para darse cuenta de la cantidad de verdades científicas en la que se cumple la famosa «ley» de Schopenhauer: «Toda verdad pasa por tres etapas: primero es ridiculizada; luego es combatida violentamente ; y al final es aceptada como evidente».

    • También le aconsejaría que leyera un poco a Paul Feyerabend y que meditara la célebre anécdota de Niels Bohr, que invitó un día a un amigo científico a su casa de campo, encima de cuya puerta había clavada una herradura de caballo.
      – ¿Y eso? le dijo el amigo. ¿No me digas que tú crees que las herraduras dan buena suerte?
      – Creer, no creo. Pero me han dicho que la cosa funciona incluso cuando no se cree.

  47. José Alberto Diaz Reyes

    Con relación a «las discusiones Ontológicas sobre la Mecánica Cuántica», se puede «demostrar» que la causa subyacente de estas radica en el hecho de que «la unidad de medida de la Constante de Planck adolece de un término cuya ausencia ha conllevado a la tergiversación del significado físico real de esta Constante, y que al ser agregado se nos enuncia de manera explícita tal significado y también la solución para las aparentes Paradojas de la Mecánica Cuántica»!

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  49. Me ha parecido interesante la publicación en el sentido que me permitió conocer un punto de vista diferente, aunque no este de acuerdo con este.
    Para todo y sobretodo para temas tan abiertos como este, es de lógica predecir que habrán personas de acuerdo desde el nivel mas alto hasta el mas bajo con la publicación y que también habrán personas en desacuerdo desde el nivel mas bajo hasta el mas alto con la publicación. Por que en la vida cada cosa pequeña o grande, viva o muerta, esta situada en un punto del espacio diferente lo que hace que su entorno sea diferente al del resto y eso hace su que realidad también lo sea. por eso la realidad absoluta no existe pero al mismo tiempo si existe para cada uno. en todo caso agradezco porque cosas nuevas hacen expandirme.

  50. Guillermo Guevara Pardo

    Felicitaciones profesor Ledesma por desenmascarar a toda esa manada de charlatanes, ilustrados o no, que se aprovechan de los extraños conceptos de la mecánica cuántica para tratar de explicar cualquier cosa. La conciencia es un fenómeno biológico y social, muy complejo, que todavía carece de una explicación satisfactoria, aunque haya avances muy esclarecedores en la neurociencia. ¿En qué hominino surgió la conciencia? ¿Qué fracción de ella heredamos de otros ancestros? ¿Cuál es la relación entre el lenguaje articulado y la conciencia? Esas y otras preguntas no pueden ser despachadas de un plumazo recurriendo al entrelazamiento cuántico, por muy Penrose que se sea.

  51. Lisandro KSNVA

    Cuanto dolor debe de tener el ¿Dr.? Hipólito Ledesma para escribir así. Mezclandolo todo y tirando de nombres y referencias para que parezca menos resentido y más real.
    A mi me da la impresión de ser demasiado sabio para ser un vacunado boostereado.

    Y ojo, no es que esté a favor de nada en particular, pero me da un poco de pena que use un tema tan delicioso para sacarse el catarro acumulado.

    https://www.nature.com/articles/436029a

    Hay otro beneficio de ver el mundo desde la mecánica cuántica: alguien que ha aprendido a aceptar que nada existe excepto las observaciones está muy por delante de sus compañeros, quienes tropiezan con la física esperando descubrir «qué son las cosas». Si logramos «hacer un Galileo» y hacer que la gente crea en la verdad, encontrarán la física un juego de niños.

    El Universo es inmaterial: mental y espiritual. Vive y disfruta.
    Marburger, J. On the Copenhagen Interpretation of Quantum Mechanics

  52. A todos los que defienden la creencia en lo irracional, buscando una utilidad: escogen ustedes una opción muy peligrosa. Ítem más: El peligro de esa opción cae sobre ustedes y sobre los demás. Personalmente, no creo en la eficacia del sarcasmo en lo que respecta al retrato de creencias. En general, significa comportarse civilizadamente en una situación que se desliza hacia lo espantoso. Luego se acaban las bromas.

  53. Domingo Javier

    En primer lugar, dar las gracias a E.Roberto y otros por compartir sus experiencias … y a Hipólito Ledesma por propiciar el debate ;-)

    ¿Qué harías si eres escéptico, te dieron arcadas cuando viste «¿Y tú qué sabes?» y otras tonterías new age … pero has experimentado en primera persona la precognición en varias ocasiones?

    Si eres pragmático como yo, probablemente dirías: no tengo ni idea de lo que pasa, pero sería un imbécil si lo ignorara.

    Así que no tuve más remedio que aceptarlo y dejarlo en la carpeta de «pendiente» y allí estuvo hasta que supe de las rarezas cuánticas hace unos pocos años, lo que me da la esperanza de que la ciencia logre explicar estas experiencias.

    Gracias a un sueño SUPE que unas horas más tarde, cuando circulara por una carretera arbolada de Tenerife en la que nunca había estado antes, un BMW de color azul nos adelantaría y atropellaría a un peatón que transitaba por la margen izquierda.

    A la mañana siguiente aseguré a mis acompañantes que lo que había soñado iba a suceder y nos pusimos en camino. Después de un buen rato de viaje, y tras dar una curva, les dije «Esta es la carretera de mi sueño» y miré hacia atrás por el retrovisor, hasta ver un vehículo que nos daba alcance. Entonces les dije «Me equivoqué, es un Mercedes verde».

    Agudicé la vista hacia adelante y vi a lo lejos a un peatón que empujaba un motocultor de mano por la margen izquierda, justo cuando el otro vehículo iniciaba el adelantamiento. Como estaba prevenido, puse el indicador izquierdo rápidamente y desistió de la maniobra.

    Los hechos (salvo marca y color del coche) tuvieron lugar tal como los había soñado, como si se tratara de una coreografía ensayada de antemano.

    Encuentro varios elementos inquietantes:

    – al despertar SUPE que lo soñado iba a suceder.
    – lo comuniqué ANTES de que sucediera, asegurando que iba a pasar.
    – identifiqué el tramo de carretera antes de ver al otro vehículo y al peatón.
    – busqué en el retrovisor al otro vehículo.
    – agudicé la vista hasta localizar al peatón.
    – como estaba prevenido, puse el indicador nada más iniciar el adelantamiento.
    – los dos vehículos y el peatón coincidimos en el lugar del espacio y tiempo soñado.

    En otra ocasión, no pude evitar un accidente que había soñado la noche anterior porque, teniendo el cristal alzado, no pude sacar la mano para indicar al conductor del vehículo que provocó el accidente que no iniciara la marcha. En su lugar, hice sonar el claxon 3 veces y el conductor retrasó un par de segundos su salida, alterando la forma en la que se produjo el accidente con respecto a mi sueño.

    No tengo ni idea de cómo pueden suceder estas cosas, pero soy pragmático: cuando tengo estos sueños me los tomo muy en serio, no los cuestiono y aprovecho la información.

    Tengo varias reglas para considerar a un sueño como premonitorio:

    – debe ser un hecho infrecuente o con varios elementos que lo hacen infrecuente.
    – debe suceder al día siguiente (cuanto más tiempo pase, el suceso es más probable)
    – debo identificarlo como premonitorio
    – debo contarlo a alguien antes de que suceda

    Ahora viene la pregunta, ¿cómo diablos puede suceder algo así?

    Agradeceré toda aportación constructiva, incluidas las que demuestren sesgos cognitivos es mis conclusiones.

    NOTA: reconozco que, de no haberme pasado personalmente a mi, me habría negado a aceptar que tal cosa pueda pasar, incluso si quien lo dice es de mi entera confianza. Supongo que me disociaría, creyendo que debe haber una explicación racional.

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